jueves, 23 de marzo de 2023

 

CALENTANDO EL MAR MERIDIONAL

A pesar de la caótica situación de las fuerzas ucranianas en el frente y la negativa de Washington a permitir que Kiev acepte un cese al fuego y se siente en una mesa de negociaciones ¿Biden busca abrir otro frente bélico en Asia-Pacífico?

Por Charles H. Slim

Como ya se sabe, los conglomerados de medios occidentales reflejan las realidades políticas que convienen a Washington según sea el momento especifico que se trate. Lo mismo sus Think Tanks que usan sus cerebros gracias a las generosas subvenciones y recursos financieros que los incentivan. También sabemos que cuando esa realidad es adversa a sus conveniencias, se encargan de maquillarla a medida y cuando eso tampoco alcanza simplemente adulteran la realidad que presentan.

Cuando Biden llegó a La Casa Blanca una parte de los ciudadanos estadounidenses creían que iba a cambiar la impredecible, caprichosa y personalista administración de Trump. Pero como ellos mismos saben, fueron víctimas (una vez más) de un sistema corrupto y elitista que sirve solo a los plutócratas que manejan el poder real. Hoy estos mismos ciudadanos sacudidos por una crisis socio económica claramente se preguntan ¿Quién es el peor de estas opciones?

Al menos Trump, ese odiado outsider de la clase política no mordió más de lo que podía masticar, esto en lo que hace a su política exterior, aunque no estuvo exento de aprobar situaciones reprobables. Obviamente esto en referencia a los gastos que el gobierno federal recorto en el área de la defensa y en ese gran agujero burocrático como lo es la OTAN.

Pero Biden apenas llegó a La Casa Blanca, piso el acelerador en materia de política exterior y reengancho a EEUU en la agenda globalista de los neoconservadores para reactivar el avance de la OTAN sobre todo Eurasia y todo el Asia-Pacífico. Ucrania es la consecuencia de esa agenda que (nada tiene de democrática) como también es sabido, comenzó hace nueve años atrás cuando desempeñaba el cargo de vicepresidente (en la administración Obama) con el fomento y respaldo del golpe de estado en Kiev, una página de la historia que en Washington y los medios que le respaldan saltan con deliberada intención.

A diferencia de Trump, Biden no es un advenedizo ni empezó ayer en política. Si hay alguien que ha pasado por una buena parte de la historia política contemporánea de EEUU es Josep Biden y como tal, es uno de los grandes responsables de episodios catastróficos no solo para los intereses de su país sino para toda la humanidad, particularmente la del Medio Oriente, Norte de África y Asia Central (salvo que no consideren a los árabes, a los musulmanes y orientales como humanos).

Biden es el presidente de la guerra y parece que tiene ambiciones de ampliar esta cualidad abriendo otro frente bélico en el sudeste asiático, más precisamente proyectándose desde el Pacífico hacía el interior de Asia teniendo como principales cabeceras para ello a Corea del sur y Taiwán. Estas intensiones quedaron bien claras tan pronto comenzó su agresiva campaña de propaganda y sanciones contra China que culminaron con aquel viaje relámpago a la isla de Taiwán de la presidente de la Cámara de representantes Nancy Pelosi, precisamente para inflamar los ánimos en Pekín.

Como vemos y si lo comparamos con la administración Trump, la actual gestión de Biden es superlativamente más belicista y desaprensiva con el costo humano que ello implica, si consideramos los riesgos de una escalada nuclear que conllevaría seguir alimentando la guerra en Ucrania. Sin dudas que la reunión celebrada en Moscú entre Xi Jinping y Vladimir Putin evaluaron esta preocupante situación.

En este escenario, La Casa Blanca ha estado maniobrando para acaparar el negocio y las ganancias de la producción de los semiconductores sacando las empresas de producción que tienen radicación en la isla para trasladarlas a EEUU. Estos pequeños chips de silicio se han vuelto imprescindibles para el desarrollo de la vida económica de cualquier país, pero mucho más para los más desarrollados. La intención de Washington es quitar el desarrollo tecnológico de uno de los componentes más usados y necesarios en la producción de artefactos a escala global que van desde un teléfono celular (iphone) hasta un Dron de uso militar. Casualmente, estos pequeños implementos además de ser construidos en Taiwán también se desarrollan en Corea del sur y Japón.

Bajo el argumento de defender la libertad de navegación y “mediar” con vecinos ribereños como Vietnam, EEUU ha estado incursionando y provocando a China con su flota que merodea el Mar Amarillo con la tangencial intensión de flanquear a Corea del norte. Precisamente y en este plan, Washington ha anunciado la realización de grandes maniobras militares con Seúl lo que representa una nueva provocación a gran escala para la soberanía y la seguridad de Pyong yang. Cabe recordar que los norcoreanos han debido soportar las continuas sanciones internacionales (ilegales e ilegitimas) implementadas por órdenes de EEUU como parte de su estrategia de asfixiar su economía en espera de que la población se levante contra sus gobernantes. Actualmente estas medidas tratan de impedir la importación de cereales como parte de una siniestra -y muy usada- estrategia con el fin de hambrear a la población.

Es por ello que además de continuar con los ensayos de sus misiles intercontinentales ICBM (los cuales pueden llegar incluso a EEUU) y ejercicios de contraataque táctico nuclear, ha puesto en estado de alerta y movilización al Ejército Popular de Corea lo que ha involucrado a más de 800.000 voluntarios para enrolarse al servicio activo. Esta claro que China toma nota de esta situación y toma las previsiones del caso ¿Acaso es esto lo que Biden considera una política para asegurar la paz?

 

 

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