LAS FUERZAS DEL CIELO VAN A UCRANIA
¿Por qué y cuáles son los incentivos del presidente argentino Milei
para viajar a Ucrania?, ¿Una nueva marioneta para la OTAN?
Por Javier
B. Dal
Como hemos estado viendo, en Argentina el efecto pendular de la idiosincrasia de su gente pesa e influye de forma terminante en su clase política. Acostumbrados a buscar salvadores en los partidos políticos los ha llevado a la decepción tras caer en cuentas de que “el sistema” es un gran negocio. El actual presidente Javier Milei es fruto de esa pendularidad que siempre termina resintiendo a una buena parte de sus habitantes pese, a que fueron ellos quienes crearon los gobiernos que luego fustigan.
A pocos meses
de gobierno de Milei ya hay una buena parte de la ciudadanía que se arrepiente
de su elección. A contra cara de esto, hay otro sector que está exultante por
el camino político-ideológico por el cual pretende llevar a la Argentina.
Esa
decepción tiene una buena justificación: A pesar de que lo financiero parece
estabilizarse, la economía doméstica se halla en un completo descontrol donde
no hay precios y los que hay, son siderales. Los parámetros han desaparecido y
en este gran ridículo económico hallamos valores desproporcionados y muchos de
ellos inexplicables para el común de la ciudadanía. Un ejemplo nacional que se
ve por estos días es el valor del corte de asado de unos 5000 pesos el
kilogramo es superado con creces por un huevo de pascua de 85 gramos llegando
incluso a valores de 600 mil pesos la unidad ¿Qué lógica hay aquí?
Esta
incoherencia también se ve en la orientación de la política exterior del país.
Como dijimos, Argentina paso del timorato acercamiento a los BRICS a un actual y
automático alineamiento atlantista ¿Cuál es la lógica detrás de este cambio? No
se moleste en buscarla, no la hallará en ningún lado. Para peor los ciudadanos argentinos
siguen creyendo que esas cosas son temas de los políticos, un grave error para
quienes se jactan de vivir en una democracia.
Como parte
de ese fanático alineamiento La Casa Rosada parece haber tomado la
determinación de involucrar al país en lo que sucede en Ucrania.
Recordemos
que Milei demostró su cercanía al régimen de Kiev invitando a Volodymyr
Zelensky a su asunción, pero ¿Cuál fue el motivo real detrás de esta invitación?
Sacando la particular simpatía de Milei por la condición de judío de Zelensky, su
participación en la ceremonia de diciembre pasado fue parte de las sugerencias
del Departamento de Estado norteamericano canalizadas a través de sus contactos
en el gobierno.
Pero en
realidad, fue más que una sugerencia ya que Washington tiene expectativas para
la Argentina dentro de lo que sucede en Ucrania y es por ello que Anthony
Blinken el 22 de febrero pasado realizó una visita relámpago a la Argentina y
en donde se reunió con Milei y sus más altos ministros. Este hecho fue lo que
motivo al presidente argentino de anunciar su viaje a Kiev para el mes de julio.
En este tema el lema del gobierno que reza “no hay plata” no se aplicaría ya
que Washington correría con todos los gastos.
La variedad de implicancias (todas ellas peligrosas) que Argentina podría tener en esto debería poner en alerta a la oposición y claro, también a la población. Una de ellas podría ser la de convertir al país en un refugio y centro de operaciones ante una caída del régimen ucraniano.
Obviamente
que esto es música para los oídos de Milei y de su círculo de anglófilos algunos
de ellos con antiguos nexos con la embajada estadounidense en Buenos Aires que
ven en este involucramiento un regreso al “primer mundo”. No hace falta decir
que semejante visión peca de un infantilismo político imperdonable aunque
quizá, haya plena consciencia en alguno de ellos (incluido el presidente) de
las consecuencias que esto traerá para el país.
De por sí,
esto representa una contradicción diplomática irreconciliable. El régimen de
Kiev además de su filiación filonazi (Banderista) se halla sustentado (entre
otros) por Londres olvidando que Argentina tiene pendiente el asunto de la
soberanía sobre las islas del Atlántico sur y sus aguas circundantes que hoy se
agrava con la intención de construir un puerto de aguas profundas en las islas.
Claramente
el mandatario adoptaría una geopolítica contraria a los intereses argentinos,
tanto políticos como diplomáticos. Una cosa es que un puñado de mercenarios
argentinos (los que aún queden vivos) hallan estado prestando sus servicios
para pelear codo a codo con ex paracaidistas y SAS británicos y otra muy
distinta, que el estado argentino se involucre (en la forma que sea) en las
hostilidades contra la Federación de Rusia.
La
dimensión del conflicto en Eurasia obliga a un estudio pormenorizado y serio que
no puede quedar al arbitrio de movimientos viscerales de un mandatario con
conocidas conductas estrambóticas. En Ucrania hay una guerra que tiene varias
capas en cuanto a los niveles de enfrentamiento y ciertamente que Buenos Aires
no esta a la altura de jugar ni siquiera en el nivel más bajo de aquellos. Pero
¿Qué hay si Washington y Londres ponen el material y Buenos Aires la mano de
obra?
Aunque esto
suene tentador para los militares argentinos y para los aprendices a “neocon”
como Patricia Bullrich y Luís Petri, hay cuestiones legales o más bien,
verdaderos cráteres en la legislación nacional que no permiten semejante
participación salvo claro, que se haga a escondidas del Congreso que por
cierto, no es muy competente que digamos.
Para
finalizar hay otro factor que no se está considerando en los planes de Milei
para viajar a Kiev y ese es ¿Estará aún en el poder la marioneta Zelensky? El
curso de los acontecimientos que no son de público conocimiento en occidente
habla de un firme y sostenido avance ruso.