martes, 28 de septiembre de 2021

 

“UNA PROYECCION PARA EL CAOS”

¿Por qué AUKUS puede crear la inestabilidad regional con el riesgo de desatar un conflicto nuclear?

 

Por Charles H. Slim

Mas allá de las discrepancias entre París, Washington y la UE por la conformación de AUKUS, lo que realmente importa es la finalidad que cumplirá esta unidad estratégica entre EEUU, Gran Bretaña y Australia.  Quizá usted este aburrido de escuchar siempre la misma excusa para que EEUU se entrometa en otras jurisdicciones soberanas apelando a la “Seguridad Nacional” de su nación, pero ¿Qué amenaza representa China en su propio continente y en sus propias aguas territoriales?

Y es que debemos entenderlo bien. Las experiencias pasadas en las que Washington apelando a esta consabida argumentación solo han traído conflictos, desgracias y la miseria para millones de personas. Se requiere de una mirada crítica y frontal contra el permanente cinismo con que los “Think Tanks” y su conglomerado de medios disfrazan y manipulan el lenguaje para enmascarar las intenciones políticas y los movimientos norteamericanos en el exterior.

A pesar de las palabras ampulosas en el discurso de Biden ante la Asamblea General de Naciones Unidas, la tan mencionada “democracia” solo es una mera alegoría dialéctica (y muy trillada por cierto) para tratar de ocultar los nuevos despliegues armados más allá de sus fronteras. Para ir justificando las consecuencias que estos despliegues pueden traer algunos “Think Tanks” enmarcan el discurso de la Casa Blanca en el pragmatismo, determinismo y realismo como forma de ir preparando a su propia opinión pública por las consecuencias que podrían devenir ¿Cuál podría ser una de ellas? Una crisis que desemboque en una guerra nuclear que tendría consecuencias inmediatas sobre toda la península coreana y Japón.

En realidad, este riesgo viene estando presente desde hace tiempo, máxime desde que Pionyang obtuvo su propio desarrollo de armas nucleares y los vectores para lanzarlas. No hay que olvidar como Donald Trump trató infructuosamente de amedrentar a los coreanos para que desmantelaran estos progresos a riesgo de iniciar una guerra en la península. Kim Yong Hun lejos estuvo de amilanarse y Trump no le quedo otra opción que morderse la lengua y dar un paso atrás.   

Ahora la mira de Washington apunta al indo-pacífico y tal vez más allá del paralelo 40, atendiendo a como sea equipada la Armada australiana y demuestre su desempeño en las tareas que se le asignaran en la nueva criatura denominada AUKUS. Los almirantes australianos y los políticos derechistas y conservadores de Canberra podrán estar exultantes por este “honor” pero, quienes tienen más consciencia crítica sobre los alcances que puede tener aceptar involucrarse en esta nueva planificación angloestadounidense, saben que podrían llegar a pagar (a las consecuencias de una escalaba bélica) como nación, un alto precio político, moral y ético si es que ello vale de algo por estos días.

China y Corea del Norte, países que se ven amenazados por estos planes estratégicos del trío angloestadounidense y australiano, saben con quién están tratando y es por ello que nunca han detenido sus esfuerzos por mejorar sus campos científicos e industriales no solo para el desarrollo civil sino también del campo de la defensa tanto convencional como la más compleja y estratégica como las de las comunicaciones cuánticas y el desarrollo de misiles más rápidos (hipersónicos), de mayor alcance y más precisos. Desde esta perspectiva, el acechador occidental está allí merodeando sus aguas apenas unas millas de sus costas y no se van a quedar de brazos cruzados viendo como en el día menos pensado, lancen un zarpazo.

En ambas naciones asiáticas (y obviamente en Rusia también) existe una clara consciencia a no permitirse ser débiles. Ellos saben que si sus naciones se dejan arrastrar por la retórica engañosa y fútil de argumentos trillados por los medios occidentales que son financiados (y vaya si lo son) por gobiernos y la mafia financiera de Wall Street y la City Londinense, caerán en sus juegos psicológicos que tienden a debilitarles. Hoy vemos como al cuento de la democracia y las libertades civiles, Biden y sus globalistas (que incluyen a neoconservadores y sionistas) impulsan como caballo de Troya la promoción de la diversidad sexual y el transhumanismo que promete en nombre de un falso igualitarismo, una degeneración general de las sociedades en beneficio de una elite que seguirá manteniendo (a costa de los idiotas, viciosos y castrados mentales) sus clásicas y tradicionales familias heterosexuales.    

Pero como en Washington y Londres saben que es muy difícil penetrar una sociedad con una cultura milenaria, orgullosa y convencida de sus costumbres y que ha sufrido en el pasado los embates del colonialismo británico, la opción militar siempre será la más factible para intentar imponerse. El problema es que hoy por hoy China y Corea del Norte son dos actores regionales e internacionales con desarrollos políticos propios y constantes, guste a quien le guste. En lo particular China, su constante progreso tiende a extenderse comercialmente sobre occidente algo que EEUU y los británicos tratarán de frenar con los australianos.  

Pero AUKUS no es un monolito. Hay intereses propios y mezquinos en cada uno de sus miembros que podrían llevar a una fractura temprana. Ya lo vimos con la traición a Francia. No se olvide usted que Gran Bretaña está liderada por un sosia de Donald Trump que fue repetidamente vilipendiado y menospreciado por la elite en Washington y su aparato de propaganda. Pero aunque con estas caricaturas tratan de restarle peso a la participación británica en este despliegue en el indo-pacifico, las ambiciones británicas de reconquistar las viejas glorias imperiales del dominio de los mares es una idea que Boris Johnson tiene bien metida en su cabeza y que los conservadores añoran revivir y que esta asociación le ayudara a poner en marcha estas intenciones.

 

 

 

 

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