“ESCANDALO EN LA OPAQ”
Cómo las
organizaciones internacionales pueden y son manipuladas desde adentro para
concretar objetivos geopolíticos de las potencias globales?
Por Charles H. Slim
La legalidad mundial está en jaque y eso no es algo
nuevo. Esta es una afirmación que puede verse ante los continuos ejemplos que
desde 2001 vienen saliendo a la luz, referidos a políticas para manipular
situaciones y hechos para presentarlos ante la opinión pública completamente
diferentes a como realmente sucedieron. En
Siria desde las primeras horas de la agresión a su soberanía, la información de
lo que estaba ocurriendo fue manipulada desde los medios informativos de los
centros del poder global.
Desde marzo de 2011, los hechos que fueron
ocurriendo en Siria, al ser informados por los medios occidentales –especialmente los anglosajones y franceses-
estuvieron tiznados con una pátina de distorsión y ocultamiento que
pretendía escenificar una revolución que en realidad nunca se produjo.
Trastocar la realidad fue su más claro objetivo con la finalidad última de
encubrir un intento por derrocar al legítimo gobierno de Damasco, algo que no
pudo lograrse gracias a que en parte, no pudieron perpetuar el engaño.
Parte de este engaño se dio con la fabricación de los
ataques químicos en las localidades de “Al Gouta” en 2013 y “Duma” en 2018, ejecutados por grupos
“Wahabistas” –de orientación saudita- que
contando con el apoyo secreto de
agencias de inteligencia foráneas que entre otras cosas, le proveían de los
precursores químicos para elaborar agentes venenosos tales como el “Sarín” y
“Cloro”, pretendían endilgárselo a Damasco.
Las pruebas de esto fueron extensamente recopiladas
en bunkers y zulos de armas escondidos en ciudades y sitios que tras haber
estado bajo el control de estas bandas, al ser recapturadas por el ejército
árabe sirio pudieron hallar dentro de aquellos, toneladas de esos elementos
muchos de los cuales traían impreso el logo de laboratorios turcos y saudíes.
Obviamente esto representaba un duro revez a sus planes y una situación
imposible de explicar ante la opinión pública occidental que comenzaba a
cuestionarse ¿Acaso no estábamos luchando contra el terrorismo?
Borrar las pruebas, eliminar a testigos y de ser
posible destruir a una nación como lo hicieron con Iraq y Libia, era
fundamental para fabricar una historia a molde de las expectativas políticas de
los sectores de la elite neconoservadora y sionista de Washington, principales
impulsores de los planes por destruir a Siria. Mire usted lo que ocurre en Libia, un país
fracturado por las luchas internas que instaló deliberadamente el Departamento
de Estado con Hillary Clinton a la cabeza y que la Francia de Zarcosi y la Gran
Bretaña de Cameron, con ambiciones de recuperar sus glorias colonialistas, apoyaron con entusiasmo. No pierda el hilo de
la historia sino quiere que lo engañen.
Es cierto que fue la OTAN la que proporcionó la cobertura aérea y
militar para las operaciones de intervención bajo la resolución 1973 de
Naciones Unidas, pero más cierto es que para lograrlo, trabajaron codo a codo
con bandas criminales como “Al Qaeda” y grupos especiales financiados y armados
por los petrodólares de las monarquías del Golfo que festejaron junto Tel Aviv
el asesinato de un tipo tan molesto e incomodo como Gadafi. Como se puede ver, no hubo nada de moralidad en estas políticas.
Lo mismo habían esperado para Bashar Al Assad en
Siria, pero fracasaron.
Pese a que
creyeron que las mismas tácticas funcionarian sin necesidad de mayores esfuerzos
y complejidades, la preparación de las autoridades sirias para contra restar
operaciones terroristas de agencias como el “Mossad” dentro de Damasco y la
intervención paulatina de Rusia, lograron frenar el plan por consolidar un caos
similar al que aún persistía en Bagdad.
White Helmets & Yihadists |
Ante aquello, los conspiradores pasaron a
profundizar la fase de desinformación y propaganda para demonizar a Siria y a
su gobierno, fabricando todo tipo de tretas discursivas basadas tanto la
falsificación de la realidad como la construcción de hechos brutales con los
cuales crear un argumento sólido contra el gobierno “Baasista” de Al Assad. Nada
mejor que elaborar ataques de Falsa bandera con agentes químicos con victimas
reales. Los planificadores buscaban crear con ello, una condena mundial contra
Damasco y al mismo tiempo y por intermedio de agencias internacionales como la
OPAQ obligarlo a deshacerse de su arsenal de armas químicas, único factor de
contra peso estratégico contra el arsenal de armas nucleares y químicas que
posee Israel.
Tras el desarrollo de investigaciones independientes
en el lugar donde –según los británicos y
los franceses- se habría producido un ataque químico por la aviación siria,
especialistas rusos determinaron que el mismo había sido falsificado y que
nunca hubo tal ataque aéreo. Ante las evidencias la OPAQ no pudo sino más que
cotejar con su personal conducido por el inspector Ian Henderson, el terreno y
el informe ruso llegando a la misma conclusión.
Quedo claro que no sería fácil engañar al gobierno
sirio y mucho menos a sus aliados en particular a Rusia que con la voluntad política
de Vladimir Putin por cortar el progreso del terrorismo –que buscaría refugio en el Cáucaso-, proveería de todo el apoyo
necesario a su colega árabe. Igualmente y confiando que podrían prosperar, los
mecenas de los grupos “Yihadistas” llevaron adelante sus acciones clandestinas
confiando que el impacto mediático haría el resto. Pero pese a la presión mediática que secundó
la versión de occidente, los planes no fructificaron.
Y más aún. Pese de las presiones de Washington y de
la OTAN sobre la organización para el control de armas químicas, no pudieron
alterar sus conclusiones o al menos, así lo hicieron parecer.
Las indagaciones de investigadores independientes,
lograron descubrir que el informe que presento la OPAQ, había sido falseado. Como lo revelan artículos de reconocidos
investigadores[1], detrás de este supuesto
ataque, acusado por la banda armada “Jaysh
Al Islam” se ocultaban las incumbencias de agencias de inteligencia
occidentales que operando bajo la máscara de organizaciones de ayuda
humanitaria –como White Helmets dirigida
por el MI-6-, buscaban dar sustancia a los argumentos políticos de sus
gobiernos. Esto a su vez, justifico el ataque conjuto realizado por EEUU,
Francia y Gran Bretaña sobre territorio sirio entre el 13 y 14 de abril de 2018
que a pesar de su masividad, tuvo un resultado magro gracias, a la
implementación de un sofisticado sistema de defensa electrónica a cargo de las
Fuerzas Aeroespaciales rusas.
Inmediatamente, Rusia presento ante la sede de la
OPAQ en “La Haya” 17 testigos oculares que desmentían la versión presentada por
el grupo yihadista y las potencias occidentales que acusaron sin más pruebas
que su propaganda mediática al gobierno sirio. Pese a la importancia de ésta
prueba, la ONU y también la OPAQ se negó a producirla gracias a la presión
ejercida por las representaciones Francia, Gran Bretaña y EEUU.
Fue entonces
que muchos se cuestionaron ¿No es algo demasiado curioso que dichos organismos se
negaran a escuchar estos testimonios? ¿Qué querían esconder los promotores de
este ocultamiento?
Hace poco “Wikileaks” volvió a publicar una serie de
documentos confidenciales que revelan detalles inquietantes en rededor a este
tema[2] y
explican el por qué de aquella negativa. Según estos, se determinó que el
diplomático francés Sebastián Braha insertado en la OPAQ tres meses después del
incidente del 7 de abril 2018 en “Duma”, tenía la misión específica de
controlar el resultado de las investigaciones. Documentos internos de la
organización revelaron que Braha ordeno a Henderson la destrucción de evidencia
que se había recopilado en las inspecciones.
Sin más rodeos, el diplomático francés le ordeno al
inspector Ian Henderson eliminar sus correos electrónicos donde se adjuntaban
el informe de “Duma” y los rastros que hubiera dejado. Esta directiva surgió de
uno de los documentos digitales internos de la OPAQ en el cual se lee: «Sírvase retirar ese documento de los
archivos […]. Y sírvase eliminar todo rastro, si existe, de su
entrega/conservación/lo que sea que haya en los archivos». El motivo para
esta extraña orden era, que Henderson había comprobado que los restos de los
cilindros hallados en el lugar del presunto ataque aéreo, evidenciaban que
habían sido plantados en el terreno y detonados el lugar.
Esta revelación no puede hacer otra cosa, que llamar
la atención a la opinión pública para estar alerta y no ser manipulada pero también
a las instancias judiciales internacionales como la Corte Penal Internacional
que en algún momento y cuando se logren vencer las presiones que obstaculizan
sus funciones, deberá presentar un caso por crímenes de guerra y lesa humanidad
contra los verdaderos cerebros y ejecutores de estas abominaciones.
[1]
RED VOLTAIRE.org. “Informe sobre “ataque químico” en Siria fue falsificado en
la OPAQ”. https://www.voltairenet.org/article208428.html