EN DEBATE.
“UNA FLOJA IMPRESIÓN”
Claroscuros de la visita de Mauricio Macri a Rusia y las posibilidades que pueden dar un giro notable en la política exterior argentina
Por Charles H. Slim
Había llegado la
noche anterior a la llegada del avión presidencial argentino a Moscú y tras
acomodarme en mi habitación del hotel me prepare para tomar todas las
impresiones que se presentaran con la llegada de Mauricio Macri y toda su
comitiva presidencial. Había en el ambiente una buena expectativa. Los rusos
aprecian con sinceridad a los argentinos, hay una especie de admiración por ese
carácter tan voluble y encendido que nos caracteriza. Pero en lo que hace a la
política, esas características no sientan y no se ven muy bien al momento de
tomar decisiones de estado y mucho menos en lo que hace a la geopolítica.
Macri representaba una chance de tratar con algo nuevo en el país,
una nueva visión política que pueda allanar una fluidez en las relaciones
bilaterales que durante décadas se vieron condicionadas por el Departamento de
Estado norteamericano y Londres. Muchos en Argentina siguen viendo a Rusia como
un país comunista, algo que es una total falacia que surge por una clara
ignorancia producto de la típica abulia y dejadez de una parte de la población,
que en vez de molestarse por indagar de
qué se tratan las cosas, se cree lo que los grandes medios (Clarín; Nación;
Radio Mitre etc) les venden. Por otra
parte, muchos de lo que así opinan, lo hacen adrede a sabiendas de que ello es
falso ya que están inspirados por sus filiaciones o simplemente convicciones políticas
que se basan en la ciega admiración al unilateralismo estadounidense.
Otros detestan a Vladimir Putin, porque ha sido el freno inesperado
a lo que se había plantado en Siria y que a su vez, ha interrumpido en forma
permanente y decidida, los planes para que ese odioso eje de la resistencia
árabe-islámica que conforman precisamente Siria e Irán (y que el sionismo
falsamente llama terrorista) y del cual Venezuela ha pasado a ser un miembro
latino, sea finalmente aniquilado. Dentro
de esta franja se puede intuir que están los sectores sionistas argentinos, muy
presentes dentro de los medios nacionales y que se han visto repotenciados con
el ascenso del presidente Macri.
Y por último, están esos que ayer habían dicho una cosa y luego se
dieron vuelta para decir otra. Estos personajes vienen desde épocas remotas y
que en plena dictadura militar, no tuvieron ningún problema para desempeñar sus
labores en los medios. Son esos que en la década de los noventas se habían
apegado lealmente al neoliberalismo político y económico de la era menemista,
luego a principios del dos mil se
hicieron los populistas “pro-setentistas” con el gobierno de los Kirchner y hoy
desde los medios de comunicación (donde laboran algunos de estos especímenes) se
disfrazan de moralistas políticos vociferando con estridencia argumentos
socialistas demodé que en realidad esconden sus verdaderas intensiones.
La pretendida aspiración a ser o más bien de mostrarse como un
referente regional, llevó a Macri a hacer comentarios inconducentes y
claramente fuera de lugar, tal como el señalar que en Venezuela no hay
democracia y hacer señalamientos indebidos que se parecen más a los que surgen
del Departamento de Estado Norteamericano que los que el mismo presidente pudo
haber pergeñado. Fue por ello que cuando realizo tales comentarios, no encontró
reacción alguna en Putin, que sabe muy bien cómo manejar los tiempos de una
conversación y el lenguaje gestual.
Pero estas niñedades no son de la importancia ni menos aún de una mínima
atención por parte del Kremlin, menos aún para el presidente Vladimir Putin
quién como estadista, lidia con
problemas realmente importantes. Es por
ello, que en lo que respectaba a la
visita del mandatario argentino, más allá de su ideología o de sus
orientaciones pro-estadounidenses, Putin esperaba encontrar un sujeto político
pragmático y realista que volviera a ilusionar a Rusia, luego del soporífero y desilusionante
gobierno de humo de Cristina Fernández que se presentaba como una alternativa
multilateral más dentro de la región.
Y sobre éste último comentario, no podemos dejar pasar las
oportunidades que tuvo el gobierno de
dicha mandataria, para concretar una relación bilateral mucho más osada
y ligada a objetivos geoestratégicos comunes y determinante que Argentina viene
postergando desde el final de la guerra de 1982. Pese a la oportunidad de pasar
a la historia y realizar una verdadera revolución en la política exterior como
lo hizo el presidente venezolano Hugo César Chávez, a “Cristina” simplemente le
falto valor o tal vez, la sustancia política suficiente para pararse al lado de
Rusia. En resumen, el gobierno de
Fernández y su partido FPV eran un simple petardo y para peor, con pólvora
mojada.
He ahí una de las claras señales de la falacia política de ese
gobierno, que se pintaba como independiente, de izquierdas y revolucionario y
termino haciendo todo lo que los poderes centrales, en especial Londres, le
pedían que tenía que hacer. Fueron un claro embuste político y ello era bien
sabido por Putin, al menos así lo pudo advertir cuando a pesar de que le
ofreció la posibilidad de adquirir material bélico de importancia para
reequipar sus maltrechas fuerzas armadas, Buenos Aires lo rechazo, no porque
tuvieran aspiraciones pacifistas –lo que de por sí, es un terrible
estupidez- o blandieran las banderas de los derechos humanos que les
impidiera moralmente un rearme, sino más bien para ajustarse a lo que
autorizaría el Foreign Office británico.
Familiares del submarino con la bandera rusa |
Pero Putin también sabe que su visitante se encuentra bajo los
mismos condicionamientos aunque, también da la chance de que éste pueda saber
maniobrar con ese problema y tal vez pueda llegar a saber resolver dichos
inconvenientes, allí donde sus predecesores no supieron o no se atrevieron hacerlo.
El incidente del submarino “ARA San Juan” ha sido una muestra real de la buena
voluntad rusa por asistir a la Argentina para obtener resultados positivos en
el hallazgo de la nave y sus tripulantes, algo que parte de los familiares han
agradecido públicamente.
Argentina puede ofrecer mucho a Rusia y a la región euroasiática y
viceversa. Rusia puede darle a la Argentina varias soluciones a los serios
problemas de infraestructura del país en especial, a lo referente a la defensa
y el reequipamiento de sistemas de armas poniendo al país a la altura de las
necesidades actuales y salir de ese modo, del circulo vicioso de los
condicionamientos externos (Londres) que bregan desde 1982 por mantener el
actual Status Quo de completa indefensión, maquillada con la adquisición de
algún que otro cargamento de chatarra que solo sirve para decorar.
Hay una complementariedad entre ambos países que los “neocon”
nacionales quieren de todas formas obviar y que los medios actuales comulgan en
tapar. Igualmente, aunque solo haya sido una visita protocolar, el gesto ha
sido bastante importante y vemos en esto, una movida inteligente del presidente
argentino que ya ha caído duramente en cuentas que los que él creía como los “aliados”
naturales de la Argentina, no están dispuestos a dar nada sin –y como ha
sido su larga costumbre- recibir todo lo que ellos quieran.