NACIONAL
“OBAMA Y MACRI AGAIN”
Como la llamada de Obama a Macri puede significar una treta de los sectores del estado profundo estadounidense que buscan alianzas políticas más allá de sus fronteras para crear plataformas de inestabilidad contra la Administración Trump
Por Charles H. Slim
A comienzos del 2016 tras haber obtenido la presidencia la formula “Cambiemos”
que colocó a Mauricio Macri y Cía a la
presidencia, el entonces presidente de los EEUU Barak Obama considero muy
conveniente darle una visita de cortesía que no solo se reduciría a los saludos
protocolares, fiestas ampulosas y a bailar el tango.
Como cualquier otro
mandatario norteamericano, Obama traía una nutrida agenda de trabajo para el
nuevo mandatario argentino con quien no habría problemas de entendimiento no
solo por el buen inglés de Mauricio sino también, por la excelente sintonía
ideológica que les distingue.
Su
visita fue digna de una kermés en la que no faltaron los aduladores, los
arribistas y los comedidos pro-norteamericanos que pueblan los cuadros del PRO,
que no dejaron un solo momento en mostrar sus sonrisas lisonjeras que con
notorio interés, ansiaban volver a poner al país bajo la subordinación de
Washington tal cual lo había hecho “el Carlos”.
En
aquel momento se pudo ver que había buena sintonía entre ambos y ello facilitó
el trato de los temas que nada de agradables tienen para el país. La economía,
la “lucha contra el terrorismo” y la posibilidad de que se instale una base de Marines en la Patagonia –como apoyo a
la 4º Flota- y la estrecha colaboración en las áreas de inteligencia –especialmente
orientadas contra Irán- dejaron en claro el carácter real de la visita.
Como
se podrá ver, nada bueno o productivo tuvo aquella visita para la Argentina. El
cliché usado por Obama en ese momento fue la intensión de prestarle a su
gobierno la ayuda necesaria para el combate al “narcotráfico” y por supuesto al
“terrorismo”, dos temas que la gestión de Obama no podría sostener una
auditoría seria ante las incontables pruebas de la participación de sus
agencias de inteligencia como la CIA en el tráfico de drogas y armas que a su
vez los vinculan muy estrechamente con los programas secretos “Al Qaeda”, “Khorasán”
y últimamente el “ISIS”, como herramientas tácticas de una cuidadosa planificación
geopolítica de conquista puesta en marcha desde hace unos quince años atrás en
Medio Oriente y el centro de Asia.
Sorpresivamente
el día 23 de febrero a las 17 hs de España, justamente en momentos que Macri se
hallaba de visita en una agenda de inversiones en la Península Ibérica, recibió
en la embajada argentina una llamada inesperada de nada menos que del ex
presidente Obama quien tras unos breves minutos de intercambio de saludos, le
comunicó que visitaría nuevamente la Argentina a mediados del 2018.
Algo
para destacar es, el lugar donde se efectuó la llamada. Llamar a Macri fuera de
su país aleja considerablemente las posibles infidencias que pueden filtrarse
por las porosas líneas telefónicas argentinas. Sin dudas que esto nos habla de
algo más que un simple saludo.
Según
testigos presenciales, la conversación fue muy agradable para Macri que no dejó
de sonreír mientras hablaba con Obama. Para algunos esta llamada tiene otros
propósitos que la simple salutación de un ex presidente a un “amigo” en
ejercicio del cargo. Más allá de la conversación con temas intrascendentes, el
fondo de la cuestión era establecer un contacto mucho más afable que el que le
ha propinado la Casa Blanca actual. Como sabemos dentro de Washington hay una cruenta
pugna intestina por el poder donde Donald Trump parece decidido a remover a las
costras del poder neocon que se han quedado adheridas desde el 2001 a las
estructuras del poder estadounidense y de las cuales, tanto Hillary Clinton
como Obama y toda su administración fueron parte.
La
derrota inesperada de Hillary Clinton representó un cambio de rumbo que puede
deshacer la infraestructura de dominación global que se puso en marcha desde el
2001 y que puede llevar al colapso de la maquinaria imperial. Ello a su vez,
representa una amenaza a la agenda geopolítica y estratégica que esos sectores
tramaron y desenvolvieron en el exterior con las nefastas consecuencias que aún
seguimos viendo y que Obama continuo sin pausa.
No
caben dudas de que la llamada de Obama, no fue ocasional. Hubo en ella la clara
intensión de acercarse a Macri y a su gobierno para reclutarlo a esta lucha
interna que sacude a EEUU y que podría llegar a tener consecuencias que los
estadounidenses no quisieran volver a repetir. El Stablishment al que
pertenecen indistintamente demócratas, republicanos y los sectores de presión
del sionismo estadounidense están yendo más allá de los limites con tal de
remover a Trump y ello podrían pagarlo los simples ciudadanos.
Al
parecer Trump no es ningún bocón compulsivo ni menos aún el loco que un informe
psiquiátrico pretende probar para que lo declaren incapaz y sacarlo de la Casa
Blanca.
Muchas de sus promesas de campaña se van poniendo en marcha y algunas
de ellas son demasiado pesadas para que éste sector oscuro del poder estadounidense
permita que se cumplan. Una de ellas es la de terminar con la estrechas
relaciones con Arabia Saudita a quien acuso de ser el fomentador del terrorismo
“yihadista” y por sus estrechas conexiones con los supuestos “terroristas” del
11/S –según los pasaportes presentados como pruebas halladas en los
escombros- que además de ser todos de origen saudita, la mayoría inexplicablemente
están vivos.
Si
Trump cumple con este tipo de objetivos, Washington verá dos décadas de
planificaciones tirados a la basura y por supuesto, una catarata de
consecuencias entre las que se contarían una avalancha de demandas judiciales de
familiares de las víctimas del 11/S contra el gobierno saudita y claro, contra
Obama y sus funcionarios de más alto rango quienes mínimamente les cabe los cargos de encubrimiento y
perjurio, agregando obviamente el descredito político absoluto a nivel
internacional que todo esto conllevaría.
Ahora
bien, Mauricio Macri no parece estar actualizado o, no se ha enterado de que
puede llegar a ser usado y arrastrar al país en una compulsa que puede abarcar
varios niveles de lucha, comenzando por la acostumbrada propaganda
desinformativa que tan bien paga el Stablishment financiero de tipos
como George Soros, Sheldon Adelson y Paul Singer para nombrar a los más
destacados, buscando influir en la opinión pública y en congresistas para
forzar a la administración de la Casa Blanca a que termine jugando el juego que
ellos plantean.
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