“REINICIO
TRANSHUMANISTA”
¿Ha
sido la dispersión del SARS-COV2 un paso para una vacunación masiva que de
inicio al proyecto transhumanista?
Por Pepe Beru
La
pandemia del SARS-COV 2 parece estar retrocediendo, pero las consecuencias
sobre la economía, las relaciones políticas y la vida de cada habitante del
mundo aún son imprevisibles. Las preguntas de cómo y cuál es el verdadero
origen de esto quedan pendientes de investigar (si es que realmente alguien
interesado en ello) pero lo que ha logrado esto, suscita nuevas preguntas tales
como ¿Puede recuperarse el ser humano del miedo implantado por la dispersión de
esta peste?, ¿Y a quiénes beneficia esto?
La peste del COVID sin dudas ha sido la que más rápido
se ha extendido. Pero no por su poder de contagio sino más bien por el masivo
efecto difusor de los grandes medios de información que, como ya sabíamos,
tienen sus cables interconectados con los grandes polos del poder global. En
esta ocasión su participación en la difusión del terror pandémico ha sido
fundamental para mantener en vilo por casi dos años a la mayor parte de los
habitantes de este mundo. Todos estos, renunciaron voluntariamente a sus
libertades a un gobierno virtual de médicos e infectólogos quienes desde
entonces se convirtieron en los “guías” de los políticos de todos los gobiernos.
El confinamiento fue el primer objetivo. Logrado ello,
se digitalizó la vida cotidiana de cada persona llegando a tal punto que no
habría más contacto que el realizado por la plataforma “Zoom”. Cada aspecto de
la vida del hombre se volvió virtual y ello fue capitalizado por pocos sectores
de la economía tales como “Microsoft”, “Alphabet” y las Corporaciones de la
defensa quienes (por intermedio de los bancos) hoy detentan la mayor parte del
dinero existente.
Pero hay otros objetivos más allá del dinero. El
control de la vida y la muerte por una idea como el transhumanismo, es para las
elites (de las que Joe Biden es parte) en occidente la piedra angular del nuevo
paradigma.
La vacunación masiva (que no garantiza el recontagio) ha
sido sin dudas el negocio del siglo para los laboratorios y para la poderosa
industria farmacéutica (con estrechos vínculos financieros con Occidente) pero
también y por detrás de estos monstruos hay otros intereses tan o más
siniestros que sacaran magníficos beneficios de esto. Es por ello que cualquier
otro tratamiento o método contra esta infección es censurado. La Fundación
Gates solo es la cara más conocida en todo esto, pero no la única. No es
ciencia ficción ni una elucubración trasnochada. La propaganda en los medios
que ronda en torno a las “vacunas” estadounidenses se centran en el llamado
sistema “ARN mensajero” que no precisamente representa una vacuna. La
inoculación de un “elemento” que vendría a contrarestar esta cosa se volvió el
objetivo de la persuasión para una gran masa de atemorizados habitantes.
Si consideramos estos elementos podríamos decir sin
equivocarnos que “alguien ha creado este problema para luego vendernos la
solución”. Un viejo truco mercantilista que se ha vuelto un vicio y una
maniobra harto usada por ciertos gobiernos para plantar situaciones que a la
postre justificaran ciertos procederes como soluciones. La aparición de esta
“pandemia” presume algo así y las evidencias de ello parecen denotarlo.
Cuando comenzó todo esto, la misma OMS no se ponía de
acuerdo en cuanto a las medidas a adoptar. Las especulaciones catastrofistas
símiles a las de la Edad Media, hicieron tabla rasa con la razón y los
prudentes fueron silenciados ante los sabelotodo del cosmos de la
virología. Entraron en escena los
“especialistas” británicos y estadounidenses (glorificados por los anglófilos
argentinos) que pese hacerse los sorprendidos ante los medios, varios de ellos
estaban al tanto del origen de esta peste.
Precisamente y más allá de que el conglomerado de
medios (y mucho menos los subalternos argentinos) no difunden estas
inconsecuencias puertas adentro de EEUU, las investigaciones sobre todo esto ya
arrojan nombres y el involucramiento de ONG´s de “investigación de salud”
subvencionadas por el gobierno federal y más precisamente por organismos
militares como DARPA, involucrado en desarrollos de armas sofisticadas de
última generación que incluyen desarrollos bacteriológicos.
No es cualquier cosa esto. Un área de la defensa como
DARPA que tiene entre muchos otros proyectos el desarrollo de nanotecnología
robótica y nanomateriales microscópicos con finalidades destructivas (que
pueden pasar por la aguja de una jeringa) pone a muchos a pensar. Es una
realidad blanqueada a medias ya que esta tecnología ya se esta implementando en
ciertos usos en apariencias inofensivos y de carácter recreativo (Chip sexual).
Estos desarrollos no solo buscan inhabilitar o matar
al enemigo, sino más bien convertirlo, someterle psicológicamente y hacerlo si
es posible, dependiente del agresor. No hay mejor arma que la que no se ve ¿no
lo cree?
Son precisamente estas relaciones que hacen sospechar
(y con mucha razón) la conveniencia y razón de la aparición de un “virus” tan
extraño. Por supuesto olvídense de las exclamaciones de Biden anunciando que
había encargado a la CIA que investigue sobre el origen de esto. Además de que
la agencia no está destinada a eso (sino todo lo contrario) quien es parte del
asunto no puede hacer eso, salvo para taparlo aún más.
La vacunación se ha convertido en el “tema” de los
medios y el “objetivo” de los gobiernos. Al fallar el uso de la fuerza pública para
obligar a la población a cumplir con sus medievales medidas, la persuasión por
los medios (insuflando el temor, la sospecha y la culpa) ha sido la vía por la
cual se trata de amedrentar al ser humano para aceptar algo que en un estado
consciente y sin temor jamás aceptaría. Precisamente el aislamiento ha creado
en muchos un nuevo hábito que ha influido en todas sus esferas de la vida.
Desde el trabajo hasta las relaciones sociales y afectivas se han virtualizado
por el mero temor a ese virus. Como en esas películas de horror, creen que
encerrándose en sus casas los zombies o los vampiros no pasaran. Delirante.
Ahora el discurso se ha ido modificando y en este no cualquier
“vacuna” sirve. Solo las “Pfizer”; “Astra Zeneca” y “Moderna” son las que
agradan a Washington, las mismas que utilizan el ARN mensajero que actúa de
forma diferente a las vacunas convencionales ¿Por qué de esta exclusividad? Habrá
que esperar a ver cuáles serán las consecuencias de todo esto.