viernes, 9 de diciembre de 2022

 

“¿HACIA EL IV REICH?”

¿Cuál es la real función del régimen nacionalista-integrista de Kiev y quiénes son los principales instigadores de su fortalecimiento? Cuando mirar hacia atrás puede evitar caer en viejos engaños


Por Charles H. Slim

Mirando con detenimiento cómo fue que en siglo pasado nacieran ideologías como el Fascismo y el Nazismo veremos que los historiadores occidentales y en particular los anglosajones se saltaron una parte importante de las causales y son esas mismas, las que hoy por hoy están alimentando al régimen de Kiev.

Si usted ha sido un cultor de las pelicular de Hollywood creyendo que escenificaban la verdad de lo que desencadenó en la Segunda Guerra mundial, olvídelo, todo eso (salvo alguna que otra excepción) son meras patrañas. Ni Benito Mussolini ni Adolf Hitler surgieron de las tinieblas y mucho menos, progresaron solos en levantar sus regímenes por obra y gracia del aire.

Había un hecho de la realidad que nació antes que ellos y molestaba de forma caustica a los capitalistas de occidente y eso era “La Unión Soviética”. La revolución Bolchevique de 1917 que sumado a las catastróficas consecuencias de la primer gran guerra (1914-1918) causaron un shock que generó una ola que golpearía de frente a los capitales europeos y británicos. Los países vencidos, en especial Alemania además de sufrir en carne viva esa crisis, serían ocupados, expoliados y humillados hasta el escarnio creando un foco de odio imposible de apagar. Europa estaba devastada y aunque ello benefició a los negocios de “Wall Street”, pronto y producto de la especulación comenzarían a sentir los síntomas de la misma enfermedad. La economía comenzaría a tambalearse de forma errática creando grandes multitudes de desempleados incluso dentro de los EEUU -con la llamada “Gran depresión”- y una crisis deflacionaria que haría de los billetes meros papeles pintados que llevó al “Crack” bursátil de 1929 y con ello, la profundización de la crisis del capitalismo y el crecimiento del bolchevismo como alternativa irradiado desde Moscú.    

A partir de allí, las elites anglosajonas tuvieron a la URSS y luego a Rusia como la amenaza a la que había que cuando menos contener y para ello alimentaron al nazismo y al fascismo y claro, proporcionaron discretamente su apoyo en el desarrollo de sus economías y por supuesto, de medios para llevar adelante una variada propaganda rusofoba. Y sino, recuerde cuando en 1938 la revista “Time”, la misma que hoy presenta a Zelensky como un prócer de la política contemporánea, declaro a Adolf Hitler como “el hombre del año”.

La caída de la URSS en 1991 no termino con la historia como estúpidamente dijo Francis Fukuyama, solo se cambió momentáneamente de enemigo poniendo al Islam como el antagonista de occidente ¿Acaso Fukuyama se olvidó que había que seguir manteniendo a la OTAN y todo el negocio armamentístico que lo rodea?

En pleno siglo XXI todo aquello debió haber quedado en el olvido pero, se están advirtiendo algunas peligrosas señales de ciertos sectores oscuros que desde dentro de los gobiernos occidentales, están utilizando la misma estrategia de fomentar el odio y el caos total para luego, reconstruir bajo el control de sus propias reglas.

En aquel entonces, a los empresarios anglosajones y a sus respectivos políticos en Washington y Londres les convenía que crecieran los pequeños monstruos del Fascismo y el Nazismo y fue por ello que permitieron tejer relaciones comerciales y financieras con ellos (las Automotrices de Henry Ford, General Motors, las petroleras de la familia Bush y la lista sigue). Alguien debía ponerse en medio del camino de un comunismo que amenazaba los negocios y avanzaba como la macha roja del vino sobre un mantel de hilo blanco y fue por ello que apostaron a su desarrollo. Pero cuando estos monstruos se descontrolaron a regañadientes necesitaron de Rusia para aplacarlos.

Hoy la historia parece repetirse y como centro de contención anti ruso lo vemos en el régimen integrista de Kiev que parece ser el centro de imputación de los denodados esfuerzos de los poderes anglosajones para formatear un Nuevo Reich dispuesto a encarnizarse contra sus propios hermanos eslavos bajo una mística fratricida. Nuevamente se vislumbran tras las cortinas del poder anglosajón a los herederos ultraconservadores de aquellas ambiciones hegemonistas quienes cada uno con sus propios objetivos, coinciden en su aversión a Rusia.

Esta tarea ya comenzó mucho antes de que el payaso de Kiev tomara el control de Ucrania. El golpe de estado gestado durante todo el 2013 por el Departamento de Estado norteamericano y concretado en febrero de 2014 fue el epitome de los planes trazados por estos sectores oscurantistas y sectarios que anidan dentro de los sistemas políticos (presumidos de democráticos) del mundo anglosajón. Pero al verse frustrados por haber fallado en conquistar sus principales objetivos (Crimea y el Mar Negro) incrementaron de forma descarada las actividades anti rusas dentro de Ucrania. A partir de allí y establecido el régimen ultranacionalista posicionando en el gobierno a los “Banderistas” y a los batallones “Azov” y “Aidar” en las Fuerzas Armadas se fue formateando el Status Quo anti-ruso y prueba de ello fueron las persecuciones, encarcelamientos y brutales asesinatos como aquellos 42 ucranianos de habla rusa quemados vivos por matones ultranacionalistas de “Sector Derecho” en el Campo de Kulikovo en Odessa.

Durante este período, Kiev se convirtió en el centro de concurrencia y establecimiento de los principales representantes del antagonismo contra Rusia. Además de elementos de agencias de inteligencia y fuerzas militares occidentales, importantes representantes políticos de los sectores rusofobos más destacados comenzaron a peregrinar y a centrar su atención y apoyo para un socio estratégico contra Rusia. Así desde personajes políticos como los neoconservadores estadounidenses Victoria Nuland y John Kerry para nombrar algunos, pasando por el actual presidente Joe Biden, al Secretario británico del Foreign Office William Hague hasta influyentes sionistas revisionistas como el entonces primer ministro israelí Benjamín Netanyahu amigo de los oligarcas judíos como Igor Kolomoisky, Vadir Rabinovich entre otros, establecieron estrechos nexos de cooperación con el nuevo régimen al cual han venido sosteniendo para contener a Rusia.

Hoy por hoy, el régimen de Volodymyr Zelensky, alimentado con todos los recursos posibles que occidente pueda proporcionarle está demostrando que se pondrá en la tarea de una solución final contra Rusia, así como lo hicieron con el Nazismo y el Fascismo (como crearon el antagonismo entre musulmanes en Iraq), instigarán a que todos los ucranianos se desangren para llegar a Moscú de ser necesario. Para ello, la tarea ya viene siendo realizada, exacerbando su rusofobia desde la raíz cancelando y destruyendo los aspectos culturales rusos como ser la literatura, prohibiendo el idioma ruso, persiguiendo a quienes hablen de Rusia e incluso, prohibiendo a la Iglesia Ortodoxa dentro de Ucrania (según el Decreto 820/22) que es el pilar de la fe de una parte de los ucranianos.

Solo la razón y sobre la base de retomar las negociaciones se podrá detener el desarrollo de todo esto antes de que desemboque en algo peor.

 

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