“SIN VIOLENCIA NO HAY ESTADO”
Esa es la lógica sangrienta sobre la que se sustenta el establishment
israelí y que se vuelve a ver tras los últimos atentados en Jerusalen
Por
Yossi Tevi
Esta es la lógica siniestra que mantiene en pie al estado de Israel. Desde que el 30 de diciembre del 2022 la Asamblea de Naciones Unidas reclamo a la Corte internacional una resolución expresa sobre la situación de ocupación de los territorios palestinos, la violencia de los colonos judíos contra la población palestina de Czjordania, Jerusalen y los ataques de las FDI contra la Franja de Gaza se incrementaron de forma exponencial.
La más
brutal de las masacres fue llevada a cabo por las tropas de las FDI en Yenin
donde asesinaron a sangre fría a nueve palestinos entre ellos a una mujer de 61
años de edad y lanzando gas lacrimógeno en el área de pediatría del hospital de
dicha localidad.
Como era de
esperar, los medios occidentales mantuvieron esto bajo el más absoluto silencio
hasta que ya no pudo ocultarse más. Como suele suceder, recién ventilaron los
ataques posteriores contra los israelíes. La reacción cíclica a esa violencia de
un estado colonialista y que no repara en matar civiles, se vio en Jerusalen
tras los ataques que cobro la vida de siete ciudadanos israelíes.
Pero esto
no empezó en Yenin ni la masacre contra los árabes palestinos es un episodio
excepcional de la (para los pro-israelies) “democracia” del Oriente Medio.
Las
razzias, los arrestos y las usurpaciones de propiedades palestinas que luego
son demolidas para entregarlas a los colonos judíos se han sistematizado con
mayor firmeza bajo el nuevo régimen ultraderechista de tinte mesiánico que
lideran Bibi Netanyahu y la gente de Ben Gvir.
Desde hace
bastante que la Shin Bet, la guardia de fronteras y la hasta el Lakam vienen
implementando tácticas de contrainteligencia que conlleven a abrir y cerrar a
conveniencia de los jerarcas el torniquete sobre el cuello de los palestinos. El
chantaje, la tortura y la extorsión son la moneda común con las que las fuerzas
israelíes manejan a los palestinos. Para tal fin no dejemos de mencionar la
cooperación de la mukhabarat y las fuerzas policiales de Fatah. El
engaño y las tinieblas son una constante para los palestinos y cuando se hace
útil, son el chivo expiatorio para justificar esa violencia que el régimen
sionista necesita para justificarse.
Así ya no
es un secreto que en varias ocasiones varios ataques con cohetes “Kssam” supuestamente
disparados por Hamas habían sido en realidad replicas lanzadas por equipos israelíes
disfrazados con uniformes negros, pero claro ¿Acaso cree que eso será publicado
en el “Haaretz” o el “Time of Israel”?
Las
jugarretas sucias en nombre de la supervivencia del estado han generado un círculo
vicioso y ya no es posible distinguir quién es quién detrás de un ataque. También
los colonos echan mano a los trucos sucios y las acciones encubiertas mediante
los cuales incendian casas, mezquitas y asesinan a palestinos sin importar si
son niños o mujeres. Este estado de ansiedad que soporta cada palestino ya se
extiende 75 años y la lista de crímenes que se cometen en su contra es extensa
y lo peor es que no hay visos de que detenga su cuenta. Para la ley
internacional se tratan de atentados terroristas pero ¿Por qué los medios no lo
tratan así?
Estos
grupos extremistas judíos, en su mayoría de ascendencia askenazi (de origen
europeo), además de su antisemitismo tienen la confesa finalidad de erradicar a
los palestinos, su cultura y su historia sin discriminar entre musulmanes o
cristianos.
Hoy los
israelíes no solo tienen a los palestinos como sus enemigos íntimos sino
también, a esos judíos importados que juegan el papel de colonos en un intento
por alivianar la carga política que le ha costado al estado, usar el ejército y
a los cuerpos antiterroristas para la sucia tarea de ocupar y sostener un
terreno. Tal vez al comienzo haya sido una estrategia demográfica inteligente y
viable para superar a la natalidad árabe-palestina, pero hoy son una franja de
extremistas liderados por tipos impresentables como Ben Gvir con poder político
(y poder de fuego) en la cima del gobierno y con intensión de manejar la
política del estado bajo designios del sionismo religioso mesiánico.
Pese a que
muchos israelíes les dieron su voto, para muchos otros estos tipos representan
un serio peligro para la política interior y una amenaza para la paz. No por
ser judío alguien necesariamente va comulgar con el ideario de estos racistas y
delirantes teológicos del “Lehava” y “La Familia” quienes tienen como slogan
“muerte a los árabes”. Si bien hay rabinos ortodoxos que militan en estas
agrupaciones y ven con simpatía a los colonos extremistas, hay otros que los
repudian frontalmente aunque ello les halla valido el insulto y la
vituperación.
A contrario
de lo que muchos se habrían imaginado, son los sionistas no judíos quienes
brindan un apoyo incondicional a este movimiento, incluso financiando sus
actividades terroristas contra los palestinos y cualquiera que se atreva a
criticar sus acciones.
Esto ha
causado muchos enfrentamientos internos dividiendo a los israelíes más allá de
las clásicas corrientes de la derecha y la izquierda política. El extremismo
religioso está permeando con fuerza las capas de la sociedad israelí que
relegando con ello a los partidos políticos laicos, sospechados por múltiples casos
de corrupción con lo cual Tel Aviv podría enfrentar en no mucho tiempo más, el
mismo problema que tuvo la OLP de Yasser Arafat con el extremismo islamista de la
“Jihad Islámica” y “Hamas”.
Tampoco
debería ser ya un tabú, las promiscuas relaciones de estos extremistas con díscolos
elementos del Shin Bet e incluso con el Mossad, lo que ha potenciado la
peligrosidad de estos sectores que pueden llegar a contar con armas,
conocimientos y tácticas que sin dudas usaran contra la misma policía israelí.
A pesar de
todo esto, estos extremistas son muy útiles para Netanyahu y en cierto sentido
para las políticas de “seguridad” del estado. Para el actual gobierno,
continuar con la apropiación de territorios y construcción de asentamientos
judíos es una meta que no van a negociar. Israel tiene una larga historia de
saber manipular la violencia para sacar réditos políticos y es por eso que hay
que observar con cuidado por qué se dan ciertas situaciones en momentos
determinados.
Los
atentados en Jerusalen no surgieron de la nada. Netanyahu desde hacía una
semana antes había ordenado bombardeos sobre Gaza y había permitido que esos
colonos mataran palestinos en Cizjordania sin que la policía hiciera nada para
impedirlo. Lo que no puede explicarse muy bien, es cómo esos jóvenes palestinos
que asesinaron a siete israelíes en Jerusalen e hirieron a otros tantos, que no
militaban en ninguna organización armada y que sin experiencia, pudieran haber
conseguido las armas y las municiones que usaron con tanta pericia ¿Quién les facilito el acceso a esas
armas? Si la Shin Bet tiene controlado a Jerusalen este ¿Cómo se colaron
pistolas 9mm en tan perfecto estado sin que lo supieran?; ¿Acaso es otra
operación sucia para justificar el garrote de las políticas de Netanyahu en
momentos que el Tribunal Penal internacional debe resolver sobre la ocupación
de los territorios palestinos?