“EL LADO DE B DE QATAR”
Sin dudas que el mundial de futbol en una monarquía
como Qatar es criticable pero, ¿Puede asombrarse el muerto del degollado?
Por Charles
H. Slim
Desde que se conoció que la sede del mundial de
fútbol sería en el controvertido emirato de Qatar, no han parado de retumbar
por algunos medios argentinos, posturas contra el evento llamando a un boicot
por considerarlo como una monarquía que viola los derechos humanos. A grandes rasgos
los argumentos esgrimidos suenan muy fuertes y atendibles salvo, si tenemos en
cuenta quienes son los principales impulsores de estas condenas morales.
En los medios
argentinos se nota desde hace tiempo la influencia de ciertos sectores de la
comunidad que bregan por mantener esta política de mirar la paja en el ojo
ajeno sin ver la viga en el propio. Con las ínfulas que les da una
autopercepción engañosa, levantan el dedo y tratan de dar cátedra de moral a
los demás cuando en lo que respecta a su propia conducta y la del ente con el
cual simpatizan, deja mucho que desear. Otros de la misma calaña, hacen el
mismo trabajo pero con un ángulo diferente.
Qatar es una monarquía
árabe que está mucho más comprometida con la geopolítica de Washington y
Londres que con los derechos humanos y es allí donde está el meollo de la
discusión. Ciertamente que fue parte en la componenda tramada por la
administración de Barak Obama (gestionada por Hillary Clinton) y que los medios
llamaron “Primavera árabe” que destruyó Libia en 2010, que participó en la
agresión contra Siria desde 2011 y que sin dudas cooperó con la fabricación del
“Daesh” en Iraq allá por 2013.
Pero esto no es lo que
estos intelectuales critican. No para nada. Para ellos, es más grave no
permitir la militancia LGTBQ que se mate a una persona, mucho menos si son
árabes y no digamos nada si son palestinos. Y es que las preocupaciones de
estos farsantes del liberalismo no pasan por los derechos humanos o la
violación de la legalidad internacional sino, por buscar degradar las
sociedades árabes e islámicas con estas creaciones de la modernidad occidental.
Tratando de jugar de
maestros de la “democracia” y eruditos en moralidad han hecho todas las
observaciones habidas y por haber a esta monarquía corrupta, anteponiendo la
plantilla del estilo de vida angloestadounidense sobre la realidad de pueblos
milenarios, pero ¿Qué sucede con otras realidades tan o más aberrantes como lo
es el Apartheid israelí? Obviamente no entra dentro de su campo visual.
Lo hemos explicado en
varias oportunidades que los sionistas no necesariamente son judíos. Los
denominados “Goy” (gentiles) suelen ser los partidarios y defensores más
celosos de las políticas del estado de Israel, pero esto a su vez los vuelve obsecuentes
y ciegos a la realidad de todo el panorama circundante. Desde la instauración
de Israel en Palestina estos sujetos, mimados por los sionistas han sido la
apoyatura invalorable (y muy costosa) para sostener las políticas de relaciones
públicas del sionismo de cara al mundo, especialmente ocultando las
brutalidades en los territorios árabes ocupados.
Esa política implicaba
y sigue implicando (con mayor dificultad) el silencio sobre crímenes,
arbitrariedades y violaciones a los derechos humanos cometidos contra los
palestinos. A pesar de haber invertido cientos de millones de dólares en esta
empresa, la realidad de los palestinos es imposible de ocultar y mucho menos de
explicar y a razón de ello se ha visto lo que se ha visto en Qatar.
Los corresponsales
israelíes como Moav Vardi del Canal KAN 11 pese a estar autorizados por las
autoridades qataríes a ingresar al emirato, las reacciones de los árabes de a pie
no reflejaron la cordialidad que los políticos fuerzan y transan por meros
intereses. Esto fue rápidamente advertido por los israelíes quienes (como es su
costumbre) y en algunos casos al verse increpados trataron de camuflarse con
otras nacionalidades. Y es que esto último no es una capacidad camaleónica sino
más bien, la demostración de la culpa y el simple hecho de que los israelíes
son en su mayor parte, ciudadanos judíos de otros países quienes cumpliendo con
un plan demográfico, Israel tras robar los territorios árabes a punta de fusil
y topadoras que derriban sus casas los usurpan para emplazar “Kibbuts” o asentamientos
(que encubren fabulosos negocios inmobiliarios) donde crecerán sus familias.
Pronto los israelíes se
dieron cuenta que no eran bienvenidos y que incluso como dijo el corresponsal
israelí Raz Shechnik de Yedioth Ahronoth “No sentimos odiados, sentimos la
hostilidad, y no nos sentimos bienvenidos”. Con la execrable realidad que viven
los palestinos y las injusticias como son el asesinato de la periodista de la
cadena “Al Jazeera” Shireen Abu Akleh y una larga lista de otros colegas ¿Pueden
mostrarse asombrados?
Esa es una realidad que
los sionistas argentinos no ven (o mejor dicho no quieren ver) pero que los
árabes de todo el mundo que han convergido en Qatar les han recriminado en las
calles, en los bares e incluso en los estadios donde se blandieron banderas
palestinas, prohibidas en el Apartheid. Seguramente
para los sionistas esto además de una patada en el hígado, caiga en el gastado
y baladí argumento del antisemitismo olvidando que los árabes son tan o más
semitas que un askenazi europeo venido de Lituania o de Canadá.
Si realmente están tan
interesados en la “democracia” y en los derechos humanos, porque no se
preguntan ¿Cómo están las cosas para los palestinos bajo la Teocracia judía de
Israel? Porque y valga recordar, es un estado que busca la puridad, un estado
de judíos y para judíos, y en ese sentido ha venido ampliándose a costa de los
territorios palestinos. Hoy la ultraderecha sionista detenta el poder y lo peor
de este sector se propone a llevar adelante una política para terminar definitivamente
con los palestinos, una “solución final” como le gustaría manifestar al
extremista judío Itamar Ben-Gvir y su partido “Poder Judío” que solo podría
llevar a la práctica con la bendición de EEUU ¿Algún comentario sobre esto?
Aunque el discurso mesiánico
del sionismo religioso que tiene su apoyatura en los evangelistas neosionistas de
occidente siga balbuceando que es “Yaveh quien protege a Israel” la realidad es
más terrenal de lo que ellos han pretendido mostrar y ella se vincula con los cientos
de millones de dólares al año (este año 147 mil millones) y las toneladas de armas
de EEUU que desde antes de 1948 ha permitido su estancia en Palestina.
Podemos concluir que a
pesar del controversial acuerdo de algunos estados árabes con Israel y los
negocios que ello les ha redituado, los simples ciudadanos árabes incluidos aquellos
de esos estados firmantes, no se olvidan de la realidad de sus hermanos
palestinos y ejercen su derecho de gritárselo en la cara a quienes tratando de
disimular que no saben lo que sucede y caminan por sus calles creyendo que no
les reconocerán, ocupan un lugar gracias al uso de la fuerza y no del derecho.
Es por ello que la Copa mundial en Qatar no servirá para lavar la cara del
estado de Apartheid y en el fondo los sionistas saben que como reza el refrán “Lo
mal habido, se lo llevará el Diablo”.