viernes, 27 de enero de 2017

NACIONAL




“¿REFORMA EN INTELIGENCIA?”

Habría planes de una reforma en el área de la Agencia Federal de inteligencia argentina que tendría como seguros asesores a  controvertidas agencias extranjeras ¿Reforma o cooptación definitiva?






Por Javier B. Dal
En lo que hace a la historia del mundo, cada clan, cada pueblo y luego nación necesito saber que estaba haciendo su rival allá del otro lado de los límites que los separaban. El espionaje es tan viejo como la misma prostitución y debe ser porque ambos pertenecen a la intrínseca naturaleza del hombre. Con el paso del tiempo y con la evolución tecnológica y política de los pueblos, el “espionaje” se fue acomodando a los momentos y a los enemigos que cada nación debía sortear.

Desde la simple observación de los movimientos de una aldea vecina o de territorios que luego serían conquistados, a la encriptación de textos para ser entregados en otros reinos, fueron herramientas que pueblos como los babilonios, acadios, los persas y por supuesto los chinos usaban normalmente para mantener una ventaja sobre las intensiones de sus enemigos. Precisamente el general chino Tsun Zu en su libro “Arte de la guerra” puso al espionaje como una de las armas irrenunciables y preponderantes para prevalecer sobre un enemigo.

En ese sentido el espionaje como una táctica para la guerra fue evolucionando ya no solo para los planes de conquista sino más bien, para prevenir agresiones y amenazas bélicas. No ha habido un solo pueblo y menos aún estados nación que se hayan abstenido de construir su correspondiente rama del espionaje que con el devenir del siglo XX, además de ampliar sus implicancias dentro de países enemigos, adquirió una mayor diversificación y mayor sofisticación en cuanto a los métodos para operar.

Pero como todo en este mundo, el paso del tiempo llevó a que esta herramienta fuera pervertida en cuanto a sus objetivos primigenios. Tras la segunda guerra mundial las agencias de inteligencia –de EEUU, Gran Bretaña y la URSS- salieron ampliamente beneficiadas y con la concesión de insondables recursos económicos, que les concedió un increíble poder tras bambalinas  convirtiéndose en grandes entes burocráticos  que extendieron sus competencias más allá de los objetivos originales.
Argentina como cualquier otro país tiene y debe tener sus organismos de inteligencia dado que como un estado nación, le cabe las generales de la ley en un mundo altamente riesgoso e impredecible. Pero aunque esto surge de un razonamiento lógico basado en el sentido común, el problema que distorsiona los objetivos de tan importante área del estado ha sido y sigue siendo la corrupción.

Allá por 1946 el general Juan Domingo Perón creó por decreto (337/46) la Secretaría de Coordinación de Información del Estado siendo para la época y para la historia del país, un adelanto estratégico muy importante pese a las críticas que los sectores afines a los intereses británicos desplegaron por los medios periodísticos de la época. Mal o bien fundada, la Secretaría era el primer esbozo de una incipiente organización inteligente que, en el contexto y ubicación geográfica del país, la hacían y sigue haciendo imprescindible.

Pero lamentablemente la inestabilidad política y los continuos contubernios que sacudieron al país, llevaron a que esta vital área de la vida política del estado pasara a ser la herramienta de segunda mano para ser empleada como “Task force” de agencias externas que además de dirigirlas para asuntos de interés “hemisférico” –como el caso de la CIA, el MI-6 y la DGSE- las penetrarían y controlarían a gusto con el arma más persuasiva que los hombres no logran resistir: el dinero.

Más conocida como la SIDE, fue el organismo civil de inteligencia que hasta hace apenas dos atrás (2015); debía bregar por la seguridad y los intereses nacionales. 

Actualmente solo parece haber cambiado su denominación (AFI) pero nada más.  Tras los años de plomo en la década de los setenta y con una clara degeneración institucional en los ochentas, ése órgano se convirtió poco menos que un mutante, en un enemigo intimo para los mismos ciudadanos que pudieran llegar a representar una amenaza a ciertos intereses negros que financian la vida de ciertos círculos políticos, sociales y hasta podemos decir personales de la Argentina. Dio lugar al desarrollo de grupúsculos que operaban por su cuenta y ello fue sin dudas, el síntoma de una metástasis que terminaría por tomar todo el órgano en la era “menemista”. La extorsión y el chantaje materializado con las “carpetas” de sus objetivos, hicieron de la SIDE y de quienes se servían de ella, su arma más temible para las reputaciones de posibles adversarios.

La muestra trágica de ese “relax” en la seguridad fue sin lugar a dudas los atentados que se registraron en el país con claros signos de elaboración y ejecución de inteligencias externas aunque  aún hoy algunos sectores pretendan mostrar lo contrario. 

Otra muestra de su inoperancia –en el sentido puro de sus funciones- fue el saberse que desde la era menemista la inteligencia militar estadounidense tenía su propia oficina en el Edificio “Libertador” en plena capital que cabe reconocerlo, fue expulsada hace algunos años por la ex ministro de defensa Nilda Garré.

Ni hablemos de las operaciones de la CIA y sus colegas israelíes quienes por sus ampulosas influencias y el insondable caudal de dineros negros que manejan no ha sido nada difícil comprarse voluntades locales para sus propios intereses; en ese sentido como olvidar uno de los ejemplos de éste “cambalache” como fue el caso del Rodolfo “el loco” Galimberti quien tras haber sido un activo elemento revolucionario de “Montoneros” en la década de los setentas, termino –al igual que varios actuales políticos y funcionarios- jugando a favor del sistema que decía combatir y pactando con la CIA para la cual trabajo hasta su muerte.

O que decir de Guillermo Patricio Kelly, personaje controvertido si los hubo en la política argentina  quien con una vida agitada de intrigas y conversiones mesiánicas paso del nacionalismo peronista al sionismo , llegó a denunciar a los “Gordon”, una banda armada  que pertenecía al riñón de la SIDE y que fue desarticulada a mediados de los ochentas.
Arribas y Magdalani titulares de la AFI

Con el menemismo la SIDE paso a ser definitivamente un colador y su inoperancia para poder recabar y analizar información de casos complejos como los atentados a la embajada de Israel en 1992 y la AMIA en 1994 quedo definitivamente corroborada con la aceptación de las supuestas pistas que la CIA y el Mossad le sugirieron al entonces jefe de la Secretaría.

De esa manera la SIDE había abandonado sus objetivos centrales y estaba dedicada a las tareas sucias que le encomendaban los gobiernos de turno que nunca tuvieron nada que ver con temas referidos a los intereses estratégicos y/o políticos del país. Espiar a periodistas, políticos opositores y sujetos que pudieran plantear un dilema a los intereses de sus empleadores de turno o a sus propios intereses se convirtió en el pan de cada día.

Recién tras la muerte dudosa del controvertido fiscal federal Alberto Nisman en febrero del 2015, el gobierno de Cristina Fernández improviso una solución que trataría de mostrar ante la opinión pública que se harían cambios profundos en la conducción y en las actividades de la Secretaria, aunque ellos solo fueran meramente cosméticos y pasajeros. Con la caricatura de un “solo hombre” –Antonio Stiusso- como el artífice de todo lo que la SIDE había y dejado de hacer durante los últimos cuarenta y tres años, el gobierno K trato de desembarazarse de tan pesada situación con solo cambiarle la denominación al área de inteligencia.

El último episodio que vuelve aponer en tela de juicio al área, son las sospechas de corrupción que recaen sobre el nuevo jefe de la AFI Gustavo Arribas, lo que ha vuelto a desatar un escándalo que pone en el centro de la escena a los servicios de inteligencia argentinos que han sido denunciados por la diputada Carrió de actividades de espionaje contra su persona.

Los actuales cambios telúricos en la política internacional y en especial el que se está registrando en EEUU, no dejarán lugar para seguir con esta situación que deja expuesto al país a un injustificable estado de indefensión y permeabilidad que no solo puede ser aprovechado organizaciones del narcotráfico  o el “terrorismo” sino por las mismas agencias que participan activamente en el desarrollo de éste último fenómeno que no tiene fronteras.



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