jueves, 7 de septiembre de 2023

 

¿HACIA LA GUERRA DIGITAL?

¿Puede el desarrollo de la IA dar un procedimiento que simule y reemplace la guerra convencional en una versión digitalizada?

 

Por Charles H. Slim

El imparable avance que está teniendo la tecnología informática y en especial en lo referente a la IA plantea la posibilidad de que en alguna medida pueda traer alguna ventaja entre tantos temores y reparos que ya se plantean en el mercado laboral por la suplantación de la mano de obra humana no solo para los trabajos manuales sino también, para un extenso catálogo de actividades profesionales que requieren del uso del razonamiento.

Pese a lo apocalíptico de esta visión, es posible hallarle a esta tecnología una finalidad altamente altruista en las relaciones conflictivas entre los estados y que podría llevar el concepto sentado Von Clausewitz a un nuevo nivel su definición de la guerra como el desarrollo de la política por otros medios.

El cruento escenario de la guerra en Ucrania que no es más que el resultado y continuación de insidiosas y persistentes políticas atlantistas que desde la caída de la URSS en 1990, vinieron horadando los cimientos de la estabilidad política en toda Eurasia principalmente ingresando a la OTAN países del este europeo, puede ser el mejor estímulo para buscar una alternativa resolutiva menos cruenta que la guerra tradicional.

Con mentiras y el malicioso incumplimiento de sus propias palabras, poco a poco EEUU usando a la UE como escudo, llegó al límite de la tolerancia de Rusia amenazando su seguridad estratégica con su penetración en Ucrania. Todo ello, aprovechando la debilidad en que se hallaba una naciente Federación Rusa.

Esta muy claro que EEUU y sus socios violaron la ley internacional y la falla se advierte en una Naciones Unidas que además de subsistir por los aportes monetarios de Washington, tiene su sede administrativa en su territorio. Los precedentes contemporáneos demuestran su ineficacia al momento de poner límites a este influyente miembro. Con ello no cumpliría con los requisitos mínimos para ser el ente administrador de este sistema. La imparcialidad es impracticable y sería tiempo de ir buscando una reconfiguración a semejante burla.

La guerra en sí, es una calamidad y no tiene nada de positivo aún para los triunfadores. También es el andamiaje que sostiene económicamente a ciertos sectores de la sociedad que viven de la guerra. Pero es sabido que es una continuación de aquellas contiendas políticas en las que han sobrado las palabras o se amenaza a la seguridad de una nación.

Si sacamos todos los negocios y las especulaciones que rodean a una guerra, y considerando el alto desarrollo de la tecnología ¿Podría ser resuelta una contienda bélica de forma virtual? Desde mi punto de vista claro que sería posible y se parecería mucho a los juegos en línea que millones de personas juegan en el internet. La gran diferencia pasaría por tener que, ante todo, el acuerdo de las naciones, el desarrollo de nuevos protocolos para un software especifico, destinado a regular un escenario o Teatro de Operaciones donde los contendientes ejecuten las batallas donde ya no se perderían vidas de combatientes ni se comprometería la de los civiles.

El desarrollo de la tecnología informática de la mano de las IA, ponen de manifiesto que ello es posible, incluso, con un grado de realismo como el que se observa con múltiples juegos en red, solo que aquí, estaría rodeado de una serie de especificaciones y efectos que conllevarían a consecuencias materiales sobre la nación que ha sido vencida; es decir en resumen de cuentas, las cosas se terminaron con solo apagar el ordenador.

En principio, el grado de resolución y animación existente en los poderosos software dedicados a elaborar simples juegos de guerra para uso recreativo o, los simuladores para uso militar, están poniendo en evidencia que la propuesta no es un delirio o una simple tontería.

Tampoco ello significaría desarmar a las naciones de sus FFAA o poner a jovencitos holgazanes de fin de semana en consolas como si se tratara de un simple juego de guerra. Por el contrario, cada nación deberá instruir (como una forma de decir) unas FFAA digitales, elaboradas en programas propios que replicarían al detalle cada unidad que comandan y que serán operadas obviamente, por el mismo personal que se avocara a cada una de las armas que pertenece, operando sus correspondientes unidades como si lo hicieran en el terreno real.

Así, desde el soldado de infantería hasta el piloto de avión, dispondrán de sus armamentos solamente que lo operaran virtualmente en una manera tan real y vivida que los comprometerá en las operaciones que estén desarrollando. Un ejemplo simple para ilustrar la idea es, la misma tripulación de un tanque será la que tripulará cada uno en su función, virtualmente su vehículo y de acuerdo al daño sufrido al ser tocados en la batalla quedarán eliminados.

De por sí, la modalidad reflejará un ahorro invalorable en costos materiales y ni hablemos en lo que hace a la vida e incluso, al impacto en medio ambiente que subsigue al uso de bombas con elementos químicos y la contaminación del aire y el agua por la polución que crean las batallas.

Incluso esta modalidad no suplantaría (en un inicio) a la guerra como la conocemos, con lo cual las industrias armamentísticas podrían respirar aliviadas. Obviamente no producirán en el volumen como les gustaría, pero seguirían existiendo. Un enfrentamiento digital podría ser un paso previo, una forma no cruenta de resolver asuntos que han estado trabados en el campo político-diplomático y que por ello terminarían en una escalada bélica con todas las consecuencias que actualmente ya conocemos.

De esta manera, el dicho de Von Clausewitz “toda guerra es la continuación de las relaciones políticas… por otros medios”, se pondría en aplicación de una manera más elástica y económica haciendo que esa “continuación en las relaciones políticas entre dos estados que han cerrado sus diálogos convencionales, puedan reabrirlo usando este novedoso medio que sería un escenario virtual sin las cruentas consecuencias ni los traumas que ellas representarían para todos los involucrados.

Esta muy claro que para ello tenga efecto, debería existir un organismo internacional verdaderamente imparcial para su aplicación (Que como vemos Naciones Unidas no entra en ese parámetro). Además deberá haber acuerdo entre las partes y el compromiso de acatar el resultado de esta contienda virtual, que determinara un efecto jurídico vinculante y obligatorio tal como lo que se firma en un papel. 

 ¿Acaso esto detendrá la guerra en el mundo? Claro que no. Pero al menos les dará a los mandatarios y gobiernos un paso previo de reflexión y una herramienta jurídica pre-bélica para esgrimir antes de que sea necesario matarse entre seres humanos.

 

 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario