sábado, 26 de agosto de 2023

 

TIRONEO GEOPOLÍTICO

¿Por qué el recinto del Hotel Alvear Palace Hotel se convirtió en un escenario de plataformas electoralistas para seducir a los intereses estadounidenses? La pelea por quién se arrodilla más tiempo


Por Javier B. Dal

Lo habíamos comentado mucho antes de las elecciones PASO pasadas que cada uno de los postulantes a presidente de la Argentina, tienen sus convicciones comprometidas con sectores externos que poco les importa la estabilidad del país para su desarrollo independiente. Incluso podríamos apostar que tanto Massa, Milei y Bullrich son los mascarones de proa de esos mismos intereses.

La situación interna del país es altamente compleja y más allá de que desde los medios se trata de manipular a la opinión pública en uno u otro sentido, la Argentina puede considerarse, en su actual dispersión y fragmentación en que viven los argentinos, como un país para armar. En un momento tan complejo lo ideal sería buscar la unidad y la negociación constructiva entre los actores políticos, pero como se ve no hay intensiones de esto.

La oleada de “saqueos” que se produjeron en la semana en varios puntos del país dejan muchas dudas sobre su espontaneidad. Algunas fuentes señalan que podrían haber sido montadas por punteros y servicios del mismo gobierno como una forma de crear el terror y mantener el nerviosismo hasta octubre ante una inevitable derrota del llamado “Kirchnerismo”.

Pero si eso no era poco, los dos candidatos de la “centro derecha” con grandes chances electorales que se identifican sin tapujos con la agenda angloestadounidense, ya han revelado en la Cumbre de las Américas que (cada uno con sus propias palabras) seguirán bajo el paraguas de la moribunda hegemonía norteamericana haciendo centro en repudiar la posibilidad de que Argentina pueda ingresar al bloque BRICS representativo del 40% de la población mundial que dicho sea de paso, tuvo una promisoria y exitosa cumbre en Sudáfrica.

Como se sabe el BRICS es un bloque económico-comercial que plantea para el sur global una alternativa competitiva al desigual y unilateral manejo del comercio internacional que desde hace décadas es direccionado a discreción desde Washington. Se trata de la aparición de una plataforma multilateral para el desarrollo de las economías de países emergentes que durante décadas han estado bajo las “reglas” desventajosas y engañosas de organismos financieros como el Banco Mundial y el FMI que responden a Washington.  

Argentina es uno de estos casos y fue por ello que fue invitado para adherirse al bloque. Pero las actuales circunstancias político electorales plantean tironeos entre un gobierno débil y fracasado que nunca tuvo claridad geopolítica y los sectores anglófilos convencidos de su posicionamiento, estos últimos ávidos por obtener la atención y beneficios del Departamento de Estado para lograr posicionarse en el poder. Las posibilidades de que estos sectores conformen el nuevo gobierno en diciembre próximo son altamente probables por lo cual, es el mejor momento para demostrar su lealtad ideológica y que mejor que hacerlo negando la posibilidad de que Argentina ingrese al BRICS.

Pero los argumentos para oponerse a esto no pasan por cuestiones de competencia o conveniencias para el comercio exterior del país sino, de un claro planteo de carácter estrictamente político y geopolítico disfrazados por motivaciones falsas.

Las principales objeciones planteadas por la candidata Patricia Bullrich son la presencia de Rusia, Irán y China casualmente, los adversarios geopolíticos de Washington y Tel Aviv. Como forma de tratar de darle un marco legal a estas negativas y convencer, la candidata afirmo que “Nosotros creemos en un orden internacional basado en reglas para preservar la paz y el respeto del derecho internacional”, un argumento -que además de hilarante- calcado del discurso estadounidense en especial en lo referente a “las reglas” (creadas y obligadas desde Washington) y muy voceado durante la administración Biden.

En similar sentido se expresó Javier Milei quien es sabido, cuenta con el respaldo de sectores sionistas que rivalizan con los que sustentan tras bambalinas a Bullrich y también a Massa pero que concuerdan en entorpecer las relaciones del país con Irán y el mundo islámico en general.

Esta clase de alegaciones no va a ayudar al mejoramiento de la situación del país ni le reportara una mejor vista desde el FMI. Incluso este tipo de posiciones en momentos que la situación institucional es francamente grave y que tienen al país en el borde de ser un estado fallido, las arengas como las emitidas por Patricia Bullrich se ven notoriamente altisonantes pretendiendo imponer posiciones con juicios geopolíticos que ella y los sectores que representa no están en posición de emitir y mucho menos sostener.  

Bullrich hizo centro en señalar que si era gobierno la Argentina no entraría al BRICS acusando a Rusia “de estar en medio de una invasión a Ucrania”, a Irán de haber sido autor de los atentados en Buenos Aires alegando que “junto al ingreso a Irán, país con el que Argentina tiene une herida abierta profunda por los ataques terroristas antisemitas en nuestro territorio” olvidando que además de no haberse probado semejante tesis, el Mossad israelí -gobierno israelí- tras un informe reciente la descartó de lleno.

Igualmente estos sectores de la “centro derecha” son afines al sionismo que como ya sabemos, tiene varias corrientes y que en la actualidad se hallan en una creciente pugna dentro del mismo estado de Israel. En este sentido, estas declamaciones van más allá de cuestiones políticas revelando el odio a todo lo árabe y en particular a lo islámico conocido como islamofobia y que un importante sector de los medios capitalinos apoya (que cuentan con sostén de organismos como la CIA y fundaciones como “Open Society” de George Soros) comparte con entusiasmo.

Asimismo, ese tipo de discurso era el que esperaban los empresarios e inversores estadounidenses reunidos en el Consejo de las Américas quienes además de los intereses financieros y económicos que ellos representan, comparten la visión geopolítica de su gobierno en Washington y que Bullrich replicó como si fuera parte de un convencimiento propio sacando muy seguramente algún que otro rictus de mofa en los presentes.

Sacando cualquier implicancia de índole geopolítica y visto que la Argentina en el momento crucial en el que se halla y del cual no saldrá en lo inmediato, este tipo de planteos no parecen muy inteligentes dado que el país no tiene muchas elecciones si busca una salida para la catástrofe económico-político y financiera en la que la clase política (incluyéndola a la señora Bullrich) hundieron a la Argentina.

Lo único que muestra estas posiciones es una total ignorancia o más bien, una demostración de no haber aprendido de la lección histórica que enseña que no se puede posicionarse en una zona de poder sin haberlo construido antes y que, apoyándose en el poder de potencias externas terminará siendo en beneficio de y solo de éstas últimas.

 

 

 

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