lunes, 11 de marzo de 2019



EN LA MIRA        




“TIERRA DE NADIE ARGENTINO”

El escándalo por el pedido de coimas por parte de altos funcionarios de la justicia y agentes al servicio del gobierno argentino a empresarios privados trata de ser silenciado para que no salgan a la luz otras inconvenientes incumbencias externas


Por Pepe Beru
Una novela tragicómica se está desarrollando en el Cono sur y más precisamente en la república Argentina, si es que le queda algo de esa res publicae que sus políticos se jactan de defender. Hay una compulsa que recién ha comenzado y es nada menos, que la revelación de algo que ya venía ocurriendo desde hace décadas y que se refiere a una lucha entre mafias enquistadas en los más altos niveles del estado argentino que -no era de extrañar- responden a intereses ajenos al interés público nacional.

Hay en este contexto, una lucha de poder entre facciones políticas que responden cada una por su lado, a intereses contrapuestos que gravitan y rivalizan por acceder al poder en las próximas elecciones. Y no hay dudas de que ella se origina en la descomposición de la administración de justicia federal y del aparato de inteligencia (ex SIDE) que ya desmantelada en épocas de Menem, sufrió las últimas purgas con el gobierno Kirchnerista para terminar con el ascenso de Cambiemos, en un colador definitivamente controlado por las agencias predilectas del presidente Macri.

Ello propicio el movimiento y la libre operatividad de las agencias estadounidenses e israelíes en asuntos internos de la nación llegando a operar dentro de las fuerzas policiales federales y provinciales. Para algunos, la causa de los cuadernos es uno de esos asuntos internos y es ahí donde comienza parte de esta tragedia.

El centro de la novela pasa por un protagonista central y ese es el abogado Marcelo D´Alessio, un supuesto abogado experto en narcotráfico y seguridad empleado por el Ministerio de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich, que tras haber sido pillado en grabaciones indiscretas y tras un aparatoso allanamiento en sus oficinas termino detenido implicando subsiguientemente a reconocidos periodistas, funcionarios del gobierno y destapando las archiconocidas interferencia de las embajadas de EEUU y de Israel en los asuntos   políticos internos de la nación.

Al parecer este supuesto experto no era tal sino más bien, un agente encubierto de la inteligencia norteamericana con estrechos nexos israelíes operando dentro del país. Con esto, la cercanía a la ministra Bullrich no es casual. El origen de D´Alessio expone la íntima conexión existente con la familia Macri y por supuesto su gobierno. En sus actividades contaba con la asistencia de una serie de periodistas –los cuales deben estar en la nómina de pago de estas agencias-  y de la colaboración del gobierno nacional argentino que recordemos, mantiene una afinidad ideológica cercana con el poder neoconservador estadounidense y el sionismo que actúa descaradamente y desde hace mucho tiempo desde la embajada de Israel en Buenos Aires. 

A todo ello hay que agregar la presunta complicidad del fiscal federal Carlos Stornelli y del periodista capitalino Alejandro Fantino en los negocios sucios de recaudación mediante el pedido de coimas que llevaban adelante contra empresarios privados.  Esto ha creado un ambiente enrarecido en donde las acusaciones cruzadas y los descargos surcan el espectro político y comunicacional tratando de evitar quedar manchados por una verdad que a la altura de las circunstancias no puede ocultarse. Argentina parece haberse convertido en el campo de batalla de mafias que operan para –y por-agencias externas.

En esta compulsa entran algunos sectores de la inteligencia nacional, funcionarios públicos y claro, periodistas. Pero quien se ve más complicado en toda esta trama es el periodista Daniel Santoro quien según algunos, puede llegar a ser detenido lo que levantado una polvareda entre parte del gremio que ha salido a cubrirlo.

Más allá de los argumentos tendientes a descalificar estas pesquisas que varios periodistas de algunos medios claramente alineados a la ideología del gobierno y en especial con los intereses foráneos detrás de aquel, hay al parecer sustancia bastante como para que ello haya despertad la curiosidad de la Cámara de diputados de la nación para qué y más precisamente desde la Comisión de Libertad de Expresión, se convoque al juez a cargo de las investigaciones (el juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla) quien expondrá en una audiencia a desarrollarse el 13 y 14 de marzo del corriente, los entretelones y las implicancias del funcionario judicial Carlos Stornelli y sus conexiones con altos estratos del gobierno de Cambiemos en la red de espionaje ilegal.

Esto a su vez pone sobre el tapete una realidad subterránea que preocupa y mucho desde larga data, o así debería de haberlo tenido en cuenta el mismo gobierno argentino que con ello demuestra, la total vulneración de la seguridad nacional que por lo visto se halla en manos de otras agencias externas que no son precisamente aliadas de los intereses del país ¿Se acuerdan de la extraña muerte de la mediática Natacha Jaitt? En el allanamiento del estudio de D´Alessio se halló entre muchos otros, un archivo titulado “Operación Jaitt”. No olviden que ella unos meses antes, en un conocido programa de la noche, denunció un entramado de pederastia, drogas y el involucramiento de servicios de inteligencia a los cuales, ella habría prestado apoyo.

Las revelaciones de Jaitt incomodaron tanto a los comensales de aquella mesa, que la misma presentadora –históricamente acomodaticia al poder de turno- prácticamente se arrodillo implorando clemencia por lo ocurrido ¿Pero a quiénes rogaba por su perdón? Aunque la muerte de Jaitt no sorprende en el submundo en el que se movía –que se vincula a los círculos de los servicios-, el modo de concretarla no parece tener una explicación y ello podría deberse –más allá de su promiscua vida- a que ella pudo ser envenenada por una sofisticada sustancia química utilizada –en varias oportunidades-por una agencia de inteligencia en particular –y no precisamente argentina- que se caracteriza por asesinar de este modo sin dejar rastros.

Es por ello que todo lo relacionado con esta muerte, pasa por el lado morboso y mediático sin que se analice éste negro bajo fondo que lo rodea.

Ello a su vez lleva a preguntarse ¿Quiénes manejan el aparato de inteligencia del estado argentino? Las pistas son inequívocas y ello ha desatado un escándalo de proporciones que deja al gobierno argentino en un sitial muy difícil de sostener, justamente en momentos que la economía toma caminos muy complejos  con una escalada del dólar –que solo es el prolegómeno de lo que vendrá- agudizando la situación socio económica de una población abúlica y ciclotímica que ya parece harta de las promesas incumplidas de Cambiemos y sus aliados radicales. En este sentido, algunos personeros del anterior gobierno ya están proponiendo disolver la AFI como si ello fuera el remedio para sanear el verdadero estado de “desinteligencia interior” existente.

Igualmente existe una franja de personas dentro de la población que se halla muy al tanto de estos entuertos geopolíticos y no se tragara con facilidad propuestas tan altisonantes. Desde hace unos años hasta esta parte, el interés por este tipo de temas –anteriormente rehuidos por los medios y nada atrayentes para el argentino medio- ha ido creciendo gracias  a esclarecedoras exposiciones y producción de material referente de autores como Adrián Salbuchi, Carlos Escudé y Pedro Brieger, que cada uno desde sus posiciones ideológicas, han aportado y siguen aportando al conocimiento de esta ineludible realidad internacional.

Como el saber es poder, el gobierno reaccionó inmediatamente y desde varios frentes se pusieron en marcha maniobras distractivas para desviar la atención de la opinión pública.  Para tratar de frenar el escandalo no tardó en reaccionar “Lilita” Carrió quien con su consabido lenguaje seudo místico (señeramente sionista), señaló que se trataba de una maniobra –supuestamente de los Kirchneristas- para embarrar la cancha por las investigaciones de los cuadernos. Ello es posible, pero eso no basta para tapar esta ratonera.

El problema se centra en la figura de aquel seudo abogado, quien al parecer en el allanamiento se le encontró, además de abundante material documental, sofisticado armamento de procedencia israelí y estadounidense que claramente, no está a la mano de cualquiera. Cómo mínimo ello señalaría la existencia de una conexión con la misma agencia de inteligencia israelí “Mossad” o de alguna de sus células locales compuestas por Sayan dedicadas a las actividades de espionaje y sabotaje dentro de países objetivo.  Si este seudo abogado se hallaba dotado de estos elementos y operando con la notoria impunidad –gracias al apoyo del gobierno- en la que quedo en evidencia, refleja la actividad ilegal de agencias de inteligencia extranjeras vulnerando ilegalmente la soberanía territorial y política del estado argentino. Entonces habrá que preguntarse ¿Quién autorizó a D´Alessio a tender redes de informantes?  y de ser cierto, ¿Ello confirma su pertenencia a agencias como el Mossad israelí?; y esto fuera cierto ¿Qué es lo que están haciendo los israelíes en Argentina?

miércoles, 6 de marzo de 2019


EN LA MIRA




“PASAR AL PLAN B”

El fracaso por derrocar al legitimo gobierno venezolano ha obligado a Washington y sus arietes a pasar a una nueva peligrosa etapa ¿Primara la legalidad internacional?



Por Charles H. Slim
Alguien en el Pentágono en medio de una reunión para tratar el “asunto Venezuela” tras el fracaso del “23F”  murmuró, “debemos pasar al plan B” como un claro indicio que todo está muy bien pensado para desbancar a Nicolás Maduro y disolver definitivamente a la revolución bolivariana. Sus principales mentores de ello son el asesor de seguridad nacional John Bolton y el especialista en operaciones subversivas el sionista Elliott Abrams. Una vez más, la intromisión ilegítima de la política exterior norteamericana se pone en marcha para alterar las realidades de otras soberanías sin considerar los daños que ello conlleva.
Más allá de las repetidas excusas que plantean los partidarios de la política de Washington, entre ellos el gobierno argentino, no parecen advertir que su impulsión, además de no tener nada de democráticas, son llevadas adelante mediante procederes criminales y que –como los hemos visto en Iraq, Libia y Siria- son a expensas de mucho sufrimiento y muerte.

A la par de ello, da pábulo de risas (y de preocupación) los esfuerzos de algunos medios argentinos tratando de presentar a Juan Guaidó –un elemento reclutado por la CIA- como un “presidente” legítimo y hasta diríamos, rodeado de una mística heroica que ni ellos mismos se creen. En su discursiva seudo analítica cargada de propaganda con rumores nunca chequeados, se hallan ausentes los conceptos de la “no injerencia” y el “respeto a la ley internacional”, obviando claro las amenazas del senador estadounidense Marco Rubio y el intento de asesinato perpetrado contra Maduro unos meses antes, siguiendo las mismas tácticas manipuladoras de sus colegas anglosajones.  Hay en estos sectores del periodismo argento, un notorio sesgo neoconservador que se alinea muy bien con el neoconservadurismo estadounidense –aunque ellos se autodenominen como liberales-  que apoya e impulsa, junto al sionismo, la desestabilización y el fraccionamiento de estados soberanos. Todo esto claro, por cuestiones de negocios y nada más. Aquí en Venezuela el botín es el petróleo, el oro y el control geoestratégico de la cuenca del Orinoco.

Afortunadamente durante el transcurso de los últimos 25 años hasta esta parte las cosas han cambiado bastante y ya no se le puede vender a la opinión pública cualquier embuste editorial. Hoy día y en especial los jóvenes vienen con un sentido crítico y agudo que al revisar la historia contemporánea pueden advertir en situaciones como la vista en torno a Venezuela, ya fueron impulsadas con metodologías similares en otras latitudes por los mismos que actualmente fomentan la intervención.

La mecánica es la misma. No hay diferencia en su implementación salvo, por los matices de los países que son objeto de estas “intervenciones democráticas”. Y más allá de los verdaderos objetivos que estas agresiones esconden, es el proceder lo que identifica, la ilegalidad conspirativa de quienes planifican, participan y ejecutan este tipo de situaciones.  

Por estos momentos, oscuros planes se tejen para el país caribeño tras el fracaso de político-mediático del arribista Juan Guaidó, quien se halla de gira en busca de apoyo para dar solidez a lo que ya no puede ocultarse y ello es, una invasión a Venezuela.  Informes de testigos en las zonas fronterizas, especialmente con Colombia dan la pauta de todo esto. Fuerzas especiales estadounidenses  se hallan en plenas operaciones en los bordes del lado colombiano y seguramente también brasilero, sin descartar para nada la participación de fuerzas especiales británicas –y muy probablemente de otros aliados- llegadas secretamente a Guayana.
Bolton & Abrams

Ahora bien. Estos son los directores y coordinadores de las posibles acciones a desplegar sobre Venezuela pero se hace imperioso utilizar un frente armado de origen latino para darle un pretendido aire de legitimidad a la incursión militar que se plantea. En resumidas cuentas, tal como lo hicieron en el norte de África se requiere de “carne de cañón” local  para allanar el camino a los estadounidenses hasta Caracas. En ese plan ya vienen trabajando desde hace años los militares y la inteligencia estadounidense.

Como EEUU no puede arriesgarse a una guerra como la de Iraq, buscara artimañas para crear una situación conflictiva entre Colombia y Venezuela o incluso también con Brasil a los fines de argumentar ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el justificativo de la agresión a los fines de buscar una resolución que les permita encabezar una “Coalición” –como lo confeso el mismo John Bolton- enmarcada en el capítulo VII de la Carta orgánica. En este sentido, algunos en la Casa Rosada estrechamente relacionados con Washington ya especulan que Mauricio Macri participaría con gusto en este plan aportando personal militar del ejército argentino.
Además como lo señalan algunos analistas, una invasión clásica es improbable, por lo cual es seguro de que no se usaran tanques pesados como los “Abrahms” ni vehículos anfibios que desembarquen tropas y vehículos en las playas caribeñas. El riesgo es muy alto para este tipo de despliegue. 
Los movimientos navales que realiza EEUU en el litoral marítimo venezolano y sus ejercicios con aviones embarcados en el portaaviones “USS Abraham Lincoln”  son claramente una maniobra de distracción para mantener la atención fuera de la vista de las verdaderas puertas de ingreso que son nada menos que por la selva. Es en este sentido que los tres peligros para integridad de Venezuela están precisamente en Colombia, Brasil y Guyana.

Sin dudas que el río Orinoco es una ruta (aunque muy intrincada) de acceso estratégico para adentrarse sigilosamente al centro del país y está claro que las fuerzas especiales estadounidenses y de sus colegas encubiertos pueden llegar a usarla para infiltrarse y anular algunos puntos militares estratégicos como ser centrales de energía eléctrica, comunicaciones y en especial, sistemas de defensa antiaérea de origen ruso y chino camuflados entre la selva. Esto a su vez representaría una “bolsa de novedades” o más bien una “caja de sorpresas” que traería a mal traer a los intrusos y es que, las características de la selva amazónica con el aditamento de la presencia de posibles unidades especiales rusas, propicia un escenario muy difícil de sortear.

Es por ello que se requiere de la colaboración de conocedores y lugareños del territorio venezolano para que orienten a las fuerzas especiales y a sus unidades irregulares compuestas por mercenarios y desertores venezolanos –seguramente financiadas con el dinero robado a las cuentas bancarias de Venezuela-, que sin lugar a dudas se vienen adiestrando –mucho antes de que Guaidó saliera a la luz- en campamentos clandestinos en las selvas de Colombia y seguramente en alguno oculto en la espesura selvática del Brasil. Lo llamativo de todo esto había sido la pasividad de la OEA o más bien su notorio silencio ante todas estas maniobras que claramente –como los falsos positivos del 23 de febrero- constituyen preparativos para acciones agresivas (que violan los preceptos de la Carta orgánica de la ONU) que ya han venido llevándose a cabo de forma encubierta por potencias extranjeras bien identificadas y que denunciadas continuamente por Caracas, cayeron en saco roto.

Sin lugar a dudas que el apoyo político y diplomático de Rusia da un marco superlativamente diferente al que debió afrontar Iraq en 2003 y Libia en 2010, estando Moscú actualmente en mejor posición al momento de la agresión contra Siria. En este sentido el Kremlin ha sentado claramente su posición y ha dejado en claro que no tolerara los juegos de cambio de régimen, demostrando en el concierto internacional y ante el foro de Naciones Unidas que no será fácil para EEUU, maniobrar con argucias para obtener resoluciones a gusto de sus pretensiones.

lunes, 4 de marzo de 2019



VETERANOS DE AYER



“SIN MANDATO”

Tres pautas técnico históricas del por qué no hubo un mandato de paz tras la crisis del Golfo Pérsico 1990-1991



Por Charles H. Slim
Hace unas semanas que había recibido la contestación de un mail enviado por finales del año pasado a un abogado que desde hace un tiempo se halla en la investigación de las circunstancias que llevaron a la intervención de la Argentina en la crisis y guerra del Golfo Pérsico desarrolladas entre 1990 y 1991. Según me ha escrito, hoy se halla embarcado en un proceso judicial que ha iniciado a instancias por dilucidar la situación de uno de los por entonces tripulantes del destructor “ARA Alte. Brown”.  Puntualmente su trabajo se centra en determinar cuáles fueron las implicancias de la participación armada de la misión naval argentina destinada el 25 de septiembre de 1990 –apenas comenzada la crisis un mes antes- a la zona de operaciones situada en el Golfo Pérsico.

Según me comenta en un extenso texto plagado de citas legales y documentales de carácter histórico, los argumentos gubernamentales para renegar de la situación de aquella misión son claramente lábiles y es una cuestión de la voluntad de los mismos participes para que ellos (esos argumentos) caigan en favor de sus derechos al debido reconocimiento que han venido según su punto de vista, siendo injustamente negados durante ya casi treinta años.

Según se explaya éste, los antecedentes facticos que describen la ubicación, rutas y tareas de las dotaciones navales en aquellos momentos son contestes a un estado de “pre guerra” –termino muy usado actualmente en el derecho Internacional Público-, incluso en momentos previos a desatarse el conflicto. Estaba claro que la situación se iba deteriorando en forma consecutiva y terminaría en una conflagración armada. Ante esto, el gobierno del entonces presidente Carlos Menem advertidos de esta situación y del vacío legislativo para que dos de sus buques de guerra partieran y permanecieran operando en aguas internacionales en vísperas de un posible estallido armado, creo una serie de discusiones entre sus asesores que a la vista de los hechos y la historia, malinterpretaron el alcance de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, haciéndoles creer que con ellas bastarían para justificar su presencia.

La primera pauta que nos marca para entender por qué esta participación no fue una “misión de paz”, está dada por el simple motivo de que el Consejo de Seguridad nunca expidió ningún mandato como instrumento jurídico que obligara en el marco de la organización, a que Argentina aportara ayuda para separar a los contendores (que dicho sea de paso, no se habían trabado en lucha hasta el 17 de enero de 1991).  Como acto jurídico, el mandato no surge en forma explícita de la Carta orgánica y más bien subyace del entendimiento que haga el Consejo de Seguridad de cada situación particular que se presente.  En este sentido, las interpretaciones que hacen sus miembros tienen un apoyo en el entendimiento armónico del Capítulo VI (arreglo de controversias), VII (intervención posterior al conflicto)  y VIII (participación de entidades no estatales) del cuerpo orgánico sin dejar de señalar que, sus determinaciones adolecen de un fuerte contenido subjetivo en la articulación de sus decisiones finales.  Teniendo a la vista esta estructura legislativa que sirve para fundamentar  un mandato, queda muy en claro que el gobierno argentino de entonces no recibió de Naciones Unidas la orden de intervenir.  Lo que sí hizo el gobierno de su país fue, ante pedido expreso y por cancillería, de prestar –ante la formal solicitud- su colaboración para ayudar al Reino de Kuwait, en el marco de las resoluciones que se recuerdan, no son vinculantes (no obligatorias).
Lancha argentina de la misión ONUCA

Una de esas resoluciones es la 678 sancionada el 29 de noviembre de 1990 por la cual se “autorizó a los Estados miembros a que utilizaran todos los medios necesarios” para conseguir la “liberación de Kuwait”. Como se lee, una redacción bastante abierta que dejó al antojo de los interpretes  de los gobiernos que protagonizaron la decisión política de intervenir en la crisis, entender lo que más les conviniera y así por ejemplo extendieron su interpretación para más tarde fundar la resolución 1441 para justificar la irreverente invasión del 2003.  Como puede verse, no hubo en esta resolución ni en ninguna de las sancionadas en el período previo a desatarse el conflicto (el 16 de enero de 1991), mandatos o el establecimiento expreso de una misión de paz dado que (por una cuestión lógica), para ello debería primero haberse desatado una guerra y luego allí, remitir un contingente bajo bandera de Naciones Unidas para separar a las partes. En el caso de la crisis que surgió de la entrada de Iraq a territorio kuwaití, no hubo posibilidad de llegar a establecer dicho mecanismo ya que en apenas unas horas, las fuerzas iraquíes tomaron el emirato y simplemente los kuwaitíes habían desaparecido por lo cual, no había a quien separar.

De allí vamos a la segunda pauta. En este sentido el profesional nos recuerda que, desde el momento que la misión naval argentina llego a la zona, paso a ser parte de la primera fase de las operaciones de custodia y defensa del litoral marítimo de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos denominada “Escudo del Desierto”, enmarcadas en el temor de que Iraq lanzara una ofensiva para extenderse hacia el sur. La misma se desarrolló dentro de un área que se denominó “Teatro de Operaciones” comandada por las Fuerzas Armadas de los EEUU en todo lo que respectaba a las operaciones aéreas y marítimas  y las de Arabia Saudita y otros países árabes e islámicos en lo referente a las operaciones de tierra (esto obviamente hasta el comienzo de la segunda fase). En ningún momento hubo oficiales o representantes u observadores de Naciones Unidas en ese lugar simplemente, porque dicha organización no participaba en las operaciones.

Ahora bien, es aquí donde nos señala tres pautas para determinar cabalmente por qué no existió un mandato. Primero que todo, la zarpada de la misión naval compuesta por un destructor (ARA Ate. Brown) y una corbeta (ARA Spiro) lo hicieron con su equipamiento de guerra completo e incluso, fueron reabastecidos de pertrechos en el camino. En este sentido nos recuerda, que de haber existido un mandato de la ONU –como recurrentemente alegaban desde su gobierno- esos busques no habrían podido salir y participar con esas características operativas sin cumplir con los requisitos básicos que una misión de paz requiere.
Lancha argentina de la misión ONUCA

En la etapa de la crisis del Golfo que temporalmente abarco desde el 2 de agosto de 1990  hasta el 16 de enero de 1991, hubo un estado  “pre-bélico” y el objetivo trazado para las naciones que se unirían a la convocatoria de formar una “Coalición multinacional”, estaba en formar parte de una planificación militar destinada primeramente a  doblegar al adversario que estaba representado en la república árabe de Iraq. En este sentido, durante toda esa etapa y bajo la denominación clave “Operación Escudo del Desierto” se comenzaron a implementar las primeras medidas hostiles que fueron increyendo a medida que iba pasando el tiempo. Una de ellas fue el bloqueo de los puertos y rutas comerciales iraquíes, actividad que la misión argentina cumplió con destacado mérito junto a la armada de otros treinta un países.

En este sentido, indica que según la estrategia trazada por el entonces Comando Central de Operaciones USCENTCOM y sus respectivos comandos NAVCENT y CENTAF encabezado por los EEUU, era –entre una larga lista de objetivos- estrangular la capacidad de abastecimiento y sostén económico comercial de Iraq, objetivo que como se pudo comprobar se cumplió exitosamente.

Como nos señala, en todo este despliegue y de los antecedentes fácticos que se recopilan de aquellas operaciones militares, no se halla un solo rastro de la participación de Naciones Unidas, requisito mínimo para pretender la existencia de un presumido mandato.

Para dejar en claro ello pasa a darnos la tercera pauta, exponiendo un evento que sucedió casi al mismo tiempo de esta crisis y en el cual la Argentina participaba bajo los auspicios de Naciones Unidas en cumplimiento sí, de un mandato de paz que se dio en el Golfo de Fonseca situado en centro América (ONUCA). En este caso, dos lanchas patrulleras argentinas clase “Dabur” (de origen israelí), con una reducida tripulación fueron remitidas entre 1990 a 1992 a la zona de conflicto en misión de mantenimiento de paz con el fin de separar a los contendientes y evitar nuevos choques armados.  
Para llevar adelante esta misión y como requisitos de dicha determinación las lanchas fueron desprovistas de su armamento, pintadas de blanco con la leyenda “Naciones Unidas” en sus cascos  y solo tenían como misión el patrullaje y control visual ante posibles incursiones de las facciones guerrilleras que operaban en la zona.

Otro dato importante que señala es que ambas lanchas enarbolaban en sus operaciones la bandera de Naciones Unidas y sus dotaciones cambiaron sus gorras con insignia de la prefectura naval argentina por las conocidas boinas azules, color representativo de la organización internacional.

Por el contrario en la caso de la “crisis” y posterior “guerra” en el Golfo Pérsico, nada de ello ocurrió. No hubo desarme de los buques, ni retiro de las insignias de guerra, ni cambios en la indumentaria de los tripulantes de ambos navíos, ni la presencia de algún observador de la organización internacional a bordo de alguno de los buques y mucho menos, el arriado de la bandera de guerra nacional por la de Naciones Unidas. Por el contrario, los tripulantes de las naves apenas salieron rumbo al Medio Oriente y durante toda la travesía, se ocuparon en tareas de adiestramiento para el combate, pruebas de tiro y de preparación de los diversos armamentos a bordo.

Estas notables diferencias que resaltan a las claras aún para el lego en el conocimiento de la extensa legislación internacional,  marcan  notables pautas jurídicas que vienen a informar y a identificar con una clara precisión, cuáles fueron las reales incumbencias y proporción de la intervención de la misión naval argentina en aquellas particulares circunstancias que no hay que perder de vista, culminaron con una catastrófica guerra y de la cual ésta misión naval, participó activamente.

domingo, 3 de marzo de 2019


EN DEBATE



“SIN ESTRATEGIA A LA VISTA”

Tras el discurso de apertura de las sesiones legislativas del presidente Mauricio Macri ante la cámara de representantes quedo un claro sabor a nada que también parece reflejarse sobre una  tambaleante agenda exterior



Pepe Beru
Hace tiempo se viene advirtiendo la falta de una visión estratégica de los gobiernos argentinos, especialmente en los últimos 25 años hasta esta parte. Macri no parece ser la excepción aunque si hay señalar que al menos, es coherente con su ideología y se alinea sin tapujos con los países que tienen una clara agenda geopolítica unilateral para el mundo.

Cuando el viernes 1° de marzo inauguró las sesiones ordinarias del Congreso, los argentinos solo esperaban alguna buena nueva para su angustiosa y cada vez más precaria situación económica, pero nada más. 
Como siempre, hay una premura por los asuntos inmediatos y contingentes como son el bolsillo propio y las ventajas que pueden obtener de prebendas electoralistas que pueda darles el candidato de oportunidad. Este mismo pueblo parece haber perdido el discernimiento, cualquier ánimo de lucha y solo espera las dádivas de quien en las próximas elecciones se encarame –como sea- en la cumbre del poder. Todo ello y al mismo tiempo que su gobierno, obsecuente colaborador de la agenda exterior de Washington,  que creyendo que obtendrá beneficios para su país, mete las manos en situaciones calientes que traerán consecuencias a mediano plazo. Al parecer los políticos argentos no han aprendido lo que sucedió en la era de Menem.

En ese sentido, las alegorías anti iraníes que reflejan un claro sentir islamofobo,  que buscan sembrar en el colectivo nacional la idea de que la República Islámica de Irán fue el autor de aquellos atentados en Buenos Aires, que sin pruebas ciertas que las avalen –siguiendo la misma argucia contra Iraq-, representan una obsecuencia maliciosa hacia la dirigencia política de la comunidad judía local (y por ende a la embajada de Israel) y a la vez una afrenta que solo tiene sustento en los argumentos fabricados por las agencias de inteligencia estadounidenses e israelíes.

Sin lugar a dudas de que este discurso, ciertamente encendido (por una claro estado de impotencia) en medio de un recinto hostil, no dejo de ser el vehículo para sostener su compromiso con los intereses de Washington y Tel Aviv tendientes a seguir con los intentos de inculpar a Irán por los atentados de 1992 y 1994, algo que, como lo hemos dicho antes, una parte de la misma comunidad judía local no se cree.

Sin dudas que cuando se conocieron los fallos por el juicio de encubrimiento del atentado de la AMIA donde se sobreseyeron a personajes como el presidente Carlos Saúl Menem y al ex dirigente de la DAIA Rubén Beraja, a muchos argentinos –incluidos a familiares de víctimas del atentado- les devino una gran decepción y renovado descreimiento por la labor de una justicia que con los últimos acontecimientos había venido revelando el estado de podredumbre en que se encuentra.

Cuando hace poco alguien dijo “algo huele horrible en Comodoro Py” (sede de la justicia federal), no solo lo decía por el nauseabundo hedor del rebalse de las cámaras sépticas del subsuelo del edificio sino también, por la insostenible y vomitiva realidad de arreglos y contubernios políticos que allí se tejen.

Y motivos no les falta a los argentinos para tener esa percepción. Con la archimanoseada causa de los atentados tratando se incrustar un conveniente culpable a gusto de los intereses geopolíticos de administraciones foráneas, hasta las arbitrarias detenciones de dos chicos musulmanes por el solo motivo de tener raíces árabes ( El caso de los hermanos Salomon), demuestra el grado de tendenciosidad y prejuicio que infecta las instituciones. 

Continuando con esto vemos como desde la opereta de Nisman (supuestamente asesinado) pasando por el hundimiento del submarino “ARA San Juan” (cubierto de un sospechoso secretismo),  los escándalos sobre aprietes y coimas que involucran a un agente del Departamento de Estado norteamericano llamado Marcelo D´Alesio (que arrastra consigo a una larga lista de periodistas del medio) y al fiscal Stornelli que investiga la causa “Cuadernos” que gracias a este desliz puede llegar a desmoronar todo lo actuado, al ver el sobreseimiento de aquellos personeros oscuros de los noventas, nadie puede creer que haya algo serio en todo esto.
Pese a lo escandaloso que aquellos casos y personas revela al conocimiento público, los habitantes argentinos siguen con su apatía y pendientes de quien puede llegar a mejorarles la cuota del día.

Para peor, ello ha servido a los propósitos electoralistas de la ex presidente CFK quien subiéndose convenientemente a este oportuno tren, y a un pedestal autogenerado, aprovecho estas inconsecuencias políticas para nutrir su gastado discurso populista. Igualmente esto es solo una máscara y nada más. No olvidemos que esta misma presidenta mantuvo un estado de letargo y ambigüedades el tema de los ataques terroristas caracterizadas por no hacer nada para esclarecer los hechos y ni hablar sobre cortar con las injerencias de las embajadas de EEUU e Israel dentro de éstas causas. 
Quedaba claro que solo era una impostación “seudo revolucionaria”, una actuación para la “gilada” –como se dice por estos lugares-  y nada más. Haberse puesto en la tarea real y comprometida de hacer valer la soberanía nacional en todos los aspectos de la vida política, hubiera implicado riesgos demasiado altos para su egoísta agenda política de saqueo personal.

La corrupción que destaco su gestión es proporcional a su mediocridad en política exterior solo basada en discursos ampulosos pero sin hechos concretos tendientes a crear una realidad política alternativa como la bolivariana en Venezuela o sí se quiere más pretensiosa, como la rusa.  Si verdaderamente hubiera pensado en posicionar a la Argentina en otro carril dentro del concierto internacional, estructurándola como una potencia emergente o al menos con intensión de proponérselo ¿Por qué no ahondo relaciones con Rusia y China? ¿Quiénes marcan los límites reales de la Casa Rosada?

En la vereda de enfrente vemos a Mauricio Macri y sus seguidores. Tras su ponencia ante el Congreso, Macri sin haber escarmentado tras el fracaso intento de golpe de estado del 23 de febrero recibió al político golpista Juan Guaidó en su residencia de Olivos lo que dejo en claro cuales el alineamiento de la Casa Rosada con el tema de Venezuela. Cuando se observa la composición política del gobierno de Cambiemos pero en particular del PRO, cualquiera cae en cuentas de que hay una clara línea ideológica que, pasando por la embajada en Buenos Aires, conduce directamente a Tel Aviv que explica con señera claridad del “por qué” muchas situaciones son muy bien calladas a la opinión pública local que, aunque costumbristamente abúlica y conformista, no debe tener jamás un profundo conocimiento.

Un caso de aquello es la incursión de grupos de israelíes que exploran la Patagonia y que ya ha dejado de ser el mito que los medios y sus periodistas a sueldo habían desdeñado con tajante incredulidad. Crease que de haber merodeando “mochileros iraníes” o con apariencia y rasgos árabes (semíticos), todos estos sectores crearían un revuelo mediático ensordecedor, alertando a la opinión pública de un peligro inminente y pondrían todos sus esfuerzos por determinar cuáles son sus propósitos. En fin, para quienes creían que verían algún cambio en la ruta estratégica de este gobierno, relájense, nada ha cambiado y todo seguirá igual.

jueves, 28 de febrero de 2019


 

EN LA MIRA 



“INDIA Y PAKISTÁN”

Con tres guerras en su haber las dos naciones nacidas del dominio británico no parecen haber logrado limar sus asperezas por el tema de la Cachemira que apenas hace unos días ha pasado a ser el centro de atención de los analistas políticos y militares ¿Habrá una cuarta guerra?



Por Dany Smith
Mientras los medios informativos mantenían la atención centrada en los grandes conflictos geoestratégicos y políticos que conmueven al globo, han dejado pasar uno que además de antiguo (por la peligrosidad del mismo), tiene la potencialidad de obrar como un detonador de una crisis mucho mayor que a su vez, se interconecta con la pulseada global a la que nos referimos.

Los últimos acontecimientos que se habían venido registrando en la región de Cachemira ubicada entre China, La India y Pakistán, ha ido preocupando a dichos gobiernos e inflamando los ánimos de sus pobladores, especialmente por las arbitrariedades cometidas por las fuerzas armadas indias que tras varias operaciones de represión habían causado varios heridos y muertos entre los pobladores musulmanes.

Desde hace años que la región se halla en un estado virtual de guerra por la disputa territorial que existe entre Pakistán y la India. En los hechos tenemos a Cachemira como una región poblada mayormente por musulmanes que en una parte del territorio es administrada por la India, en otro por la república Popular China y otra región por Pakistán. Dicha presencia ha sido rechazada desde siempre por los musulmanes y ello a su vez ha dado lugar a constantes focos de tensión entre Nueva Deli que pretende controlar toda la región y Pakistán un país musulmán que ante las arbitrariedades de su vecino, ha ido en auxilio de sus hermanos oprimidos por una administración extraña.

La historia de este conflicto es larga y cruenta. Fue sin lugar a dudas la presencia británica hasta finales de la segunda guerra mundial lo que ayudo a crear estas fracturas étnico-religiosas que le facilitaban el dominio del subcontinente indio. Tanto en la India como en Pakistán, los académicos conocen muy bien las consecuencias de las políticas maquiabelicas del imperio británico y sus directas implicancias en la actual situación en Cachemira. Tres guerras hay en el haber de esta historia y no es nada fácil entender tratar de articular posiciones políticas que den una solución duradera. Los factores que distorsionan estas posibilidades no solo pasan por cuestiones culturales, religiosas y de nacionalismos exacerbados; hay en medio, la siempre omnipresente actuación de intereses externos que ven en el noroeste del subcontinente indio, un emplazamiento estratégico para controlar ciertos aspectos de la geopolítica regional.

El punto crucial de la disputa pasa por la llamada “línea de control” que separa a las partes. Según algunas estadísticas más de 150 millones de musulmanes se hallan bajo la jurisdicción de la India y Cachemira sería una provincia más de mayoría musulmana, algo que Islamabad no tolera ni acepta. Ello ha llevado que los servicios de inteligencia pakistaníes –aliados centrales de la CIA- infiltren armas, explosivos y guerrilleros al territorio de Cachemira causando episodios de violencia contra las autoridades indias lo que retroalimenta las inquinas entre ambas partes.  

Es en este sentido que si bien las administraciones en Nueva Deli se ven obligadas a mantener buenas relaciones con Washington y con varios de sus aliados –entre ellos Israel- sabe muy bien que sus agencias de inteligencia y militares trabajan estrechamente con Pakistán por lo cual, los auspicios venidos de EEUU por tratar de hallar soluciones al diferendo han sido tomados con bastante escepticismo. Las implicancias siniestras entre el ISI pakistaní y la CIA son tan variadas como graves. Ambas agencias se han encargado de llevar adelante una campaña de asesinatos “selectivos” y desapariciones en la provincia de Beluchistán (con 8 millones de habitantes en su mayoría pobres) donde según la CIA, operan organizaciones como “Al Qaeda”. Cuando académicos paquistaníes como la Dra. en neurociencia Afia Siddiqui comenzaron a denunciar estas atrocidades, fueron desaparecidos o misteriosamente asesinados. La Dra. Saddiqui desapareció de su casa de Karachi para más tarde ser descubierta por casualidad en una de las cárceles especiales de la CIA en Bagram, a las afueras de Kabul y tras salir a la luz pública su ubicación, fue trasladada inmediatamente a EEUU donde se halla recluida.
antes y después de la dra. Sudduqui 

A todo ello, tras el sorprendente y curioso ataque –tres meses después de los ataques en EEUU- del 13 de diciembre de 2001 al parlamento indio, la situación entre ambas partes se tensó aún más. Un dato a tener en cuenta sobre todo esto es que jamás se identificó la procedencia de los atacantes más allá de las alegorías de su pertenencia al “terrorismo islamista” apoyado por Pakistán (y las supuestas advertencias de EEUU), situación que se reiteraría en 2008 con aquel ataque en Bombay donde se descubrieron varias pistas que orientaban a una conexión con la CIA.

Las tensiones ya venían advirtiéndose una semana antes de que se produjeran los roces militares entre ambas naciones. A nadie en Islamabad y Nueva Deli le quedaban dudas de que era cuestión de horas para que alguien reaccionara por una mala movida.

Y fue así. Tras un ataque aéreo indio llevado a cabo el martes sobre un presunto campamento de una organización armada islámica llamada “Jaysh Al Mahoma” (Ejército de Mahoma), desató la furia de los habitantes de la región que inmediatamente,  fue respaldada por el gobierno de Islamabad mediante el envío de una incursión de sus cazas, que tras un combate aéreo culminó con el derribo de dos aparatos indios. Como se ha venido viendo, la situación parece ir en una escalada paulatina lo que puede llevar a una crisis regional por una cuestión puntual: Ambas partes son potencias nucleares.

Tanto la India como Pakistán son países con importantes fuerzas armadas y con estratégicos aliados alrededor del globo e incluso en algunos casos compartiendo los mismos intereses de potencias en pugna como es el caso de EEUU y China.  Aunque si es cierto que la India mantiene una muy buena relación con EEUU no tanto con China,  al mismo tiempo ha venido consolidando una creciente influencia de Rusia con la cual mantiene acuerdos bilaterales de carácter político, económico y de defensa.

Es precisamente en el área de la defensa donde la india ha dado varios pasos importantes en la determinación de establecer un programa propio con la asistencia cercana de materiales militares de la Federación rusa. En este sentido las últimas noticias que llegan de Nueva Deli informan que el gobierno acordó durante la última visita de Vladimir Putin, comprar a Moscú los sistemas de defensa aérea “S-400”, algo que desató una inmediata y sorda reacción de disgusto en Washington.  Pese a ello, el gobierno de Narendra Modi hizo oídos sordos a las quejas estadounidenses demostrando que hay una nueva era en las relaciones entre la India y los EEUU.

No hacía mucho que Nueva Deli había firmado tratados bilaterales de carácter estratégico con Washington en particular en lo referente a las comunicaciones militares y de inteligencia regionales que se denomina COMCASA con claros objetivos de contener a la república Popular China.

Otro de los interesados en colaborar con la India es Israel, que ve desde hace tiempo y con mucha preocupación el desarrollo nuclear de Pakistán, objetivo preponderante después de Irán. Es en este sentido que Tel Aviv siempre ha tratado de mantener el estado de discordia entre ambos países con lo cual, no es de dudarlo, sus injerencias dentro de los asuntos que hacen a la proliferación de células terroristas y sus conexiones con el tráfico para abastecer de armas, financiamiento e información táctica, son innegables.

En el caso de Pakistán, su situación geopolítica lo ha tenido como un actor tan importante como influyente para los intereses tanto de Washington como de China y Rusia, estos últimos viendo con recelo la presencia de la OTAN en Afganistán como un agente amenazante a la estabilidad regional. Washington ha venido teniendo a Islamabad como un aliado en un tema particular como es la “lucha contra el terrorismo” y como un punto estratégico para operar sobre Afganistán y contra Irán sumando innegablemente, a los israelíes. Sin lugar a dudas que un conflicto con la India daría muchos réditos a los intereses de estos actores secundarios quienes como ya lo han hecho en otras regiones, harán valer el dicho que reza “a río revuelto ganancia de pescadores”.