EN DEBATE
“EL QUIEBRE”
Tras visita de Trump por Oriente Medio y en especial luego de la visita a Arabia Saudita, se produjeron una serie de hechos concatenados que reflejan un viraje en las relaciones entre Washington los países de la región en lo que les incumbe sobre el terrorismo ¿Se trata del final de los juegos sucios o un cambio de estrategia?
Por
Charles H. Slim
El pasado 20 de mayo, el presidente estadounidense Donald Trump
visitó Arabia Saudita en lo que se creía sería, una visita protocolar más en la
que un mandatario norteamericano reafirmaría sus lazos con el poderoso reino
petrolero. Pero en realidad, eso no fue todo. Luego de los agasajos y de los
inconvenientes surgidos por las imposturas de su esposa al no respetar la
tradición de la cultura del estado anfitrión y de la innegable incomodidad que causó
la negativa al acceso de los lugares santos a su hijo político Jared Kusher,
Trump habría puesto sobre la mesa una nueva agenda en la cual, el proyecto del “Caos
controlado” para un Medio Oriente ampliado se daba por terminado y con él, el
uso de las “brigadas yihadistas” como elementos tácticos de desestabilización.
Para
compensar por esta súbita y hasta en cierta medida, inesperada postura de la
Casa Blanca, el mismo Trump firmo con el rey Salman un contrato por más de cien
millones de dólares en provisión de armamento, sin especificar cuáles y de qué
tipo. Para Ryad se trato de una justa compensación por tener que literalmente,
“abandonar” a su suerte al millardo de combatientes que había venido
sosteniendo financieramente junto a otras monarquías del golfo y también, con
la complicidad de actores tan disimiles como son Turquía e Israel.
Y
los efectos de este acuerdo que sin dudas causó un quiebre en lo que venía
sucediendo tanto en Siria como en Iraq, pudieron verse casi de inmediato, una
cadena de consecuencias que se siguen replicando hasta ahora. Cuando Qatar,
socio cercano de Ryad en toda esta aventura que a su vez colaboraba con
Washington (muy estrechamente con la administración Obama), se entero del
acuerdo llegado entre Salman y Trump, llevo a que se insinuara que igualmente
los qataríes seguirían con su apoyo a los “yihadistas” sin necesidad de la
asistencia norteamericana ni saudita.
Inmediatamente
y casi como si se tratara de una novedad –cuando en realidad ya se sabía
desde hace seis años hasta esta parte- se ventila por todos los medios que
varios países árabes, entre ellos Arabia Saudita, rompían sus relaciones con el
emirato por sus intolerables relaciones con los extremistas islámicos, una
clara postura cínica e hipócrita que solo pueden creérsela ellos.
Como
suele decirse, Qatar fue la “cabeza de turco” y en ese sentido se lo
responsabilizaría de todo lo que había venido ocurriendo para cubrir a estos
socios.
Esta
supuesta primicia no era tal. Desde hace años hasta esta parte, se han ido
recopilando todo tipo de antecedentes sobre la participación directa e
indirecta de los países del Golfo en todo lo que tuvo que ver con la llamada
“Primavera árabe” como también, la incursión de los llamados “rebeldes
moderados” en siria quienes no son más que mercenarios que entrenados por la
CIA, el MI-6, la DGSE francesa y que con la inocultable colaboración de Ankara
y Tel Aviv, han tratado de configurar un mapa geopolítico a pedido y
conveniencia de Washington.
Pues
en apariencias todo esto se terminó. Y ciertamente varios hechos que han sacudido
al mundo parece demostrarlo. La cadena de atentados que se vieron desde Londres
a París y de allí a Melbourne en
Australia hasta llegar a producirse unos curiosos ataques dentro del mismo
Teherán, dejan en evidencia que algo ha sucedido en toda esa red creada y
manipulada a discreción por aquellas agencias de inteligencia y que está
financiada por aquellos socios financieros árabes y no árabes que mantienen
lealtades con Washington y Londres.
Ahora
bien. En ese sentido podríamos preguntarnos ¿Ha sido la decisión de Trump el
disparador para esta multiplicación de ataques? Y si así fueses ¿Cuáles son sus
objetivos reales? Para muchos, serían una reacción interna desde el llamado estado
profundo dentro de EEUU que no acepta está nueva agenda que propone Trump y
hará todo lo posible por mantener el estado de terror y miedo que ( a costa de
más sangre árabe islámica) justifique seguir manteniendo las políticas de
intervención permanente.
Las identidades de algunos de los involucrados en los
ataques de Londres, señalan señeramente a elementos vinculados al MI-6 quienes
son a su vez, claros socios de la CIA y viceversa.
Ante
todo debemos dejar en claro que Donald Trump no actúa en pro de la verdad y
menos aún para beneficiar a las castigadas naciones árabes que vienen siendo
carcomidas por toda esta siniestra ingeniería. El tiempo dirá cuáles eran sus
verdaderas intensiones pero por lo pronto, nadie crea que ello se basa en algún
motivo altruista ni mucho menos, un interés por solucionar lo que
administraciones anteriores han creado.
Otra
señal de este cambio fue sin lugar a dudas, la inmediata salida de Libia de los
grupos yihadistas (mercenarios) como “Al Qaeda” y el “Daesh” que habían venido
siendo apoyados financieramente por Arabia Saudita y Qatar, y que la OTAN
utilizó para derrocar y asesinar a Mohammar Al Ghadafy en 2011, quienes desde
que Trump llego a Ryad, comenzaron a mudar sus campamentos y centros de
operaciones nada menos que al sur de Turquía ( RED VOLTAIRE.org.”La Hermandad
musulmana se va de Trípoli”. http://www.voltairenet.org/article196732.html )
Con
esto puede verse que las cosas solo cambian de lugar, pero no significa un
final.
No hay que olvidar de donde salieron estos “combatientes” ni menos aún
de donde surgieron las organizaciones como “Al Qaeda” y el “ISIS” ya que
siguiendo su patrón histórico se puede corroborar que todo lo que actualmente
se difunde por los medios masivos son una absoluta mentira y que con ello se
pretende tapar –entre otros objetivos- los fabulosos negocios que vienen
detrás de la inseguridad y la guerra.
No
solo los norteamericanos se hallan involucrados en todo esto; tal como lo
habían mostrado varias evidencias recopiladas en Libia y luego en Siria. Desde
el 2011 comandos del S.A.S. (Special Air Service) británico han sido estrechos
colaboradores con sus colegas norteamericanos e incluso miembros del S.B.S.
(Special Boat Service) han participado en el entrenamiento y asesoramiento de
mercenarios europeos, latinos, árabes y turcos operando en Siria, dejando en
claro que hay relaciones muy oscuras que Londres no puede explicar y que
actualmente tienen sus frutos dentro sus
propias fronteras (Globalreesearch.ca. http://www.globalresearch.ca/the-isis-was-allegedly-behind-the-london-bridge-attacks-who-is-behind-the-isis/5593524 )
Por
último en lo que respecta a Gran Bretaña, surge muy llamativo que estos
supuestos miembros de “ISIS”, atacaran de esa forma y en momentos que se
debatía la suerte de Theresa May ante su adversario Jerey Corbin por la
situación del Brexit con Bruselas. Claramente estos atacantes que clamaban con
énfasis la palabra “Alá”, buscaban dejar bien en claro y ante la mirada de los testigos
presenciales que los responsables eran musulmanes.
Por
lo pronto se puede concluir que algo se trama con la nueva política de Trump,
pero una cosa es segura, no será para mejorar las cosas ni menos aún para
detener la guerra que el mismo Washington desató con aquella muy discutida
situación creada el 11 de septiembre del 2001.