“¿HACIA EL IV REICH?”
¿Cuál es la real función del régimen nacionalista-integrista
de Kiev y quiénes son los principales instigadores de su fortalecimiento?
Cuando mirar hacia atrás puede evitar caer en viejos engaños
Por Charles
H. Slim
Mirando con detenimiento cómo fue que en siglo pasado nacieran ideologías como el Fascismo y el Nazismo veremos que los historiadores occidentales y en particular los anglosajones se saltaron una parte importante de las causales y son esas mismas, las que hoy por hoy están alimentando al régimen de Kiev.
Si usted ha sido un
cultor de las pelicular de Hollywood creyendo que escenificaban la verdad de lo
que desencadenó en la Segunda Guerra mundial, olvídelo, todo eso (salvo alguna
que otra excepción) son meras patrañas. Ni Benito Mussolini ni Adolf Hitler
surgieron de las tinieblas y mucho menos, progresaron solos en levantar sus
regímenes por obra y gracia del aire.
Había un hecho de la
realidad que nació antes que ellos y molestaba de forma caustica a los
capitalistas de occidente y eso era “La Unión Soviética”. La revolución
Bolchevique de 1917 que sumado a las catastróficas consecuencias de la primer
gran guerra (1914-1918) causaron un shock que generó una ola que golpearía de
frente a los capitales europeos y británicos. Los países vencidos, en especial
Alemania además de sufrir en carne viva esa crisis, serían ocupados, expoliados
y humillados hasta el escarnio creando un foco de odio imposible de apagar. Europa
estaba devastada y aunque ello benefició a los negocios de “Wall Street”,
pronto y producto de la especulación comenzarían a sentir los síntomas de la
misma enfermedad. La economía comenzaría a tambalearse de forma errática
creando grandes multitudes de desempleados incluso dentro de los EEUU -con
la llamada “Gran depresión”- y una crisis deflacionaria que haría de los
billetes meros papeles pintados que llevó al “Crack” bursátil de 1929 y con
ello, la profundización de la crisis del capitalismo y el crecimiento del bolchevismo
como alternativa irradiado desde Moscú.
A partir de allí, las
elites anglosajonas tuvieron a la URSS y luego a Rusia como la amenaza a la que
había que cuando menos contener y para ello alimentaron al nazismo y al
fascismo y claro, proporcionaron discretamente su apoyo en el desarrollo de sus
economías y por supuesto, de medios para llevar adelante una variada propaganda
rusofoba. Y sino, recuerde cuando en 1938 la revista “Time”, la misma que hoy
presenta a Zelensky como un prócer de la política contemporánea, declaro a
Adolf Hitler como “el hombre del año”.
La caída de la URSS en
1991 no termino con la historia como estúpidamente dijo Francis Fukuyama, solo
se cambió momentáneamente de enemigo poniendo al Islam como el antagonista de
occidente ¿Acaso Fukuyama se olvidó que había que seguir manteniendo a la OTAN
y todo el negocio armamentístico que lo rodea?
En pleno siglo XXI todo
aquello debió haber quedado en el olvido pero, se están advirtiendo algunas
peligrosas señales de ciertos sectores oscuros que desde dentro de los
gobiernos occidentales, están utilizando la misma estrategia de fomentar el odio
y el caos total para luego, reconstruir bajo el control de sus propias reglas.
En aquel entonces, a
los empresarios anglosajones y a sus respectivos políticos en Washington y
Londres les convenía que crecieran los pequeños monstruos del Fascismo y el
Nazismo y fue por ello que permitieron tejer relaciones comerciales y
financieras con ellos (las Automotrices de Henry Ford, General Motors, las
petroleras de la familia Bush y la lista sigue). Alguien debía ponerse en medio
del camino de un comunismo que amenazaba los negocios y avanzaba como la macha
roja del vino sobre un mantel de hilo blanco y fue por ello que apostaron a su
desarrollo. Pero cuando estos monstruos se descontrolaron a regañadientes
necesitaron de Rusia para aplacarlos.
Hoy la historia parece
repetirse y como centro de contención anti ruso lo vemos en el régimen integrista
de Kiev que parece ser el centro de imputación de los denodados esfuerzos de
los poderes anglosajones para formatear un Nuevo Reich dispuesto a encarnizarse
contra sus propios hermanos eslavos bajo una mística fratricida. Nuevamente se
vislumbran tras las cortinas del poder anglosajón a los herederos ultraconservadores
de aquellas ambiciones hegemonistas quienes cada uno con sus propios objetivos,
coinciden en su aversión a Rusia.
Esta tarea ya comenzó
mucho antes de que el payaso de Kiev tomara el control de Ucrania. El golpe de
estado gestado durante todo el 2013 por el Departamento de Estado
norteamericano y concretado en febrero de 2014 fue el epitome de los planes trazados
por estos sectores oscurantistas y sectarios que anidan dentro de los sistemas
políticos (presumidos de democráticos) del mundo anglosajón. Pero al verse
frustrados por haber fallado en conquistar sus principales objetivos (Crimea y
el Mar Negro) incrementaron de forma descarada las actividades anti rusas
dentro de Ucrania. A partir de allí y establecido el régimen ultranacionalista
posicionando en el gobierno a los “Banderistas” y a los batallones “Azov” y
“Aidar” en las Fuerzas Armadas se fue formateando el Status Quo anti-ruso y
prueba de ello fueron las persecuciones, encarcelamientos y brutales asesinatos
como aquellos 42 ucranianos de habla rusa quemados vivos por matones
ultranacionalistas de “Sector Derecho” en el Campo de Kulikovo en Odessa.
Durante este período,
Kiev se convirtió en el centro de concurrencia y establecimiento de los
principales representantes del antagonismo contra Rusia. Además de elementos de
agencias de inteligencia y fuerzas militares occidentales, importantes
representantes políticos de los sectores rusofobos más destacados comenzaron a peregrinar
y a centrar su atención y apoyo para un socio estratégico contra Rusia. Así desde
personajes políticos como los neoconservadores estadounidenses Victoria Nuland
y John Kerry para nombrar algunos, pasando por el actual presidente Joe Biden, al
Secretario británico del Foreign Office William Hague hasta influyentes sionistas
revisionistas como el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu amigo
de los oligarcas judíos como Igor Kolomoisky, Vadir Rabinovich entre otros, establecieron
estrechos nexos de cooperación con el nuevo régimen al cual han venido
sosteniendo para contener a Rusia.
Hoy por hoy, el régimen
de Volodymyr Zelensky, alimentado con todos los recursos posibles que occidente
pueda proporcionarle está demostrando que se pondrá en la tarea de una solución
final contra Rusia, así como lo hicieron con el Nazismo y el Fascismo (como
crearon el antagonismo entre musulmanes en Iraq), instigarán a que todos los
ucranianos se desangren para llegar a Moscú de ser necesario. Para ello, la
tarea ya viene siendo realizada, exacerbando su rusofobia desde la raíz cancelando
y destruyendo los aspectos culturales rusos como ser la literatura, prohibiendo
el idioma ruso, persiguiendo a quienes hablen de Rusia e incluso, prohibiendo a
la Iglesia Ortodoxa dentro de Ucrania (según el Decreto 820/22) que es el pilar
de la fe de una parte de los ucranianos.
Solo la razón y sobre
la base de retomar las negociaciones se podrá detener el desarrollo de todo
esto antes de que desemboque en algo peor.