INTERNACIONAL
“ISLAM WAR II”
Las primeras medidas de la Casa Blanca parecen orientadas a la separación de comunidades, la segregación de naciones por confesión siendo los principales blancos los musulmanes ¿Prepara Trump una nueva cruzada contra el Islam?
Por
Charles H. Slim
La primera gran guerra lanzada por el ala necon y sus aliados
sionistas en 1991 contra el mundo islámico y contra todos los musulmanes llegó
a su apoteosis con la invasión de Afganistán en 2001 y de Iraq en 2003 que solo
cambio en su intensidad pero no se detuvo con la llegada de Barak Obama a la
Casa Blanca en 2008 que además de extender sus acciones contra poblaciones en
Libia, Pakistán y Yemen, podría decirse
que a partir del 2012 quedo empantanado en Siria con sus frustrados planes de
“balcanizar” al país árabe y a la península arábiga entera.
Ahora
con la llegada a la presidencia de Donald Trump, parece que irá cumpliendo con
cada una de sus promesas, en especial con aquellas que –curiosa y
contradictoriamente- llenan las expectativas del denominado Stablishment
político de EEUU, de Gran Bretaña y por supuesto de Tel Aviv.
Según
algunas encuestas dentro de los EEUU, un tercio de la población apoya las
políticas segregacionistas contra los musulmanes y prácticamente todo el arco
político de los republicanos lo apoyan entusiastamente, entonces ¿Qué diablos
ha cambiado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca?
Por
lo pronto, las primeras acciones de su administración ya esbozan como será la
situación con los musulmanes. Más de cuarenta personas fueron asesinadas en
Yemen por un “exitoso” ataque –según
el mismo Trump- contra supuestos militantes de “Al Qaeda”, algo que jamás
se comprobara. En Quebec, Canadá, un conveniente ataque en el Centro Cultural
Islámico de la ciudad era escenario de un supuesto ataque “islamista” que se
produjo casualmente un día después que el primer ministro Justin Trudeau le
respondiera a Trump que “aquellos que huían de la persecución el terror y la
guerra…serían bienvenidos a Canadá”.
Para
los algunos analistas de la CIA, se había tratado de una casualidad y que ello
era parte de la llamada “guerra civil entre chiitas y sunitas”, un embuste que
en el mundo árabe-islámico además de no ser creíble es inexistente y que fue
implantado por los norteamericanos y muy bien matizado por los medios
anglosajones tras la invasión a Iraq.
Los
musulmanes volverán a ser el centro de las sospechas pero esta vez, no habrá
distinciones entre sunitas o chiitas ya que en la realidad el acendrado odio que
existe en las elites políticas anglosajonas a los árabes en particular y los
musulmanes en general es tan antiguo como la fundación del estado de Israel. No
hay que olvidar que la violencia que occidente llevó al Medio Oriente y al
centro de Asia beneficia ampliamente a
los intereses israelíes quienes ven como muy conveniente que las poblaciones
árabes migren para despejar vastos espacios territoriales que Tel Aviv sin
dudas ambiciona ocupar.
Estas
renovadas políticas segregacionistas que han venido siendo alimentadas por los
medios anglosajones, han sido aplaudidas de pie por las organizaciones
sionistas y ampliamente apoyadas por los lobbies pro-israelies que gravitan en
los asuntos de política exterior de la Casa Blanca.
Pero
si hay una medida que desata la algarabía de Tel Aviv es sin dudas el decreto
firmado por el presidente Donald Trump de “prohibir el ingreso a los ciudadanos
iraníes a los EEUU”, algo que a los ojos del sionismo es una señal de que habrá
seguras oportunidades de lanzar el tan ansiado ataque contra Irán.
Una
clara señal del regreso de una política agresiva y peligrosa para los derechos
humanos de los musulmanes alrededor del mundo se complementa con la designación del nuevo jefe de la CIA,
Mike Pompeo, un ultra conservador perteneciente al nada menos que el “Tea
Party” cuya ideología racista comulga armónicamente con sionistas recalcitrantes
como Ashton Sheldon, Avigdor Lieberman y
el mismo Benjamín Netanyahu.
Ello
no quiere significar que la era Obama haya estado limpia de violaciones a los
derechos humanos y en especial contra los de musulmanes de Afganistán,
Pakistán, Iraq, Yemen y Siria. El hasta hace poco director de la CIA John
Brennan no tuvo ningún escrúpulo en ordenar en dichos países, operaciones de
asesinato utilizando Drones armados controlados a distancia, articular ayudas
encubiertas a los embustes “yihadistas” como “Al Qaeda” y el “Daesh” en Siria o
la de continuar –pese a la orden ejecutiva 13491- con las torturas y las
ejecuciones usando mano de obra tercerizada (http://www.principiamarsupia.com/2014/12/10/12-salvajadas-de-la-cia-en-el-informe-sobre-torturas/).
prisionero iraqui en sesión de interrogación |
En
ese sentido no hay que olvidar que el entonces candidato Trump había afirmado
su apoyo al uso de la tortura coincidiendo con una encuesta realizada por la
ABC NEWS que mostraba que una buena franja de la población estadounidense era
partidaria de estas abominables prácticas. Y qué decir del informe del Senado producido
por el Comité de Inteligencia reflejado en una pobre investigación sobre
Torturas y abusos de unas 5000 páginas que a pesar del número de documentos citados, muchas fuentes aseguraron
que los más importantes y graves habían sido obviados.
Sin lugar
a dudas todo eso solo había sido una gran charada, con la cual el gobierno de
Obama y sus comités del senado tratarían lavarse las manos ante una oleada de
acusaciones y de descredito que llegaban desde los cuatro puntos cardinales.
Incluso actualmente si se buscan los documentos que “presuntamente” se habían
hecho públicos en aquella ocasión, hoy no pueden ser hallados en el servidor
oficial del Congreso de los EEUU (Cfr. Intelligence senate. Gov. https://www.intelligence.senate.gov/study2014/sscistudy1.pdf )
A
todo esto y como corolario, la administración Obama se va dejando un nefasto
record en gasto militar, más cabezas nucleares puestas en servicio, provocación
de miles de muertes y países destruidos por sus intervenciones ¿Cómo pueden
explicarse todas estas crasas contrariedades con aquellas empalagosas promesas
de campaña? Simplemente no se pueden explicar.
Dentro
de este marco social y de la idiosincrasia de los EEUU, no hay que asombrarse
de los políticos que tienen ni menos aún de sus funcionarios de inteligencia y
militares que se han criado bajo una
venenosa educación racista y repleta de engaños. La designación de Trump como presidente y el
gabinete que lo acompaña es la continuidad de una política de odio que nada
bueno puede traer para la paz del mundo.
En
este sentido un jefe de la CIA como Mike Pompeo es el preludio de muchas
arbitrariedades y del incremento de la inseguridad contra los derechos de las
personas no solo estadounidenses, sino también contra cualquiera que además de
no ser cristiana, se manifieste en contra de las repugnantes políticas y sus
criminales resultados.
Calificado
como un “extremista radical cristiano” que considera al Islam como una amenaza
y que es necesaria la guerra entre el Islam y el Cristianismo, ha dejado
entrever que es partidario de prácticas de torturas como el “submarino” tan
usada desde el 2001 por las agencias de inteligencia como los militares contra
sujetos acusados de terrorismo, preferentemente musulmanes.
La
designación de este funcionario con claras tendencias fanáticas, coloca a los
EEUU en el sendero del cual supuestamente Trump había criticado en campaña,
pudiendo desatar una nueva y mucho más
cruenta espiral de violencia, persecución y muerte que opaque las masacres
colectivas que EEUU llevo adelante contra Iraq, Somalia, Afganistán, Libia,
Yemen y Pakistán.
Tal
como suponían muchos, tanto Trump como Pompeo parecen que seguirán el libreto
de la “lucha contra el terrorismo” ignorando el embuste que representa tanto
“Al Qaeda” como el “ISIS” que son, tal como el mismo Trump lo dejo claro en
campaña, dos activos de la CIA para justificar la supuesta amenaza a la
seguridad y permitir las intervenciones en el exterior.
Asimismo,
viendo este panorama, queda en claro que la designación del general James
“perro loco” Mattis no es para nada casual. Con un amplio record de crímenes
contra civiles en Iraq, Mattis es también un empedernido islamofobo que
considera a los musulmanes como un peligro a erradicar.
En
este mismo contexto y de acuerdo a las políticas de ingreso restrictivo a la
Unión, los musulmanes, árabes de países como Libia, Iraq, Somalia o Siria, por
su condición de tales verán prohibida su entrada y solo ser permitiría el
ingreso a aquellos ciudadanos de esos países que acrediten ser cristianos y por supuesto “amen a América” (Globalresearch.ca.
http://www.globalresearch.ca/trump-bans-muslims-from-entering-the-united-states-launches-holy-war-against-radical-islam/5570770 )