lunes, 4 de septiembre de 2023

 

BRICS Y LOS PREJUICIOS

¿Cuáles son los prejuicios y el por qué de quienes se oponen a que la Argentina permanezca en los BRICS?


Por Charles H. Slim

En momentos que EEUU estaba siendo azotada por una crisis financiera por las burbujas hipotecarias lo que crearía una oleada de quiebras y una avalancha de despidos dentro de este país, Rusia y China ya estaban en las postrimerías de conformar un bloque económico que incluía como otro importante socio regional a la India y al gigante sudamericano, Brasil. De esa forma se busco incrementar las relaciones comerciales de importación y exportación para el desarrollo competitivo y dentro de un marco financiero propio.

La recesión estadounidense no tardo en extenderse al resto de los países en especial de la UE con estrechas vinculaciones con el sistema financiero estadounidense advirtiendo a los países emergentes del sur global, de los peligros de mantenerse sujetos a un sistema inestable.

Con el paso de los años las relaciones entre los BRICS se fueron incrementando y de ese modo ya van direccionándose a ser un bloque con ambiciones de ampliarse a objetivos políticos-culturales y legales.

Se trata de una entidad en crecimiento y en la cual se aglutinan países emergentes que dentro de este proyecto adquieren una relevancia geopolítica imposible de negar por parte del occidente entendiéndose a este a EEUU, la Unión Europea y los países del Commonwealth.

Es una realidad que pone en perspectiva el resurgir del silenciado “tercer mundo”, compuesto por esos países despreciados por el “sistema internacional” que por décadas y tras la declaración del NWO por George H. Bush en septiembre de 1990 quedaron sumergidos bajo el inoponible y unilateral manto de la hegemonía estadounidense.

Los BRICS han llegado para ser la opción multilateralista y en la cual se busca como objetivo final que “todos ganen”.

Las últimas adhesiones al bloque muestran una gran diversidad de actores entre los que se cuentan los tres principales países del mundo árabe-islámico como son Egipto, Arabia Saudita e Irán, estos dos últimos reconciliados gracias a las gestiones y mediación china tras años de enfrentamientos (entre chiitas y sunitas) creados desde antaño por las agencias gubernamentales (la CIA con “Al Qaeda” y sus variantes posteriores hasta ISIS) para servir a agendas políticas destinadas a formatear el Medio Oriente en beneficio de un actor regional bien identificado, bajo el impulso y dirección de los sectores neoconservadores y sionistas en Washington.

Es precisamente este componente el que molesta no solo a estos continuos conspiradores y gestores de guerras “perpetuas” sino también, de sus partidarios (y novicios) en la Argentina quien también (y para desagrado de estos) ya forma parte del bloque. En ese sentido las fustigaciones de la candidata Patricia Bullrich, estrecha simpatizante de las políticas estadounidenses (hoy en lo que se refiere a Ucrania) y una militante de la causa pro-Israel son apenas la punta del Iceberg de los exponentes islamófobos y arabofobos que sobre la base de acusaciones sin pruebas, se mueven por debajo del Establecimiento argentino.

Pero Bullrich es solo uno más de estos recalcitrantes exponentes. Los rusofobos son también una especie entre los anglófilos que tienen arraigo en las tierras del sur. Son como una especie de zombies que se quedaron con los recuerdos de una era soviética en la que Rusia solo era parte de aquel bloque pero, como buenos obsecuentes y copiando a sus referentes del norte, nunca se sacaron ese prejuicio “macartista” de ponerle cuernos a quienes hablen de Rusia.

La actual situación en Ucrania y de la cual no les interesa profundizar implicancias y orígenes, ha sido sin dudas una oportunidad para revitalizar ese veneno antiguo y eso se puede oír y ver en varios medios de la capital. No los moviliza ningún interés por el respeto a los derechos humanos o de la paz; de ser así, no hemos escuchado ninguna arenga para dejar de comerciar con Israel donde las violaciones a los derechos humanos (en particular de los niños palestinos) es un bochorno que ningún funcionario político de la DAIA se atreve a contrariar públicamente. Como era de esperar estos sectores que se denominan de “centro-derecha” y que aspiran a llegar al poder en las próximas elecciones en el mes de Octubre comparten la misma tara ideológica maliciosa y que para peor, trataría de meter al país en una nueva guerra fría con Oriente.

Sobre esto último y de lo poco reconocible al gobierno de los “Fernández” es haberse abstenido de cooperar militarmente con el occidente colectivo dentro de Ucrania.

La necesidad de comerciar con el mundo es algo que ningún político debería negar y el BRICS proporciona la oportunidad de oro para hacerlo bajo nuevas perspectivas.

Quienes temen el crecimiento del bloque están demasiado involucrados con los negocios, la geopolítica y el sistema hegemónico angloestadounidense. Uno de los temas capitales de este temor se centra en la pérdida de la supremacía del dólar en el comercio internacional. A pesar de que suelen hablar de “democracia” y una cultura democrática de organizaciones internacionales como el G-20 y el G-7 o del Banco Mundial y el FMI, todas ellas al final del día responden a las decisiones que se toman en Washington.

En Sudamérica y en particular en la Argentina, esa pequeña camarilla de anglófilos que Mauricio Macri logro alinear en el PRO y con el cual llego a la presidencia en 2015, hoy se han reciclado en “Juntos por el Cambio” bajo el liderazgo de Bullrich quienes ya han explicitado su aversión al BRICS, no por cuestiones competitivas o de intereses comerciales desfavorables para el país sino, por esos deleznables y acostumbrados prejuicios que sirven de forma descarada a ciertas embajadas en Buenos Aires.

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