sábado, 4 de marzo de 2017

NACIONAL





“LA GEOPOLITICA DE CARRIO”

Cuál es la visión geopolítica de la diputada Carrio y la importancia que para ella representa la India como actor prevalente por sobre China y Rusia




Por Pepe Beru
Cuantas veces habremos escuchado las particulares posiciones que la diputada Elisa Carrio ha expuesto sobre la política internacional que la Argentina debería llevar con los países y regiones del mundo, buscando fundar sus posiciones geoestratégicas con argumentos tales como, alianzas con países  “democráticos”, con “semejanzas con el cristianismo”  y por su puesto su tan a flor de piel “republicanismo”. Aunque esos adjetivos son más bien parte del libreto usado en el pasado para argumentar los beneficios de aliarse con EEUU o la Europa “cristiana”, Carrio lo vuelve a sacar del cajón para plantear nuevas relaciones con miras al Oriente y más precisamente el Asia.

Pero la propuesta de Carrio y según su juicio, las relaciones que Argentina debe abrir con aquella región tiene que ser solamente con países “democráticos” cayendo en aquel engañoso anatema –de origen estadounidense- que sin decirlo, relega al resto de los países que tengan otro sistema de gobierno.  En este sentido para Carrio la India es el país con el cual Argentina debe abrir relaciones amplias de mercado para tener una entrada vigorosa en Asia dejando de lado a China y a Rusia porque, según su sagrada visión, son los malvados de la región.

Para Carrio la India es el país que cumple con esas condiciones. Según ella la India presenta  “semejanzas con el Cristianismo” del cual tanto explota para sus teorizaciones y que más de una vez la han ubicado más bien, en la línea sionista religiosa que tanto daño ha causado y sigue causando en Palestina y en el Medio Oriente.

Pero centrándonos en ésta propuesta geoestratégica, hay que decir que no es para nada errada. Incluso Argentina debería de ampliar sus expectativas para estrechar sus lazos con China y ahondarlos con la Federación rusa pero, sabemos que la ideología de Carrio no le permite esa apertura dado que se halla demasiado comprometida con los intereses anglófilos y que la ligan tal vez por su gran admiración al detestable primer ministro británico Winston Churchill, que además de haber jugado muy sucio durante la segunda guerra mundial, fue quien promovió sin pausa y por intermedio de Washington el derrocamiento de Juan Domingo Perón.

Obviamente, eso no es de interés para la diputada. El pasado es el pasado y en lo que concierne a las relaciones estratégicas del país, se hace necesario una preparación clara y bien planificada que debe perdurar en el tiempo. Pero aquí no se han notado cambios o desarrollo de una planificación en torno a estos deseos. En Argentina el gobierno que asciende al poder suele de continuo y tal como lo marca su historia política, destruir lo que ha hecho el gobierno anterior llevando al país a situaciones tan caóticas como inentendibles. Sin dudas que la idiosincrasia de los argentinos es peculiar y  mucho más lo es la de  sus políticos. 

Por ejemplo en el gobierno anterior y más allá de las críticas que se le pueda hacer, Cristina Fernández entablo una timorata relación con la Federación rusa pero al menos la entabló, un precedente que hubiera sido imposible de concebir en la era Menemista.

Para Carrio la “Rusia de Putin” es un riesgo y un peligro  para la paz, pero se abstiene constantemente de referirse a los riesgos y a las consecuencias que sus admirados estadounidenses y británicos han creado con su política agresiva y expansionista, causa indiscutible de la catástrofe que azota al Medio Oriente y a la república árabe siria, planes que tienen como uno de sus objetivos fundamentales el controlar la “ruta de la seda” desde Oriente a Europa.

Más allá de que Carrio sea un “carro de contradicciones” andante, lo cierto es que su propuesta focalizada solo sobre un solo país del Asia, tiene además de obtusa, una visión sospechosamente tendenciosa. ¿Pero por qué creemos que hay un extraño interés en la propuesta de Carrio? Bueno no olvidemos que la India es uno de los aliados de Washington y de Londres para crear un colchón de contención sobre China y también sobre Rusia. Desde hace décadas estos actores han venido manipulando situaciones locales y étnicas con miras a buscar alentar al separatismo de los pueblos próximos a China. Al mismo tiempo, Tel Aviv mantiene un estrecho interés sobre esa zona especialmente preocupado no por los lazos comerciales y culturales sino más bien, por la preocupante potencialidad nuclear de su vecino islámico, Pakistán.

Precisamente si algo une a Tel Aviv con Delhi es la necesidad de prevalecer sobre Pakistán con quien la India mantiene un histórico conflicto por la región de Cachemira que hoy por hoy podría terminar en una escalada nuclear.

Para aquellos actores, la India es un actor preponderante para poder desarrollar sus intereses geoestratégicos particulares que aunque tengan algunos puntos en común, son particulares de cada uno de ellos. Ni a Washington ni a Londres y menos aún a Tel Aviv, les interesa de que la India sea un país superpoblado y en el cual  la pobreza alcanza escandalosamente a un amplio sector de la población que además se halla subdividido en castas que revelan muy poca “democracia” de la que refiere Carrio.

Asimismo y pese a esa pobreza extrema de carácter estructural, la India es una potencia militar regional que –inversión millonaria mediante- precisamente viene desde hace quince años escalando en su carrera por la supremacía con aspiraciones a plantarse ante una China que viene sin pausa en un crecimiento que preocupa tanto a Nueva Delhi como a Washington.

En los últimos años ha cerrado varios contratos de compra de aviones de combate rusos MIG 29K, SU30 y otros equipos bélicos, como una forma de modernizar su Fuerza Aérea en la que revestían los viejos aviones británicos “Harrier”. Incluso mantiene con Rusia –denostada por Carrio-   una estrecha  participación en el desarrollo del misil anti-buque supersónico “BRHAMOS” que pese a los reparos demostrados por Washington y Londres, siguen con sus desarrollos.

Asimismo la India es el país que tiene la mayor población paupérrima del mundo y a su vez, bolsones de riquezas en pocas manos que son precisamente, los que se relacionan con los “civilizados” de occidente.  Para la diputada Carrio ese estado de pobreza no debe ser entendido como un retroceso social o algo negativo sino que se trata, de una de las mejores semejanzas que representa el cristianismo –Los humildes heredarán la tierra (Mateo. 5:5)- con el clasismo indio.

Igualmente es claro que Carrio “mea fuera del tarro”, ya que lo que se busca con una visión geoestratégica son nuevas rutas, mercados y la obtención de beneficios en intercambios primeramente económico-comerciales que podrán o no profundizarse con el área cultural y si quiere ella, religioso. Pero esa interacción tiene que ser con todos los actores asiáticos, sin los prejuicios y preconceptos que agita elaborados por sus ideólogos anglosajones quienes hoy por hoy, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca promueven muy activamente reactivar el “miedo a lo ruso”, la “rusofobia”  de la guerra fría, pretendiendo regresarnos a las épocas del “blanco y negro”, “EEUU líder del mundo Libre” y “Rusia la madre maléfica” que solo fueron slogans engañosos de una propaganda toxica y masiva que lo único que buscaba era, el dominio unilateral del mundo.
 

 

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