NACIONAL
“¿REFORMA EN INTELIGENCIA?”
Habría planes de una reforma en el área de la Agencia Federal de inteligencia argentina que tendría como seguros asesores a controvertidas agencias extranjeras ¿Reforma o cooptación definitiva?
Por
Javier B. Dal
En lo que hace a la historia del mundo, cada clan, cada pueblo y
luego nación necesito saber que estaba haciendo su rival allá del otro lado de
los límites que los separaban. El espionaje es tan viejo como la misma
prostitución y debe ser porque ambos pertenecen a la intrínseca naturaleza del
hombre. Con el paso del tiempo y con la evolución tecnológica y política de los
pueblos, el “espionaje” se fue acomodando a los momentos y a los enemigos que
cada nación debía sortear.
Desde
la simple observación de los movimientos de una aldea vecina o de territorios
que luego serían conquistados, a la encriptación de textos para ser entregados
en otros reinos, fueron herramientas que pueblos como los babilonios, acadios, los
persas y por supuesto los chinos usaban normalmente para mantener una ventaja
sobre las intensiones de sus enemigos. Precisamente el general chino Tsun Zu en
su libro “Arte de la guerra” puso al espionaje como una de las armas
irrenunciables y preponderantes para prevalecer sobre un enemigo.
En
ese sentido el espionaje como una táctica para la guerra fue evolucionando ya
no solo para los planes de conquista sino más bien, para prevenir agresiones y
amenazas bélicas. No ha habido un solo pueblo y menos aún estados nación que se
hayan abstenido de construir su correspondiente rama del espionaje que con el
devenir del siglo XX, además de ampliar sus implicancias dentro de países
enemigos, adquirió una mayor diversificación y mayor sofisticación en cuanto a
los métodos para operar.
Pero
como todo en este mundo, el paso del tiempo llevó a que esta herramienta fuera
pervertida en cuanto a sus objetivos primigenios. Tras la segunda guerra
mundial las agencias de inteligencia –de EEUU, Gran Bretaña y la URSS- salieron
ampliamente beneficiadas y con la concesión de insondables recursos económicos,
que les concedió un increíble poder tras bambalinas convirtiéndose en grandes entes
burocráticos que extendieron sus
competencias más allá de los objetivos originales.
Argentina
como cualquier otro país tiene y debe tener sus organismos de inteligencia dado
que como un estado nación, le cabe las generales de la ley en un mundo
altamente riesgoso e impredecible. Pero aunque esto surge de un razonamiento
lógico basado en el sentido común, el problema que distorsiona los objetivos de
tan importante área del estado ha sido y sigue siendo la corrupción.
Allá
por 1946 el general Juan Domingo Perón creó por decreto (337/46) la Secretaría
de Coordinación de Información del Estado siendo para la época y para la
historia del país, un adelanto estratégico muy importante pese a las críticas
que los sectores afines a los intereses británicos desplegaron por los medios
periodísticos de la época. Mal o bien fundada, la Secretaría era el primer
esbozo de una incipiente organización inteligente que, en el contexto y
ubicación geográfica del país, la hacían y sigue haciendo imprescindible.
Pero
lamentablemente la inestabilidad política y los continuos contubernios que
sacudieron al país, llevaron a que esta vital área de la vida política del
estado pasara a ser la herramienta de segunda mano para ser empleada como “Task
force” de agencias externas que además de dirigirlas para asuntos de interés
“hemisférico” –como el caso de la CIA, el MI-6 y la DGSE- las penetrarían
y controlarían a gusto con el arma más persuasiva que los hombres no logran
resistir: el dinero.
Más
conocida como la SIDE, fue el organismo civil de inteligencia que hasta hace
apenas dos atrás (2015); debía bregar por la seguridad y los intereses
nacionales.
Actualmente solo parece haber cambiado su denominación (AFI) pero
nada más. Tras los años de plomo en la
década de los setenta y con una clara degeneración institucional en los
ochentas, ése órgano se convirtió poco menos que un mutante, en un enemigo
intimo para los mismos ciudadanos que pudieran llegar a representar una amenaza
a ciertos intereses negros que financian la vida de ciertos círculos políticos,
sociales y hasta podemos decir personales de la Argentina. Dio lugar al
desarrollo de grupúsculos que operaban por su cuenta y ello fue sin dudas, el
síntoma de una metástasis que terminaría por tomar todo el órgano en la era
“menemista”. La extorsión y el chantaje materializado con las “carpetas” de sus
objetivos, hicieron de la SIDE y de quienes se servían de ella, su arma más
temible para las reputaciones de posibles adversarios.
La
muestra trágica de ese “relax” en la seguridad fue sin lugar a dudas los
atentados que se registraron en el país con claros signos de elaboración y
ejecución de inteligencias externas aunque
aún hoy algunos sectores pretendan mostrar lo contrario.
Otra muestra de
su inoperancia –en el sentido puro de sus funciones- fue el saberse que
desde la era menemista la inteligencia militar estadounidense tenía su propia
oficina en el Edificio “Libertador” en plena capital que cabe reconocerlo, fue
expulsada hace algunos años por la ex ministro de defensa Nilda Garré.
Ni
hablemos de las operaciones de la CIA y sus colegas israelíes quienes por sus
ampulosas influencias y el insondable caudal de dineros negros que manejan no
ha sido nada difícil comprarse voluntades locales para sus propios intereses;
en ese sentido como olvidar uno de los ejemplos de éste “cambalache” como fue
el caso del Rodolfo “el loco” Galimberti quien tras haber sido un activo
elemento revolucionario de “Montoneros” en la década de los setentas, termino –al
igual que varios actuales políticos y funcionarios- jugando a favor del
sistema que decía combatir y pactando con la CIA para la cual trabajo hasta su
muerte.
O
que decir de Guillermo Patricio Kelly, personaje controvertido si los hubo en
la política argentina quien con una vida
agitada de intrigas y conversiones mesiánicas paso del nacionalismo peronista
al sionismo , llegó a denunciar a los “Gordon”, una banda armada que pertenecía al riñón de la SIDE y que fue
desarticulada a mediados de los ochentas.
Arribas y Magdalani titulares de la AFI |
Con
el menemismo la SIDE paso a ser definitivamente un colador y su inoperancia
para poder recabar y analizar información de casos complejos como los atentados
a la embajada de Israel en 1992 y la AMIA en 1994 quedo definitivamente
corroborada con la aceptación de las supuestas pistas que la CIA y el Mossad le
sugirieron al entonces jefe de la Secretaría.
De
esa manera la SIDE había abandonado sus objetivos centrales y estaba dedicada a
las tareas sucias que le encomendaban los gobiernos de turno que nunca tuvieron
nada que ver con temas referidos a los intereses estratégicos y/o políticos del
país. Espiar a periodistas, políticos opositores y sujetos que pudieran
plantear un dilema a los intereses de sus empleadores de turno o a sus propios
intereses se convirtió en el pan de cada día.
Recién
tras la muerte dudosa del controvertido fiscal federal Alberto Nisman en
febrero del 2015, el gobierno de Cristina Fernández improviso una solución que
trataría de mostrar ante la opinión pública que se harían cambios profundos en
la conducción y en las actividades de la Secretaria, aunque ellos solo fueran
meramente cosméticos y pasajeros. Con la caricatura de un “solo hombre” –Antonio
Stiusso- como el artífice de todo lo que la SIDE había y dejado de hacer
durante los últimos cuarenta y tres años, el gobierno K trato de desembarazarse
de tan pesada situación con solo cambiarle la denominación al área de inteligencia.
El
último episodio que vuelve aponer en tela de juicio al área, son las sospechas
de corrupción que recaen sobre el nuevo jefe de la AFI Gustavo Arribas, lo que ha
vuelto a desatar un escándalo que pone en el centro de la escena a los
servicios de inteligencia argentinos que han sido denunciados por la diputada
Carrió de actividades de espionaje contra su persona.
Los
actuales cambios telúricos en la política internacional y en especial el que se
está registrando en EEUU, no dejarán lugar para seguir con esta situación que
deja expuesto al país a un injustificable estado de indefensión y permeabilidad
que no solo puede ser aprovechado organizaciones del narcotráfico o el “terrorismo” sino por las mismas
agencias que participan activamente en el desarrollo de éste último fenómeno
que no tiene fronteras.