VETERANOS DE AYER
“UNA DEUDA SIN SALDAR”
A 25 años de la Guerra del Golfo Pérsico: Cuál es la situación actual de los veteranos argentinos por su competente participación
Por Charles H. Slim
La otra noche me encontraba revisando viejas publicaciones de varios
diarios y revistas de comienzos de la década de los noventas y en todas ellas,
aparecían como la noticia más importante y de mayor tratamiento la “Crisis y la
guerra del Golfo Pérsico”. Me detuve a
releer aquellos artículos que hacían descripciones y análisis apocalípticos en
donde, según los expertos militares de la época, se desataría una guerra de
proporciones épicas que no se había visto desde la guerra de Vietnam o incluso
desde el final de la segunda guerra mundial.
Revisando
los hechos que crearon esta “crisis”, pude ver que, según los artículos de la
época, describían al hecho desencadenante algo así como que “Saddam Hussein se
levantó enojado y decidió arremeter sobre Kuwait”, algo tan simplón como
irreverente pero que sirve como idea introductoria. Obviamente esto es solo una
exagerada generalización de lo que ocurrió, pero por ahí iba la cosa. Al ver
estos argumentos me pude dar cuenta que en esa época, la opinión pública se
hallaba en un estado de inocencia tal, que aún se tragaba las sandeces que se
publicaban por estos medios gráficos y donde la reina de las versiones que
fundaban dichos artículos, provenía de los estudios centrales de la CNN en
Atlanta, Georgia.
Al
mirar en retrospectiva este histórico episodio que afecto indudablemente a la
geopolítica del Oriente Medio y que involucro entre otros, nada menos que a la
república Argentina, note que a pesar de
lo que termino resultando esta crisis, quienes habían estado involucrados dando
la cara por una decisión política del entonces gobierno de Carlos Menem, no
estaban contemplados entre los veteranos que desde el final de aquel
enfrentamiento, regresaron a sus países reconociéndoles sus tareas. Haciendo una rápida mirada sobre quiénes eran
los que habían participado, todos los países que habían prestado apoyo a la
llamada “Desert Storm” en 1991, habían sido además de condecoras, reconocidos
por sus gobiernos como VETERANOS DE GUERRA.
Busque
sin suerte para tratar de conocer cuál era la situación de los más de
quinientos hombres de las embarcaciones argentinas y no encontré nada sobre
ello. Si pude tener noticias sobre unos pedidos al
Congreso de la nación, en
los que en forma particular solo algunos de ellos reclaman ese reconocimiento
que según algunos datos arrimados, se hallan en estudio en la Comisión de
Defensa. Al notar esto me pregunte ¿cuáles habrán sido los argumentos del
gobierno para ralear a sus hombres enviados a una guerra abierta y que además,
no era propia?
Sacando
todo el trasfondo político –envuelto en un amplio trasfondo económico- que
rodeo el envío de las dotaciones a bordo del destructor “ARA Alte Brown” (D-10) y la corbeta “ARA Spiro” (P-43) de la
Armada Argentina a una zona virtualmente desconocida y para la que su doctrina
naval no estaba especialmente entrenada,
la remisión de estas dotaciones fue un acto político de estado muy audaz
y hasta en cierto sentido inconsciente que de resultas, no beneficio objetivamente al
país. Entonces, ¿Qué beneficio recibieron los efectivos que fueron participes
activos de lo que se llamó la “Desert Storm”? y si esta pregunta no tuviera una
respuesta, la cuestión es ¿Quiénes se
beneficiaron con esta movida?
Por
lo pronto la respuesta al primer cuestionamiento es claramente negativa. Y sobre
la última cuestión, revisar entre los funcionarios políticos y militares de
aquella administración puede traer respuestas muy incomodas; sobre esto
trataremos en un próximo articulo.
Otra
cuestión importante y que será tema de otro artículo, es ver cuáles fueron las previas
y reales causas que llevaron a la creación de esa crisis mediante la invasión
de Iraq, porque del análisis de ellas, veremos que el gobierno argentino de
entonces fue simplemente usado para un
juego que estaba previamente trazado.
Pero
para ir al nudo de lo que éste articulo trata, la pregunta principal es ¿Cuáles
son los argumentos para que estos efectivos sean reconocidos como veteranos de
guerra? Pues bien, para comenzar, es un hecho notorio que la crisis que se
extendió del 2 de agosto de 1990 hasta 16 de enero de 1991 fue la antesala de
la guerra más cruenta de finales del siglo XX y que además de la muerte de
miles de militares y cientos de miles
civiles iraquíes, constituyó uno de los desastres humanitarios y ecológicos más
terribles de la era moderna que incluso
superó al desastre nuclear de Chernóbil en 1986.
Cuando
me puse a conversar con un viejo amigo que se había desempeñado como ingeniero
nuclear en Alemania y que había visitado los restos de ese reactor, me aseguró
que no había comparación entre un hecho y otro. Es cierto, las causas son
diferentes le dije pero las consecuencias son bastante similares y en el caso
de las devenidas por la guerra del Golfo, son aún mayores. Incluso le dije, que los niveles de toxicidad
radiactiva que se produjeron por el uso de ojivas de obuses, misiles y bombas
con Uranio en territorio iraquí superaba
el escape del reactor ucraniano.
Como
era de esperar, su punto de vista meramente cientificista no podía ir más allá
y la empatía con la que lo invitaba a relacionar un desastre –especialmente
en el aspecto humanitario- con el otro, resultó una tarea infructuosa. Lo
cierto es que en Chernóbil por efecto de la explosión murieron 50 personas. En
los primeros bombardeos de la “Coalición
aliada” sobre Kuwait e Iraq murieron miles de civiles y muchos cientos fueron
heridos gravemente; a comparación con el primer efecto de lo ocurrido en
Ucrania, la diferencia se nota a la vista. En cuanto a los efectos indirectos y
residuales de la explosión en el reactor nuclear, las fuentes de “Foro de Chernóbil”
que depende la OMS de Naciones Unidas (v. http://www-ns.iaea.org/meetings/rw-summaries/chernobyl_forum.asp ) ha establecido que a lo largo de los años y como consecuencia de
la contaminación radiactiva, unos 9000 residentes murieron lentamente por todo
tipo de afecciones cancerosas. En el caso de la posguerra del Golfo, los casos
por deterioro de la salud y muerte por diversos tipos de cáncer, que incluyen a
niños de veteranos, se cuentan por miles incluyendo a otros casi 250.000 casos
que presentan alteraciones genéticas, deformaciones físicas y neurológicas en hijos, infecciones pulmonares y la lista sigue.
Veteranos yankis mivilizados |
La
magnitud del problema y por la cantidad de personal involucrado en todo esto,
llevó a que a más de ocho años después de aquella guerra y presionados por
miles de reclamos, el Pentágono le encargo a la Fundación de Investigación de
Enfermedades Crónicas , que hiciera una investigación que solo dio un
diagnostico “aproximado” sobre lo que puedo pasar. Según Howard Urnovitz uno de los investigadores y sus colegas,
determinaron que las causas para las afecciones que se registraban en las filas
de los veteranos del Golfo, era un coctel de toxinas presente en el periodo de
las operaciones, sin precisar su origen.
La parquedad de estos médicos estaba sentada en que, había fuertes
presiones políticas por no contar más allá de lo conveniente.
Recordemos
que la versión oficial del Pentágono y la Casa Blanca en momentos que se
iniciaron las operaciones militares contra Iraq (enero 1991), era que en dicho
Teatro de operaciones, no habían armas químicas o que, sus militares habían
anulado la amenaza de que los iraquíes pudieran usarlas, una mentira que
quedaría descubierta casi de inmediato y comprobada fatalmente por los propios
soldados de la Coalición.
Cabe
recordar que cuando el Pentágono quiso guardar bajo la alfombra todo este
asunto y ante las evidencias que les rodeaban, se vieron obligados a realizar
sus “propias investigaciones” en las cuales –y así quedo comprobado- quisieron
reducir el impacto de las cifras que involucraba todo éste problema. Y solo estamos hablando de los militares de la
Coalición; si mirábamos las consecuencias sobre la población civil iraquí y el medio ambiente en el que debían vivir
tras la saturación de elementos químicos como el Uranio, Fósforo y los gases
venenosos que se habían condensado por el humo de los pozos ardiendo al sur, la
situación era –y aún sigue siéndolo- catastrófica.
efectos del Uranio sobre niños iraquies |
Ahora
bien, el desencadenante de toda esta desgracia colectiva fue un acto, uno que oficialmente
se ejecuto con el vencimiento del ULTIMATUM que Washington logró instalar ante
el Consejo de seguridad, dándole la legalidad internacional necesaria para una
acción bélica que desalojara Kuwait de fuerzas iraquíes. La historia la llamó
“la primera guerra del Golfo” y como bien reza este título se trato de una
verdadera “guerra”, un enfrentamiento armado que se dio entre dos bandos bien
distinguidos en cuanto a sus posiciones geográficas y sus finalidades en el
campo de batalla. Y si bien por el
despliegue del tipo de armamentos que lo describiría como de tipo convencional,
las investigaciones posteriores y que quedaron corroboradas con los miles de
casos de afectados por el “Síndrome del Golfo” y los testimonios de oficiales
del ejército iraquí, sin dudas se trató de una guerra en la que de ambas partes
se utilizaron armas de destrucción masiva que incluso, de no haberse detenido,
hubiera escalado al uso por parte de la Coalición Aliada de ojivas nucleares
tácticas.
Para
lograr los propósitos militares que se establecieron en los cuarteles del
USCENTCOM, los generales y almirantes norteamericanos necesitaron de un apoyo
extraordinario con el cual, sus fuerzas ofensivas se dedicaran de lleno y sin
distracciones a las operaciones sobre las fuerzas iraquíes. Fue por ese motivo
y no otro, por el cual Washington
convocó a tantos países fueren posibles para que dieran una mano para
doblegar el poderío de un Iraq que en ese entonces además de poseer un ejército
de un millón de hombres, -y como quedo cabalmente corroborado- tenía
armas ofensivas temibles y capacidades reales de moverlas y usarlas con
elementos químicos y biológicos.
Tal
como lo señalan los informes oficiales y extraoficiales de la época, fue el establecimiento
de un tren logístico naval monstruoso el que proporcionó a las fuerzas de
ataque de la Coalición, la posibilidad de éxito. Y precisamente, como lo citan
algunos autores, el movimiento de material, municiones, pertrechos y
combustible para portaaviones fue trasladado en un 95% por las aguas del golfo
para lo cual, se montaron grupos de Tareas tácticas vitales para asegurar la
llegada a destino; precisamente fue en la “Operation Alfil I” es que los
argentinos trabajaron junto a los australianos para que esos objetivos se cumpliesen sin
advertir a los peligros que se enfrentaban. Sobre esto último, según fuentes
reservadas, la boca del estrecho de Ormuz por donde entraban los convoyes
navales se había convertido en uno de los blancos del Muhabarat iraquí que, según algunos documentos detallan variadas
tácticas de sabotaje, minado nocturno y
hasta ataques suicidas con barcos de mediano porte.
En
resumen, cuando los norteamericanos regresaron a sus bases en EEUU, el Congreso
les reconoció, para quienes pasaban a retiro y casi automáticamente sus
calidades de Veteranos con los beneficios que dicha condición les otorga y que,
tras haber comenzado a detectar que habían sido expuestos a peligros invisibles
a sus ojos y de los cuales no fueron informados tras largos años de reclamo y
lucha con el gobierno federal lograron conquistar más beneficios (v. https://gobierno.usa.gov/beneficios-familias-militares#item-35707 ) En el caso de los efectivos
argentinos, el estado tiene una deuda sin saldar, una que algunos han
comenzado a reclamar y que tarde o
temprano el estado al que sirvieron deberá honrar.