jueves, 7 de abril de 2022

 

“¿UN ERROR ESTRATEGICO?”

Por qué la política anti rusa de Joseph (Joe) Biden llevara a un posible colapso de la economía global y de las ya muy discutidas instituciones internacionales


 

Por Dany Smith

Desde el inicio de la Operación Especial de Rusia sobre Ucrania, Washington y en particular el presidente Joe Biden no han escatimado en recursos para tratar de aislar a Rusia del resto del globo. Si bien el discurso de odio rusófobo que ya venía arrastrando desde su llegada a la presidencia, sembrando animosidad contra todo lo que sea ruso, claramente no ha bastado para concretar sus planes. Las circunstancias de la guerra ciertamente le han dado la oportunidad para hundir el cuchillo.  Para ello (entre otras tácticas), ha lanzado una destructiva batería de medidas y sanciones económicas que se sumaron a las ya implementadas en años anteriores y orientadas a destruir no solo al gobierno de Vladimir Putin sino, a toda su población.

Pero esto ha sido contraproducente y ha comenzado a reverberar sobre la economía de occidente, incluida la estadounidense y en particular sobre la de su vasallo, la Unión Europea.

No es exagerado este punto de vista. Por el contrario, es bastante conservador si nos ponemos a considerar que EEUU ha causado en los últimos treinta años hasta esta parte millones de muertos, cientos de miles de lisiados, otros millones de desplazados y países destruidos producto de sus “intervenciones democráticas”[1] (que algunos llaman “humanitarias”), un eufemismo trágico para designar una invasión, algo de lo que hoy en Washington y Londres sus burócratas y medios de la “quinta columna” se rasgan las vestiduras al hablar de Ucrania.

Pero como dijo alguien en épocas de Bill Clinton, “es la economía, estúpido”, de eso se trata todo esto y no hay otra cuestión que le preocupe a La Casa Blanca, a Downing Street 10 ni mucho menos a Bruselas (sede de la OTAN).  En Ucrania el objetivo primordial es instalar una base de la OTAN y como objetivo complementario es abastecer de gas licuado estadounidense al bloque europeo. La democracia y los derechos humanos y toda la chachara mediática solo han sido solo una excusa para precisamente violentarlos.

Sacando a Rusia del sistema financiero internacional (sacando a sus principales bancos del SWIFT) pretende aislarla y sumirla en una crisis económica-financiera terminal que degenere en una crisis social y política que derrumbe al gobierno en el Kremlin. No es otra cosa que el uso del arma financiera a gran escala.

Esto no es más que el uso del terror financiero como parte de una política de intimidación dirigida hacia todo sus “súbditos”.

Pero, las medidas de Biden han encarecido el gas y el petróleo ralentizando aún más la economía global potenciando la inflación y afectando al sistema productivo lo que desmejora aún más la situación de los países emergentes y obviamente, a los más pobres. Pese a que desde los medios se muestra a la UE como un bloque unificado y alineado incondicionalmente a Washington, no todos aceptaron (y siguen sin aceptar) cumplir con estos lineamientos delirantes de Biden y Cía. Pero la “democrática” persuasión norteamericana (que asemeja a una correa de alambre acerado en el cuello) nunca puede resistirse y fue por ello que todos sin chistar debieron alinearse por la derecha. Quien no esté de acuerdo con lo trazado simplemente lo arruinaran y eso no puede ser otra cosa que el uso y abuso arbitrario del poder. Esto sigue demostrando la dependencia y corrupción de los políticos europeos (salvo honrosas excepciones) a las decisiones que solo benefician en última instancia a Washington.

El sector más golpeado es sin dudas el alimenticio y ello ha llevado en última instancia a desatar una crisis en el sistema consumista que sustenta al capitalismo y ello les obligara a crear una buena excusa para sostener todo esto. La cuestión sería ¿Biden lo hizo sin querer o es parte de un plan bien determinado?  No hay que perder de vista que Biden es un “globalista” y como tal, su agenda esta por encima de los entes nacionales incluyendo al propio. El impulso de sus medidas han resultado ser una calamidad que se está replicando de forma geométrica sobre la economía europea ¿Una medida muy bien calculada o es el producto de la arrogancia norteamericana?  Como se ven las cosas se trata de una estupidez monumental, demostrativa del acostumbrado y desmedido abuso de poder que ejercen EEUU y sus socios como Gran Bretaña que han llegado a extremos siniestros.

Precisamente sobre las implicancias británicas en Ucrania, las mismas son altamente preocupantes dado que se ha sabido que su inteligencia ha desplegado en el terreno a expertos (algunos veteranos de Iraq y Siria) en trucos sucios utilizados en Siria mediante el embuste del MI6 denominado “Cascos Blancos” (White Helmets) -compuesto por árabes y turcos pagados por Londres- quienes entre otras tareas escenificaban (usando las redes sociales) ataques químicos con Cloro y Sarín, en algunos de ellos usando a niños y mujeres previamente secuestrados (Al Gouta 2013).

Las escenificaciones ya se han visto en lo que va de la guerra (como la montada por el diario italiano La Stampa )[2] y se esta sospechando que lo visto en los últimos días en el distrito de “Bucha” -aunque son imágenes cruentas y explicitas- es parte de esta táctica sucia y sobre las cuales Rusia ha pedido a Naciones Unidas una investigación. Nada de esto es nuevo como impostan los medios occidentales. Estas bestialidades ya se vieron en Iraq cuando grupos desconocidos simulando ser parte de la resistencia -que en realidad eran grupos de la CIA y de la inteligencia militar- asesinaban a civiles para crear el odio entre la población.

La estrategia de Washington y sus socios surge clara: Destruir económica y financieramente a Rusia, hundirla en el desprestigio internacional mediante las denuncias de crímenes de guerra presuntamente cometidos contra civiles ucranianos y excluirla del Consejo de Seguridad de la ONU. Igualmente y aunque los objetivos surgen claros, lograrlos no lo es tanto ya que, además de lo contraproducente que esta significando para toda la economía global el impulso del primero de ellos y la advertida dificultad por sacarle la silla en el Consejo, en lo que refiere a las denuncias contra Rusia ante la Corte Penal, la selectividad demostrada por los organismos de justicia internacional en tratar con premura la situación de Ucrania cuando no se ha abordado el extenso catálogo de crímenes cometidos por EEUU (que incluye sus injerencias con ISIS en Iraq y Al Nusrah en Siria) y sus socios (incluye a los 14.000 pobladores del Donbass asesinados por Kiev desde 2014), deja muy poco margen de credibilidad a las verdaderas intenciones de estos organismos y sino ¿Dónde están los procesos por el genocidio en Iraq, las flagrantes violaciones a los derechos humanos en Afganistán, las agresiones a Libia, Siria y Yemen?  

Con mira en estos huecos de la justicia ¿Por qué Rusia no podría reclamar que, alegando un trato igualitario se investiguen todos crímenes de guerra y a todos sus responsables?

 

 

 



[1] Bajo es esa denominación y con la complicidad de Naciones Unidas, EEUU y sus socios han podido intervenir dejando tras de si miseria, más muertes y la ruina de los países intervenidos. Desde Iraq hasta el presente no hay un solo caso que haya representado una ventaja para la “libertad y la democracia”.

[2] El 16 de marzo pasado el diario italiano falsifico una noticia sobre una masacre de ucranianos de Donetsk asesinados el 14 de marzo por un bombardeo por las milicias de Zelensky. El diario italiano hizo pasar las fotos como parte de un bombardeo ruso sobre Kiev.

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