“MATANDO PARA EL LOBBIE”
¿Quiénes fueron y siguen siendo realmente los
beneficiados por el terrorismo, las guerras preventivas y el caos perpetuo? ¿Pueden
estar trabajando en Sudamérica para replicar esta estrategia? El viejo truco de
crear el problema para darte la solución
Por Charles
H. Slim
El festejo y algarabía de unos jóvenes judíos al
ver desde un piso en apartamento en New Jersey[1]
como se desmoronaban las Torres Gemelas en la mañana de septiembre de 2001 fue
el temprano indicio de quienes (y en parte) realmente estuvieron detrás de
aquellos atentados. Con el pasar de los años se puede advertir que el más
beneficiado con ese evento que propició la fabricación de la llamada “lucha
contra el terrorismo” fue Israel. A partir de allí, aplastar a los palestinos
sin la observación critica de la comunidad internacional y de Naciones Unidas fue
vergonzosamente tolerada por esa falsa dicotomía planteada por George W. Bush entre
quienes “estaban con EEUU o con los terroristas”.
Los responsables van
más allá de Benjamín Netanyahu y sus secuaces del estado israelí. Los judíos sionistas
estadounidenses del ámbito privado[2]
y aquellos que ocuparon puestos clave en la administración de George W. Bush
fueron las piezas clave e imprescindibles para poner en marcha campañas
militares en beneficio de la geopolítica israelí. La invasión de Iraq fue una
de estas instigaciones que fueron elaboradas e instigadas por influyentes militantes
sionistas como Richard Perle, Paul Wolfowitz, Douglas Feith entre muchos otros
personajes de la misma calaña desperdigados en el gobierno federal y la
corporación de medios[3]
angloestadounidenses.
Ya conocemos hoy día la
verdad que demostró las mentiras y las falsedades que fundaron la invasión a
Iraq. George W. Bush y su vice Dick Cheney solo repitieron lo que dichos
informes decían, aunque eso no les exculpa de lo sucedido. Ante la revelación
de sus mentiras los estadounidenses se han venido preguntando ¿Cómo no se
chequearon los datos y las fuentes de estas mentiras? En realidad, no les
interesaba por el simple motivo de que (como lo habían hecho antes) los medios
lo consagrarían como la “verdad oficial”.
En aquellos momentos y aprovechando el shock por los ataques, los asesores de Bush (casualmente sionistas) fueron quienes dieron las primeras líneas de una mentira que desembocaría en las invasiones a Afganistán e Iraq, más de un millón y medio de iraquíes asesinados, cientos de miles de heridos y otros cientos de miles de musulmanes de varias partes del globo perseguidos, secuestrados y torturados por estos informes.
Richard Perle, Donald
Rumsfeld, Paul Wolfowitz y “Scooter” Libby fueron una parte importante en la
elaboración e instalación de estas falsedades. De cara al público, los medios
hablaron de “informes de inteligencia” provistos por la CIA y sus colegas británicos
del MI6 pero gran parte del armado del relato sobre las “Armas de Destrucción
masiva” (AMD) y la supuesta relación entre “Al Qaeda y el régimen de Saddam
Hussein” salieron de estas mentes retorcidas y notablemente maléficas quienes
ya habían servido a entes judíos como Instituto Judío para Asuntos de Seguridad
Nacional (JINSA) y el AIPAC ¿Casualidad?
El caso de Richard Perle[4]
es uno de los más destacados. Un funcionario del Pentágono en la era Reagan quien
entre 1992 a 1995 intervino (junto al sionista francés Bernard Henri Levy[5])
como asesor del gobierno de Bosnia Herzegovina y estuvo involucrado (junto al
asesor Osama Bin Ladem)[6]
en el reclutamiento, entrenamiento[7]
y armado de grupos extremistas[8]
que luego se verían operar en sitios como Chechenia, Afganistán y más tarde utilizados
por la contrainsurgencia estadounidense en Iraq. Esto último fue propiciado por
las mentiras que Perle pudo colar desde sus influyentes posiciones en la Junta
de Política de Defensa y asesor del Pentágono.
El poder de estos sujetos fue tal que sus firmas en memos y los papers, fue suficiente para determinar falsos culpables y hechos que jamás existieron. Los atentados de “Al Qaeda” en África en 1998 no habían bastado e incluso el ataque a la corbeta estadounidense “USS Cole” en Yemen en 2000 tampoco por lo cual era necesario un golpe demoledor directo al inconsciente colectivo de toda la nación y fue así como muy convenientemente se produjo el 11/S.
Desde hacía tiempo que
el Lobbie pro-israelí ya en épocas de la administración Reagan (muy preocupados
por la Intifada) y que siguieron sin pausa con la administración Clinton venía
instigando en el Congreso para abrir un frente contra el mundo árabe-islámico. Aquellos
episodios le valieron de argumentos para sostener con mayor firmeza la
necesidad de atacar preventivamente y meter a los EEUU en Oriente Medio como un
colchón que protegiera a Israel.
Para que ello
adquiriera mayor credibilidad era necesario convencer a los militares en el
Pentágono (quienes serían los que pondrían el cuerpo) y de eso se encargaron destacados
sionistas como Rumsfeld y Wolfowitz -artífices de la guerra preventiva y del
Caos perpetuo- quienes ocupando puestos clave en la defensa secundados por
otro mentiroso de antología como “Scooter” Libby blanquearon todo este esquema
de mentiras que además de favorecer a la geopolítica de Israel allanaría el
despliegue del ambicioso Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC)[9]
que tuvo su antecedente en un informe elaborado por Wolfowitz en 1992 donde se
revelaba las verdaderas intenciones del plan (controlar el Golfo Pérsico como
trampolín al Asia Central).
Incluso en Septiembre
del 2000 (un año antes del ataque) Wolfowitz y sus colegas del PNAC publican un
inquietante trabajo[10]
donde exponen “proféticos” escenarios que al día de hoy y visto lo que ha
sucedido en los últimos treinta años fueron profecías autocumplidas[11].
La campaña de Iraq fue
un desastroso fracaso para EEUU pero a su vez una victoria pírrica para Israel
¿Por qué? El gran cuestionamiento público que recibió esta guerra conllevo a la
exposición de este complot sionista que a la vista de la opinión pública norteamericana
y al advertirse cuales fueron las consecuencias humanas tanto para EEUU como
para los iraquíes y los musulmanes en general, ha dejado a la vista la
naturaleza del estado de Israel y de sus agentes operando a su favor en las
altas esferas del gobierno federal.
Este tipo de estructura viene tratándose de armar en la Argentina aunque los sionistas locales están lejos de tener una organización tan aceitada y compleja como la de sus colegas del norte. Sus principales aliados son sectores financieros y empresarios locales con aspiraciones políticas. Su instigación también pasa más por lo comunicacional y los medios, aunque con alcances modestos. Pero a diferencia de los judíos sionistas anglosajones los sudamericanos se hallan claramente fracturados en su lealtad política al estado de Israel y por ende, poco predispuestos a dejarse usar por los intereses políticos (en especial geopolíticos)[12] que nada tienen que ver con la Argentina.
Pese a ello, los
sionistas no judíos argentinos son los más enfervorizados militantes de esos
intereses los cuales se entremezclan con (y no casualmente) con los intereses
de la OTAN que hoy por hoy se extienden a fomentar la política rusofoba y
racista que difunde la prensa atlantista anglosajona tendiente a sostener a
cualquier costo el régimen filo nazi de Kiev. El peligro de este activismo
político en la región radica en que logre penetrar en un Congreso altamente
corrupto y lleno de prebendas partidarias con lo cual, a los problemas
estructurales de un país continuamente en crisis se podrían adunar otros mucho
más complejos de solucionar.
Así mismo es muy
difícil de esperar que los argentinos sirvan de carne de cañón como sirvieron
los estadounidenses para los enjuagues políticos de Israel ya que al día de
hoy, la información de como son realmente las cosas y que significa el Lobbie
pro-israelí para la paz está al alcance de un click.
[1]
Horas más tarde del atentado, la policía detuvo a cinco jóvenes que se
movilizaban en una camioneta de la empresa “Urban Moving” que reveló varias
cosas muy curiosas. Además de cámaras fotográficas y de video que
transportaban, los detenidos se identificaron como “israelíes” quienes trataron
de hacer valer su influencia para que no los detuvieran. Tras intervenir el FBI
las oficinas de “Urban Moving” fueron vaciadas y abandonadas por su propietario
quien huyo a Israel. Los cinco jóvenes tras 71 días detenidos fueron deportados
y se cerraron las preguntas.
[2] El
caso del empresario y especulador Larry Silverstein sigue siendo muy discutido.
Casualmente tras haber adquirido las torres unos meses antes las aseguró contra
ataques terroristas por la módica suma de 3.500 millones de dólares. A esto se
sumó la mudanza de varias oficinas unos días antes del atentado e incluso, la
bóveda en el subsuelo donde se guardaban archivos del gobierno apareció vacía.
[3]
Personajes tales como William Kristol editor de The Weekly Standard,
Robert Kagan y Elliott Abrams son solo una parte de la influencia mediática
para el intelectualismo neoconservador en las sombras.
[4] En
su carácter de militante pro-Israel, Richard Perle junto a Douglas Feith y
otros destacados sionistas en 1996 elaboraron un documento enviado a Benjamín
Netanyahu en el que se urgía romper con los Acuerdos de Oslo apelando a la
imposición de la paz mediante la fuerza y para ello, el derrocamiento de Saddam
Hussein era parte esencial.
[5]
Participe e instigador intelectual de la intervención de la OTAN en el norte de
África y en particular sobre Libia bajo la máscara de una “Primavera Árabe”.
[6] En
ese papel Bin Ladem puso su experiencia como agente de la CIA a cargo de la
“Legión Árabe” que había operado en Afganistán durante la invasión soviética.
[7]
Cuando en junio de 2014 apareció el ISIS, muchos sospechábamos que habían sido
entrenados lejos de donde estaban operando. Sus componentes nada tenían que ver
con el mundo árabe y mucho menos de inspiración islámica. En 2012 miembros de
grupos salafistas y wahabí afiliados a “Al Qaeda” compraron terrenos en Bosnia
donde se instalaron campamentos de entrenamiento militar al mando de Nusret
Imamović quien luego pasaría a ser uno de los comandantes del Frente Al Nusra
en Siria y luego del “Daesh” en Iraq.
[8] En
estas operaciones la participación de Arabia Saudita fue central ya que fue
allí donde se aprovecho para exportar la interpretación del Islam “Wahabí”
militante utilizado más tarde por la CIA y la OTAN en Iraq, Libia y Siria.
[9]
Fundado por este grupo de sionistas y neoconservadores en 1997.
[10] "Reconstruyendo
las Defensas de EEUU: estrategia, fuerzas y recursos para un nuevo siglo"
(RAD)
[11]
Las que se referían a la necesidad de ocupar Iraq más allá de que fuera Saddam
Hussein el problema y las que mencionan los ataques “electrónicos” no letales
-Ciberataques y el “uso de la guerra biológica como herramienta políticamente
útil”. La aparición del SarS-CoV 2 (COVID) en 2019 se ajusta mucho a esta
última “profecía”.
[12]
Los atentados terroristas de 1992 y 1994 en Buenos Aires son continuamente
usados por los partidarios pro-Israel para acusar sin pruebas ciertas la
autoría de Irán y del Hesbola libanés, acusaciones que hacen extensible a la
muerte en 2015 del fiscal Alberto Nisman.
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