“UN ERROR DE CALCULO ESTRATEGICO”
¿Cuánto cuesta a los norteamericanos los juegos
de imponer la democracia en el mundo?
Por Dany
Smith
Cuando John R. “Hammer”, un veterano que perdió
uno de sus brazos en la guerra de Iraq y simple ciudadano de San Francisco
escuchó las promesas de campaña de Biden y Harris creyó estar viendo al tipo
ideal. “EEUU no tiene futuro si seguimos sumergidos en guerras ajenas o
creándolas”, dijo con un tono calmado. Pero a penas piso La Casa Blanca su
discurso se convirtió en una cosa muy distinta. Afganistán seguía siendo una
guerra catastrófica, nuestro apoyo a los sauditas en Yemen una vergüenza
irreproducible y su ya advertida lengua provocativa contra Rusia develaba que
no era lo que había dicho.
La pandemia de COVID
causó estragos entre los bajos estratos de la sociedad estadounidense, en su
clase media y en todo el sistema productivo que ha deshecho las fuentes de
trabajo trayendo consecuencias sociales que aún siguen reverberando en toda la Unión.
Los únicos que se han beneficiados (y como no podía ser de otra forma) fueron
los usureros de Wall Street que junto a los laboratorios y fabricantes de
insumos para Terapias vieron trepar las ganancias como pocas industrias. La
psicosis y el terror desperdigada sobre toda la población montada por los
institutos médicos gubernamentales y otros con olor a subvencionados ayudo a
que nos viniéramos abajo.
Joe Biden parecía un
tipo razonable, con muchos años en la política para ponderar las prioridades y
necesidades. Pero apenas entro en funciones la oveja demócrata demostró tener en
realidad la lengua bífida de una serpiente neocon. Biden comenzó a jugar al
matón insultando al presidente Vladimir Putin ¿Para quiénes estaba actuando Mr
“Sleepy”? Una vez más una gran porción de los norteamericanos cayeron en el
engaño discursivo y como en 2007 con Obama habría que tragarse el amargo trago
de un sistema electoral corrupto.
La economía ya se iba a
pique cuando asumió en 2021 y era de esperar que recortara gastos que son parte
de esta sangría de dólares. Uno de esos agujeros son las guerras que heredamos
desde la administración Bush-Cheney quienes por derecho propio deberían estar
pudriéndose en la cárcel pero quienes mejor han garantizado su impunidad son
los demócratas liberales. Ya no queda nadie en EEUU que asocie a los demócratas
con la paz o si se quiere, políticas externas racionales. Ambos sirven al mismo
Stablisment y es por ello que no encontraremos diferencias entre ambos. Han
demostrado con Hillary Clinton y las últimas movidas de Nancy Pelosi en Taiwán,
que son tan ambiciosos y descarnados como los viejos dinosaurios republicanos.
Quienes han perdido
amigos, familiares o un miembro de su cuerpo en guerras tejidas por estos
gamberros no puede más que sentir escepticismo ante sus promesas. La guerra
contra el terrorismo, las operaciones Libertad Duradera, libertad iraquí y las
implicancias indirectas con cuentos mediáticos como la “Primavera árabe” en
Libia y Siria y las injerencias solapadas en Yemen (aquí solo se invirtieron 630
mil millones de dólares en armas) con operaciones especiales y enviando miles
de millones de dólares en armamento no han sido más que negocios fabulosos para
la industria armamentística y sus contratos con el gobierno federal. Lo único
que ha hecho eso es alimentar la guerra y despreciar cualquier forma de
detenerla. Incluso Washington bajo la administración del excéntrico Donald Trump
quedó muy mal parado tras el desagradable e inexplicable crimen contra el
periodista Jamal Kashoggi ejecutado y descuartizado dentro del consulado en
Turquía por una partida de carniceros, socios de la CIA como son la Mukhabarat
saudita ¿Qué clase de democracia puede ser esta?
¿Acaso en el relato y
la propaganda hollywoodense, no son los malos los que hacen estas cosas
horribles? A claro. Eso solo fue un simple relato de ficción que tapaba la
realidad hasta que quedó desvanecido tras las espantosas y gráficas evidencias
del horror en lugares tétricos como Abu-Graib y Guantánamo ¿Cuánto dinero costo
montar toda esa infraestructura de terror en la que participaron médicos, psiquiatras
y otros “especialistas” del dolor que figuraban en la nómina del gobierno
federal?
Actualmente y de
similar manera lo vemos en Ucrania. El mismo Biden en 2013 cuando Barack Obama
se ganaba a los incautos con su sonrisa falsa, gestionó con los más recalcitrantes
sectores del neocon millonarias partidas de dinero para financiar la manera de
horadar el poder político del gobierno en Kiev con el fin de convertirlo en el
jardín del frente de la OTAN para penetrar en pocos minutos a Moscú. Los
obsecuentes europeos siguieron sus pasos con el incumplimiento del acuerdo de
Minsk II. Según algunos números, desde 1991 el Departamento de Estado ha
invertido solo hasta 2014 más de 5000 millones de dólares en Ucrania ¿Para
combatir la pobreza o desarrollar a su gente? No. Solo para tender una red para
saltar directamente sobre Rusia ¿Qué creían que los rusos harían? Estoy muy
seguro que Victoria Nuland, Geoffrey Pyatt, el jefe de la CIA John Brennan y ni
hablar el mismo Joe Biden sabían que Vladimir Putin no se quedaría sentado
mirando como la CIA y sus monigotes ultraderechistas ucranianos del “Sector Derecho”
operaban contra Rusia.
Biden quiso jugar rudo
con Rusia y como ya lo habían hecho antes Ronald Reagan en los ochentas contra
Irán o el viejo George Bush y su socio “Dick” Cheney contra Iraq, quiso usar
las sanciones financieras como Armas de Destrucción Masiva contra Moscú dándose
cuenta tarde, que no era lo mismo que ahorcar a pequeños países.
Ahora y gracias a esta
brillante estrategia la economía se está hundiendo aunque los papeles de las grandes
corporaciones que cotizan en bolsa tengan algunos días buenos. La recesión está
llegando al cielo, la deuda pública es más que exorbitante y el único dinero
que habría en el Tesoro es el que se dibuja con un teclado de computador. A
pesar de ello apenas unos días atrás La Casa Blanca anunció una nueva partida
de casi 3 billones de dólares para el agujero negro llamado Ucrania. Solo para
saber, el pueblo estadounidense comienza a clamar ¿Cuánto dinero ha estado
enviando Washington desde el inicio de la guerra en Ucrania para sustentar el
juego de la OTAN en respaldo del régimen de Volodymyr Zelensky? Esa sería una
buena pregunta que Biden y su gente deberían comenzar responder pronto.