CALENTANDO EL MAR MERIDIONAL
A pesar de la caótica situación de las fuerzas ucranianas en el frente
y la negativa de Washington a permitir que Kiev acepte un cese al fuego y se
siente en una mesa de negociaciones ¿Biden busca abrir otro frente bélico en
Asia-Pacífico?
Por
Charles H. Slim
Como ya se sabe, los conglomerados de medios occidentales reflejan las
realidades políticas que convienen a Washington según sea el momento especifico
que se trate. Lo mismo sus Think Tanks que usan sus cerebros gracias a las
generosas subvenciones y recursos financieros que los incentivan. También
sabemos que cuando esa realidad es adversa a sus conveniencias, se encargan de
maquillarla a medida y cuando eso tampoco alcanza simplemente adulteran la
realidad que presentan.
Cuando
Biden llegó a La Casa Blanca una parte de los ciudadanos estadounidenses creían
que iba a cambiar la impredecible, caprichosa y personalista administración de
Trump. Pero como ellos mismos saben, fueron víctimas (una vez más) de un
sistema corrupto y elitista que sirve solo a los plutócratas que manejan el
poder real. Hoy estos mismos ciudadanos sacudidos por una crisis socio
económica claramente se preguntan ¿Quién es el peor de estas opciones?
Al menos
Trump, ese odiado outsider de la clase política no mordió más de lo que
podía masticar, esto en lo que hace a su política exterior, aunque no estuvo
exento de aprobar situaciones reprobables. Obviamente esto en referencia a los
gastos que el gobierno federal recorto en el área de la defensa y en ese gran
agujero burocrático como lo es la OTAN.
Pero Biden
apenas llegó a La Casa Blanca, piso el acelerador en materia de política
exterior y reengancho a EEUU en la agenda globalista de los neoconservadores
para reactivar el avance de la OTAN sobre todo Eurasia y todo el Asia-Pacífico.
Ucrania es la consecuencia de esa agenda que (nada tiene de democrática) como también
es sabido, comenzó hace nueve años atrás cuando desempeñaba el cargo de
vicepresidente (en la administración Obama) con el fomento y respaldo del golpe
de estado en Kiev, una página de la historia que en Washington y los medios que
le respaldan saltan con deliberada intención.
A
diferencia de Trump, Biden no es un advenedizo ni empezó ayer en política. Si
hay alguien que ha pasado por una buena parte de la historia política
contemporánea de EEUU es Josep Biden y como tal, es uno de los grandes responsables
de episodios catastróficos no solo para los intereses de su país sino para toda
la humanidad, particularmente la del Medio Oriente, Norte de África y Asia Central
(salvo que no consideren a los árabes, a los musulmanes y orientales como
humanos).
Biden es el
presidente de la guerra y parece que tiene ambiciones de ampliar esta cualidad
abriendo otro frente bélico en el sudeste asiático, más precisamente proyectándose
desde el Pacífico hacía el interior de Asia teniendo como principales cabeceras
para ello a Corea del sur y Taiwán. Estas intensiones quedaron bien claras tan
pronto comenzó su agresiva campaña de propaganda y sanciones contra China que
culminaron con aquel viaje relámpago a la isla de Taiwán de la presidente de la
Cámara de representantes Nancy Pelosi, precisamente para inflamar los ánimos en
Pekín.
Como vemos
y si lo comparamos con la administración Trump, la actual gestión de Biden es
superlativamente más belicista y desaprensiva con el costo humano que ello
implica, si consideramos los riesgos de una escalada nuclear que conllevaría
seguir alimentando la guerra en Ucrania. Sin dudas que la reunión celebrada en
Moscú entre Xi Jinping y Vladimir Putin evaluaron esta preocupante situación.
En este
escenario, La Casa Blanca ha estado maniobrando para acaparar el negocio y las
ganancias de la producción de los semiconductores sacando las empresas de
producción que tienen radicación en la isla para trasladarlas a EEUU. Estos
pequeños chips de silicio se han vuelto imprescindibles para el desarrollo de
la vida económica de cualquier país, pero mucho más para los más desarrollados.
La intención de Washington es quitar el desarrollo tecnológico de uno de los
componentes más usados y necesarios en la producción de artefactos a escala
global que van desde un teléfono celular (iphone) hasta un Dron de uso militar.
Casualmente, estos pequeños implementos además de ser construidos en Taiwán
también se desarrollan en Corea del sur y Japón.
Bajo el
argumento de defender la libertad de navegación y “mediar” con vecinos
ribereños como Vietnam, EEUU ha estado incursionando y provocando a China con
su flota que merodea el Mar Amarillo con la tangencial intensión de flanquear a
Corea del norte. Precisamente y en este plan, Washington ha anunciado la
realización de grandes maniobras militares con Seúl lo que representa una nueva
provocación a gran escala para la soberanía y la seguridad de Pyong yang. Cabe
recordar que los norcoreanos han debido soportar las continuas sanciones
internacionales (ilegales e ilegitimas) implementadas por órdenes de EEUU como
parte de su estrategia de asfixiar su economía en espera de que la población se
levante contra sus gobernantes. Actualmente estas medidas tratan de impedir la
importación de cereales como parte de una siniestra -y muy usada- estrategia
con el fin de hambrear a la población.
Es por ello
que además de continuar con los ensayos de sus misiles intercontinentales ICBM (los
cuales pueden llegar incluso a EEUU) y ejercicios de contraataque táctico
nuclear, ha puesto en estado de alerta y movilización al Ejército Popular de
Corea lo que ha involucrado a más de 800.000 voluntarios para enrolarse al
servicio activo. Esta claro que China toma nota de esta situación y toma las
previsiones del caso ¿Acaso es esto lo que Biden considera una política para
asegurar la paz?