¿HACIA LA GUERRA DIGITAL?
¿Puede el desarrollo de la IA dar un procedimiento que simule y
reemplace la guerra convencional en una versión digitalizada?
Por Charles H. Slim
El imparable avance que está teniendo la tecnología informática y en
especial en lo referente a la IA plantea la posibilidad de que en alguna medida
pueda traer alguna ventaja entre tantos temores y reparos que ya se plantean en
el mercado laboral por la suplantación de la mano de obra humana no solo para
los trabajos manuales sino también, para un extenso catálogo de actividades
profesionales que requieren del uso del razonamiento.
Pese a lo
apocalíptico de esta visión, es posible hallarle a esta tecnología una finalidad
altamente altruista en las relaciones conflictivas entre los estados y que
podría llevar el concepto sentado Von Clausewitz a un nuevo nivel su definición
de la guerra como el desarrollo de la política por otros medios.
El cruento
escenario de la guerra en Ucrania que no es más que el resultado y continuación
de insidiosas y persistentes políticas atlantistas que desde la caída de la
URSS en 1990, vinieron horadando los cimientos de la estabilidad política en
toda Eurasia principalmente ingresando a la OTAN países del este europeo, puede
ser el mejor estímulo para buscar una alternativa resolutiva menos cruenta que
la guerra tradicional.
Con
mentiras y el malicioso incumplimiento de sus propias palabras, poco a poco
EEUU usando a la UE como escudo, llegó al límite de la tolerancia de Rusia amenazando
su seguridad estratégica con su penetración en Ucrania. Todo ello, aprovechando
la debilidad en que se hallaba una naciente Federación Rusa.
Esta muy
claro que EEUU y sus socios violaron la ley internacional y la falla se
advierte en una Naciones Unidas que además de subsistir por los aportes
monetarios de Washington, tiene su sede administrativa en su territorio. Los
precedentes contemporáneos demuestran su ineficacia al momento de poner límites
a este influyente miembro. Con ello no cumpliría con los requisitos mínimos
para ser el ente administrador de este sistema. La imparcialidad es
impracticable y sería tiempo de ir buscando una reconfiguración a semejante
burla.
La guerra
en sí, es una calamidad y no tiene nada de positivo aún para los triunfadores. También
es el andamiaje que sostiene económicamente a ciertos sectores de la sociedad
que viven de la guerra. Pero es sabido que es una continuación de aquellas
contiendas políticas en las que han sobrado las palabras o se amenaza a la
seguridad de una nación.
Si sacamos
todos los negocios y las especulaciones que rodean a una guerra, y considerando
el alto desarrollo de la tecnología ¿Podría ser resuelta una contienda bélica
de forma virtual? Desde mi punto de vista claro que sería posible y se
parecería mucho a los juegos en línea que millones de personas juegan en el
internet. La gran diferencia pasaría por tener que, ante todo, el acuerdo de
las naciones, el desarrollo de nuevos protocolos para un software especifico,
destinado a regular un escenario o Teatro de Operaciones donde los contendientes
ejecuten las batallas donde ya no se perderían vidas de combatientes ni se
comprometería la de los civiles.
El desarrollo de la tecnología informática de la mano de las IA, ponen de manifiesto que ello es posible, incluso, con un grado de realismo como el que se observa con múltiples juegos en red, solo que aquí, estaría rodeado de una serie de especificaciones y efectos que conllevarían a consecuencias materiales sobre la nación que ha sido vencida; es decir en resumen de cuentas, las cosas se terminaron con solo apagar el ordenador.
En
principio, el grado de resolución y animación existente en los poderosos
software dedicados a elaborar simples juegos de guerra para uso recreativo o,
los simuladores para uso militar, están poniendo en evidencia que la propuesta
no es un delirio o una simple tontería.
Tampoco
ello significaría desarmar a las naciones de sus FFAA o poner a jovencitos
holgazanes de fin de semana en consolas como si se tratara de un simple juego
de guerra. Por el contrario, cada nación deberá instruir (como una forma de
decir) unas FFAA digitales, elaboradas en programas propios que replicarían al
detalle cada unidad que comandan y que serán operadas obviamente, por el mismo personal
que se avocara a cada una de las armas que pertenece, operando sus correspondientes
unidades como si lo hicieran en el terreno real.
Así, desde
el soldado de infantería hasta el piloto de avión, dispondrán de sus armamentos
solamente que lo operaran virtualmente en una manera tan real y vivida que los
comprometerá en las operaciones que estén desarrollando. Un ejemplo simple para
ilustrar la idea es, la misma tripulación de un tanque será la que tripulará
cada uno en su función, virtualmente su vehículo y de acuerdo al daño sufrido
al ser tocados en la batalla quedarán eliminados.
De por sí,
la modalidad reflejará un ahorro invalorable en costos materiales y ni hablemos
en lo que hace a la vida e incluso, al impacto en medio ambiente que subsigue
al uso de bombas con elementos químicos y la contaminación del aire y el agua
por la polución que crean las batallas.
Incluso
esta modalidad no suplantaría (en un inicio) a la guerra como la conocemos, con
lo cual las industrias armamentísticas podrían respirar aliviadas. Obviamente
no producirán en el volumen como les gustaría, pero seguirían existiendo. Un
enfrentamiento digital podría ser un paso previo, una forma no cruenta de
resolver asuntos que han estado trabados en el campo político-diplomático y que
por ello terminarían en una escalada bélica con todas las consecuencias que
actualmente ya conocemos.
De esta
manera, el dicho de Von Clausewitz “toda guerra es la continuación de las
relaciones políticas… por otros medios”, se pondría en aplicación de una manera
más elástica y económica haciendo que esa “continuación en las relaciones políticas
entre dos estados que han cerrado sus diálogos convencionales, puedan reabrirlo
usando este novedoso medio que sería un escenario virtual sin las cruentas
consecuencias ni los traumas que ellas representarían para todos los involucrados.
Esta muy claro
que para ello tenga efecto, debería existir un organismo internacional
verdaderamente imparcial para su aplicación (Que como vemos Naciones Unidas no
entra en ese parámetro). Además deberá haber acuerdo entre las partes y el compromiso
de acatar el resultado de esta contienda virtual, que determinara un efecto
jurídico vinculante y obligatorio tal como lo que se firma en un papel.
¿Acaso esto detendrá la guerra en el mundo?
Claro que no. Pero al menos les dará a los mandatarios y gobiernos un paso
previo de reflexión y una herramienta jurídica pre-bélica para esgrimir antes
de que sea necesario matarse entre seres humanos.