sábado, 4 de diciembre de 2021

 

“GENTLEMAN TROUBLE´S”

El procesamiento del ex presidente Mauricio Macri por espionaje a los familiares de la tripulación de ARA San Juan ¿Develará las profundas y siniestras implicancias que lo rodean?

 

Por Dany Smith

Una ironía del destino, no se puede decir otra cosa cuando vi al ex presidente Macri salir de su conferencia en el The Gigaton Challenge en Santiago de Chile atosigado por los periodistas que le preguntaban sobre su repentino procesamiento en el espionaje a las familias del “ARA San Juan” ¿Qué estaba haciendo yo justo en ese momento en Chile y en la vereda de ese evento? Crean me, solo fue una mera casualidad.  Justamente en el país que históricamente colabora con los británicos en el Atlántico sur (en especial durante la guerra de 1982) y que fueron señalados por fuentes confiables como parte de una Task force que venía perseguido al submarino argentino en momentos previos a su “desaparición”, la pregunta que estos periodistas debió ser ¿Qué siente usted sobre su procesamiento por espionaje a las familias del “ARA San Juan”?

En realidad, la pregunta que debieron haber realizado estos ¿Por qué cree usted que la justicia argentina ha llegado a este extremo?  Los medios que simpatizan con su posición ideológica hablaran de una persecución política, para otros de un empoderamiento de la justicia federal (algo muy dudoso de creer) y para algunos podría ser la prueba más evidente de que Macri es solo otro recurso dispensable del establishment.

Sin dudas que para quienes respaldamos la versión de un ataque artero británico (con la complicidad chilena y el conocimiento del USSouthCom) en momentos que la Royal Navy llevaba a cabo una prueba secreta de un arma plasmática en los límites del mar argentino, es una amarga ironía para un mandatario que ocultó desde el inicio todas estas incumbencias que se enterase de su procesamiento nada menos que en Chile.

Las circunstancias políticas de esos momentos y las conexiones del mismo presidente hicieron posible este ocultamiento. Con una limitada actividad de inteligencia de las FFAA argentinas (que se enmarcan en el desguace que se ha venido realizando) y el colador de la AFI (ex SIDE cooptada desde hace décadas por otras agencias) tapar lo que en realidad había sucedido parecía un juego de niños.

Cuando era jefe de la Ciudad Autónoma Macri no dudó en ventilar en un canal de aire que sus jefes de policía eran designados por agencias de inteligencia extranjeras. Para él la CIA y el Mossad “son las mejores agencias del mundo” dijo con calmada convicción. Macri no era consciente de las consecuencias de su brutal sinceridad que sin dudas le habrá valido duros reproches en la intimidad de sus cercanos y de los representantes de las embajadas respectivas.

Con estos precedentes, llevar adelante actividades de inteligencia sobre los familiares que estaban reclamando por el esclarecimiento del hecho no sorprende y Macri en este gravísimo suceso no iba a ser la excepción. Incluso en su condición de mandatario de un estado nacional sin dudas le había potenciado las influencias con las que ya contaba cuando gobernaba la ciudad capital.

Históricamente en el país el uso de los “servicios” por parte de cada uno de los gobiernos para utilidad que interesan a sus propios fines es algo que viene en el ADN político del mismo estado argentino. Sin discriminaciones anodinas y maniqueas entre gobiernos militares, civiles, radicales y peronistas todos se han servido de los servicios para controlar a quienes podían ponerles en problemas. La llegada de la tan mencionada democracia en 1983 no cambio esto.

Fue durante la década de los noventas cuando Carlos Menem en su empresa por agradar a como diera lugar a Washington y a Londres, comenzó a desmantelar (entre otras infraestructuras públicas) las ya desvencijadas y corruptas estructuras de la SIDE y claro, de las ramas militares de inteligencia, todo ello como parte de la firma de los humillantes Tratados de Madrid I y II. Pero eso no significo mejorar dichos organismos, sino tan solo asignarles nuevos amos.

Pero a diferencia de todos aquellos y en especial de Menem, Macri le había abierto las puertas de par en par a las agencias como la CIA, el MI6 y el Mossad israelí este último proveyendo software y entrenamiento de personal (el necesario y no más de lo que a ellos les conviene) a ciertas áreas de la seguridad federal. Sin dudas, cuando las elecciones dieron por ganador al PRO los emisarios de Macri en Washington y Tel Aviv obtuvieron señales claras de que estos “amigos” desembarcarían en Argentina trayendo consigo (y para su propio beneficio) ciertos adelantos tecnológicos vinculados al espionaje informático.

Así y con estos recursos, el gobierno de Macri podía saber lo quisiera de cualquiera.

No era necesario que un agente se escondiera detrás de un arbusto, o desde un piso contiguo al domicilio de alguno de los molestos familiares un “agente” estuviera con binoculares fisgoneando 24hs al día las actividades que desarrollaba; o que le hubieran “enganchado” con pinzas cocodrilo la línea domiciliaria del teléfono para que luego informaran al presidente. Tampoco que un tipo elegante con traje caro y zapatos italianos a lo “James Bond” merodeara en un auto de alta gama por los barrios de los familiares. El gobierno de Macri por intermedio de sus funcionarios del PRO quienes gestionaron estos lazos oscuros, fueron quienes gestionaron el acceso a sofisticados ingenios de procedencia israelí para intrusar llamadas, correos, mensajes de los teléfonos celulares de cualquiera incluyendo su “Whatsup”.  Si partimos de este hecho su situación se complica.

Ciertamente que Macri tenía las capacidades para encargar la realización y supervisión lo que se ha denunciado. Pero es cierto también, que él no es el único responsable. Y esto lo saben los que estaban en esos momentos y que no se limitan a los malogrados jefes de la AFI Arribas y Magdalani quienes ya pueden darse por sacrificados en el altar de la obsecuencia de aquellas agencias foráneas que por décadas (y con Macri sin dudas) operaron con tanta impunidad.

Para el escándalo de los adeptos del ex mandatario y del intelectualismo filosionista (e islamófobo) que milita desde los medios capitalinos la justicia federal ha dictado el procesamiento del ex presidente y ello podría significar posibles e incomodas revelaciones a ventilarse en un juicio oral con entretelones nada convenientes para el establishment que verdaderamente controla al país. Es allí donde radica la inmediata reacción de un sector de los medios que tratan de argumentar una “persecución política” contra Macri atacando incluso a una parte de los familiares (con el perverso fin de enfrentarlos) que persiguen el esclarecimiento de este hecho. Igualmente y pese a los esfuerzos por menoscabar la labor de la justicia, Mauricio Macri y todos los implicados en esta acostumbrada práctica encargada a los servicios no les deja tranquilos.

Los propósitos para realizar estas actividades sobre los familiares están más allá de la argumentada seguridad del presidente o digamos, del interés nacional. Además, estas actividades no se dieron de forma inmediata a el acaecimiento del hundimiento. En vez de usar estos recursos para profundizar las investigaciones sobre lo que había ocurrido con este navío, el gobierno puso su mira sobre las víctimas. En realidad ni Macri ni cualquiera que hubiera estado en su posición, podría haber usado esos recursos para indagar sobre lo sucedido ya que ello sería investigar a quienes de forma directa o indirecta habían estado involucrados en el tema. He allí donde surge otra cuestión ¿Querían saber si los familiares tenían alguna información clave sobre el hundimiento o sobre la causa que lo genero?

Según se ha podido conocer las primeras señales de “situaciones curiosas” que fueron advertidas por algunos de los familiares y que develaron que algo estaba sucediendo en rededor de ellos se detectaron tan pronto se produjeron acercamientos de los familiares a la Federación rusa solicitándole continuar con la búsqueda.

Fue por comienzos del 2018 cuando las escenificadas preocupaciones de EEUU y Gran Bretaña se diluyeron al anunciar que se retiraban de la búsqueda. Fue allí que la desesperación inspiró a una parte de los familiares a escribirle una carta al presidente ruso Vladimir Putin pidiéndole que no abandonara las operaciones.

Para alivio de los familiares, Putin escucho su clamor y mantuvo las operaciones del “Yantar” mientras (y muy convenientemente) las unidades navales norteamericanas y británicas se retiraban alegando que no habían encontrado nada curiosamente cuando habían estado sobre la zona donde más parte de se hallarían los restos.

El Foreign Office británico y el Departamento de Estado norteamericano no estaban para nada contentos con la presencia y permanencia de los rusos en esta expedición y sin dudas que el apoyo que estaban recibiendo de los familiares y una parte de la prensa era algo que podía abrir una bisagra a conexiones políticas más profundas de Moscú en la región. Incluso, si llegaba a encontrar el sitio donde estaban los restos y enviaban una unidad de observación, podrían haber revelado valiosas pistas sobre lo que realmente había sucedido. La carta dirigida al mandatario ruso con fecha del 02 de enero del 2018 podía ser el puntapie para ello y sin dudas que los británicos no iban a permitir que eso prosperara. El gobierno anglófilo de Macri y sus funcionarios eran la garantía para que ello no sucediera y era por eso que debía estar al tanto de todo lo que aquellos estaban intercambiando. En este sentido la pregunta sería ¿A quién le servía la información que podían estar manejando los familiares?, ¿A los rusos?

Esta última pregunta es una forma de ironizar con aquellos periodistas y medios adeptos al gobierno de Macri que de constante han sido parte de la rusofobia anglófila de la que Londres viene haciendo gala desde las épocas de la guerra fría y que desde finales del siglo pasado ha centrado sobre la personalidad del presidente ruso Vladimir Putin.

Si durante la era Menem los norteamericanos hicieron y deshicieron a su antojo en la Argentina (quedándose con los proyectos de misiles Cóndor 2 y planos de aviones que nunca verían los argentinos), con Macri se sumaron descaradamente los británicos y sus colegas israelíes, estos últimos desde tiempo atrás con aspiraciones a establecer un eje geopolítico en toda la región para contra restar la creciente presencia cultural, política y religiosa de Irán.

Hay mucho que tapar detrás de esta descubierta actividad de inteligencia, ciertamente que si. Recordemos que aún no se ha establecido la causa real del hundimiento y la desaparición de los 44 tripulantes (porque, curiosamente no se halló ningún cuerpo o una prenda flotando), pero lo peor es por qué no pesquisaron las pistas atinentes a una acción bélica. Si a partir de esta denuncia se comienza a revolver en lo que hace a los métodos utilizados por Macri para espiar a los familiares, ello llevaría de forma necesaria a revelar las conexiones de la inteligencia de su gobierno con las agencias extranjeras y entonces la opinión pública podría toparse con un verdadero escándalo que iría más allá de la persona del ex mandatario y sin dudas rozaría a varios de los actuales candidatos de la oposición con ambiciones electorales. Ante esto la conclusión parece evidente…, “jódete Mauricio, en esta youre alone”. Entonces seguramente Macri se pregunta ¿Y ahora quién podrá ayudarme? 

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