domingo, 12 de diciembre de 2021

 

“UN SOCIO NADA FIABLE”

¿Qué influencia puede tener sobre Argentina el resultado de las elecciones en Chile? Cuando el pasado te condena

 

Por Javier B. Dal

Cuando la FACH colaboró en las operaciones de infiltración de comandos del SAS en Río Grande (Operación Plum Duff) durante la guerra de 1982, Buenos Aires trató de mantenerlo en secreto aunque muchos soldados y lugareños fueron testigos involuntarios de aquella traición que expuso el oportunismo no solamente del General Augusto Pinochet Ugarte, sino del estado Chileno. Pero esta no sería la única puñalada trasandina y más cerca en el tiempo lo veríamos en 2017 con las sospechosas implicancias en el ataque al submarino “ARA San Juan”.

Desde las épocas de la Confederación, las tribus araucanas organizadas por militares chilenos que ya estaban influenciados por Londres, cruzaban la cordillera para robar ganado y saquear puestos de avanzada de la gobernación de Buenos Aires. Eso se terminó cuando el Brigadier General Juan Manuel de Rosas decidió armar brigadas armadas con rifles “Winchester” adquiridos a los EEUU que corrieron a estos malones hasta el otro lado de los Andes terminando con el negocio y con las ambiciones de hacerse con los vastos territorios patagónicos.

El recelo chileno es tan extenso como su angosto estado. Todos sus intentos por expandirse al este fracasaron no solo por los obstáculos naturales y la infranqueable cortina de rocas que presenta la cordillera sino y quizá lo principal, por el celo de los pueblos fronterizos guiados por hombres tan apegados al terruño, de carácter sanguíneo y de tozuda convicción, fogueados por la guerra contra los realistas. El puerto de Buenos Aires era en el siglo XIX el más austral y como tal, paso obligado para la navegación comercial proveniente de Europa y eso opacaba a Santiago.

Su intrascendencia contrastaba con la importancia de Buenos Aires que recibía mayor atención en cuestiones comerciales vinculados con la agro ganadería y también el comercio de las telas. La Corona británica advirtió esto y puso manos a la obra para sacar ventajas. A lo largo de las décadas esos recelos fueron muy bien explotados por el Foreign Office que como siempre, mediante sus conspiradores (actualmente institucionalizados en el MI6) y sus variadas mascaras con las que opera en la región tiende los hilos a dos bandas siempre para beneficio de “Su majestad”.

Los negocios están primero y poco le importaba (y le importa) a Londres quien ocupe la casa de la moneda. Fue por ello que el MI6 y sus colegas hemisféricos apoyaron la empresa de Pinochet y luego mientras oficialmente Chile se declaraba neutral en la guerra de Malvinas, clandestinamente la junta militar chilena prestaba colaboración a las operaciones británicas.

Los militares chilenos eran inmisericordes con sus conciudadanos al momento de actuar. Si alguien no acataba una orden de alto simplemente era acribillado, o si alguien trataba de resistirse podía morir a golpe de culatazos. Eso lo sabían muy bien en Londres y en especial el Foreign Office pero, el régimen de Pinochet era estratégico para sus intereses geopolíticos.

Eso no quería decir que la diplomacia entre Santiago y Londres se viera afectada. Por el contrario, las reclamaciones de Westminster al régimen militar chileno eran una tapadera ante la opinión pública de las buenas y convenientes relaciones existentes que se llevaban por debajo de la mesa. Son dos dimensiones completamente separadas.

Si bien Londres imposto públicamente una cierta crítica a nivel diplomático por el golpe de estado de Pinochet en 1973 y recibió a muchos refugiados que huían de Chile, el MI6 colaboro con gran entusiasmo y en coordinación con la CIA y la ASIS australiana con la DINA para coordinar acciones represivas en Chile y el resto del Cono sur. Incluso, la inteligencia chilena a cargo del General Manuel Contreras fue la que con el asesoramiento del MOSSAD ejecuto el atentado con una bomba lapa contra Orlando Letelier en Washington sin que aquello hubiera despertado algún reclamo oficial contra Tel Aviv.

La ayuda dada por Chile a Gran Bretaña en 1982 fue reconocida personalmente al mismo Pinochet por Margaret Thatcher tal como vemos en la fotografía de 1998. Esta es la simbología de una relación que perdura hasta el presente.

En la década de los ochentas, las preocupaciones de Londres por manifestaciones nacionalistas en Argentina con los alzamientos “carapintada” de 1987 y el ascenso político del ex Teniente Coronel Aldo Rico estrecharon aún más la colaboración entre la por ese entonces Central Nacional de Informaciones (CNI) y el MI6. Otro que compartía preocupaciones era Israel, muy interesado en la situación del programa de misiles “Cóndor” al cual se habían unido Egipto e Iraq y que según algunas fuentes, fue desarrollado y utilizado en operaciones reales por Iraq contra Irán. Con la asunción en 1989 de Carlos Menem a la presidencia, se desactivo el proyecto y entrego toda la información a EEUU causando un suspiro de alivio en Londres y Santiago de Chile.

Actualmente y tras años de una estabilidad política y económica admirable, Chile pareciera que tendrá un presidente de la extrema derecha que además de refrendar estas relaciones con Londres, lo hará en detrimento de la Argentina. Los comentarios del candidato ultraderechista José Antonio Kast dejan en claro que hay cuentas a saldar con su vecino. Hay en esto un motivo de seria preocupación para Buenos Aires que va más allá de los cacareos de personajes funcionalmente intrascendentes como Estela de Carloto o funcionarios de segunda línea del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Pero Kast no es la única amenaza por venir. Incluso él por su ideario no es el único que podría representar relaciones más tirantes con la Argentina. La extrema izquierda liderada por el candidato Gabriel Boric es la cara de una misma moneda. Desde hace tiempo que Chile es una amenaza para la integridad territorial y económica de Argentina solo que no existe un liderazgo político en Buenos Aires que se atreva a reconocerlo. Santiago de Chile tiene una política de estado para con su vecino y no la cambia con cada presidente que asume. Chile a diferencia de la Argentina cuenta con un estado planificado y una infraestructura económica tolerablemente aceptable mientras que en Argentina no hay una economía sana, el estado es tan deficiente y extenso que ya se puede decir que carece de forma y para financiarlo requiere de una carga tributaria insoportable.

Mientras Chile tiene una organización institucional predecible y un camino geopolítico bien trazado, Argentina sigue en el limbo de la medianía (interna y externa) y ello (como lo vemos desde hace 38 años) no lo lleva a ninguna parte.

Desde 1982 todos los gobiernos argentinos han abandonado los asuntos estratégicos del estado y ello ha repercutido en un deficiente desarrollo macroeconómico que actualmente se ha vuelto endémico. Una educación cada vez más deficiente y mediocre ha redundado de forma directa en la incapacidad de crear polos de desarrollo tecnológico propio a fin de trazar estrategias para un crecimiento competitivo real. También ha redundado en una mediocridad dirigencial incapaz de planificar políticas externas con una orientación geopolítica propia y duradera que resuelva la actual crisis estructural. Sumado a ello, el mantenimiento de viejos discursos que solo buscan limpiar la cara de sus propias responsabilidades no ayuda a salir adelante.

Otra deficiencia argentina es la ceguera de sus políticos. Creen que no atender o no ver una situación, la misma dejara de existir. Esto en referencia a la situación de ocupación británica en el Atlántico sur en la que Chile presta cooperación y que sin dudas, es un asunto que le queda muy grande a toda la clase gobernante que desde 1983 viene ocupando el poder. Este dejar hacer le ha costado al estado argentino -entre otras cuestiones- perder el control de sus aguas jurisdiccionales en el atlántico sur y con ello la pérdida de miles de millones de dólares anuales por el zaqueo pesquero, la explotación de recursos petrolíferos y el no cobro de impuestos de pesca.

En perspectiva, queda claro el desbalance institucional entre uno y otro estado. Mientras el estado chileno es consecuente con su agenda estratégica para la región, el estado argentino no sabe a donde va. En este sentido Chile tiene una conciencia clara de cómo proteger sus recursos y de ser posible, acceder a los de sus vecinos y para ello lleva adelante las inversiones que sean necesarias. Sobre ello, la libre maniobrabilidad de su Armada sobre los mares del sur patagónico que se enmarcan en los últimos avances sobre la plataforma marítima argentina, deja en claro como la política de estado chileno va por un lado y la partidaria por otro.

Sobre esto mismo, la participación de Chile en este escenario es innegable y Buenos Aires pocas o mejor dicho ninguna medida ha implementado para contra restar dicha presencia. Precisamente, la herramienta con la cual el estado argentino debería implementarla (Armada) está prácticamente inoperante gracias a la clase política que gobierna. Pero aún peor. La clase política es completamente obtusa y carente de visión para entender la gravedad de esto y de las consecuencias a mediano plazo.  Al contrario de esto, Chile tiene muy clara su intensión en el sur y cuenta para ello con un músculo bien ejercitado y una determinación con respaldo político más allá del partido que ocupe el gobierno.  

Para finalizar, el estado chileno es un obediente subalterno de Washington mientras que la Argentina como una veleta de vientos va y viene y hoy por hoy se ve bajo un gobierno “progresista” (nada realista) que dice una cosa, hace otra y al público termina diciendo otra muy diferente. Es por ello que no importa quien gane las elecciones en Chile, sea la ultraderecha de Kast o la ultraizquierda de Boric, cualquiera que sea el triunfador respetara la estabilidad institucional y con ello toda su planificación geopolítica que comparte con Gran Bretaña teniendo como vecino a un estado en crisis, sin identidad ni orientación política ni mucho menos, una geopolítica clara.

 

 

 

jueves, 9 de diciembre de 2021

 

“REACTIVANDO EL ENCONO”

¿Por qué ISIS está retomando fuerza en Iraq?¿ A quién beneficiaría su reaparición? La unidad iraquí nacional sigue siendo el peligro más preocupante para Washington y Tel Aviv

 

Por Ali Al Najafi y Zeynav Azalanay

Tal vez sea necesario volver a recordar que cuando los EEUU retiro de Iraq a sus tropas en octubre de 2011, no lo hizo sin un plan B. Obama no le iba a devolver a los iraquíes su soberanía política ni mucho menos el control de los activos petroleros que tras la invasión de 2003 ellos se apoderaron. Solo se trató de una retirada estratégica, un cambio cosmético para dar paso a otra forma de ocupación basado en la creación de un caos controlado a distancia mediante nuevas estructuras de agentes agresivos y desestabilizadores que se encargarían de mantener en estado de coma al país.

Nada nuevo en la historia de cómo procede la “democracia” del norte contra quienes considera enemigos. Pero en el caso del mundo árabe islámico en general y en de Iraq en particular, el desprecio por la vida de los musulmanes ha quedado ampliamente documentada y grabado en el inconsciente popular de todos los iraquíes.

El programa de contrainsurgencia implementado desde 2006 por el General David Petraeus y los escuadrones de la muerte ideados por el embajador John Negroponte no bastaron para “democratizar” a los iraquíes pero si sirvió para crear un caos y la desconfianza mutua entre las comunidades chiitas y sunitas de Iraq. La táctica era simple: Grupos de hombres disfrazados (mercenarios) como árabes con sus caras tapadas con “kufiyas” o simplemente con máscaras, armados con fusiles AK-47 y unos lanza cohetes RPG-7 que atacaran sitios públicos de una y otra comunidad era suficiente para crear esa atmosfera. Otra era la de estacionar vehículos cargados con explosivos para causar masacres colectivas que tuvieran trascendencia internacional ¿Cuál era el objetivo de semejante crimen? Construir una aparente guerra civil y con ello la necesidad de justificar la estancia de las tropas de ocupación.  Un dato que cierra estas pérfidas tácticas era que cuando se retiraban de uno de estos ataques, estos falsos muyahidines debían gritar bien alto “Allah Hu Akbar” (Dios es grande) para darle mayor credibilidad a estos hechos.

Pero los iraquíes desde el inicio se dieron cuenta de esto y a pesar que sus voces estaban silenciadas por el terror imperante que implementaban los ocupantes con la cooperación de un gobierno títere, no se olvidan de estos embustes.

Aún lo recuerda Munir Ubeidi H. un hombre sunita de mediana edad de Bagdad que en aquellos momentos tenía una despensa en cercanías de lo que hoy es el barrio de “Ciudad Sadr” y recuerda que hasta la llegada de los invasores no existían rencillas con sus vecinos por cuestiones de religión. Incluso me muestra unas fotografías de sus hermanas que estaban casadas con dos hombres chiitas de Karbala y que tras la llegada de los estadounidenses y los británicos fueron asesinados en circunstancias nunca aclaradas.

“En realidad nadie se creyó eso de Al Qaeda y menos que Saddam los respaldara”, me dijo con una sonrisa que entremezclaba un poco de ironía y amargura por todo lo sucedido. Continuando con su relato me dijo “Incluso cuando comenzaron los atentados contra las mezquitas de ambas comunidades, muchos de nosotros nos reuníamos sin vernos las caras para distinguirnos entre sunitas y chiitas y ninguno de nosotros creía que esto era cosa de iraquíes”. En aquellos días muchos Shiej sunitas fueron arrestados, torturados y asesinados. Pero también muchos otros clérigos chiitas tuvieron la misma suerte y en ambos casos la mayoría se oponían al Status Quo ocupante.

Lo mismo nos decía Ali Akbar J. un vecino chiita de la populosa Ciudad Sadr que en 2003 con veintiún años de edad estaba tratando de terminar sus estudios en la Universidad de Bagdad. Las bombas, las razias y el terror implantado en las calles desde la llegada de los invasores complico sus planes. “La vida se volvió un infierno con los americanos y sabíamos que lo único traerían serían sus trucos sucios y muerte”, me afirmaba con firmeza mientras gesticulaba con su mano derecha. Para él no había dudas de que muchos oficiales del Baas de Saddam se vendieron a los ocupantes y pasaron a servir a esas operaciones de “contrainsurgencia”. Para ambos la aparición de “ISIS” en 2014 fue parte de los engaños de Washington y en los cuales por supuesto, colabora Israel.

A pesar que las editoriales de occidente y en particular de EEUU y Gran Bretaña siguen dando su amañada versión de lo que ocurre en Iraq argumentando que ello es producto de la “influencia de Irán” y de los “planes de Irán” o de las “maquinaciones de los Ayatolas en Teherán” cierto es que, la cruda realidad existente (miseria, corrupción, crímenes, drogas) se la deben a los angloestadounidenses y a nadie más.

Los análisis que suelen hacerse sobre la situación de Iraq están teñidos de parcialidad, claro oscuros y un gran recorte en la trama de los hechos claramente destinados a borrar la aberración que significó una invasión basada en argumentos falsos y mentiras que para peor, se convirtió en una ocupación bestial de la que ningún medio en occidente se atreven a profundizar.

Suenan en cierta forma hilarantes las alegaciones angloestadounidenses al fomento de la democracia, las preocupaciones por la participación popular en las elecciones o el tan trillado tema de los derechos de la mujer que vale recalcarlo, en las épocas de Saddam Hussein se respetaban de forma acabada (algo que no hacían ni hacen los socios de las petromonarquías del Golfo). Los invasores no le devolvieron el poder al pueblo sino le dieron el gobierno a verdaderos grupos criminales quienes continuaron con las bestialidades y las arbitrariedades que llevaban adelante sus tropas y agencias de inteligencia.

 Y es que pareciera que los redactores de medios en sendos países se olvidan como los batallones de inteligencia militar, la CIA y sus colegas británicos (con la siempre presente mano de Israel) introdujeron elementos disociadores como sin dudas el fue el agente jordano Abu Muzab Al Zarqawi quien había sido un activo de la CIA en Afganistán y con él toda una cadena de impostores y mercenarios que debían destruir a la resistencia nacional por dentro. 

Tampoco se debe olvidar que fueron los norteamericanos quienes (impostando una supuesta preocupación mediática) usaron a los chiitas iraquíes para tratar de eliminar todo vestigio del nacionalismo baasista de Saddam pero solo hallaron en los militantes de las sectas pro-iranies como la “Dawa” y “Badr” los mejores esbirros para concretar esos planes.

Para peor, además de colaboracionistas incapaces estos esbirros demostraron ser mucho más corruptos, arbitrarios y brutales que los nacionalistas del Baas entonces ¿Cuál ha sido la mejora de ese cambio? Los únicos que se han beneficiado con esto son los EEUU y sus aliados (entre ellos Israel) y para nada esto contempla a los iraquíes.

El respeto por los derechos humanos sigue siendo un gran agujero negro en este país. Son incontables los casos de detenciones, torturas y hasta desaparición de activistas que han denunciado las brutalidades del régimen. A pesar de haberse constatado graves violaciones y crímenes contra los opositores a los colaboracionistas de turno, Washington siempre ha hecho la vista gorda por el simple hecho de que le son serviles a sus propósitos. Sumado a esto el proceso político existente en el país es un fraude desde su origen y por ello claramente ilegitimo. Desde 2003 solo gobiernan mafias en Bagdad y ninguna de ellas ha instaurado algo similar a la tan clamada democracia y mucho menos ha beneficiado la vida de los iraquíes. Las únicas libertades existentes bajo este estado de cosas son la de hacerse ricos para los gobernantes y sus allegados y la de morirse de hambre para los ciudadanos comunes. Y Washington ha tolerado esto porque es funcional a sus planes. Solo cuando en Bagdad se han querido salir del carril de lo que a EEUU le importa, las marionetas han sido sigilosamente escarmentadas (con la repentina aparición de ISIS).

Todo el andamiaje electoral (insertado en 2005) es de autoría anglosajona y son precisamente asesores norteamericanos y británicos quienes alimentaron el sectarismo de aquel entonces y que actualmente, en este marco de cataclismo político apelan a profundizar el faccionamiento dentro de los partidos manipulando los procesos electivos con intención de mantener el Status Quo de control. Pese a ello, no han logrado los objetivos en su grado más óptimo.

Hay una gran tensión entre la administración títere y Washington que se ve alimentada por el creciente clamor popular que urge a la salida completa de los estadounidenses que pone en riesgo esa relación simbióticamente sucia y siniestra de necesidades reciprocas de las cuales que los iraquíes de a pie están fuera. Lo sucedido en Afganistán en septiembre pasado ese ideario. A medida que crecen las demandas para esta salida aumentan los ataques reivindicados por el “ISIS” ¿No les parece muy conveniente?

Las voceadas preocupaciones sobre la corrupción, la violencia estatal y la falta de transparencia en los manejos tiránicos de las marionetas de turno son una mera actuación teatral. Lo mismo en referencia a la miseria y la desigualdad social que casualmente viene creciendo sin pausa desde 2003 y que ha sido motivo de las continuas manifestaciones callejeras y la desconfianza de la juventud con todo lo que se vincula al gobierno.

La seguridad es inexistente y ello por el simple motivo de que las áreas sensibles como inteligencia, policía y cuerpos de seguridad interior se hallan filtradas y tironeadas por facciones que responden a la CIA o al VEVAK iraní. La administración de justicia es una extensión de esta situación y es por ello que nada es investigado. El país es una mera apariencia. Fue por ello que los israelíes junto a sus socios de la CIA pudieron dirigir y concretar en la misma capital el asesinato de Soleimani y Muhandis e incluso montar charadas como el último intento de asesinato en noviembre pasado contra el actual títere de Bagdad.

Gran Bretaña y EEUU han venido tratando  (mediante una colonización institucional) de fagocitar a la sociedad iraquí pero el experimento no les ha salido como esperaban. La miseria, el desempleo y el abandono de los sectores más desprotegidos son el pan de cada día. Las preocupaciones y las supuestas ayudas de Washington y Londres son solamente artilugios y maquillaje que tratan de tapar una situación insostenible. Los iraquíes en general pero los chiitas en particular hace rato se dieron cuenta del embuste y ellos mismos saben separar la paja del trigo.

La gran mayoría es consciente que reeditar la violencia interreligiosa con embustes como “ISIS” es funcional a Washington y a Israel y es por ello que están atentos a los acontecimientos.

Pese a la miseria sembrada por la ocupación y que mantienen sus colaboracionistas como el actual Primer ministro Mustafa Al Kadhimi, los chiitas iraquíes prefieren seguir a referentes creíbles quienes como el clérigo chiita Muqtadar Al Sadr han enfrentado a los invasores, manteniendo su postura a lo largo de los años y al mismo tiempo se mantienen al margen de la influencia de Teherán.

 

 

 

 

sábado, 4 de diciembre de 2021

 

“GENTLEMAN TROUBLE´S”

El procesamiento del ex presidente Mauricio Macri por espionaje a los familiares de la tripulación de ARA San Juan ¿Develará las profundas y siniestras implicancias que lo rodean?

 

Por Dany Smith

Una ironía del destino, no se puede decir otra cosa cuando vi al ex presidente Macri salir de su conferencia en el The Gigaton Challenge en Santiago de Chile atosigado por los periodistas que le preguntaban sobre su repentino procesamiento en el espionaje a las familias del “ARA San Juan” ¿Qué estaba haciendo yo justo en ese momento en Chile y en la vereda de ese evento? Crean me, solo fue una mera casualidad.  Justamente en el país que históricamente colabora con los británicos en el Atlántico sur (en especial durante la guerra de 1982) y que fueron señalados por fuentes confiables como parte de una Task force que venía perseguido al submarino argentino en momentos previos a su “desaparición”, la pregunta que estos periodistas debió ser ¿Qué siente usted sobre su procesamiento por espionaje a las familias del “ARA San Juan”?

En realidad, la pregunta que debieron haber realizado estos ¿Por qué cree usted que la justicia argentina ha llegado a este extremo?  Los medios que simpatizan con su posición ideológica hablaran de una persecución política, para otros de un empoderamiento de la justicia federal (algo muy dudoso de creer) y para algunos podría ser la prueba más evidente de que Macri es solo otro recurso dispensable del establishment.

Sin dudas que para quienes respaldamos la versión de un ataque artero británico (con la complicidad chilena y el conocimiento del USSouthCom) en momentos que la Royal Navy llevaba a cabo una prueba secreta de un arma plasmática en los límites del mar argentino, es una amarga ironía para un mandatario que ocultó desde el inicio todas estas incumbencias que se enterase de su procesamiento nada menos que en Chile.

Las circunstancias políticas de esos momentos y las conexiones del mismo presidente hicieron posible este ocultamiento. Con una limitada actividad de inteligencia de las FFAA argentinas (que se enmarcan en el desguace que se ha venido realizando) y el colador de la AFI (ex SIDE cooptada desde hace décadas por otras agencias) tapar lo que en realidad había sucedido parecía un juego de niños.

Cuando era jefe de la Ciudad Autónoma Macri no dudó en ventilar en un canal de aire que sus jefes de policía eran designados por agencias de inteligencia extranjeras. Para él la CIA y el Mossad “son las mejores agencias del mundo” dijo con calmada convicción. Macri no era consciente de las consecuencias de su brutal sinceridad que sin dudas le habrá valido duros reproches en la intimidad de sus cercanos y de los representantes de las embajadas respectivas.

Con estos precedentes, llevar adelante actividades de inteligencia sobre los familiares que estaban reclamando por el esclarecimiento del hecho no sorprende y Macri en este gravísimo suceso no iba a ser la excepción. Incluso en su condición de mandatario de un estado nacional sin dudas le había potenciado las influencias con las que ya contaba cuando gobernaba la ciudad capital.

Históricamente en el país el uso de los “servicios” por parte de cada uno de los gobiernos para utilidad que interesan a sus propios fines es algo que viene en el ADN político del mismo estado argentino. Sin discriminaciones anodinas y maniqueas entre gobiernos militares, civiles, radicales y peronistas todos se han servido de los servicios para controlar a quienes podían ponerles en problemas. La llegada de la tan mencionada democracia en 1983 no cambio esto.

Fue durante la década de los noventas cuando Carlos Menem en su empresa por agradar a como diera lugar a Washington y a Londres, comenzó a desmantelar (entre otras infraestructuras públicas) las ya desvencijadas y corruptas estructuras de la SIDE y claro, de las ramas militares de inteligencia, todo ello como parte de la firma de los humillantes Tratados de Madrid I y II. Pero eso no significo mejorar dichos organismos, sino tan solo asignarles nuevos amos.

Pero a diferencia de todos aquellos y en especial de Menem, Macri le había abierto las puertas de par en par a las agencias como la CIA, el MI6 y el Mossad israelí este último proveyendo software y entrenamiento de personal (el necesario y no más de lo que a ellos les conviene) a ciertas áreas de la seguridad federal. Sin dudas, cuando las elecciones dieron por ganador al PRO los emisarios de Macri en Washington y Tel Aviv obtuvieron señales claras de que estos “amigos” desembarcarían en Argentina trayendo consigo (y para su propio beneficio) ciertos adelantos tecnológicos vinculados al espionaje informático.

Así y con estos recursos, el gobierno de Macri podía saber lo quisiera de cualquiera.

No era necesario que un agente se escondiera detrás de un arbusto, o desde un piso contiguo al domicilio de alguno de los molestos familiares un “agente” estuviera con binoculares fisgoneando 24hs al día las actividades que desarrollaba; o que le hubieran “enganchado” con pinzas cocodrilo la línea domiciliaria del teléfono para que luego informaran al presidente. Tampoco que un tipo elegante con traje caro y zapatos italianos a lo “James Bond” merodeara en un auto de alta gama por los barrios de los familiares. El gobierno de Macri por intermedio de sus funcionarios del PRO quienes gestionaron estos lazos oscuros, fueron quienes gestionaron el acceso a sofisticados ingenios de procedencia israelí para intrusar llamadas, correos, mensajes de los teléfonos celulares de cualquiera incluyendo su “Whatsup”.  Si partimos de este hecho su situación se complica.

Ciertamente que Macri tenía las capacidades para encargar la realización y supervisión lo que se ha denunciado. Pero es cierto también, que él no es el único responsable. Y esto lo saben los que estaban en esos momentos y que no se limitan a los malogrados jefes de la AFI Arribas y Magdalani quienes ya pueden darse por sacrificados en el altar de la obsecuencia de aquellas agencias foráneas que por décadas (y con Macri sin dudas) operaron con tanta impunidad.

Para el escándalo de los adeptos del ex mandatario y del intelectualismo filosionista (e islamófobo) que milita desde los medios capitalinos la justicia federal ha dictado el procesamiento del ex presidente y ello podría significar posibles e incomodas revelaciones a ventilarse en un juicio oral con entretelones nada convenientes para el establishment que verdaderamente controla al país. Es allí donde radica la inmediata reacción de un sector de los medios que tratan de argumentar una “persecución política” contra Macri atacando incluso a una parte de los familiares (con el perverso fin de enfrentarlos) que persiguen el esclarecimiento de este hecho. Igualmente y pese a los esfuerzos por menoscabar la labor de la justicia, Mauricio Macri y todos los implicados en esta acostumbrada práctica encargada a los servicios no les deja tranquilos.

Los propósitos para realizar estas actividades sobre los familiares están más allá de la argumentada seguridad del presidente o digamos, del interés nacional. Además, estas actividades no se dieron de forma inmediata a el acaecimiento del hundimiento. En vez de usar estos recursos para profundizar las investigaciones sobre lo que había ocurrido con este navío, el gobierno puso su mira sobre las víctimas. En realidad ni Macri ni cualquiera que hubiera estado en su posición, podría haber usado esos recursos para indagar sobre lo sucedido ya que ello sería investigar a quienes de forma directa o indirecta habían estado involucrados en el tema. He allí donde surge otra cuestión ¿Querían saber si los familiares tenían alguna información clave sobre el hundimiento o sobre la causa que lo genero?

Según se ha podido conocer las primeras señales de “situaciones curiosas” que fueron advertidas por algunos de los familiares y que develaron que algo estaba sucediendo en rededor de ellos se detectaron tan pronto se produjeron acercamientos de los familiares a la Federación rusa solicitándole continuar con la búsqueda.

Fue por comienzos del 2018 cuando las escenificadas preocupaciones de EEUU y Gran Bretaña se diluyeron al anunciar que se retiraban de la búsqueda. Fue allí que la desesperación inspiró a una parte de los familiares a escribirle una carta al presidente ruso Vladimir Putin pidiéndole que no abandonara las operaciones.

Para alivio de los familiares, Putin escucho su clamor y mantuvo las operaciones del “Yantar” mientras (y muy convenientemente) las unidades navales norteamericanas y británicas se retiraban alegando que no habían encontrado nada curiosamente cuando habían estado sobre la zona donde más parte de se hallarían los restos.

El Foreign Office británico y el Departamento de Estado norteamericano no estaban para nada contentos con la presencia y permanencia de los rusos en esta expedición y sin dudas que el apoyo que estaban recibiendo de los familiares y una parte de la prensa era algo que podía abrir una bisagra a conexiones políticas más profundas de Moscú en la región. Incluso, si llegaba a encontrar el sitio donde estaban los restos y enviaban una unidad de observación, podrían haber revelado valiosas pistas sobre lo que realmente había sucedido. La carta dirigida al mandatario ruso con fecha del 02 de enero del 2018 podía ser el puntapie para ello y sin dudas que los británicos no iban a permitir que eso prosperara. El gobierno anglófilo de Macri y sus funcionarios eran la garantía para que ello no sucediera y era por eso que debía estar al tanto de todo lo que aquellos estaban intercambiando. En este sentido la pregunta sería ¿A quién le servía la información que podían estar manejando los familiares?, ¿A los rusos?

Esta última pregunta es una forma de ironizar con aquellos periodistas y medios adeptos al gobierno de Macri que de constante han sido parte de la rusofobia anglófila de la que Londres viene haciendo gala desde las épocas de la guerra fría y que desde finales del siglo pasado ha centrado sobre la personalidad del presidente ruso Vladimir Putin.

Si durante la era Menem los norteamericanos hicieron y deshicieron a su antojo en la Argentina (quedándose con los proyectos de misiles Cóndor 2 y planos de aviones que nunca verían los argentinos), con Macri se sumaron descaradamente los británicos y sus colegas israelíes, estos últimos desde tiempo atrás con aspiraciones a establecer un eje geopolítico en toda la región para contra restar la creciente presencia cultural, política y religiosa de Irán.

Hay mucho que tapar detrás de esta descubierta actividad de inteligencia, ciertamente que si. Recordemos que aún no se ha establecido la causa real del hundimiento y la desaparición de los 44 tripulantes (porque, curiosamente no se halló ningún cuerpo o una prenda flotando), pero lo peor es por qué no pesquisaron las pistas atinentes a una acción bélica. Si a partir de esta denuncia se comienza a revolver en lo que hace a los métodos utilizados por Macri para espiar a los familiares, ello llevaría de forma necesaria a revelar las conexiones de la inteligencia de su gobierno con las agencias extranjeras y entonces la opinión pública podría toparse con un verdadero escándalo que iría más allá de la persona del ex mandatario y sin dudas rozaría a varios de los actuales candidatos de la oposición con ambiciones electorales. Ante esto la conclusión parece evidente…, “jódete Mauricio, en esta youre alone”. Entonces seguramente Macri se pregunta ¿Y ahora quién podrá ayudarme? 

domingo, 28 de noviembre de 2021

 

“METODOS DEMOCRATICOS”

¿Puede haber democracia cuando se persigue e incluso se suprime físicamente a quienes informan la oscura verdad de los gobiernos? No hay democracia sin libertad de pensamiento

Por Charles H. Slim

Es cierto que actualmente no hace falta realizar golpes de estado, intervenciones militares o magnicidios para presionar a quienes no se amoldan a las políticas de occidente (comprendiendo solo a EEUU, Gran Bretaña y la UE) como los que hemos visto hasta comienzos de siglo. La violación de los derechos humanos no se restringe a pequeños países como Myanmar, Vietnam, Tanzania o alguna paupérrima república centro africana. Quienes se han presentado en los últimos setenta años como el faro de la libertad y la democracia han demostrado que poco tienen de estas cualidades.

Los métodos para violentar los derechos sin dudas se han sofisticado y la actual digitalización de la mayor parte de los aspectos de la vida preanuncian nuevas y más efectivas formas de coerción y persuasión psicológica para convencer o eliminar a los rebeldes.

Un ejemplo de esto lo estamos viendo en Europa con el azuzado temor que los medios (con el renovado protagonismo de los infectólogos y subalternos de la OMS) están tratando de instalar sobre una nueva variante del Sars-CoV2 (sin que aún se hayan explicado las crasas contradicciones que se denuncian[1]) que trata de forzar a la vacunación total adunándole la amenaza de que quien no lo haga no tendrá un “pasaporte de salud” sin el cual prácticamente será un muerto civil. Sin dudas, otro triunfo de la democracia.

Los casos en los que los derechos humanos han sido pisoteados por esta elástica interpretación de la democracia son incontables pero la mayor parte de ellos, se han mantenido escondidos bajo la alfombra gracias a la opacidad de Naciones Unidas y de los medios corporativos que viven supuestamente defendiendo la libertad de información. El ejercicio de este derecho se ha vuelto muy peligroso en occidente (y en países aliados) porque, aunque no sean visibles a la luz del día aparatosos procesos de detención, feroces acciones de represión, apremios ilegales o discretas abducciones callejeras por policías sin chapa (como lo hace el Shin Bet en Palestina), los gobiernos de occidente van más allá y ejecutan (de forma encubierta y silenciosa) verdaderas acciones terroristas amparándose en que lo hacen sobre territorios ajenos.

Libia, Siria, Afganistán, Iraq y Yemen han sido y siguen siendo el campo de ensayo de estas tácticas de silenciamiento.

Desde las revelaciones en 2004 sobre la sistemática práctica estadounidense de torturas, abusos y ejecuciones sumarias en la cárcel de Abu Graib en Iraq que puso al descubierto toda una infraestructura del terror que (además de extenderse por todo el país ocupado) iban más allá de Iraq y que se comprobaron con los “vuelos de la CIA”  que transportaban personas secuestradas a cárceles secretas alrededor del mundo hasta los abusos y asesinatos contra los ciudadanos afroamericanos en EEUU dejo en claro que Washington y sus socios estaban muy lejos de respetar la legalidad internacional y quienes osen ponerlos en evidencia corren una terrible suerte.

Algunos casos emblemáticos como el de Julian Assange, el de Eduard Snowden y Chelsea Manning, cada uno y en diferentes grados y circunstancias, son el ejemplo de esto. Cada uno de ellos han sido condenados de por vida por sacar a la vista pública los trapos sucios de los gobiernos de occidente.  Pero también hay otros casos que han ayudado a conocer asuntos tan graves como los que aquellos revelaron y que tienen como protagonistas a comprometidos periodistas e investigadores en países aliados de EEUU que siguen los mismos pasos.

El caso del escritor, intelectual y politólogo francés Therry Meyssan[2] es uno de los más emblemáticos. Conocido por su investigación tras los atentados del 11/S y que plasmo en su libro L’Effroyable imposture “La Gran Impostura”[3], Meyssan comenzó a llamar la atención de los gobiernos de EEUU y Francia y para peor, de sus respectivos servicios de inteligencia.

Las conclusiones a las que llega en su obra y que se basan en fuentes informativas de alto nivel, dejaron expuesto una versión muy diferente a la presentada por la administración de George W. Bush en Washington. Meyssan expone y prueba la ejecución de un auto ataque que se dio en el marco de una particular situación interna en los EEUU mediante una táctica sucia y engañosa que a partir de allí comenzamos a conocer bajo el término de “Bandera Falsa”.

Pese a que muchos periodistas ignoraron su obra, o callaron por temor a quedar comprometidos con lo que ella exponía o simplemente la ridiculizaron, los encubiertos intentos por eliminarlo dejaron por sentado la certera y molesta veracidad de la publicación de Meyssan. A tal punto llamo la atención su libro que el mismo presidente francés Jacques Chirac lo leyó y encomendó a los servicios de inteligencia que corroboraran los hechos que se mencionaban y a partir de allí Meyssan paso a estar en el radar del estado francés.

Al mismo tiempo en Washington el desagrado por la publicación hizo que el circulo de los neoconservadores y sus socios sionistas (implicados en el asunto del 11/S) pidieran la cabeza del intelectual francés. Fue así que le encomendaron al Mossad israelí la tarea de eliminarlo.

Chirac tomo en serio el contenido de su libro y sabiendo los peligros que conllevaba para su autor, lo protegió durante su mandato. Incluso el mismo Meyssan comenta que Chirac llamó al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu para advertirle que cualquier acto, en cualquier parte de Europa contra la integridad personal del intelectual sería interpretado como una agresión contra Francia. Chirac era un estadista de fuste y sabía muy bien con quien trataba y por ello sabia como negociar con organizaciones expertas en eliminar personas.

Pero tras su salida y con la llegada en 2007 de Nicolás Sarkosi al poder, la cabeza de Meyssan tuvo precio.  Los principales motivos por los cuales Sarkosi le retiró la protección del estado francés y lo persiguió era su conocida simpatía ideológica con Israel y su cercanía política a Washington.

A partir de entonces Meyssan debió irse de Francia ya que su integridad personal estaba en peligro. Igualmente Sarkosi quien estaba muy comprometido con la política exterior de Washington acepto el pedido estadounidense para que la DGSE (inteligencia exterior francesa) se encargue de Meyssan. Tal como operan las mafias, así fue como los gobiernos que se veían complicados por estas revelaciones pretendieron arreglar las cosas. Un mandatario francés que ordenó asesinar a uno de sus ciudadanos por encargo de otra potencia sin dudas era un escándalo que se mantuvo oculto durante años. Las implicancias del estado francés en estos menesteres durante la presidencia de Sarkosi no asombran.

Fue precisamente en 2010 cuando junto a Gran Bretaña (y con la dirección y coordinación de la Secretaría de Estado de los EEUU) que se lanzaron (con la cooperación material de las monarquías árabes del Golfo) contra el norte de África con la intensión de derrocar y reemplazar los gobiernos nacionalistas árabes por subsidiarias de la “Hermandad musulmana” disfrazándolo (con la colaboración de muchos medios e intelectuales) con el relato de una supuesta revolución popular titulada por el intelectual francés Bernard Henri Levy[4] como una “Primavera Árabe”.

Casualmente desde aquel año, todos los intentos de secuestro y asesinato contra Meyssan estuvieron involucrados grupos de yihadistas que bajo la dirección de militares franceses llevaban adelante una guerra clandestina contra Libia, Siria y posiblemente con intenciones de penetrar al Líbano. Esta persecución se mantuvo con la asunción de Francois Hollande quien como Sarkosi, mantenía magníficas relaciones políticas y de afinidad ideológica con Tel Aviv y Washington interesados en deshacerse del intelectual francés.

Fue por eso que Therry Meyssan debió huir de Francia donde ya no se le garantizaba su seguridad.

Precisamente, en momentos que Meyssan estaba viviendo en Siria, el gobierno le asignó protección personal. Y ella no fue en vano. Tal como lo relata el periodista francés en momentos que los “rebeldes sirios” que el gobierno de Hollande apoyaba, trataron de tomar por asalto a Damasco, tuvieron como objetivo atacar su residencia con la clara intención de asesinarlo. Como ya había pasado en Iraq, su muerte pasaría inadvertida y mucho más sus responsables. Pero los sirios aprendieron de todo aquello y pusieron manos a la obra. El ejército árabe sirio emplazó a cinco hombres y un mortero en el techo de la propiedad y tras tres días de asedio, lograron rechazar el ataque.

Fueron tres días de terror que dejaron como saldo de aquel episodio varias bajas de estos supuestos rebeldes sirios quienes en realidad eran mercenarios sin preparación militar (carne de cañón) de origen pakistaní y somalí armados con fusiles (incluidos el FAMAS F1 y los SA80) y pertrechos occidentales. Sobre la comprobación de armamento y equipos franceses en manos de estos grupos de mercenarios ni Sarkosi ni Francois Hollande dieron las explicaciones del caso, aunque sobra decir el por qué.

Hasta en esto Meyssan ha logrado poner en evidencia los embustes del gobierno francés que alineado a las políticas del bloque anglosajón occidental viene implementando a nivel global y que tuvieron su inicio sobre el mundo árabe-islámico, violan desde hace años las soberanías políticas de los países y los derechos humanos de todos sus habitantes. Si se valora la defensa de estos derechos de alcance universal con los riesgos de enfrentar al poder de los estados, conocer el trabajo de Therry Meyssan es algo imprescindible.

  

 



[1] Globalresearch.ca. El engaño del Covid: la aplanadora de la tiranía. "No es solo una cuestión de vacunación o no vacunación”, publicado el 2 de noviembre 2021, por Peter Koenig, https://www.globalresearch.ca/steamroller-tyranny/5760398 ; El incidente en Fort Detrick por junio de 2019 fue tapado por el gobierno federal y la Corporación de medios pero pese a ello no pudieron encubrir el cierre indefinido de sus instalaciones: https://www.fredericknewspost.com/news/health/fort-detrick-lab-shut-down-after-failed-safety-inspection-all-research-halted-indefinitely/article_767f3459-59c2-510f-9067-bb215db4396d.html

[2] Therry Meyssan es un activista e intelectual francés fundador del sitio de temas de geopolítica https://www.voltairenet.org/?lang=es

[3] El libro que se publicó en 2002  ha sido materia de estudio en algunos claustros de periodismo en Argentina pero que no han trascendido al conocimiento masivo ni mucho menos de ser comentado por los periodistas del establishment: https://perio.unlp.edu.ar/catedras/lecturayescritura/wp-content/uploads/sites/16/2020/03/15.-Meyssan.pdf

[4] Henri Levy es un escritor francés que milita el sionismo y en tal sentido aborrece la posibilidad del progreso del mundo árabe islámico siendo su apoyo a la Primavera árabe la mejor muestra de ello. Su apoyo intelectual tenía un trasfondo político basado en legitimar la intervención de occidente (OTAN) causando miles de muertos, la destrucción de Libia y una calamidad humanitaria que provoca el desplazamiento continuo de refugiados a la UE.

jueves, 25 de noviembre de 2021

 

¿QUIERE WASHINGTON INSTIGAR UNA GUERRA CONTRA RUSIA?

Algunos argumentos que explican una respuesta positiva a esta cuestión

 

Por Charles H. Slim

Esta es una pregunta que muchos se están haciendo tras la retórica de La Casa Blanca (amplificada por el Conglomerado de medios) que sumado a los movimientos de sus fuerzas en Ucrania, Polonia y el Mar Negro parecen estar tendiendo a crear un Casus belli que detone en una conflagración que podría llegar a ser de carácter nuclear. Ante esto recordemos una vez más la supuesta “nueva agenda” de la administración demócrata que supuestamente venía a mejorar los desaguisados de Donald Trump y Cia pero con lo que se esta viendo en los escenarios donde EEUU se halla involucrado, Biden pareciera estar empeñado en superar a lo peor de Donald Trump y sus predecesores republicanos.

La crisis que está sacudiendo al mundo por el parón del asilamiento obligatorio por el SARS-COV2 no es ajeno a los EEUU y las consecuencias de esto se están sintiendo de forma cada vez más preocupante. La inflación trepa más allá de lo que algún estadounidense hubiera soñado, hay escases de combustible, no hay empleados disponibles para atender áreas de servicios estratégicos (como la logística) para una reactivación económica a mediano plazo y la brecha de desigualdades entre los más pobres y las pocas familias multimillonarias de la banca estadounidense se hace más inocultable. Al mismo tiempo, los esfuerzos cada vez más compulsivos por vacunar a toda la población bajo la velada amenaza de que serán muertos civiles (sin no tienen Vaccine Passaport), mantiene un estado de tensión social que está aflorando en cada vez más casos de atención psicológica y psiquiátrica. En las calles de muchas ciudades reina la agitación y con ello una omnipresente ocupación policial. Con esto a la vista poco se puede hablar de democracia. Y si eso no era bastante, cada vez más quedan en evidencia las proclamas racistas y xenófobas de senadores republicanos contra representantes demócratas de origen latino y árabe que lejos han estado de ser repudiados por sus respectivos claustros ¿Cómo podemos tapar todo esto? Se preguntan los burócratas en Washington. Pues al parecer una guerra podría ser la respuesta.

Pero EEUU no puede embarcarse por sí mismo en una contienda. La OTAN fue, es y será el escudo para concretar estos planes. Ante esto hay que preguntarse ¿Son conscientes los gobiernos de la UE de esto? Incluso más ¿Es consciente el gobierno ucraniano de Volodymyr Zelensky de esto? Al parecer no. Por el contrario, el gobierno en Kiev se ha empeñado en no cumplir con los acuerdos de Minsk manteniendo sus acciones beligerantes y la persecución contra los pobladores rusoparlantes. Incluso se ha sabido que funcionarios clave de Kiev han estado solicitando de forma expresa a Washington que intervengan argumentando que la inteligencia rusa busca crear la inestabilidad política interna y de fracasar propiciar una intervención directa.

Si bien las fuentes aseguran que el jefe de inteligencia ucraniano Kydilos Budanov ha sido quien informó a Washington de este esquema, no se puede ignorar la coparticipación de la CIA en el armado de esta historia.

Tan simple como siniestramente mortal es el riesgo en que se embarcarían en una aventura como la que Washington estaría tramando contra Rusia.  Hay muchas cosas en juego además de la paz, la vida y la estabilidad de los habitantes de la región. La paz y la estabilidad ambiental de todo el plantea que tanto le preocupa a Joe Biden y a sus socios atlantistas serían afectadas de forma irremisible por un conflicto nuclear por más limitado que se pretenda argumentar.

Para ir matizando estas intenciones los medios corporativos y sus Think Tanks tratan de esbozar una imagen de una Rusia en preparativos para invadir a su vecina Ucrania pero, quien utilice una sola de sus neuronas y apele al razonamiento lógico se dará cuenta que ello solo es una falacia que no tiene sustento. Para ello apelan al viejo truco propagandístico de la demonización personal del oponente (como lo hizo Biden contra Putin) e incluso, la demonización de toda una comunidad como lo hizo EEUU contra los árabes y los musulmanes desde 2001.

Pese la caída del Muro de Berlín en 1989, la desintegración de la URSS en 1991 y las profusas conversaciones entre Bill Clinton y Boris Yeltsin (entre 1993 a 1995) Washington nunca puso fin a su ambición de extenderse sobre Eurasia y para ello la OTAN es su herramienta estratégica.

Parece casi una tomadura de pelo señalar a un país soberano como Rusia, que mueva sus tropas dentro de su propio territorio máxime cuando en territorios vecinos y en el mar adyacente, desde hace meses vienen acumulándose tropas y armamento que en parte provienen desde más de 11.000 kilómetros y que realizan actividades de provocación en los límites de sus fronteras. Ante este panorama ¿Quién realmente es el potencial agresor?

Los objetivos para una aventura semejante se centrarían en paliar la crisis económica signada por una estanflación que amenaza acabar con el actual sistema capitalista y cortar la dependencia europea del gas ruso. En el primer caso, la guerra siempre ha sido un excelente negocio del cual EEUU se ha valido para construir su potencialidad. En cuanto a lo segundo, destruir la tubería del gasoducto “Nord Stream 2” que pasa por debajo del Mar Báltico -además de un golpe estratégico-causaría un gran daño a la economía rusa a costa claro, de privar la calefacción a los alemanes en particular y a los europeos en general pero para Washington solo sería un mero daño secundario.

Para tratar de convencer a la opinión pública sobre esta supuesta amenaza rusa, Washington (y por intermedio del Conglomerado de medios) echa mano de informes de asociaciones, organismos no gubernamentales (Carnegie Endowment for International Peace y otros) y personajes de dudosa imparcialidad con lo cual, la administración demócrata Biden-Harris vuelve a demostrar que al igual que sus correligionarios Obama, Hillary Clinton, Chuck Schumer y sus colegas republicanos bajo el rotulo de la realpolitik pueden jugar sucio sin merituar las consecuencias.

Las actividades de la OTAN en el Mar Negro además de peligrosas, implican vuelos provocadores de varias clases de aviones entre ellos los bombarderos estratégicos B1-B que se han acercado a pocos kilómetros del espacio aéreo de la Federación rusa, el movimiento de buques y submarinos con capacidad de lanzar misiles armados con cabeza nuclear táctica que deja en evidencia una amenaza real y muy ensayada por los estrategas del Pentágono. La presencia de oficiales de la Fuerza Naval de Ataque y Apoyo de la OTAN (STRIKFORNATO) confirman esto.

Ciertamente, la amenaza de una agresión está presente pero no precisamente de la mano rusa. Obviamente que Rusia posee sus propias capacidades de defensa y retaliación nuclear (y probablemente más superiores con los misiles hipersónicos) pero las mismas están dentro de sus fronteras y no como las de la OTAN moviéndose de forma amenazante en torno a sus fronteras.

Washington necesita una excusa con la cual justificar ante el Congreso la autorización para iniciar las hostilidades. El escenario se presenta muy sugestivo para fabricarla. La farsa montada en el Golfo de Tonkin en agosto 1964 podría ser reeditada mediante un falso ataque, tal como fracasadamente se trato de recrear contra Irán entre mayo y junio del 2019. Pero en este último escenario los más interesados en desatar un conflicto que involucrara a los EEUU estaban en Tel Aviv.

Estas tácticas sucias han dejado de ser un secreto en la práctica de los maquiabélicos planificadores de un estado con torcidas ambiciones geopolíticas. Hoy el término “Bandera Falsa” no es una elucubración de mentes conspiranóicas como sugirió la administración Bush tratando de menospreciar a quienes no creyeron la versión oficial del 11/S y que los medios adeptos a la línea oficial de su gobierno han bregado con insistencia por ridiculizar. Es un asunto muy serio y delicado que en el presente escenario involucraría el abierto uso de armas nucleares sin importar si tienen o no alcance limitado.

Si algo así se llevara a cabo sería lanzado con la cooperación (pasiva o activa) del gobierno de Ucrania. No es una exageración y tras lo ocurrido el 11/S el mundo esta al corriente de lo que son capaces de hacer estos sectores belicistas (indistintamente de su filiación demócratas o republicanos) para conseguir un objetivo. Tal vez en el pasado haya sido relativamente fácil agredir a pequeños países pero con Rusia, esos planes no son realistas.