“LA
PUERTA DEL MAR NEGRO”
Las
últimas provocaciones de la Armada estadounidense y sus socios de la OTAN en el
Mar Negro apuntan a una jugada arriesgada de Washington ¿Acaso la
administración de Biden pretende dar un batacazo en Eurasia?
Por Charles. H. Slim
Tal
como lo habíamos comentado antes, Washington por intermedio de la OTAN está
buscando el desbalance de Rusia en Eurasia y en particular en el Mar Negro y
para ello usara todas las estratagemas que tenga a la mano. Hace ya más de un
mes que comenzó un goteo de migrantes que tratan de llegar a Europa occidental
provenientes de Bielorusia y ello ya tiene sus repercusiones. Para los medios
occidentales es la consecuencia de un régimen autocrático liderado por Aleksandr
Lukasehnko que impide el crecimiento y el progreso de los más jóvenes; para los
medios de la región, es el resultado de las presiones que Washington
materializa mediante sanciones comerciales que terminan impactando sobre la
realidad económica del país. Nada nuevo en las tácticas solapadas de Washington
para buscar la inestabilidad política de otros estados violando sus soberanías y
que como sucede con esta crisis de refugiados, de continuar terminarán
afectando la estabilidad de países aliados como Polonia y Alemania ¿Acaso ello
preocupa a Washington? Ciertamente no.
Pero esto no es casual. Los medios occidentales están
haciendo mucho incapie en los migrantes bielorusos y sacan de forma artificiosa
la vista al aumento de los movimientos de la OTAN en el sur de Europa del este,
en particular sobre el Mar Negro.
Desde 2014 Ucrania se ha convertido en un Teatro de
Operaciones de la OTAN a los fines de lograr el control total del territorio y
del Mar Negro. La frustración que sufrieron los norteamericanos en el intento
de obtener un colapso limpio y sin oposición tras el golpe de estado (denominado
por los atlantistas como Revolución Euromaidán) fomentado desde la embajada norteamericana
en Kiev transformó su agenda. Si bien consiguieron el control de Kiev y la
porción occidental de Ucrania para su desgracia, no consiguieron hacerse con
los espacios más estratégicos como son la región del Donbass y la península de
Crimea.
El principal factor de oposición a ese intento provino
de la población ucraniana ruso-parlante que rápidamente y ante la persecución
de la que comenzaron a ser objeto por un gobierno ultranacionalista con remembranzas
nazis (con origen en la II guerra mundial), se organizaron para la defensa y
mantener las autonomías de sus pueblos en la cuenca del Donetsk. Aun se
recuerdan los abusos y las masacres que cometieron las bandas
ultranacionalistas (como “Sector Derecho”) que apoyadas financieramente por los
oligarcas locales como el sionista ucraniano Igor Kolomoisky (amigo del
entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu), promovieron el terror
sobre los ruso-parlantes contando para dicho propósito, con el apoyo de
mercenarios extranjeros muchos de ellos estadounidenses ligados a la OTAN.
Ciertamente que fue la administración rusa de Vladimir
Putin la que impidió la concreción de los planes estratégicos de Washington,
pero lo más importante fue conjurar la ejecución de una verdadera limpieza
étnica contra los pobladores ruso-parlantes que el Conglomerado de medios de
occidente hubiera relativizado o incluso silenciado. Desde que las Fuerzas
Armadas de Ucrania lanzaron sus bombardeos con obuses y ataques indiscriminados
contra las aldeas y poblaciones de Lugansk y Donetsk, los pobladores han caído
en cuenta que estuvieron en lo correcto al separarse de un estado que ya no los
representa y que por ello no reconocen para organizarse de forma independiente.
No fueron los estadounidenses ni mucho menos la OTAN
quienes hicieron algo por ellos. Por el contrario, células de asesinos y
mercenarios caucásicos vestidos con uniformes y entremezclados con los soldados
regulares ucranianos han cometido todo tipo de atrocidades y crímenes contra la
población ortodoxa ruso-parlante.
Es por ello que a los políticos en Washington y
Bruselas poco les importa lo que el ejército ucraniano lleve a cabo contra las repúblicas
rebeldes del este de su territorio. Lo que realmente les molesta y siguen
remordiendo hasta el día de hoy es haber perdido la pulseada para hacerse del
control de la península de Crimea y con ello, del Mar Negro que de no haber
sido impedido por el rápido movimiento ruso, seriamos testigos de un escenario
muy diferente. No hay que olvidar que la misma organización atlántica ha
reconocido de forma explicita y por intermedio de su Secretario Jens
Stoltenberg, la importancia estratégica que tiene el Mar Negro para los
propósitos de la OTAN si aclarar obviamente, cuales serían esos propósitos.
Pero desde el mes pasado la OTAN y la flota
estadounidense retomaron la iniciativa de incursionar de forma progresiva sobre
las fronteras rusas y muy particularmente dentro de las aguas del Mar Negro con
veladas intensiones de provocar a la Armada rusa que tiene su base naval en
Sebastopol pero también, para tantear los sistemas de defensa de sus fuerzas
aeroespaciales.
El 23 de octubre pasado el ministro de defensa ruso Serguei
Shoigu envió una advertencia a la OTAN acusándola de pretender establecer una
política de contención. Pero el mensaje tenía un destinatario en particular:
Alemania, quien es uno de los miembros que ha acusado a Moscú de emplazar
armamento y misiles de mediano alcance en cercanías de sus fronteras e incluso,
de haber violado el espacio aéreo de las tres repúblicas bálticas. El detalle
que la administración Merkel paso por arriba es que las tropas de la OTAN
durante años han estado incursionando de forma continua en territorios de
países fronterizos, particularmente en Polonia donde los despliegues conjuntos
son continuados y provocativos. Esto demuestra la subalternidad política de la
UE y particularmente de Alemania ante las decisiones de Washington que terminan
distorsionando las relaciones con Rusia. Sin dudas es una situación delicada ya
que, tanto Alemania como el resto de la UE dependen del gas ruso para el
invierno que ya está en puerta y una escalada aventurera conllevaría el cierre
del suministro.
Durante este año se reportaron incidentes con buques
británicos quienes fueron expulsados por la rápida interdicción aérea y naval
rusa. El 30 de octubre el destructor “USS Porter” armado con misiles crucero
hace su ingreso a las aguas del Mar Negro y en los tres días posteriores se
sumarían los buques “USNS John Lenthal” y el “USS Mount Whitney” éste último un
navío de Comando y Control para la coordinación (C I) de operaciones de
batalla. Ante esto la pregunta razonable es ¿Cuál es el propósito de esta Task
Force?, ¿Deben los rusos quedarse de brazos cruzados ante estos despliegues?
Complementando estas intrusiones, la OTAN ha estado
operando desde el aire para acercarse de forma peligrosa al espacio aéreo ruso con
misiones de reconocimiento con aviones “E-8C” y los “RC-135” que tienen su base
en la isla de Creta, Grecia. También se han reportado la incursión de aviones
norteamericanos “P-8A Poseidón” y de los franceses “C-160G” acercándose de
forma provocativa a las fronteras de la Federación rusa. Como podrá advertir cualquier
persona que use su simple discernimiento, hay un movimiento de fuerzas
foráneas, armadas y con actividades provocativas que despiertan la cautela de
Rusia. Entonces ¿Es inusual que Moscú movilice a sus tropas a las fronteras que
se ven asediadas por estas intrusiones ilegales?