EN DEBATE
“DESPUÉS DE OCTUBRE, QUÈ?”
Las últimas evidencias sobre el posicionamiento geopolítico del gobierno argentino parece que llevara al país a una cooptación político-militar que, además de entregarle el control a potencias extranjeras, busca involucrar al país en peligrosas aventuras bélicas ¿Ese es el precio para que lleguen las tan ansiadas inversiones?
Por
Charles H. Slim
Argentina ha
venido a lo largo de 34 años en una caída zigzagueante tanto en lo interno como
en el espectro internacional. A pesar de que el gobierno de Macri es una
garantía para la implementación de las políticas globalistas de los centros de
poder mundiales, que ven en la región un punto estratégico invalorable para el
desarrollo de su geopolítica, hay mucha incertidumbre por los posibles caminos
que puede llegar a tomar el país después de las elecciones del mes de octubre. De consolidarse el actual modelo neoliberal
que no tiene una mácula de nacionalidad hasta
el posible resurgir del Kirchnerismo setentista, no cambiaría nada para los
intereses foráneos que vinieron por el control total del Cono sur pero ponen en
un escenario de incertidumbre para el futuro del país.
Tras
la asunción del gobierno de Mauricio Macri, las fuerzas de una que se podrían encasillar
como de centro derecha, el país paso del extremo de un populismo izquierdista
con olor a rancio a una derecha que se halla enmarcada no en un nacionalismo nativo
sino, en aquel que se vincula con peligrosas doctrinas causticas y ligadas con
minorías foráneas como son el sionismo israelí y el neoconservadurismo
estadounidense.
Esta
tendencia que se ha venido perfilando en la región y en especial en países como
Brasil y Perú, puede llegar a ser tóxica para las relaciones internacionales de
Buenos Aires con el resto del mundo, reeditando las jornadas de las relaciones
carnales de la década de los noventa. A colación de ello, no se puede pasar por
alto la visita de Benjamín Netanyahu y su verdadero propósito en la entrevista sostenida
con Mauricio Macri. Teniendo como principales argumentos los dos atentados
ocurridos contra la embaja de Israel y la AMIA en la década de los noventa y la
cercana muerte del fiscal Nisman, Netanyahu brego para que Argentina se
comprometa en una lucha frontal contra el terrorismo “islamista” y el cual –desde
la retórica de Tel Aviv- es único responsable Irán. Con ello podemos ver que la postura del
mandatario israelí no solo es sesgada y con un gran recorte en el relato de la
realidad histórica sino que también es tan falaz como tendenciosa.
Más
allá del discurso y de las costosas campañas mediáticas para lavarle la cara a
un gobierno impresentable como el de Netanyahu, los hechos de su gobierno y del
estado de Israel a lo largo de su historia como fuerza de ocupación contra la
población palestina, lejos han estado del respeto a los derechos humanos y de
la paz. Incluso cuando expresa su preocupación por el problema del terrorismo,
ello es ciertamente no creíble.
Muy
por el contrario, las acciones de Tel Aviv –tanto las públicas como las
secretas- no han estado ajenas a la violencia de las bandas armadas que se
arremolinaron sobre Siria y que con el “Daesh” a la cabeza, han sido los artífices
de la muerte de miles de ciudadanos, el desplazamiento intensionado de millones
de musulmanes y cristianos a Europa y del apoyo para crear regiones
separatistas en el norte sirio atentando contra el derecho internacional y la
soberanía de Siria.
Pero
en las actuales circunstancias y tras los éxitos de las fuerzas armadas sirias
que apoyadas entre otros por Irán, han hecho retroceder a los mercenarios de la
CIA y a los milicianos kurdos del “FDS” en la región de Deir Ezzor, ha
complicado sensiblemente los planes de Tel Aviv y hoy más que nunca necesita
imperiosamente poner un freno a dicho éxito en el cual Teherán como actor
político y militar tiene mucho que ver.
La
búsqueda de concretar un casus belli que le de argumentos a Tel Aviv
para una escalada bélica contra Irán, es el objetivo principal en esta visita
no oficial del mandatario israelí. Mantenida bajo el mayor silencio mediático
posible –por su impresentable personalidad-
la entrevista de Benjamín Netanyahu con el presidente Mauiricio Macri tuvo como
tema central el acercamiento del país a las políticas de inteligencia y
contraterrorismo algo para lo cual la ministra de seguridad Patricia Bullrich
es un elemento central para que ello pueda concretarse en el tiempo.
Bullrich
es un elemento clave en el gobierno para dirigir las fuerzas de “seguridad” que
se están remodelando en la Argentina. No está en ese puesto por su capacidad,
idoneidad técnica o alguna experticia en dicha área. Su sitial esta dado por su
acercamiento a ideológico a EEUU y Tel Aviv que ha sido materialmente palpable
en el pasado.
Y es
que como lo señalo en un artículo del diario “Página 12” Horacio Verbitzky, Bullrich está
casada con el empresario judío Guillermo Yanco quien administra el medio
digital “Vis A Vis” (http://visavis.com.ar/ ) que se relaciona con el diario “Hayom” de
mayor circulación en Israel. Si a eso le agregamos que el principal accionista
de dicha agencia de noticias es nada menos que el financista y mafioso judío Sheldon
Adelson quien a su vez es un donante de dinero al partido Likud israelí y al
partido republicano estadounidense, todo está dicho.
Para
cerrar el dedal, la Agencia Federal de Informaciones (AFI), una supuesta mejora
de la ex SIDE, no lograr cerrar sus capítulos negros que la vinculan a sujetos
oscuros vinculados con el hampa y purgas por asuntos de dinero sucio como
pareciera ser el ahorcamiento del ex agente Jorge Enrique Silva, revelando una
situación operativa descontrolada.
En
este marco, Netanyahu y sus asesores, vinieron a asegurar que dicho engranaje
se mantenga en funcionamiento y para ello, el gobierno argentino debe seguir
repitiendo hasta el cansancio la propaganda mediática del “eje del mal” que
vincula a Venezuela, Irán y Hesbolla en todo lo que tiene que ver con el
terrorismo y su presumible intensión de actuar en la región. Bajo
esta pantalla y argumentos baladí, el gobierno israelí se ha alzado sin la
menor oposición del congreso argentino con un sinnúmero de archivos
clasificados y secretos del gobierno argentino que, con una AFI omnipotente –que
niega cualquier control externo-, le
permitirá interferir, controlar y vigilar los movimientos de cuentas bancarias,
procesos judiciales, actividades de inteligencia civil y militar y por supuesto,
ejercer una vigilancia de la toda la red de comunicaciones telefónicas,
radiofónicas e internet bajo el rótulo de programas de ciberseguridad y
ciberdefensa con lo cual, queda claro que todo el espectro poblacional (incluyendo
al propio gobierno y las instituciones) del país estará bajo la lupa prejuiciosa
de escarnio ideológico de un servicio de inteligencia extranjero.
La
influencia de esta visita pudo verse casi de inmediato, cuando las pericias de
la Gendarmería nacional arrojaron que el fiscal Alberto Natalio Nisman había
sido presumiblemente asesinado por “dos sujetos”, algo que en realidad todos
sospechaban pero que callaron no por temor al gobierno de Cristina Fernández o a
su “Campora” o la disparatada tesis del “comando venezolano-iraní” que los
sionistas argentinos como la diputada Elisa Carrio, los periodistas Eduardo
Feiman, Eduardo Van Der Kooy y más timoratamente Mauro Viale plantean recurrentemente como el autor material de ese
hecho.
Son
muy pocos quienes han señalado una implicancia israelí y de la CIA en el
asunto; y ese tabú que parece haber en este sordo silencio en Establishment político
y mediático puede ser mucho más esclarecedor de lo que Tel Aviv y sus grupos
sionistas locales pueden soportar.
Con
este panorama se puede concluir que si triunfan los candidatos del gobierno,
esta política de cooptación y asimilación política a las directivas de
Washington y Tel Aviv se afincaran y con seguridad, pudiendo ver en un corto
plazo al país involucrarse en peligrosas y devastadoras aventuras bélicas como
sucedió en 1991 con la guerra del golfo; pero también hay que señalar, que si
resurgiera un personaje político como Cristina Fernández que no tiene ningún
proyecto geoestratégico novedoso, la incertidumbre geopolítica del país sería
tan nefasta como aquellas otras relaciones y sin dudas convertiría al país en
un caótico campo de batalla clandestino que buscara dirimir quien realmente
controlara los destinos del país.