TIRONEO GEOPOLÍTICO
¿Por qué el recinto del Hotel Alvear Palace Hotel se convirtió en un escenario
de plataformas electoralistas para seducir a los intereses estadounidenses? La
pelea por quién se arrodilla más tiempo
Por
Javier B. Dal
Lo habíamos comentado mucho antes de las elecciones PASO pasadas que cada uno de los postulantes a presidente de la Argentina, tienen sus convicciones comprometidas con sectores externos que poco les importa la estabilidad del país para su desarrollo independiente. Incluso podríamos apostar que tanto Massa, Milei y Bullrich son los mascarones de proa de esos mismos intereses.
La situación interna del país es altamente compleja y más allá de que desde
los medios se trata de manipular a la opinión pública en uno u otro sentido, la
Argentina puede considerarse, en su actual dispersión y fragmentación en que
viven los argentinos, como un país para armar. En un momento tan complejo lo
ideal sería buscar la unidad y la negociación constructiva entre los actores
políticos, pero como se ve no hay intensiones de esto.
La oleada de “saqueos” que se produjeron en la semana en varios puntos
del país dejan muchas dudas sobre su espontaneidad. Algunas fuentes señalan que
podrían haber sido montadas por punteros y servicios del mismo gobierno como
una forma de crear el terror y mantener el nerviosismo hasta octubre ante una
inevitable derrota del llamado “Kirchnerismo”.
Pero si eso no era poco, los dos candidatos de la “centro derecha” con
grandes chances electorales que se identifican sin tapujos con la agenda
angloestadounidense, ya han revelado en la Cumbre de las Américas que (cada uno
con sus propias palabras) seguirán bajo el paraguas de la moribunda hegemonía
norteamericana haciendo centro en repudiar la posibilidad de que Argentina
pueda ingresar al bloque BRICS representativo del 40% de la población mundial que
dicho sea de paso, tuvo una promisoria y exitosa cumbre en Sudáfrica.
Como se sabe el BRICS es un bloque económico-comercial que plantea para
el sur global una alternativa competitiva al desigual y unilateral manejo del
comercio internacional que desde hace décadas es direccionado a discreción desde
Washington. Se trata de la aparición de una plataforma multilateral para el
desarrollo de las economías de países emergentes que durante décadas han estado
bajo las “reglas” desventajosas y engañosas de organismos financieros como el
Banco Mundial y el FMI que responden a Washington.
Argentina es uno de estos casos y fue por ello que fue invitado para
adherirse al bloque. Pero las actuales circunstancias político electorales
plantean tironeos entre un gobierno débil y fracasado que nunca tuvo claridad
geopolítica y los sectores anglófilos convencidos de su posicionamiento, estos
últimos ávidos por obtener la atención y beneficios del Departamento de Estado
para lograr posicionarse en el poder. Las posibilidades de que estos sectores
conformen el nuevo gobierno en diciembre próximo son altamente probables por lo
cual, es el mejor momento para demostrar su lealtad ideológica y que mejor que
hacerlo negando la posibilidad de que Argentina ingrese al BRICS.
Pero los argumentos para oponerse a esto no pasan por cuestiones de
competencia o conveniencias para el comercio exterior del país sino, de un
claro planteo de carácter estrictamente político y geopolítico disfrazados por
motivaciones falsas.
Las principales objeciones planteadas por la candidata Patricia
Bullrich son la presencia de Rusia, Irán y China casualmente, los adversarios geopolíticos
de Washington y Tel Aviv. Como forma de tratar de darle un marco legal a estas
negativas y convencer, la candidata afirmo que “Nosotros creemos en un orden
internacional basado en reglas para preservar la paz y el respeto del derecho
internacional”, un argumento -que además de hilarante- calcado del
discurso estadounidense en especial en lo referente a “las reglas” (creadas y
obligadas desde Washington) y muy voceado durante la administración Biden.
En similar sentido se expresó Javier Milei quien es sabido, cuenta con
el respaldo de sectores sionistas que rivalizan con los que sustentan tras
bambalinas a Bullrich y también a Massa pero que concuerdan en entorpecer las
relaciones del país con Irán y el mundo islámico en general.
Esta clase de alegaciones no va a ayudar al mejoramiento de la
situación del país ni le reportara una mejor vista desde el FMI. Incluso este
tipo de posiciones en momentos que la situación institucional es francamente
grave y que tienen al país en el borde de ser un estado fallido, las arengas
como las emitidas por Patricia Bullrich se ven notoriamente altisonantes
pretendiendo imponer posiciones con juicios geopolíticos que ella y los
sectores que representa no están en posición de emitir y mucho menos sostener.
Bullrich hizo centro en señalar que si era gobierno la Argentina no
entraría al BRICS acusando a Rusia “de estar en medio de una invasión a
Ucrania”, a Irán de haber sido autor de los atentados en Buenos Aires alegando que
“junto al ingreso a Irán, país con el que Argentina tiene une herida abierta
profunda por los ataques terroristas antisemitas en nuestro territorio” olvidando
que además de no haberse probado semejante tesis, el Mossad israelí -gobierno
israelí- tras un informe reciente la descartó de lleno.
Igualmente estos sectores de la “centro derecha” son afines al sionismo
que como ya sabemos, tiene varias corrientes y que en la actualidad se hallan
en una creciente pugna dentro del mismo estado de Israel. En este sentido,
estas declamaciones van más allá de cuestiones políticas revelando el odio a
todo lo árabe y en particular a lo islámico conocido como islamofobia y que un importante
sector de los medios capitalinos apoya (que cuentan con sostén de organismos
como la CIA y fundaciones como “Open Society” de George Soros) comparte con
entusiasmo.
Asimismo, ese tipo de discurso era el que esperaban los empresarios e
inversores estadounidenses reunidos en el Consejo de las Américas quienes
además de los intereses financieros y económicos que ellos representan,
comparten la visión geopolítica de su gobierno en Washington y que Bullrich
replicó como si fuera parte de un convencimiento propio sacando muy seguramente
algún que otro rictus de mofa en los presentes.
Sacando cualquier implicancia de índole geopolítica y visto que la
Argentina en el momento crucial en el que se halla y del cual no saldrá en lo
inmediato, este tipo de planteos no parecen muy inteligentes dado que el país
no tiene muchas elecciones si busca una salida para la catástrofe
económico-político y financiera en la que la clase política (incluyéndola a la
señora Bullrich) hundieron a la Argentina.
Lo único que muestra estas posiciones es una total ignorancia o más
bien, una demostración de no haber aprendido de la lección histórica que enseña
que no se puede posicionarse en una zona de poder sin haberlo construido antes
y que, apoyándose en el poder de potencias externas terminará siendo en
beneficio de y solo de éstas últimas.