ESTRATEGIA CONTRA CHINA
¿Cuáles son las reales intensiones de EEUU sobre el Mar Meridional?
Por
Charles H. Slim
La guerra en Ucrania ya puede decirse que ha
pasado a un segundo plano para los intereses atlantistas en especial, para los
estadounidenses que dan por perdida la oportunidad de dar un zarpazo sobre la
Federación Rusa. Los instigadores de todo esto están presionando para que La
Casa Blanca ponga su atención sobre China y en especial sobre todo el Mar
Meridional para evitar que se siga expandiendo la influencia china sobre toda
la región.
Desde el inicio de la Operación Militar Especial, los mandos militares
atlantistas y en especial el almirantazgo norteamericano del Estado Mayor de la
Armada han sido muy precavidos en no comprometer sus unidades navales dentro
del Mar Negro. Los riesgos valorados al parecer son altos y la principal
amenaza vendría de la Armada rusa que ya ha demostrado capacidades que no están
a simple vista. Eso es lo que habrían determinado en un informe de la
inteligencia naval dirigido al Jefe de Operaciones Navales (OPNAV) en el cual
se puso en perspectiva una hipotética confrontación no convencional.
Por lo pronto en Washington parecen conformarse con un nuevo paquete de
ayuda de 1000 millones de dólares y el pronto envío a Kiev de proyectiles para
obuses de tanque con Uranio-enriquecido, es decir, un agente químico radiactivo
que envenenará el territorio ucraniano con todas las consecuencias sobre el
medio ambiente y su población (tal como se sigue viendo en la provincia de Al
Anbar, Iraq).
Una vez más, la administración Biden va a la carga con su secretario de
Estado Anthony Blinken quien como señalan varios, es más guerrero que
diplomático y las pruebas de ello están a la vista. Es por ello que la
prudencia de la armada en el Mar Negro tiene no surge de un interés de no
escalar el conflicto.
Para estrechar el hostigamiento sobre el continente chino, preservar las
fuerzas navales es una cuestión de necesidad estratégica para los atlantistas y
en especial para los belicistas como Nuland, Blinken y Sullivan.
Pero como ya sabemos la política contra China que encabeza Washington
no solo tiene una pata militar. La búsqueda de aliados para presionar en la
región ha llevado en las últimas horas a que el mismo Biden haya realizado una visita
relámpago por dos potenciales candidatos para esos planes como son Vietnam y la
India.
Otra importante rama en la estrategia contra China es la comunicación. Como
ha sucedido en casos anteriores y en particular con lo visto contra Rusia, la
censura y la desinformación a la que se prestan los medios occidentales, demuestran
su parte en la guerra psicológica que dirigen las agencias de inteligencia.
En ese plan seguimos oyendo en los medios del hemisferio, largas
predicas y monsergas acusando a China de violar los derechos humanos en
especial contra la minoría musulmana Uigur (obviando sus propios crímenes
contra los musulmanes de Irak, Siria, Libia, Yemen etcetc), de querer invadir
Taiwán y de buscar su expansión global por una ambición presumidamente
imperialista. Bajo el falso antagonismo “democracia vs autocracia” sacado del
libreto propagandista elaborado por el Departamento de Estado y que sus adeptos
en el hemisferio sur repiten como loros, intentan asustar a potenciales socios
comerciales (con aspiraciones al BRICS) y al mismo tiempo sermonear al mundo
con ese gastado e infantil cliché de “nosotros somos los buenos y ellos son los
malos” que tanto daño causó no hace tanto la administración de George W. Bush y
Dick Cheney y que Barak Obama continuó.
Tampoco olvidemos como la administración de Donald Trump fue de frente
contra China buscando desbancarla del comercio internacional, algo que Joe
Biden continuó sin pausa con los intentos por varios medios de apoderarse del
mercado de los microprocesadores. Aquel acuso muy ligera (o quizá convenientemente)
a China de haber sido el responsable de la aparición del Covid-19, cuando a
poco de rastrear precedentes previos a la declaración de la pandemia, se
hallaron muchas inconsistencias en los informes y hechos que evidenciaban que
ese “agente biológico” ya estaba mucho antes en suelo estadounidense y más
precisamente en una instalación militar que casualmente albergaba los
laboratorios de investigaciones y desarrollo de estas armas pestilentes.
Hasta la filtración y difusión de lo realmente ocurrido por mediado del
mes de junio de 2019 en “Fort Detrick” en Meriland, los medios angloestadounidenses
y sus lacayos hemisféricos solo hablaban del “murciélago”, de un “sucio mercado
en Wuhan” y del “virus chino”.
Más cerca en el tiempo, los inconvenientes y no esperados descubrimientos
de las tropas rusas en Ucrania, han reforzado con creces el real
involucramiento de EEUU en la aparición de esta “pandemia”. El hallazgo de
laboratorios de Bio-guerra para el desarrollo (entre otros agentes) del “SarS-CoV”
(denominado vulgarmente Covid19) y que pese a los fundados pedidos de Moscú
ante Naciones Unidas de que se realicen las correspondientes investigaciones,
eso sigue siendo un tema pendiente de tratar.
Para la CIA se ha hecho muy difícil penetrar en los círculos políticos
de Pekín e incluso de sus Fuerzas Armadas. Pese a que la agencia cuenta con el
apoyo de agencias asiáticas y de recursos humanos de origen chino que hablan
fluidamente el idioma (especialmente de Taiwán), articular programas
subversivos para tratar de desestabilizar políticamente al gigante asiático o
buscar su desintegración se vuelve algo muy complejo de lograr. Igualmente,
ello no es obstáculo para que la CIA y sus socios detenga sus actividades en
pos de lograrlo.
La producción de inteligencia electrónica y la obtenida de los
satélites es con la que más cuentan los analistas en Washington aunque deben
tomarla con mucho cuidado y detalle quedando siempre muchas dudas sobre si lo
que informan algunas imágenes no son meros montajes escenificados. Una de las
amenazas más temidas y en especial para la armada son los misiles hipersónicos
contra portaaviones “DF-17”, que podrían evadir todas las contramedidas de un
grupo de ataque norteamericano. Igualmente, los generales de Biden y sus
asesores están apuntando a buscar a la brevedad un enfrentamiento con China
bajo la excusa de “defender la democracia en Taiwán”, pero ¿Serán tan idiotas
los taiwaneses de caer en la misma trampa en la que hoy se hallan los
ucranianos?
No hay otro interés en La Casa Blanca que la de sostener la supremacía
global, aún a costa de otra horrible guerra.
Por lo pronto Washington continuara con la propaganda y a pesar de
todos los esfuerzos por dañar la imagen de China, tal como se ve con interesada
intensidad en Sudamérica y muy particularmente en Argentina (por el control del
Litio y el Cobre), los resultados benéficos del trabajo de la diplomacia china
hablan por sí misma.
Pero todos estos que participan de estos artificios argumentativos hace
tiempo que han caído por debajo de una aceptable credibilidad y es por ello que
con la generación de mayores infundios solo ayudan a hundirse aún más en esa
incredulidad de la opinión pública que acostumbradamente han manipulado.