sábado, 13 de noviembre de 2021

 

“LA PUERTA DEL MAR NEGRO”

Las últimas provocaciones de la Armada estadounidense y sus socios de la OTAN en el Mar Negro apuntan a una jugada arriesgada de Washington ¿Acaso la administración de Biden pretende dar un batacazo en Eurasia? 


Por Charles. H. Slim

Tal como lo habíamos comentado antes, Washington por intermedio de la OTAN está buscando el desbalance de Rusia en Eurasia y en particular en el Mar Negro y para ello usara todas las estratagemas que tenga a la mano. Hace ya más de un mes que comenzó un goteo de migrantes que tratan de llegar a Europa occidental provenientes de Bielorusia y ello ya tiene sus repercusiones. Para los medios occidentales es la consecuencia de un régimen autocrático liderado por Aleksandr Lukasehnko que impide el crecimiento y el progreso de los más jóvenes; para los medios de la región, es el resultado de las presiones que Washington materializa mediante sanciones comerciales que terminan impactando sobre la realidad económica del país. Nada nuevo en las tácticas solapadas de Washington para buscar la inestabilidad política de otros estados violando sus soberanías y que como sucede con esta crisis de refugiados, de continuar terminarán afectando la estabilidad de países aliados como Polonia y Alemania ¿Acaso ello preocupa a Washington? Ciertamente no.

Pero esto no es casual. Los medios occidentales están haciendo mucho incapie en los migrantes bielorusos y sacan de forma artificiosa la vista al aumento de los movimientos de la OTAN en el sur de Europa del este, en particular sobre el Mar Negro.

Desde 2014 Ucrania se ha convertido en un Teatro de Operaciones de la OTAN a los fines de lograr el control total del territorio y del Mar Negro. La frustración que sufrieron los norteamericanos en el intento de obtener un colapso limpio y sin oposición tras el golpe de estado (denominado por los atlantistas como Revolución Euromaidán) fomentado desde la embajada norteamericana en Kiev transformó su agenda. Si bien consiguieron el control de Kiev y la porción occidental de Ucrania para su desgracia, no consiguieron hacerse con los espacios más estratégicos como son la región del Donbass y la península de Crimea.

El principal factor de oposición a ese intento provino de la población ucraniana ruso-parlante que rápidamente y ante la persecución de la que comenzaron a ser objeto por un gobierno ultranacionalista con remembranzas nazis (con origen en la II guerra mundial), se organizaron para la defensa y mantener las autonomías de sus pueblos en la cuenca del Donetsk. Aun se recuerdan los abusos y las masacres que cometieron las bandas ultranacionalistas (como “Sector Derecho”) que apoyadas financieramente por los oligarcas locales como el sionista ucraniano Igor Kolomoisky (amigo del entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu), promovieron el terror sobre los ruso-parlantes contando para dicho propósito, con el apoyo de mercenarios extranjeros muchos de ellos estadounidenses ligados a la OTAN. 

Ciertamente que fue la administración rusa de Vladimir Putin la que impidió la concreción de los planes estratégicos de Washington, pero lo más importante fue conjurar la ejecución de una verdadera limpieza étnica contra los pobladores ruso-parlantes que el Conglomerado de medios de occidente hubiera relativizado o incluso silenciado. Desde que las Fuerzas Armadas de Ucrania lanzaron sus bombardeos con obuses y ataques indiscriminados contra las aldeas y poblaciones de Lugansk y Donetsk, los pobladores han caído en cuenta que estuvieron en lo correcto al separarse de un estado que ya no los representa y que por ello no reconocen para organizarse de forma independiente.

No fueron los estadounidenses ni mucho menos la OTAN quienes hicieron algo por ellos. Por el contrario, células de asesinos y mercenarios caucásicos vestidos con uniformes y entremezclados con los soldados regulares ucranianos han cometido todo tipo de atrocidades y crímenes contra la población ortodoxa ruso-parlante.

Es por ello que a los políticos en Washington y Bruselas poco les importa lo que el ejército ucraniano lleve a cabo contra las repúblicas rebeldes del este de su territorio. Lo que realmente les molesta y siguen remordiendo hasta el día de hoy es haber perdido la pulseada para hacerse del control de la península de Crimea y con ello, del Mar Negro que de no haber sido impedido por el rápido movimiento ruso, seriamos testigos de un escenario muy diferente. No hay que olvidar que la misma organización atlántica ha reconocido de forma explicita y por intermedio de su Secretario Jens Stoltenberg, la importancia estratégica que tiene el Mar Negro para los propósitos de la OTAN si aclarar obviamente, cuales serían esos propósitos.

Pero desde el mes pasado la OTAN y la flota estadounidense retomaron la iniciativa de incursionar de forma progresiva sobre las fronteras rusas y muy particularmente dentro de las aguas del Mar Negro con veladas intensiones de provocar a la Armada rusa que tiene su base naval en Sebastopol pero también, para tantear los sistemas de defensa de sus fuerzas aeroespaciales.

El 23 de octubre pasado el ministro de defensa ruso Serguei Shoigu envió una advertencia a la OTAN acusándola de pretender establecer una política de contención. Pero el mensaje tenía un destinatario en particular: Alemania, quien es uno de los miembros que ha acusado a Moscú de emplazar armamento y misiles de mediano alcance en cercanías de sus fronteras e incluso, de haber violado el espacio aéreo de las tres repúblicas bálticas. El detalle que la administración Merkel paso por arriba es que las tropas de la OTAN durante años han estado incursionando de forma continua en territorios de países fronterizos, particularmente en Polonia donde los despliegues conjuntos son continuados y provocativos. Esto demuestra la subalternidad política de la UE y particularmente de Alemania ante las decisiones de Washington que terminan distorsionando las relaciones con Rusia. Sin dudas es una situación delicada ya que, tanto Alemania como el resto de la UE dependen del gas ruso para el invierno que ya está en puerta y una escalada aventurera conllevaría el cierre del suministro.

Durante este año se reportaron incidentes con buques británicos quienes fueron expulsados por la rápida interdicción aérea y naval rusa. El 30 de octubre el destructor “USS Porter” armado con misiles crucero hace su ingreso a las aguas del Mar Negro y en los tres días posteriores se sumarían los buques “USNS John Lenthal” y el “USS Mount Whitney” éste último un navío de Comando y Control para la coordinación (C I) de operaciones de batalla. Ante esto la pregunta razonable es ¿Cuál es el propósito de esta Task Force?, ¿Deben los rusos quedarse de brazos cruzados ante estos despliegues?

Complementando estas intrusiones, la OTAN ha estado operando desde el aire para acercarse de forma peligrosa al espacio aéreo ruso con misiones de reconocimiento con aviones “E-8C” y los “RC-135” que tienen su base en la isla de Creta, Grecia. También se han reportado la incursión de aviones norteamericanos “P-8A Poseidón” y de los franceses “C-160G” acercándose de forma provocativa a las fronteras de la Federación rusa. Como podrá advertir cualquier persona que use su simple discernimiento, hay un movimiento de fuerzas foráneas, armadas y con actividades provocativas que despiertan la cautela de Rusia. Entonces ¿Es inusual que Moscú movilice a sus tropas a las fronteras que se ven asediadas por estas intrusiones ilegales?

 

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