WAIT BY ARGENTINA
¿Para qué lado se
inclinará la Argentina en el actual y muy volátil contexto geopolítico?, ¿Es
posible que el país pueda proponer una idea propia para su desarrollo?
Por Javier B. Dal
Es imposible no advertirlo cuando caminas por las calles de Buenos Aires. Según quien sea a quien le preguntes, pareciera que hay dos países muy diferentes: Para unos el gobierno de los Milei está cambiando la situación mientras que para otros, la situación empeora día con día. Sacando los intereses los partidarios que se ocultan detrás de cada una de estas posiciones y la corrupción que cada bando evidencia, subyace la realidad que cualquier simple ciudadano ve caminando la calle y en ella se revela una crisis económica que no cede.
Así como están
estas dos percepciones, están quienes desde los medios editorializan cada una
de ellas obviamente, sometidos a los intereses que cada uno responde. Desde una
perspectiva intermedia diría que el país se halla en un “Wait by”, en una
situación que no se define pero que sea para el lado que se vuelque, lo hará de
forma extrema.
¿Cuáles son esas
alternativas que precederían al Wait By? Los argentinos (otra vez) se hallan
ante una diabólica bifurcación política signada (como siempre) por los
movimientos y los vaivenes ideológicos que surgen y afectan al mundo
anglosajón. Así, hoy podemos advertir un tironeo entre una nueva derecha
(modulada por el sionismo revisionista) y una izquierda que aún sin querer
asumir una posición realista y comprometida en geopolítica (del lado del
multilateralismo) debe ayornarse al nuevo milenio. Aclaremos que alternativas
intermedias no existen ya que de un momento a otro terminan siendo cooptadas
por los extremos. Milei es quien representa la primera alternativa que como ya
quedo claro, es tan libertaria como la de Donald Trump (ironía) y en esa línea,
en nombre de la estabilidad financiera (que aún no aparece) encadenará al país
a las discutibles y peligrosas decisiones de Washington y del poder real a las que
allí se ven sujetas que se ejercen desde Israel ¿Acaso estaría dispuesto a dar
una cuota de sangre para recibir esos beneficios financieros?
La ventaja que
tiene Milei y la gente que le sigue es que tienen un país para armar, ya que
sus predecesores (peronistas y kirchneristas) lo han roto en mil pedazos. Es
por eso que está en curso un proceso de prospección, marcación y remoción de
ciertos polos para ser (convenientemente) reemplazados por capitales externos. En
esto los Milei no tienen empacho en mostrar su anuencia. Pero en esta tarea, su
gobierno debe respetar las pautas y las directrices que bajan desde La Casa
Blanca y también de su tan admirado estado de Israel que ya se están llevando a
la práctica funcionarios clave como Caputo, Petri (y su reemplazo por un
general en actividad) y la hoy senadora Patricia Bullrich en las áreas de inteligencia,
defensa y doctrina de seguridad interior respectivamente.
Sobre la política
de seguridad interior, la obsecuencia política llega a tal punto que el
departamento a cargo de Bullrich estaría diseñando un modelo operativo calcado
al Departamento del Homeland Security estadounidense.
Siguiendo con lo
anterior, esto representa el alineamiento argentino en la geopolítica y las acciones
político-militares tanto de EEUU como de Israel con las consecuentes derivaciones
que ello tendrá, máxime si consideramos que por estas horas EEUU además de verse
escrutado por sostener a un régimen corrupto neonazi en Kiev, está amenazando
(contra todas las resoluciones de Naciones Unidas) a la soberanía de Venezuela
bajo una cortina de humo que ya sabemos, es la nueva estrategia de Washington
para intervenir en la región. Pero más allá de los aplaudidores y obsecuentes de
los medios en Buenos Aires, la incógnita para los argentinos conscientes sobre
esto es ¿Qué es lo que Milei promete a estos actores por su apoyo financiero?
Una respuesta
podría ser la de entregarle a EEUU espacio territorial no solo para bases
militares sino también para que radique ciertas industrias de importancia estratégica
solo y bajo la estricta administración estadounidense.
Siguiendo con la
situación económico-productiva, el país se halla estancado pese a que Milei
habla de logros en la baja de inflación y la política fiscal. Lo cierto es que
los empleos caen, los negocios cierran no solo por la presión fiscal y la
imparable suba de los servicios sino también por falta de consumo y las
supuestas promesas de reactivación del mercado para emprendedores que como se
advierte, solo es una opción para pocos.
La infraestructura
productiva además de limitada, también esta resintiendo su situación. En esto
se revela en una afección de las conductas colectivas de los argentinos ya que,
pesa mucho más y son más trascedentes los negocios que giran en rededor del
futbol (intrincadamente relacionados con la política y negocios turbios) que alentar
el desarrollo en puntos críticos para el desarrollo de la nación. Recordemos
que el país hace tiempo vendió sus desarrollos tecnológicos y científicos estratégicos
que podrían haber colocado al país en una situación muy diferente, contentándose
hoy a lo mucho con producir lavarropas y electrodomésticos con componentes
importados. Salvando a pocos sectores como son la minería y áreas de producción
energética (en manos extranjeras) todo lo demás están pasando por un momento
crítico.
En medio de esto,
los escándalos como fueron los del entonces candidato a gobernador José Luís
Espert y la senadora Villaverde ambos involucrados con temas de narcotráfico,
los casos de corrupción aún en vilo como son la criptomoneda LIBRA, las coimas
en ANDIS y en los bolsos de dinero no controlados llegados desde Miami traídos por
contactos cercanos a Caputo y los Milei vinculados a la CIA van poniendo de
relieve que el supuesto cambio que representarían de aquella vieja casta
corrupta, no es ningún cambio. De esta manera el público puede ver que mientras
hoy se juzgan (por medios muy discutidos) a Cristina Fernández, sus
funcionarios y empresarios por el robo de ciento de millones de dólares de la
obra pública, el gobierno actual hace de las suyas solo que al amparo de una
permisividad que le propicia su alineamiento con la actual administración
republicana en La Casa Blanca.




