“¿UN
ERROR ESTRATEGICO?”
Por
qué la política anti rusa de Joseph (Joe) Biden llevara a un posible colapso de
la economía global y de las ya muy discutidas instituciones internacionales
Por Dany Smith
Desde
el inicio de la Operación Especial de Rusia sobre Ucrania, Washington y en
particular el presidente Joe Biden no han escatimado en recursos para tratar de
aislar a Rusia del resto del globo. Si bien el discurso de odio rusófobo que ya
venía arrastrando desde su llegada a la presidencia, sembrando animosidad
contra todo lo que sea ruso, claramente no ha bastado para concretar sus
planes. Las circunstancias de la guerra ciertamente le han dado la oportunidad
para hundir el cuchillo. Para ello
(entre otras tácticas), ha lanzado una destructiva batería de medidas y
sanciones económicas que se sumaron a las ya implementadas en años anteriores y
orientadas a destruir no solo al gobierno de Vladimir Putin sino, a toda su
población.
Pero esto ha sido contraproducente y ha comenzado a
reverberar sobre la economía de occidente, incluida la estadounidense y en
particular sobre la de su vasallo, la Unión Europea.
No es exagerado este punto de vista. Por el contrario,
es bastante conservador si nos ponemos a considerar que EEUU ha causado en los
últimos treinta años hasta esta parte millones de muertos, cientos de miles de
lisiados, otros millones de desplazados y países destruidos producto de sus
“intervenciones democráticas”[1] (que algunos llaman
“humanitarias”), un eufemismo trágico para designar una invasión, algo de lo
que hoy en Washington y Londres sus burócratas y medios de la “quinta columna” se
rasgan las vestiduras al hablar de Ucrania.
Pero como dijo alguien en épocas de Bill Clinton, “es
la economía, estúpido”, de eso se trata todo esto y no hay otra cuestión que le
preocupe a La Casa Blanca, a Downing Street 10 ni mucho menos a Bruselas (sede
de la OTAN). En Ucrania el objetivo primordial
es instalar una base de la OTAN y como objetivo complementario es abastecer de
gas licuado estadounidense al bloque europeo. La democracia y los derechos
humanos y toda la chachara mediática solo han sido solo una excusa para
precisamente violentarlos.
Sacando a Rusia del sistema financiero internacional (sacando
a sus principales bancos del SWIFT) pretende aislarla y sumirla en una crisis
económica-financiera terminal que degenere en una crisis social y política que
derrumbe al gobierno en el Kremlin. No es otra cosa que el uso del arma
financiera a gran escala.
Esto no es más que el uso del terror financiero como
parte de una política de intimidación dirigida hacia todo sus “súbditos”.
Pero, las medidas de Biden han encarecido el gas y el
petróleo ralentizando aún más la economía global potenciando la inflación y afectando
al sistema productivo lo que desmejora aún más la situación de los países
emergentes y obviamente, a los más pobres. Pese a que desde los medios se muestra
a la UE como un bloque unificado y alineado incondicionalmente a Washington, no
todos aceptaron (y siguen sin aceptar) cumplir con estos lineamientos
delirantes de Biden y Cía. Pero la “democrática” persuasión norteamericana (que
asemeja a una correa de alambre acerado en el cuello) nunca puede resistirse y
fue por ello que todos sin chistar debieron alinearse por la derecha. Quien no
esté de acuerdo con lo trazado simplemente lo arruinaran y eso no puede ser
otra cosa que el uso y abuso arbitrario del poder. Esto sigue demostrando la
dependencia y corrupción de los políticos europeos (salvo honrosas excepciones)
a las decisiones que solo benefician en última instancia a Washington.
El sector más golpeado es sin dudas el alimenticio y
ello ha llevado en última instancia a desatar una crisis en el sistema
consumista que sustenta al capitalismo y ello les obligara a crear una buena
excusa para sostener todo esto. La cuestión sería ¿Biden lo hizo sin querer o
es parte de un plan bien determinado? No
hay que perder de vista que Biden es un “globalista” y como tal, su agenda esta
por encima de los entes nacionales incluyendo al propio. El impulso de sus
medidas han resultado ser una calamidad que se está replicando de forma
geométrica sobre la economía europea ¿Una medida muy bien calculada o es el
producto de la arrogancia norteamericana? Como se ven las cosas se trata de una
estupidez monumental, demostrativa del acostumbrado y desmedido abuso de poder que
ejercen EEUU y sus socios como Gran Bretaña que han llegado a extremos
siniestros.
Precisamente sobre las implicancias británicas en
Ucrania, las mismas son altamente preocupantes dado que se ha sabido que su
inteligencia ha desplegado en el terreno a expertos (algunos veteranos de Iraq
y Siria) en trucos sucios utilizados en Siria mediante el embuste del MI6
denominado “Cascos Blancos” (White Helmets) -compuesto por árabes y turcos
pagados por Londres- quienes entre otras tareas escenificaban (usando las
redes sociales) ataques químicos con Cloro y Sarín, en algunos de ellos usando
a niños y mujeres previamente secuestrados (Al Gouta 2013).
Las escenificaciones ya se han visto en lo que va de
la guerra (como la montada por el diario italiano La Stampa )[2] y se esta sospechando que
lo visto en los últimos días en el distrito de “Bucha” -aunque son imágenes
cruentas y explicitas- es parte de esta táctica sucia y sobre las cuales
Rusia ha pedido a Naciones Unidas una investigación. Nada de esto es nuevo como
impostan los medios occidentales. Estas bestialidades ya se vieron en Iraq
cuando grupos desconocidos simulando ser parte de la resistencia -que en realidad
eran grupos de la CIA y de la inteligencia militar- asesinaban a civiles
para crear el odio entre la población.
La estrategia de Washington y sus socios surge clara:
Destruir económica y financieramente a Rusia, hundirla en el desprestigio
internacional mediante las denuncias de crímenes de guerra presuntamente
cometidos contra civiles ucranianos y excluirla del Consejo de Seguridad de la
ONU. Igualmente y aunque los objetivos surgen claros, lograrlos no lo es tanto
ya que, además de lo contraproducente que esta significando para toda la
economía global el impulso del primero de ellos y la advertida dificultad por
sacarle la silla en el Consejo, en lo que refiere a las denuncias contra Rusia ante
la Corte Penal, la selectividad demostrada por los organismos de justicia
internacional en tratar con premura la situación de Ucrania cuando no se ha
abordado el extenso catálogo de crímenes cometidos por EEUU (que incluye sus
injerencias con ISIS en Iraq y Al Nusrah en Siria) y sus socios (incluye a los
14.000 pobladores del Donbass asesinados por Kiev desde 2014), deja muy poco
margen de credibilidad a las verdaderas intenciones de estos organismos y sino
¿Dónde están los procesos por el genocidio en Iraq, las flagrantes violaciones
a los derechos humanos en Afganistán, las agresiones a Libia, Siria y Yemen?
Con mira en estos huecos de la justicia ¿Por qué Rusia
no podría reclamar que, alegando un trato igualitario se investiguen todos crímenes
de guerra y a todos sus responsables?
[1]
Bajo es esa denominación y con la complicidad de Naciones Unidas, EEUU y sus
socios han podido intervenir dejando tras de si miseria, más muertes y la ruina
de los países intervenidos. Desde Iraq hasta el presente no hay un solo caso
que haya representado una ventaja para la “libertad y la democracia”.
[2] El
16 de marzo pasado el diario italiano falsifico una noticia sobre una masacre
de ucranianos de Donetsk asesinados el 14 de marzo por un bombardeo por las
milicias de Zelensky. El diario italiano hizo pasar las fotos como parte de un
bombardeo ruso sobre Kiev.