lunes, 30 de enero de 2023

 

“SIN VIOLENCIA NO HAY ESTADO”

Esa es la lógica sangrienta sobre la que se sustenta el establishment israelí y que se vuelve a ver tras los últimos atentados en Jerusalen

 

Por Yossi Tevi

Esta es la lógica siniestra que mantiene en pie al estado de Israel. Desde que el 30 de diciembre del 2022 la Asamblea de Naciones Unidas reclamo a la Corte internacional una resolución expresa sobre la situación de ocupación de los territorios palestinos, la violencia de los colonos judíos contra la población palestina de Czjordania, Jerusalen y los ataques de las FDI contra la Franja de Gaza se incrementaron de forma exponencial.

La más brutal de las masacres fue llevada a cabo por las tropas de las FDI en Yenin donde asesinaron a sangre fría a nueve palestinos entre ellos a una mujer de 61 años de edad y lanzando gas lacrimógeno en el área de pediatría del hospital de dicha localidad.

Como era de esperar, los medios occidentales mantuvieron esto bajo el más absoluto silencio hasta que ya no pudo ocultarse más. Como suele suceder, recién ventilaron los ataques posteriores contra los israelíes. La reacción cíclica a esa violencia de un estado colonialista y que no repara en matar civiles, se vio en Jerusalen tras los ataques que cobro la vida de siete ciudadanos israelíes.

Pero esto no empezó en Yenin ni la masacre contra los árabes palestinos es un episodio excepcional de la (para los pro-israelies) “democracia” del Oriente Medio.

Las razzias, los arrestos y las usurpaciones de propiedades palestinas que luego son demolidas para entregarlas a los colonos judíos se han sistematizado con mayor firmeza bajo el nuevo régimen ultraderechista de tinte mesiánico que lideran Bibi Netanyahu y la gente de Ben Gvir.

Desde hace bastante que la Shin Bet, la guardia de fronteras y la hasta el Lakam vienen implementando tácticas de contrainteligencia que conlleven a abrir y cerrar a conveniencia de los jerarcas el torniquete sobre el cuello de los palestinos. El chantaje, la tortura y la extorsión son la moneda común con las que las fuerzas israelíes manejan a los palestinos. Para tal fin no dejemos de mencionar la cooperación de la mukhabarat y las fuerzas policiales de Fatah. El engaño y las tinieblas son una constante para los palestinos y cuando se hace útil, son el chivo expiatorio para justificar esa violencia que el régimen sionista necesita para justificarse.

Así ya no es un secreto que en varias ocasiones varios ataques con cohetes “Kssam” supuestamente disparados por Hamas habían sido en realidad replicas lanzadas por equipos israelíes disfrazados con uniformes negros, pero claro ¿Acaso cree que eso será publicado en el “Haaretz” o el “Time of Israel”?

Las jugarretas sucias en nombre de la supervivencia del estado han generado un círculo vicioso y ya no es posible distinguir quién es quién detrás de un ataque. También los colonos echan mano a los trucos sucios y las acciones encubiertas mediante los cuales incendian casas, mezquitas y asesinan a palestinos sin importar si son niños o mujeres. Este estado de ansiedad que soporta cada palestino ya se extiende 75 años y la lista de crímenes que se cometen en su contra es extensa y lo peor es que no hay visos de que detenga su cuenta. Para la ley internacional se tratan de atentados terroristas pero ¿Por qué los medios no lo tratan así?

Estos grupos extremistas judíos, en su mayoría de ascendencia askenazi (de origen europeo), además de su antisemitismo tienen la confesa finalidad de erradicar a los palestinos, su cultura y su historia sin discriminar entre musulmanes o cristianos.

Hoy los israelíes no solo tienen a los palestinos como sus enemigos íntimos sino también, a esos judíos importados que juegan el papel de colonos en un intento por alivianar la carga política que le ha costado al estado, usar el ejército y a los cuerpos antiterroristas para la sucia tarea de ocupar y sostener un terreno. Tal vez al comienzo haya sido una estrategia demográfica inteligente y viable para superar a la natalidad árabe-palestina, pero hoy son una franja de extremistas liderados por tipos impresentables como Ben Gvir con poder político (y poder de fuego) en la cima del gobierno y con intensión de manejar la política del estado bajo designios del sionismo religioso mesiánico.

Pese a que muchos israelíes les dieron su voto, para muchos otros estos tipos representan un serio peligro para la política interior y una amenaza para la paz. No por ser judío alguien necesariamente va comulgar con el ideario de estos racistas y delirantes teológicos del “Lehava” y “La Familia” quienes tienen como slogan “muerte a los árabes”. Si bien hay rabinos ortodoxos que militan en estas agrupaciones y ven con simpatía a los colonos extremistas, hay otros que los repudian frontalmente aunque ello les halla valido el insulto y la vituperación.

A contrario de lo que muchos se habrían imaginado, son los sionistas no judíos quienes brindan un apoyo incondicional a este movimiento, incluso financiando sus actividades terroristas contra los palestinos y cualquiera que se atreva a criticar sus acciones.

Esto ha causado muchos enfrentamientos internos dividiendo a los israelíes más allá de las clásicas corrientes de la derecha y la izquierda política. El extremismo religioso está permeando con fuerza las capas de la sociedad israelí que relegando con ello a los partidos políticos laicos, sospechados por múltiples casos de corrupción con lo cual Tel Aviv podría enfrentar en no mucho tiempo más, el mismo problema que tuvo la OLP de Yasser Arafat con el extremismo islamista de la “Jihad Islámica” y “Hamas”.

Tampoco debería ser ya un tabú, las promiscuas relaciones de estos extremistas con díscolos elementos del Shin Bet e incluso con el Mossad, lo que ha potenciado la peligrosidad de estos sectores que pueden llegar a contar con armas, conocimientos y tácticas que sin dudas usaran contra la misma policía israelí.

A pesar de todo esto, estos extremistas son muy útiles para Netanyahu y en cierto sentido para las políticas de “seguridad” del estado. Para el actual gobierno, continuar con la apropiación de territorios y construcción de asentamientos judíos es una meta que no van a negociar. Israel tiene una larga historia de saber manipular la violencia para sacar réditos políticos y es por eso que hay que observar con cuidado por qué se dan ciertas situaciones en momentos determinados.

Los atentados en Jerusalen no surgieron de la nada. Netanyahu desde hacía una semana antes había ordenado bombardeos sobre Gaza y había permitido que esos colonos mataran palestinos en Cizjordania sin que la policía hiciera nada para impedirlo. Lo que no puede explicarse muy bien, es cómo esos jóvenes palestinos que asesinaron a siete israelíes en Jerusalen e hirieron a otros tantos, que no militaban en ninguna organización armada y que sin experiencia, pudieran haber conseguido las armas y las municiones que usaron con tanta  pericia ¿Quién les facilito el acceso a esas armas? Si la Shin Bet tiene controlado a Jerusalen este ¿Cómo se colaron pistolas 9mm en tan perfecto estado sin que lo supieran?; ¿Acaso es otra operación sucia para justificar el garrote de las políticas de Netanyahu en momentos que el Tribunal Penal internacional debe resolver sobre la ocupación de los territorios palestinos?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario