EN LA MIRA
“¿Y LA POLITICA
DE LA PREVENCIÓN?”
Crisis política, económica y financiera es una realidad omnipresente en la Argentina y ello a su vez profundiza la referente a la del área de la defensa. El estado argentino no puede continuar con esta incertidumbre ¿Existe una política de prevención para contenerla?
Por Charles H. Slim
Quedarse quieto en el mundo actual puede significar
la eliminación, así de simple. Esto en referencia a las políticas de estado de
los países ante una cada vez más agresiva e invasiva política occidental (entendiendo
a tal como EEUU y la Europa occidental) por tratar de ganar más espacio dentro
de los negocios de la energía con agresivo y especial interés en Oriente. El
puño de hierro de Washington ya no está enfundado en un guante florido; por el
contrario, se halla desnudo y quienes se ven amenazados por éste no se deben
quedar simplemente observando.
Por supuesto que una política preventiva, representa
la elaboración de una concienzuda planificación de estado y por ello tiene una
capital importancia ya que de aquella dependerá la supervivencia del estado
como tal y la independencia política, económica y comercial de todos sus
habitantes. Para ello debe haber una
fuerte y sostenida inversión que se dirija al desarrollo de una educación (no
confundir con elevar los salarios de un sector docente parasitario e
ineficiente) acorde a los cambiantes desafíos tecnológicos y el avance la
Inteligencia Artificial como paradigma de ello, hace que deban repensarse las
áreas estratégicas y sensibles del estado. Lamentablemente ello es algo que en Argentina
aún no se toma conciencia y por ello es que el país como ente político dentro
del concierto regional y global, pende de un hilo ya que su soberanía actualmente
solo es una cascara de papel mache pintada y nada más.
En este sentido los gobernantes y la casta política argentina
(en su amplio espectro y sin diferenciar posiciones) no han asumido la
responsabilidad de hacer política para crear un estado sólido y solo se avocan (por
claros intereses sectoriales) a temas locales que en vez de buscar soluciones
desde el origen y con una visión integral nacional se hallan más interesados en
crear un caos e inorganicidad en un estado cada vez más grande e inútil. En este sentido, la
inviabilidad del actual estado que solo sirve para dar puestos de trabajos a
familiares, amigos y partidarios del gobierno de turno hace que deba optarse
por terminar con esta dinámica viciosa que consume recursos económicos (propios
y prestados) para pagar abultados salarios de burócratas inservibles y sus
empleados que ocupan secretarias no funcionales y con objetivos irreconocibles.
Ello ha sido (en parte) uno de los factores que ha
llevado al deterioro actual de la situación de las Fuerzas Armadas y al
postergamiento in eternum de las
carencias materiales destinadas al área de la defensa. Un ejemplo de ello puede
ilustrar la situación. Mientras el ejército argentino sigue utilizando tácticas
convencionales de combate, tanques de más de treinta años de antigüedad y
equipos de comunicaciones de origen británico (del enemigo), el mundo bélico
actual demuestra con crudeza como una pequeña célula de mercenarios bien
pagados, entrenados y pertrechados con equipos de miras “Takion” y misiles anti
carro de última generación (TOW), pueden barrer en solo unos minutos con toda la
fuerza mecanizada argentina. Pero para los políticos que descansan sus
ampulosos traseros en sus despachos de la Casa Rosada y el Congreso, eso no
sucederá nunca…hasta que suceda.
Marines y personal israelí en Buenos Aires |
La defensa fue, sigue y seguirá siendo un factor
trascendental para estabilidad y la supervivencia del estado nación que se
precie de serlo y no un gasto superfluo e innecesario como plantean los
sectores que se pretenden calificarse como “progresistas” (sin entenderse aún
que significa dicho término) y una izquierda cada vez más alejada de la
realidad. La garra imperialista siempre estuvo allí solo que estaba cubierta
con un hermoso guante de seda que no es ni más ni menos que la política de
persuasión mediante la diplomacia y la propaganda masiva de los medios de los
países centrales. No caben dudas de que
ignorar esto ha traído consecuencias nefastas para los países que como
Argentina, se han convertido en meras entelequias administrativas y financieras
de negocios foráneos tanto legales como ilegales.
Con ésta situación, los ciudadanos argentinos de a
pie no tienen chance de un cambio real para su país, salvo que decidan
sacudirse de esta realidad o acepten ser parte, una pieza más en el juego
geopolítico y estratégico de norteamericanos y británicos. Los primeros pasos
ya se han dado y no quedan dudas de que continuaran avanzando hasta que no queden
dudas de cuál es el papel de Argentina en éste rediseño de la geoestrategia
global. El gobierno de Cambiemos ha ampliado en forma escandalosa la
“cooperación” con el Departamento de Estado norteamericano y con el Foreign Office británico quienes a su
vez garantizan la continuidad de este proceso de cooptación política e
institucional que, bajo la excusa del combate al narcotráfico y el terrorismo,
operan dentro del territorio precisamente desde donde se asienta la estructura
de seguridad y la defensa.
Solamente con el apoyo de estos sectores y de
aliados como Israel (quien provee –entre
otras- una amplia cooperación en el campo de la inteligencia cibernética en
las comunicaciones y de alianzas
internas–siendo el caso D´Alessio y
Barreiro elementos de aquello-), un gobierno tan impopular y con señeras
facetas de anacionalidad puede quedarse un tiempo más en el poder.
Las actuales y complejas circunstancias
económico-financieras del país (esposado al FMI), condicionan seriamente esto y
lo peor de todo que las opciones en vista (representadas por el posible regreso
de un falso nacionalismo de la mano del Kirchnerismo) son tan malas como la
actual administración. Incluso téngase por seguro, que ni la llegada de la
misma Cristina Fernández al poder hará que se desmantele la actual e incipiente
infraestructura de inteligencia y de doctrina militar importada de regímenes
tan oprobiosos; sin dudas, todo seguirá marchando silenciosamente y al amparo
de discursos vacíos.
En este mismo sentido hay que señalar que pese a los
graves problemas y amenazas que afronta Argentina en materia de control de
espacios marítimos y continentales vitales para su desarrollo económico,
político y comercial, hay en el actual gobierno un gran interés de que ello no
se note o a lo menos, no tomen una entidad relevante, haciendo de la situación creada
por las actividades británicas en el Atlántico sur con la cooperación de Chile,
un tema deliberadamente ignorado en los asuntos del día del Ministerio de
Defensa y su cancillería.
Que no queden dudas de que el asunto del hundimiento
del submarino “ARA San Juan” (sometido a un estricto proceso de encubrimiento
sobre las pesquisas de sus miles de fotografías sacadas por el buque
oceanográfico de capitales británicos) es parte de todo ello aunque, por lo que
han sugerido algunas fuentes, que el mismo gobierno argentino habría sido el
principal responsable por haber encomendado una misión rodeadas de estos
riesgos con un mero interés privado (exploración de una zona de posible
prospección de petróleo para inversiones)
ajena a la seguridad nacional.
Con lo cual se puede advertir que no existe en
danza, ningún tipo de política de poner en marcha una planificación estratégica
en materia de defensa y seguridad propia que exponga el interés y el compromiso
por desarrollar una política de prevención en el área de la defensa, dejando en
evidencia una vez más, la continuidad en
el estado de inercia y deterioro para el desarrollo de una estructura nueva y
moderna para la estructuración de una defensa nacional a la altura de las
amenazas actuales, que en éste caso y de ponerse en marcho hoy mismo, recién
podría comenzar a dar frutos en quince años o más.