REFLEJOS DISTORSIONADOS
¿Cómo, por qué y en beneficio de quién el gobierno de los Milei
pretende reforzar el relato contra el mundo islámico y en especial contra Irán?
Por
Javier B. Dal
Como viene sucediendo desde aquel 18 de julio de 1994 cuando el edificio de la AMIA implosionó por la acción de autores que, como sucedió con el atentado a la embajada de Israel dos años antes, la justicia nunca quiso determinar, se llevó a cabo un nuevo aniversario de aquel hecho bajo un marco político muy diferente y que a la dirigencia sionista ve con muy auspiciosas expectativas.
Apenas un
año antes, cuando Javier Milei no era más que un diputado aislado en el
Congreso, cuando trato de participar en este mismo acto fue abucheado y hasta
echado del lugar por los mismos que hoy le aplauden con gran entusiasmo ¿Por
qué de este rotundo cambio?
Sin dudas,
los Milei han hecho más que cualquier otro gobierno político argentino por los
intereses, no de las víctimas del atentado sino, por los del estado de Israel.
Eso es lo que ha cambiado los ánimos en los dirigentes políticos de la DAIA, la
OSA y parte de la “Kehilá” quienes y para desagrado de otra buena parte de la misma
colectividad han tomado por asalto este hecho horrible no para hallar la verdad
sino como una bandera en el hemisferio de la geopolítica del estado de Israel.
Es en este
marco que vemos como se trata de acomodar artificiosamente los ladrillos de una
construcción política que por sus inconsistencias esta condenada a desplomarse.
El problema no es que eso suceda sino, sino cuándo y sobre quienes caerá. Durante
todos estos años, la desinformación, la intoxicación informativa y los sesgos
provenientes de periodistas militantes han sido la pauta continuada para
desviar las inconvenientes injerencias e inconsistencias de las que adolece el
relato oficial.
Una de esas
inconsistencias es la tan mencionada y jurada camioneta Renault “Traffic”
blanca (por un block de motor supuestamente hallado entre los escombros) que
periodistas y medios adeptos al ala política de la DAIA aseguraban con fervor (y
algunos continúan aún hoy), como desencadenante de la implosión causada por
(según testigos) dos explosiones. Si esto último fue así ¿Por qué durante todos
estos años se ocultaron estos detalles tan sensibles para dilucidar la mecánica
del hecho?, ¿Acaso fue una demolición controlada?
Y así podríamos
seguir con una larga lista de otras inconsistencias, omisiones y otros hechos
que ponen de manifiesto un gran encubrimiento para tapar otros asuntos sucios que
va mucho más allá de las implicancias menemistas y la corrupta justicia
argentina y que toca directamente a Tel Aviv.
Hoy vemos contra toda lógica y todos estos precedentes como la justicia bajo el impulso político de los Milei ha cerrado sin la menor prueba tangible y con una total arbitrariedad una acusación dibujada -sin una sola prueba verificable- contra Irán y el Partido de Dios libanés (Hesbollah) que incluso contradice a los últimos informes del Mossad. Pese a lo evidente de semejante infundio, los Milei se han comprometido con la estructura sionista global a seguir por la senda que sirve a los propósitos geopolíticos del estado de Israel y como muestra de agradecimiento a estos esfuerzos, viene siendo premiado por toda clase de grupos sionistas que bajo ropajes benevolentes y filantrópicos, buscan lavarle la cara al estado de Israel por el genocidio que se lleva a cabo en Palestina.
Incluso más
y como parte de profundizar en los lineamientos de la geopolítica israelí, el
gobierno está impulsando de forma histérica y seguramente con presiones desde
la embajada, para la aprobación en el Congreso del “juicio en ausencia”, un
instituto jurídico ajeno a la doctrina del derecho continental de raíz
romanista pero que es muy conveniente para cristalizar una causa política con
disfraz jurídico contra Irán.
Esto no
termina ahí. Para tratar de reforzar este relato islamófobo que muy
particularmente los sionistas tienen con el chiismo (por haber sido humillados por
los chiitas libaneses en el 2000 y en 2006 y hoy por los chiitas yemeníes), de
manera disimulada se está tratando de meter por la puerta trasera y muy
forzadamente la actual situación que se vive en Palestina y en particular lo
que Israel sigue cometiendo en Gaza, como un apéndice vinculado con Irán que
aunque no tenga un mínimo de verosimilitud, los medios pro-israelíes de la
capital ayudan a difundir.
Pero las
cosas no terminan ahí. A esta retorica política abiertamente pro-israelí se
suman las posiciones de funcionarios clave como son la ministra de seguridad
Patricia Bullrich (ligada a la inteligencia israelí) y el ministro de defensa
Luís Petri quienes cada uno en su área y respondiendo a sus propias
orientaciones, están dispuestos a insertar al país en los conflictos que tiene
el estado judío en Oriente Medio.
Con todo
esto se puede concluir que nunca antes ha quedado tan claro como la Argentina
se subordina a los intereses geopolíticos externos y en particular de los del
estado de Israel con todos los peligros que ello trae aparejado.