“EL PACTO”
Hasta dónde
puede llegar el pragmatismo del gobierno argentino con tal de obtener
beneficios económicos-financieros. Ignorar la realidad geopolítica no excusa
para ciertos posicionamientos que están fundados en peligrosos intereses
geopolíticos ajenos ¿Qué alcances tendrá en política exterior la discutida
medida de Macri?
Por Charles H. Slim
Hace tan solo unos días, el candidato a la vice
presidencia por el partido oficialista “Juntos por el Cambio” del presidente
Mauricio Macri anunciaba con euforia una extraña medida gubernamental que
tendrá sin lugar a dudas un impacto más allá de las fronteras del país y por
supuesto de la región. Miguel Ángel
Pichetto anunciaba con grandes ínfulas que el “presidente firmaría un decreto
para poner al Partido de Dios “Hesbolá” en la lista de organizaciones
terroristas”, siguiendo con ello los lineamientos de la geopolítica de los EEUU, Gran Bretaña e Israel.
Aunque la noticia no tuvo el tratamiento intensivo
que debió tener, no pasó desapercibida para quienes saben que se está moviendo
detrás de todo esto.
No fue casual ni mucho menos una medida tendiente a buscar
justicia ni menos aún tratar de
esclarecer aquel horroroso atentado contra el edificio de la AMIA que mato
tanto a ciudadanos judíos como cristianos argentinos; esto último para terminar
con aquellas vindicaciones maniqueas y artificiosas que durante años algunos
periodistas argentinos comprometidos con la embajada de Israel en Buenos Aires
y el sionismo militante local, han hecho de ese un acto exclusivo que solo
victimizó a los judíos.
Pero las personas de a pie y las nuevas generaciones
de argentinos no saben a ciencia cierta quién o que representa “Hesbolá”, mucho
menos que significa esa palabra y es así que muchos dicen ¿Qué es Hesbolá? La
respuesta inmediata e interesadamente mal intencionada surge de los medios
describiéndola y acusándola de ser una organización terrorista cuando ello no
es así. El Partido de Dios que en árabe se pronuncia “Hesb´allah” –y que se vulgarizó como Hesbolá- es una
organización política de extracción chiita libanesa con su rama militar nacida en
1982, en momentos que el estado de Israel pretendía llevar a cabo sus intenciones
expansionistas sobre el sur del Líbano.
Para Israel y los sionistas alrededor del globo,
“Hesb´allah” ha sido la bestia negra, la piedra en el zapato que ha frustrado
los planes de Tel Aviv por consagrar su mesiánico plan del adueñarse de los
territorios árabes vecinos para constituir su “Eretz” o la “Gran Israel”.
En este sentido, el papel de la intelectualidad
sionista ha jugado un lugar preponderante para desde el cine, la literatura y
por supuesto los medios (en particular los angloparlantes) difuminar una
continua campaña de mala imagen contra “Hesb´allah” en particular y los
musulmanes chiitas en general. De esta manera, convirtieron a esta organización
como otro de los chivos expiatorios para endilgarle cualquier hecho violento de
los cuales sean blanco.
Ante los fracasos en primera instancia por endilgar
los atentados a los “árabes sirios –e
incluso a los iraquíes-, a los palestinos e incluso a fantasmales células
nazis”, vino muy conveniente apuntar el dedo acusador sobre Irán. Igualmente, lo acusadores no han
logrado –más allá de los subterfugios y
los armados- aportar pruebas serias sobre esta hipótesis basada sobre una
clara islamofobia.
Por suerte, actualmente quienes quieran despejar sus
dudas y contrastar estas posiciones parciales, pueden –pese a los esfuerzos por ocultar e incluso intoxicar la información- hallar
abundante material informativo en las redes. Solo con una mirada completa de los
hechos, se podrá arribar a conclusiones certeras.
Hoy a la distancia se puede ver que estos ataques no
tuvieron nada que ver con odios religiosos o el acto de una pandilla de
chiflados con turbantes como la propaganda occidental pinto durante décadas a
los terroristas árabes e islámicos. Parte de la comunidad judía argentina
intuyó por entonces eso y hoy están más seguros que nunca que todo esto tiene
un horrible olor a podrido que proviene de los placares de varios de
representantes políticos de su propia comunidad.
Con las palabras de Pichetto y la anunciada firma de
ese decreto, muchos y con razón intuyen que se está orquestando otra charada
para encubrir a los verdaderos ejecutores y así consolidar la impunidad
definitiva por este hecho y que serán los operadores de la justicia quienes
vuelvan -como el fiscal Natalio Nisman- a
jugar un papel central en tratar de que el relato de Washington y Tel Aviv
encaje a la perfección. Uno de los operadores más eficientes para ello ha
venido siendo la ministra de seguridad Patricia Bullrich quien valiéndose del
aparato estatal y sin tapujos ha sumergido a las fuerzas de seguridad en las
oscuras aguas de las agencias de inteligencia de aquellos países.
Tampoco hay que olvidar cómo y mediante estos
personajes, esos intereses han tratado de fabricar una realidad artificiosa que
solidifique la llamada “pista iraní”. Un caso es el abogado y especialista en
seguridad y antiterrorismo Marcelo D´ Alessio quien con muchos recursos,
contactos (entre ellos con el embajador norteamericano Richard Prado) y mucho dinero, mantenía una red de
inteligencia paralela a los servicios del gobierno y que se alineaban a los
intereses de la ministra Bullrich y elípticamente con los de Washington y Tel
Aviv.
Actualmente D´Alessio tras haber caído en desgracia
es presentado por los funcionarios del gobierno y los obsecuentes del medio como
un “enfermo mental” o como se suele decir por estos lares “un loquito”, que los
medios han borrado de sus portadas. Estos son tipos que estos gobiernos emplean
(en cada lugar que operan) para ejecutar
sus trabajos sucios y cuando ya no sirven, los desechan.
Pero con esto no basta. Precisamente y como parte de
instalar en la agenda local los intereses de aquellos intereses foráneos,
últimamente ha dejado en claro que se hace necesaria la implementación a
cualquier costo de la controvertida figura procesal del “Juicio en Ausencia”
(claramente sugerida desde los organismos estadounidenses e israelíes),que
además de ser ajena a las costumbres institucionales, es una verdadera
aberración jurídica que se da de bruces contra los fundamentos centrales de la
Constitución nacional y los pactos de Derechos Humanos que la misma recepta en
calidad de vigentes.
Igualmente, las gestiones continúan y ya no hay
dudas de las presiones israelíes para ello. Tras la reunión que mantuvieron
Pichetto y el presidente de la DAIA Jorge Knoblowitz arribaron a un aparente
acuerdo en cómo posicionar a la Argentina con el tema de Irán y su pretendida (sin
prueba alguna) responsabilidad en los atentados de la embajada y la AMIA. Según
se puedo saber, el candidato a la vicepresidencia ante los reproches de
Knolowitz tuvo que explicar que el “memorándum con Irán había sido un error”,
como si estuviera deponiendo ante un tribunal o una “comisión especial”.
Y mientras esto se desarrollaba, en Washington el
Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo anunciaba a sus colaboradores
internos y al mismo presidente Donald Trump que debía ir a la Argentina a
participar de los actos de conmemoración por el ataque del 18 de julio de 1994.
Sin dudas que para La Casa Blanca y en particular para el Departamento de
Estado es un acontecimiento políticamente relevante y conveniente, en momentos
que su país ejerce una “máxima presión económica sobre Irán” su flota y las
fuerzas que mantiene desplegadas en el Medio Oriente, planifican junto a Israel
acciones contra Irán.
Sin lugar a dudas, malos augurios para la Argentina
y una advertencia a no volver a caer en la misma y engañosa dinámica
geopolítica en la que el menemismo metió al país en 1990 con la participación
en aquella oprobiosa guerra del Golfo contra Iraq. En aquel entonces los
resortes que impulsaban estas cuestiones eran mucho más difíciles de visualizar
y ante los intentos por obtener informes oficiales de Washington o Tel Aviv
solo había un “No comment”.
Al mismo tiempo, las relaciones de negocios entre un
notable y poderoso empresario judío argentino y Londres vinculadas a la venta
de armas para la base militar británica en Malvinas, fue rápidamente eclipsada
de los medios. Se trata de Eduardo Elztain dueño de IRSA y conocido como “el
dueño de la tierra” (por sus negocios inmobiliarios –entre los cuales están las tierras palestinas- que trató de
adquirir en 2017 la Falkland Island Company) quien actualmente está en
tratativas con una firma de armas israelí para la provisión de misiles a las
Islas Malvinas, demostrando que hay una acusada presencia de intereses
israelíes con fuertes intereses en el país, entonces ¿Qué alcance tienen las
relaciones entre el gobierno de Macri y Tel Aviv?.