VETERANOS DE AYER
“LA NUEVA LUCHA”
Por años la situación de los marinos argentinos en la guerra del Golfo Pérsico de 1991 había quedado oculta bajo la alfombra de la historia. Según últimos trascendidos, la justicia estudia un caso referido a esto ¿Habrá llegado la hora del reconocimiento oficial?
Por
Dany Smith
Tras una
investigación realizada en varios casos de los gobiernos que enviaron efectivos
a la guerra del Golfo Pérsico en 1991, solo hay un país que increíblemente aún no ha reconocido la condición de veteranos a
sus hombres y ese es el caso de la república Argentina. Este particular caso
había venido siendo un tema para nosotros entendiendo que a más de 25 años de
aquella terrible guerra y de las implicancias que la rodearon y las
consecuencias que aún siguen palpando miles de aquellos veteranos que
consideramos camaradas (más allá de las nacionalidades), se hace necesario
resaltar cuando nos llegan novedades alentadoras sobre su situación.
Hasta
donde nos habíamos enterado, solo algunos contados casos habían sido puestos al
conocimiento de las autoridades gubernamentales de este país para que se les
diera el tratamiento correspondiente enfocado al reconocimiento de la condición
de veteranos de guerra, inentendiblemente
relegado por su gobierno.
Según
nos comentan, hace unos días se interpuso ante la justicia federal argentina el
primer pedido formal ante la justicia de un caso de los más de 500 marinos que
participaron en el denominado grupo “Alfil 1” ( Derecho y
justicia. “La cuestión, Veteranos del Golfo Pérsico”. http://derechoyjustcia.blogspot.es/). Pese a lo misérrimo del número, pareciera ser la punta de flecha
de un reclamo que más tarde o más temprano debiera masificarse.
Por
lo pronto y más allá de cuanto tarde en procesarse este reclamo judicial, hay
algo que aún no se logra entender, desde la lógica claro, de otras
legislaciones que no han dudado en ningún momento reconocer a sus hombres de
armas los derechos que por ley de servicio les corresponde.
El
caso de los argentinos no se entiende. Algunos de sus colegas y compañeros de
tareas como fueron los marinos canadienses quienes operaron en el marco de la que
denominaron “Operación Fricción”, prestaron junto a los argentinos y españoles,
tareas vitales para el desarrollo y preparativo de lo que sería la llamada
“Operación Tormenta del Desierto” que se dividió en varias fases.
Tal
como lo señalan los veteranos navales canadienses, uno de los objetivos
encargados a estos grupos de tareas estaba el asegurar el tránsito de las aguas
del Golfo y mantener ininterrumpido el abastecimiento del material bélico que
debía desembarcarse, especialmente en
los puertos sauditas (http://www.veterans.gc.ca/eng/remembrance/history/canadian-armed-forces/persian-gulf ). Sin una fuerza naval de respaldo como la actuante, el
desarrollo de las otras fases de la misión hubiera fracasado ya que como lo
señalaron los entonces jefes militares a cargo del USCENTCOM, de los mandos
aéreos agrupados en el CINCCENT y el mando naval NAVCENT, el tren logístico era
crucial para el éxito de la campaña planificada la cual, debía ser lo más
rápida posible.
El
transporte de material y pertrechos fue en lo que respecta a la
Campaña Tormenta del desierto, un desafío extraordinario que estuvo muy bien
pensado y que resulto al final de cuentas una empresa muy bien calculada, pese
a los márgenes de probabilidades de error existentes y posibles contingencias no programadas en
dichas operaciones.
En
ese marco uno de los suplementos vitales para el funcionamiento del tren
logístico era el combustible y más precisamente, el combustible naval que no
podía ser reemplazado por el existente en los emiratos del golfo. Ningún buque
en operaciones en ese momento y menos aun los portaaviones, podían prescindir
de éste aprovisionamiento ya que una de las características que había que
mantener era la dinámica operativa (movimiento continuo).
Si
bien Arabia Saudita aprovisiono con su combustible a las unidades terrestres
norteamericanas y británicas, las necesidades del combustible naval como el
aéreo (Despachado por buques tanque) fueron necesarios traerlos por los
convoyes marítimos que el plan logístico tenía previsto. Hacerse con éste
elemento tenía sus complicaciones.
Simplemente
habían dos factores que entorpecía esta provisión: Una era la poca
disponibilidad del tipo de combustible útil (Navy Special) y el otro, el
peligro latente que suponía el movimiento de atraque y salidas de la gran
cantidad de buques operando en aquella oportunidad.
Entre
las contingencias que preocuparon a los cerebros que coordinaba las operaciones
desde Dharhan y Riad, estaba la libertad y seguridad de paso por el estrecho de
Ormuz, que pudo haberse visto alterada por un repentino vuelco de Irán hacía su
vecino que dicho sea de paso (y para no olvidar), pese a la cruenta guerra que
tuvieron (1980-1988), Teherán permitió que mucho material del ejército y la
fuerza aérea iraquí pudiera ser evacuado a su territorio.
De
haberse producido este vuelco en la configuración del teatro, el movimiento de
esas miles de toneladas de material que se transportó por agua hasta los
frentes en Kuwait simplemente hubiera cortado el abastecimiento y el desastre
hubiera sido asegurado. Solo para tener en cuenta una de las finalidades de la
logística implementada, fue que por vía marítima se transportaron miles de
toneladas en alimentos (39 a 40 millones de raciones), agua mineral y
conservantes para unos 679.700 hombres de la Coalición (contando tropas de
infantería y tripulantes de vehículos) reunidos en Arabia Saudita.
Si
lo iraquíes hubieran tomado la iniciativa y tan solo hubieran comenzado a
realizar ataques aislados sobre las primeras tropas que llegaban a territorio
saudita y desplegado equipos de sabotaje en toda la península, no solo no
hubieran podido cortar esas líneas de suministros sino que incluso estaríamos
hablando de otra historia.
La
fase logística debía ser como una cadena en movimiento continuo que entraba y
salía por el estrecho de Ormuz, debiendo la flota aliada compuesta por diversos
grupos de tareas (conformados por navíos de combate), prestar asistencia,
custodia y seguridad para que ninguno de los buques de transporte y las naves
hospital fueran blanco de un ataque por parte de unidades enemigas que pudieran
infiltrarse en la noche.
Fue
de ese modo que el grupo “ALFIL 1” compuesto por dos naves de guerra de la
Armada Argentina, trabajaron codo a codo con las naves del grupo español compuesto
por la corbeta “Cazadora”, el buque de transporte “Aragón” y la fragata “Santa María” las cuales a pesar de los anuncios de su
gobierno que aclararon que sus unidades solo mantendrían posición en una
“segunda línea de guerra” (como una forma de calmar las ansias de las familias
y la oposición política interna), fueron parte vital de las operaciones de
apoyo logístico a las operaciones que se desarrollarían desde Ormuz hasta las
costas de Kuwait.
No
hay que olvidar que otra de las funciones tácticas encomendadas a estas fuerzas
de tareas fue la de proteger el litoral marítimo de Arabia Saudita que, según
el Pentágono era el próximo objetivo de Iraq. En ese marco las naves argentinas
y sus colegas canadienses y españoles, patrullaron regularmente los espacios acuáticos
mencionados estando enmarcados junto a los EEUU, Gran Bretaña y el resto de
países de ésta Coalición Aliada en la llamada Operación Escudo del Desierto que
se extendería hasta las postrimerías del 16 de enero de 1991.
En
lo que respecta a las actividades del grupo de tareas “Alfil 1”, parte de sus
operaciones estuvieron dirigidas a hacer cumplir con lo resuelto por las
resoluciones de Naciones Unidas pero, para ello, y en el marco de las estrictas
directivas del mando militar de la Coalición con base en Riad, llevaron
adelante un bloqueo naval con la finalidad táctico-militar (que se coordinaba
con el plan estratégico general) de cortar el suministro de materiales y apoyo
que pudiera llegar a Iraq por mar.
Fue
por ello, que dichas tareas fueron a posterior del final de la guerra
calificadas por los mandos navales estadounidenses como “destacables”. Todo
esto y un cumulo informativo más fue parte de la demanda judicial presentada por
un familiar de uno de éstos veteranos el 3 de agosto último.
Para
concluir, no hay que olvidar que el desarrollo de la fase logística fue la
condición sin la cual, no se hubiera podido implementar ni las acciones
hostiles de bloqueo, las interdicciones y mucho menos la misma operación
“Tormenta del Desierto”. El 95% del material llevado a los puntos Alfa en
Arabia Saudita y luego en Kuwait pasaron por las aguas del Golfo Pérsico y para
ello, Washington solicitó a la OTAN que pusiera a su disposición sus unidades
navales compuestas por 140 buques de transporte que movilizaron 119 convoyes
los cuales, fueron custodiados entre
otros, por el grupo de tareas “Alfil 1” que involucro nada menos que más de 500
hombres, una dotación superior a la provista por España pero con una notable
diferencia: A estos si se les reconoció su condición de veteranos.