EN LA MIRA
“GOLPE A LA
JUSTICIA”
¿Qué hay detrás de los últimos ataques terroristas en Damasco y quiénes son los interesados en borrar las pruebas de lo que ha venido ocurriendo desde 2011?
Por
Dany Smith
Era un día más
en el distrito de Damasco y con una relativa calma, sus habitantes salieron de
sus casas para realizar sus actividades superando con estoicismo a las amenazas
de una guerra que aún resonaba no lejos de allí. Pese a ello pueden moverse con
seguridad para realizar sus tareas cotidianas gracias en parte, a que las
fuerzas de seguridad del gobierno sirio lograron correr a los grupos armados
hacia el norte y hasta la frontera con Iraq. En esta provincia la población ha
logrado mantenerse protegida de los ataques de las bandas armadas que vienen
asolando al país desde el 2011 y sin lugar a dudas para las familias sirias era
un bastión seguro hasta que pasado el mediodía del 15 de marzo, dos ataques
sacudieron la capital.
Un
sujeto vestido con el uniforme de soldado del ejército y armado con su fusil
reglamentario quiso ingresar a la sede del Palacio de Justicia de la capital y
al ser detenido en el control de la entrada para ser identificado, corrió hasta
la entrada del edificio y tras entrar al vestíbulo, detono una carga explosiva
que llevaba bajo sus ropas causando una masacre.
Para
los medios occidentales dicho ataque habría sido obra de alguno de los grupos
“opositores” al gobierno que ha sido cooptado por “Al QAEDA”, lo que demuestra
la poca o ninguna empatía por el dolor que causan estas bandas que se las pinta
como oposición política. Igualmente y tras el ataque oficialmente ninguna
organización extremista se adjudico el hecho y eso era algo que había que tener
en cuenta.
Descartados los embustes sobre la posible autoría de células del
ISIS o del Frente Al Nusra había que preguntarse ¿quiénes son los que tienen la
capacidad de infiltrarse tan solapadamente y operar como células terroristas
dentro de una capital tan bien vigilada como es Damasco? Para responder esto,
solo baste recordar los campamentos de la CIA en el sur de Turquía y sus
programas de entrenamiento destinados a estos grupos que fueron trasladados
desde Libia y por supuesto, las manos anónimas que desangran Iraq con los
mismos métodos.
Recordemos
que antes de que se organizaran estas bandas armadas con la capacidad de un
ejército, Damasco y las demás ciudades del país eran objeto de ataques
terroristas de este tipo, una táctica que tiene por fin sembrar el terror y la
inseguridad en la gente causando una situación de inestabilidad insoportable
para el gobierno. Como lo hemos dicho antes, estas tácticas eran un calco de lo
que venía ocurriendo en Iraq desde que fue invadida en 2003 y que varias
fuentes endilgaban estas acciones a “operaciones sucias” ejecutadas al comienzo
por células de la CIA y luego por equipos iraquíes adictos al régimen con la
intensión de desacreditar a la resistencia armada y mantener la atención sobre
la necesidad de que “EEUU no se fuera”.
En
Iraq estos grupos pueden operar con total impunidad gracias a que todas sus
instituciones –incluyendo a la justicia- se hallan cooptadas por los
colaboracionistas de Washington quienes aseguran de continuo que ningún crimen
ejecutado por las fuerzas de ocupación, puedan ser revisados ante sus
instancias. Incluso activistas por los derechos humanos y jueces iraquíes que
trataron de hacer frente esto, han sido encarcelados, secuestrados, asesinados
o mucho peor, han desaparecido sin que queden dudas de quienes son los autores
de estas siniestras curiosidades.
En
Iraq tras limpiar a las instituciones nacionales, la policía y los funcionarios
judiciales no solo fueron designados por los norteamericanos sino que además, en
su mayor parte son parte de la misma mafia tribal que ocupa el “gobierno de
Bagdad” algo que viene siendo denunciado incluso por amplios sectores chiitas
del país.
En
Siria la infraestructura nacional se halla aun en pie y es por ello que los
intereses que manejan todo el asunto de “terrorismo yihadista”, tratan de
borrar los rastros de su participación que alcanzan y hay que decirlo, a los
servicios de inteligencia como la CIA, el Mossad israelí, el MI-6 británico el
DGSE francés y sus esbirros sauditas y turcos, estos últimos ejecutores de los
trabajos sucios como son estos cruentos atentados en lugares públicos como los
ejecutados en París y Bruselas.
Muchas
de esas “operaciones” suelen estar dirigidas a crear la sensación de que han
sido obra de otros actores que en el caso sirio, los medios tratan
recurrentemente de endilgarle al gobierno o a las fuerzas aéreas rusas. Pero a
pesar de tanta manipulación informativa y del operar masivo de estas agencias de inteligencia, los
rastros, pruebas físicas y testimonios no paran de acumularse en los depósitos
de las alcaldías, bases militares y en el mismo Palacio de Justicia que fue el
blanco de este ataque. Es que a diferencia de lo que paso en Iraq, el gobierno
sirio continua firme y para evitar el mismo embuste que se fabricó en el país
vecino, la justicia puso manos a la obra y ha tomado con decisión el papel de
que a las acciones militares que se llevan a cabo contra aquellos grupos, se
registren y procesen todos los casos que se producen por estas acciones.
En
el pasado Washington enseguida podía imponer su propia versión por más ridícula
que fuese, pero actualmente la variedad de medios informativos, con la
cualificada intervención de la tecnología rusa y de las inestimable pericia de
los sirios que combaten sin pausa en las condiciones más extremas, eso no puede
concretarse. Sin dudas uno de los
intereses de los norteamericanos en Mosul, es borrar cualquier rastro de su
colaboración con el “Daesh”.
Han
pasado seis años de lucha para Siria y dentro de aquella, un sinfín de acciones
detestables que solo pueden salir de la mente de psicópatas y criminales.
Matanzas orquestadas para que parecieran haber sido ejecutadas por las tropas
sirias; secuestros de familias de una aldea a otra para gasearlos con químicos
provistos por agencias de inteligencia externas con el fin de dirigir las
sospechas a Damasco o, como ha sucedido con éstas últimas detestables acciones
en plena capital que buscaron sin dudas atemorizar a sus ciudadanos y a su vez,
borrar los rastros que se procesan en el Palacio de justicia.
Pero
a estas solapadas acciones sucias no hay que dejar de nombrar las variadas
operaciones a gran escala como han solido ser ataques aéreos sobre aldeas,
hospitales o mezquitas para matar a la mayor cantidad posible de civiles con la
siniestra intensión de achacársela mediáticamente al “malvado Bashar Al
Assad” o los aviones rusos. Y en estas
operaciones han sido atrapados in fraganti tanto los norteamericanos
como varios de sus colegas de la OTAN y en especial a sus socios israelíes que
a pesar de trasgredir continuadamente la ley internacional, no se dan por
aludidos en la ONU.
En
estos últimos episodios en los que se trato de culpar a los aviones rusos por
matanzas contra la población, especialmente antes de la liberación de Alepo, el
tiro les salió por la culata ya que tan pronto como se lanzó la primera versión
mediática de estos cuentos de hadas, Moscú presento ante el Consejo de
Seguridad las pruebas de quienes eran los aviones que habían incursionado en
las zonas bombardeadas. En aquellos momentos
la sorpresa y la molestia fue tan grande que pudo verse como el mismo John
Kerry y su comitiva se retiraba presurosos del recinto eludiendo por supuesto
cualquier cuestionamiento sobre esas pruebas.
Apenas
unos días atrás, un nuevo acto de este tipo se registro en la aldea siria de Al
Jinah en cercanías de Alepo, el cual el Pentágono inmediatamente le endilgo a
Rusia. Un misil cayó sobre una mezquita matando a 46 personas. Los testigos
presenciales de esa masacre no vieron a ningún aparato en las cercanías pero si
mientras buscaban a las víctimas bajo los escombros, hallaron los restos aún
calientes de un misil AGM-114-Hell-Fire de fabricación estadounidense (https://actualidad.rt.com/actualidad/233499-rusia-hallar-restos-misil-hellfire-eeuu-siria)
Ante
estas nuevas evidencias, solo hubo algunos balbuceos del Pentágono entonces, ¿Se
trató acaso de una fallida operación de falsa bandera, o sus pilotos tienen la
recurrente y enferma costumbre de masacrar civiles? Ante las evidencias no le quedo otra al Pentágono que tratar de dar
algún tipo de excusa fantástica que en realidad, no le sirve a las familias de
los sirios asesinados.
Igualmente,
esas piezas halladas seguramente serán enviadas a la justicia siria y formaran
parte del cumulo de evidencias de los crímenes que se vienen cometiendo contra
la población siria y que de prevalecer el gobierno legitimo serán parte de un
necesario proceso en el que todos los responsables internos y externos a Siria,
respondan por sus crímenes contra la humanidad.
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