EN DEBATE
“SIN ESTRATEGIA
A LA VISTA”
Tras el discurso de apertura de las sesiones legislativas del presidente Mauricio Macri ante la cámara de representantes quedo un claro sabor a nada que también parece reflejarse sobre una tambaleante agenda exterior
Pepe Beru
Hace tiempo se viene advirtiendo la falta de una
visión estratégica de los gobiernos argentinos, especialmente en los últimos 25
años hasta esta parte. Macri no parece ser la excepción aunque si hay señalar
que al menos, es coherente con su ideología y se alinea sin tapujos con los
países que tienen una clara agenda geopolítica unilateral para el mundo.
Cuando el viernes 1° de marzo inauguró las sesiones
ordinarias del Congreso, los argentinos solo esperaban alguna buena nueva para
su angustiosa y cada vez más precaria situación económica, pero nada más.
Como
siempre, hay una premura por los asuntos inmediatos y contingentes como son el
bolsillo propio y las ventajas que pueden obtener de prebendas electoralistas
que pueda darles el candidato de oportunidad. Este mismo pueblo parece haber
perdido el discernimiento, cualquier ánimo de lucha y solo espera las dádivas
de quien en las próximas elecciones se encarame –como sea- en la cumbre del poder. Todo ello y al mismo tiempo que
su gobierno, obsecuente colaborador de la agenda exterior de Washington, que creyendo que obtendrá beneficios para su
país, mete las manos en situaciones calientes que traerán consecuencias a
mediano plazo. Al parecer los políticos argentos no han aprendido lo que
sucedió en la era de Menem.
En ese sentido, las alegorías anti iraníes que reflejan
un claro sentir islamofobo, que buscan
sembrar en el colectivo nacional la idea de que la República Islámica de Irán
fue el autor de aquellos atentados en Buenos Aires, que sin pruebas ciertas que
las avalen –siguiendo la misma argucia
contra Iraq-, representan una obsecuencia maliciosa hacia la dirigencia
política de la comunidad judía local (y por ende a la embajada de Israel) y a
la vez una afrenta que solo tiene sustento en los argumentos fabricados por las
agencias de inteligencia estadounidenses e israelíes.
Sin lugar a dudas de que este discurso, ciertamente
encendido (por una claro estado de impotencia) en medio de un recinto hostil,
no dejo de ser el vehículo para sostener su compromiso con los intereses de
Washington y Tel Aviv tendientes a seguir con los intentos de inculpar a Irán
por los atentados de 1992 y 1994, algo que, como lo hemos dicho antes, una
parte de la misma comunidad judía local no se cree.
Sin dudas que cuando se conocieron los fallos por el
juicio de encubrimiento del atentado de la AMIA donde se sobreseyeron a
personajes como el presidente Carlos Saúl Menem y al ex dirigente de la DAIA Rubén
Beraja, a muchos argentinos –incluidos a
familiares de víctimas del atentado- les devino una gran decepción y
renovado descreimiento por la labor de una justicia que con los últimos
acontecimientos había venido revelando el estado de podredumbre en que se
encuentra.
Cuando hace poco alguien dijo “algo huele horrible
en Comodoro Py” (sede de la justicia federal), no solo lo decía por el
nauseabundo hedor del rebalse de las cámaras sépticas del subsuelo del edificio
sino también, por la insostenible y vomitiva realidad de arreglos y
contubernios políticos que allí se tejen.
Y motivos no les falta a los argentinos para tener
esa percepción. Con la archimanoseada causa de los atentados tratando se
incrustar un conveniente culpable a gusto de los intereses geopolíticos de
administraciones foráneas, hasta las arbitrarias detenciones de dos chicos
musulmanes por el solo motivo de tener raíces árabes ( El caso de los hermanos
Salomon), demuestra el grado de tendenciosidad y prejuicio que infecta las
instituciones.
Continuando con esto vemos como desde la opereta de
Nisman (supuestamente asesinado) pasando por el hundimiento del submarino “ARA
San Juan” (cubierto de un sospechoso secretismo), los escándalos sobre aprietes y coimas que
involucran a un agente del Departamento de Estado norteamericano llamado
Marcelo D´Alesio (que arrastra consigo a una larga lista de periodistas del
medio) y al fiscal Stornelli que investiga la causa “Cuadernos” que gracias a
este desliz puede llegar a desmoronar todo lo actuado, al ver el sobreseimiento
de aquellos personeros oscuros de los noventas, nadie puede creer que haya algo
serio en todo esto.
Pese a lo escandaloso que aquellos casos y personas
revela al conocimiento público, los habitantes argentinos siguen con su apatía
y pendientes de quien puede llegar a mejorarles la cuota del día.
Para peor, ello ha servido a los propósitos electoralistas
de la ex presidente CFK quien subiéndose convenientemente a este oportuno tren,
y a un pedestal autogenerado, aprovecho estas inconsecuencias políticas para
nutrir su gastado discurso populista. Igualmente esto es solo una máscara y
nada más. No olvidemos que esta misma presidenta mantuvo un estado de letargo y
ambigüedades el tema de los ataques terroristas caracterizadas por no hacer
nada para esclarecer los hechos y ni hablar sobre cortar con las injerencias de
las embajadas de EEUU e Israel dentro de éstas causas.
Quedaba claro que solo
era una impostación “seudo revolucionaria”, una actuación para la “gilada” –como se dice por estos lugares- y nada más. Haberse puesto en la tarea real y
comprometida de hacer valer la soberanía nacional en todos los aspectos de la
vida política, hubiera implicado riesgos demasiado altos para su egoísta agenda
política de saqueo personal.
La corrupción que destaco su gestión es proporcional
a su mediocridad en política exterior solo basada en discursos ampulosos pero
sin hechos concretos tendientes a crear una realidad política alternativa como
la bolivariana en Venezuela o sí se quiere más pretensiosa, como la rusa. Si verdaderamente hubiera pensado en
posicionar a la Argentina en otro carril dentro del concierto internacional, estructurándola
como una potencia emergente o al menos con intensión de proponérselo ¿Por qué
no ahondo relaciones con Rusia y China? ¿Quiénes marcan los límites reales de
la Casa Rosada?
En la vereda de enfrente vemos a Mauricio Macri y
sus seguidores. Tras su ponencia ante el Congreso, Macri sin haber escarmentado
tras el fracaso intento de golpe de estado del 23 de febrero recibió al
político golpista Juan Guaidó en su residencia de Olivos lo que dejo en claro
cuales el alineamiento de la Casa Rosada con el tema de Venezuela. Cuando se
observa la composición política del gobierno de Cambiemos pero en particular del
PRO, cualquiera cae en cuentas de que hay una clara línea ideológica que,
pasando por la embajada en Buenos Aires, conduce directamente a Tel Aviv que
explica con señera claridad del “por qué” muchas situaciones son muy bien
calladas a la opinión pública local que, aunque costumbristamente abúlica y
conformista, no debe tener jamás un profundo conocimiento.
Un caso de aquello es la incursión de grupos de
israelíes que exploran la Patagonia y que ya ha dejado de ser el mito que los
medios y sus periodistas a sueldo habían desdeñado con tajante incredulidad. Crease
que de haber merodeando “mochileros iraníes” o con apariencia y rasgos árabes
(semíticos), todos estos sectores crearían un revuelo mediático ensordecedor,
alertando a la opinión pública de un peligro inminente y pondrían todos sus
esfuerzos por determinar cuáles son sus propósitos. En fin, para quienes creían
que verían algún cambio en la ruta estratégica de este gobierno, relájense,
nada ha cambiado y todo seguirá igual.