EN LA MIRA
“PULSEADA DISCURSIVA”
Pese a los discursos de un Trump que busca el acercamiento a Moscú, la realidad muestra un continuo y amenazante movimiento militar estadounidense en torno a las fronteras de Rusia ¿Quién maneja realmente la Casa Blanca?
Por
Charles H. Slim
Suele ser uno de
los acostumbrados trucos de Washington, tratar de hacer creerle a la opinión
pública que el recambio de los ocupantes en la Casa Blanca significa un “borrón
y cuenta nueva” en los asuntos de la política internacional de la Unión. En
este sentido la llegada de Trump significaría el cambio de dirección en la
lucha contra el terrorismo y supondría el final de las operaciones de “Falsa
bandera” y “Black Ops” que se han montado a lo largo de éstos últimos quince
años contra Iraq y Siria, como forma de sembrar el caos que destruya la
concordia y unidad nacional que aún cohesiona a la República árabe Siria. Lamentablemente nada de eso ocurrirá ya que
hay pruebas claras de que Trump hará lo que el estado profundo está interesado
en continuar.
Las
pruebas sobre las injerencias norteamericanas en Siria han dejado mudos a los
anteriores moradores de la Casa Blanca y hubieron descolocado recurrentemente a
sus conspicuos voceros a quienes no les faltaron ganas de golpear a los
periodistas que se atrevían a plantearles en su cara, las pruebas de esas
“asistencias inexplicables” a las fuerzas del ISIS y la participación de la CIA
con varios grupos armados responsables de varios crimines de guerra.
Demasiado
duro para que los norteamericanos quieran aceptarlo. Pero tal vez sea mucho más
duro para su “estado profundo”, tener que aceptar que fue Rusia y las
inteligentes decisiones de Vladimir Putin
quienes cambiaron la situación de Siria y pusieron un freno real a los
planes de expansión del “Estado Islámico” y de sus colegas “salafistas”
financiados por los estados del Golfo y vergonzosamente apoyados por gobiernos
de la UE. Solo ahí cuando Putin ordenó
el ingreso de sus fuerzas contra los grupos armados que amenazaban con derrocar
a Damasco, los enemigos ocultos que se agazapaban tras bambalinas, solo se
sentaron a mirar, esperando que aquellos “gamusinos” armados hicieran el
trabajo sucio que sus ejércitos no quería hacer.
¿Quiénes
eran esos enemigos ocultos que se estaban beneficiando? Pues no había que hacer
demasiados esfuerzos por determinarlos. Israel, Turquía y Arabia Saudita son –cada
uno por motivos diferentes- los
principales interesados en derrocar al presidente Bashar Al Assad y destrozar a
Siria. En los EEUU los grandes Lobbies
por-israelíes han sido otros de los grandes impulsores de estas campañas contra
el mundo árabe en general y en contra de Siria en particular. Su dinero y sus
conexiones con la elite político-financiera norteamericana y mundial han sido
movilizados desde el primer momento en que se puso en marcha toda la charada de
las mentidas complicidades de Iraq en los ataques del 11/S y las supuestas
armas de destrucción masiva, que luego se extendieron a la denominada Primavera
árabe.
Es
por ello que Donald Trump con sus declaraciones causticas que atacan a sus
principales intereses y que como lo expreso claramente en la campaña “había que
olvidarse del 11/S” en clara alusión a terminar con el falso imaginario creado
a partir de aquellos eventos que solo había traído al país guerras
interminables y la causación de indescriptibles calamidades sobre otras
naciones, no pueden tener más que dos
respuestas: O rectifica sus comentarios o Trump puede desaparecer de la escena
política.
¿Pero
acaso usted cree que eso es una exageración o el comentario de alguien que no
vive siquiera dentro de los EEUU? Pues para que usted quede bien informado, los
ciudadanos norteamericanos hace bastante tiempo que han dejado atrás del “Tabú”
de hablar de la influencia de Israel y de sus grupos de presión en sus asuntos
nacionales y en las consecuencias que ello le ha valido para el país tener que
mandar a sus muchachos a luchar guerras que habían estado pergeniadas por
cerebros israelíes con el apoyo de sus colegas sionistas estadounidenses.
Este
tipo de relación entre este sector oscuro de la política norteamericana y sus
colegas israelíes ultraderechistas ya ha dejado de ser un secreto a voces y hoy
cualquiera puede escuchar en los pasillos de una redacción o en las aulas de
las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos o de cualquier otra en
la Unión Europea, cuales son los papeles que están jugando estos sectores en
toda esta maraña que llaman “la lucha contra el terrorismo” y que no es más,
que un juego siniestro en el que el “creador de estos grupos” –como el ISIS
o AL Qaeda- simulan que los combaten mientras por detrás
les siguen apoyando por los canales negros que manejan para financiarse las
agencias de inteligencia.
Actualmente
y según algunas fuentes, Donald Trump ha dado instrucciones para que la CIA
termine su apoyo a los “rebeldes” sirios sin hacer ningún tipo de distinción
artificiosa como lo hacía la era Obama entre moderados y extremistas.
El dilema que se presenta es, si realmente la CIA y sus colegas obedecerán
estas órdenes ejecutivas.
Igualmente, sea como fuere, este hecho representa un
notable avance para frenar la carrera imperialista que al día de hoy cuenta con
varios millones de muertos en su haber en pos de imponer un diseño
geoestratégico intitulado Medio Oriente ampliado (Red Voltaire.org. “El
secuestro de la Conferencia de Seguridad de Munich”. http://www.voltairenet.org/article195338.html ).
Incluso
podemos ver un notable avance en el estudio y la investigación de esta
detestable trama que se documenta día con día de la mano de esmerados
investigadores independientes que sin el apoyo de ningún ente estatal o de
organizaciones multimillonarias, están produciendo invalorable material
histórico (GLOBALRESEARCH.ca. http://www.globalresearch.ca/the-counter-terrorism-campaign-in-syria-is-fake-dark-state-manipulations-serve-as-barriers-to-peace/5575656 )
Pero
en auxilio de estos valientes investigadores que durante años han arriesgado
sus carreras, sus bienes y por supuesto sus propios cuellos, hoy el
reconocimiento de todo este embuste digitado desde Washington y operado por sus diversos aliados alrededor
del globo, tiene eco en los foros internacionales donde ante la denuncia
explicita de que todo lo que se refiere a la llamada “lucha contra el terrorismo”
es un gran fraude, ha parecido golpear psicológicamente a la clase política
europea que acomodada desde hace 15 años con la farsa de los supuestos ataques
“islamistas” a las Torres gemelas y al Pentágono, sigue prendada de las
directivas de Washington, tal vez, por décadas de complicidad ante tantos y
escandalosos crímenes contra la humanidad. Si Washington les da la espalda ¿a
dónde irían a refugiarse?
Tal
vez el ejemplo más cabal de todo esto haya sido las declaraciones del canciller
ruso Serguei Lavrov el 19 de febrero último en el marco de la Cumbre de
Seguridad en Munich donde sin anestesia y con cruda frontalidad les dijo a los
más de quinientos ministros de la UE y de otros estados presentes que el “mundo
post-occidental” ha llegado a su fin, dejando en claro que la OTAN ha perdido
la partida en sus intensiones de dividir y conquistar, tal como lo había venido
haciendo EEUU en el Medio Oriente durante los últimos 15 años tratando de
destruir los estados árabes laicos a favor de un mosaico de entidades “seudo
islamistas” que claramente beneficiarían al caos perpetuo que a su vez
beneficiaría al estado de Israel (RED VOLTAIRE.org. http://www.voltairenet.org/article195338.html )
Las
declaraciones de Lavrov se conjugaban con las anteriores declaraciones de
Donald Trump que había calificado a la OTAN como obsoleta y que por su
mantenimiento se estaba invirtiendo demasiado dinero, que desde su juicio,
estaba siendo tirado a la basura. Pero detrás de todo esto, hay viejos y
grandes negocios que en forma de “inversiones” o colaboraciones, son colectadas
y dirigidas a financiar precisamente esas operaciones de inestabilidad que en
la historia inmediata hemos visto contra el mundo árabe y que más cerca en el
tiempo vemos como con mucho entusiasmo se dirigen contra Rusia. Ante esto
¿Podrá Donald Trump imponer su voluntad de trabar una buena relación con Rusia
y el mundo o, seguirán manejando la agenda exterior los oscuros sectores del
estado profundo? Y en caso de lograrlo ¿Podrá sobrevivir a los peligros que
ello conlleva?