miércoles, 20 de enero de 2016

EN DEBATE


“¿UNA NUEVA `CABEZA´PARA EL PERONISMO?”

Cómo la crisis de partidos en Argentina lleva a que viejos dinosaurios pretendan volver al ruedo político



Por  Pepe Beru

Antes de responder esta cuestión, habría que preguntarse ¿existe aún el Peronismo? Para la Argentina este movimiento político fue una de las insignias dentro de los sectores más pobres y el impulsor  ideológico de una república con aspiraciones realmente nacionales, distantes de las  cordialidades diplomáticas que terminaron siendo más que nada, señales entreguistas y espoliativas para el país.  

Pero como se puede ver en todas las áreas de la vida contemporánea, las “puridades” ya no existen y todo, incluidas las ideologías políticas, hoy día están rebajadas con agua. Según algunos sociólogos, esto se debe al avance y complejidad de los modos de pensar, enmarcado en un nuevo escenario pos-modernista y cosmogónico que trata a los sujetos más bien como cosas que como personas.

Más allá de las imaginativas explicaciones de charlatanes diplomados, lo cierto es que en lo que hace a movimientos nacidos de la idea de un hombre como fue Juan Domingo Perón,  de auténtica raíz nacional, la puridad que nutria a ese partido se perdió cuando su mentor desapareció físicamente en 1974. Y aunque muchos de sus más cercanos seguidores inmediatamente trataron de arrogarse la legitimidad para encabezar su continuidad, lo cierto es que el espíritu que le daba vida y el sentido de esa idea política, había muerto con su fundador. El traje de conducción les quedaba muy grande para los presuntos herederos de esa misión. La historia postrera mostro en forma cabal esto último.

Si desandamos un poco la historia, veremos cómo sus propios cuadros, fueron desnaturalizando el ideario que conformaba al movimiento y solo dejaron al Peronismo, como un gran cartel de cartón.

Un ícono de las contradicciones para el ideario peronista fue sin dudas la era “Menemista” en la cual, sus reformuladores, argumentaron que se trataba de una “nueva visión del peronismo” y que para nada, contradecía a la doctrina peronista. Por supuesto que ese tipo de argumentos no se los creía ni siquiera éstos reformuladores que solo estaban al servicio de quien pague mejor.

Sin dudas de que fue una etapa curiosa y lamentable para el peronismo. Menem llego diciendo ser peronista y tras unirse a los sectores concentrados de la economía forjó una estrecha alianza con los sectores liberales de donde salieron algunos rejuntes como un tal Jorgito Mazza, un pibe liberal que ha sabido adaptarse a los cambios de clima político y hoy lo hayamos avenido en un “PERONISTA DE LA PRIMERA HORA”.

Seguramente el mismo Perón se retorcía en su tumba, viendo como Menem y sus incodicionales, además de sus ampulosidades, fiestas y negociados con los liberales pro-europeos, llegaba al sumun de las traiciones al colaborar lastimosamente con los EEUU prácticamente diciendo “para lo que guste, mandar”.  No hay que olvidar que no solo Menem estuvo en esa etapa lastimera del país. Otro de los grandes conductores que lo secundaba el Eduardo Duhalde, quien fue nada ni nada menos que su vice y gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Duhalde junto a Collin Powell en Davos

Pero si bien la era “menemista” acabo tan pronto como el mismo Menem abandono el gobierno algunos de sus estrechos colaboradores, por su propia cuenta siguieron en la misma línea adecuándose a las nuevas circunstancias y amoldándose a nuevos paradigmas políticos.  Quien no recuerda al entusiasta Duhalde en una cumbre de Davos en 2003, dialogando amigablemente con uno de los criminales de guerra más importantes de la historia reciente. Claro que estas postales de la historia tienen una explicación pero, que si las contextualizamos con ojos de peronistas verdaderos, serían inexplicables.

Para cuando nació el “Kirchnerismo”, los anteriores “menemistas” se convirtieron automáticamente en esto, que a ciencia cierta no tenían idea en que desembocaría. Volvía  a primar el interés –dinerario y político- por sobre la “lealtad” que dicho sea de paso, solo se tenía con un líder que ya no estaba entre nosotros. 

Como si se hubiera corrido un grueso telón, los “menemistas” empachados de tanta “pizza con Champagne” y de las coloridas fiestas en la embajada de EEUU, se alineaban por la derecha con la nueva “mutación” del “peronismo” esta vez, dirigido por  un desconocido gobernador de Santa Cruz, que luego conoceríamos como el camaleón Néstor Kirchner y Sra.

Bajo estos nuevos lineamientos, el peronismo paso a ser “el Kirchnerismo” sin poderse distinguir qué parte de la doctrina del “general”, estaba impresa en este ideario del pasajero ocupante de la Casa Rosada. Duhalde fue parte de esta nueva interpretación y no hizo nada por contradecirla; por el contrario, como lo hace un político viejo, supo guardarse en las sombras hasta que pase el chaparrón.

Hoy éste mismo y reciclado político de museo, representante de una Argentina que no debiera volver, se pone a la cabeza de una propuesta por darle identidad al peronismo.  Parece un sin sentido. Alguien que paso del neoliberalismo más abyecto al silencio en la era de lo que pretendían vender como “Nacional y Popular”, se presenta como una alternativa ante el notable vacío en los cuadros de un “Peronismo” esquizofrénico y sin rumbo.

Si como dice el dicho “más vale malo conocido que bueno por conocer”, Duhalde tendría chances por colarse en los pedacitos que quedan de la estructura partidaria, pero ello no representaría ningún avance para el futuro del país.



martes, 19 de enero de 2016

DEFENSA Y SEGURIDAD


“ALTERNATIVAS PARA MEJORAR LA DEFENSA NAVAL”

A casi veinte años de la baja del portaaviones 25 de Mayo y la Armada no ha cubierto ésta vacante

Por Javier B. Dal

Carrier 25 de Mayo

Ha pasado mucho tiempo desde que Argentina tuvo y abandono una de las ventajas navales que ningún otro país de la región disponía: el Portaaviones. Las consideraciones para sacar de servicio al viejo pero competente portaaviones “ARA 25 de Mayo” fueron más por costo de mantenimiento que otra cosa.  El 1º de febrero de 1997, se dio oficialmente la baja de esta nave de la Armada Argentina que representaba un símbolo de potencialidad de la república sobre sus aguas territoriales.

Tal vez esa baja significó la señal clara sobre la progresiva inoperatividad de la Armada, fuerza fundamental para un país con el litoral marítimo tan vasto y rico, que a la vista de todos, está abandonado prácticamente a la suerte del mejor postor. Pero no solo eso. Una de las áreas estratégicas abandonadas por esta carencia, es el espacio aéreo que hay sobre las extensas aguas territoriales argentinas que son usadas como rutas para el ingreso y salida de aeronaves con cargas de drogas.

Ante esta innegable realidad, el país requiere urgente de una reestructuración de la fuerza que lleve a completar los más importantes ítems de la defensa marítima y de la prevención de la espoliación pesquera que se ha convertido en una costumbre casi mecánica para flotas piratas, amparadas por las operaciones británicas en la zona de exclusión.

Para que Argentina pueda sobreponerse a esta grave falencia, existen varias opciones para sustituir al ya desguazado portaaviones “25 de Mayo” a las que el gobierno (si tiene intensiones de reacondicionar su Armada) puede echar mano.
USS Class Nimitz

Se sabe que el mercado de la construcción naval, está compuesta por varias especialidades en las que, la militar resulta una de las más costosas y complejas. Incluso el montaje de un astillero para propósitos de construcción naval militar, es una materia altamente costosa y algunos números dan la pauta de ello. Según lo han visto uno de los más prolíficos constructores –China- de este tipo de complejos en Asia, hace unos cinco años atrás la construcción de un portaaviones clase “Nimitz”  podía llega a costar unos 4000 millones de dólares. Es seguro que al día de hoy esta cifra se haya duplicado, haciendo la adquisición algo muy difícil de concretar.

 Igualmente, la adquisición de una nave de estas características es estratégicamente inconveniente y volvería al país a las viejas dependencias de repuestos para cacharros de hasta cuarenta años de antigüedad y la virtual revelación de las capacidades de operatividad a disposición del enemigo central: Gran Bretaña.

Una consideración a parte y que es debida, es la necesidad de resaltar que de conseguirse un portaaviones, la flota aérea naval sería otro problema a resolver dado que, los viejos A-4Q que quedan –solo cinco operativos- y los exploradores “Traker” son pocos y obsoletos para las amenazas existentes.
Carrier Class Kiev

Otra opción más acertada, pero a su vez políticamente inviable, es la adquisición de un portaaviones de las industrias de la Federación rusa clase “Kiev”, que pese a su antigüedad se lo puede considerar como una fortaleza flotante. Con un calado 8,2 metro, una eslora de 275 metros, este formidable portaaviones, tiene la capacidad de albergar 32 aviones navales tipo “Yak -38M” lo que vendría a representar un obstáculo para la operatividad de la Armada Argentina que bien, o debería adquirir este tipo de aviones o reformar la particular cubierta de éste navío. Igualmente y pese a estos inconvenientes, el mismo presenta una variedad de armamento notable y amplio lugar para la operatividad de helicópteros de ataque, transporte y rescate.

Como opción final y que puede llegar a una solución intermedia en las necesidades de la marina argentina, es la adquisición de un “Portahelicopteros clase Mistral”  de la industria militar francesa. Se trata de un navío relativamente moderno y es ampliamente requerido en mercados del mundo. Con una nada despreciable eslora de 199 metros y con un calado de 6,3 metros, este navío de intervención polivalente puede llevar a bordo 16 helicópteros pesados más unos 32 helicópteros ligeros de ataque.

En realidad, hace una década atrás había en estudio la adquisición de este tipo de navíos, pero se vieron continuamente obstaculizadas, por cuestiones administrativas, de presupuesto y presiones políticas de Londres. La realidad actual se impone y es claro que una herramienta tan vital como estratégica para la seguridad nacional, no tiene precio en momentos en que el gobierno ha declarado la emergencia en seguridad.



EN LA MIRA



“LEVANTAMIENTO DE SANCIONES A IRÁN Y SUS EFECTOS”

Cómo la variable geopolítica en Medio Oriente puede afectar a temas de la política interna y externa de Argentina

Por Charles H. Slim
Teherán, Irán

Desde al menos un lustro, que Israel ha buscado por todos los medios  instigar un ataque contra la república Islámica de Irán y para ello, ha tratado infructuosamente de arrastrar a los EEUU en esta demencial aventura. Hace apenas unos días, una noticia que apenas salió al conocimiento masivo sacudió al mismo Washington. Esta era que dos barcos de la marina estadounidense eran capturados in fraganti por la Armada iraní, un golpe muy duro al orgullo estadounidense y un mal augurio ante posibles planes sobre la región.

Que los norteamericanos tienen presencia hostil en la región, no es noticia para nadie. Lo que representa la novedad es el momento y las maniobras en que se produjo este incidente. Casualmente y a muy pesar de los sectores del sionismo internacional, especialmente el estadounidense, el grupo de los 5+1 levantaban las sanciones contra Irán lo que, además de la algarabía para el castigado pueblo iraní, desató la ira y el desprecio del gabinete de Benjamín Netanyahu en Tel Aviv.  Algunas fuentes en rededor del gobierno israelí, aseguraron que en la mañana inmediata a conocerse la confirmación de la decisión Netanyahu salió disparado de su despacho tomándose la cabeza y balbuceando en voz baja.

A Tel Aviv le hubiera servido que los iraníes causaran daños a esos buques o a sus tripulantes y de ese modo instigar por las vías diplomáticas, políticas y militares una respuesta contra contundente contra la república Islámica. Pero Teherán sabía que eso era lo que precisamente buscaba Tel Aviv y lejos de cometer una torpeza semejante, sus unidades rápidas capturaron a las lanchas norteamericanas sin darles posibilidad de escape. 

Pero los iraníes no son los únicos que intuyen que Netanyahu y sus columnas sionistas alrededor del mundo trataran de usufructuar de esto. Dentro de los mismos EEUU e incluso en los círculos de la izquierda israelí se advierte de posibles maniobras sucias para tratar de desbaratar el acuerdo que había llevado a que se levantaran las sanciones contra Irán. Y no solo eso; a pesar de que esto parecía condicionar a Teherán a que se diera por satisfecho y cerrara la boca en temas que molestan a Israel, lejos estuvo el presidente iraní Rohani por coincidir con esas esperanzas. Apenas se supo del levantamiento de las sanciones, el gobierno iraní denunció que no estaba dispuesto tener relaciones económicas con EEUU ya que, sus negocios millonarios están vinculados con la muerte de palestinos, libaneses y yemenitas.
marines capturados por Irán

Era muy corriente y conveniente que los organismos internacionales de control de armas y las ONG como “Amnesty International” o la “Human Right Warch” pasaran por alto este gran negocio que termina siendo la causa de las muertes de miles de árabes, palestinos y también de africanos de los países donde los diamantes y el petróleo son una fuente riqueza para brutales gobernantes que a su vez son apoyados por la UE y Washington.

Era por esto, que a contrario de lo que esperaba Washington, el gobierno de Teherán –tan imprevisible como lo solía presentar la CIA en sus informes- le daba rienda suelta a su histórica política de confrontación dialéctica contra el “Gran Satán”, que se vía abundantemente alimentada por los argumentos más sólidos de la historia contemporánea y la que EEUU no queda bien parado. Y es que, más allá de las brutalidades comprobadas en la ocupación de Iraq durante casi una década  y más aún  pese al memorando que firmaron Obama y Rohani en el 2014 como antesala para el acuerdo sobre el programa nuclear, los iraníes han podido comprobar las incongruencias operacionales de los norteamericanos al momento de combatir al ISIS.

Y como parte de estas, los norteamericanos pretendían que si bien se levantaban las sanciones económicas y financieras, Teherán debía abstenerse de desarrollar sus programas de defensa misilistica que dicho sea de paso, es un derecho soberano pero a su vez, una molestia estratégica más, ante una posible incursión aérea israelí que ya se vio jaqueda por la recepción de los potentes sistemas antiaéreos SS-300 de fabricación rusa.  Las razones esgrimidas son que EEUU busca evitar la proliferación de armas en la región, lo que a los ojos de la realidad representa una burla. Sabiendo esto, el gobierno iraní, es claro que las condiciones que repentinamente pretende imponer La Casa Blanca son solo una muestra más de su hipocresía política.   

Sintéticamente, Rohani apenas un día atrás explicitaba a los medios, que EEUU ganaba decena de miles de millones de dólares por año con la venta de armas a gobiernos como el de Israel y Arabia Saudita que mataban a mansalva a seres humanos palestinos y yemenitas.  Sin dudas, que esta postura no solo incomoda a la Casa Blanca sino que producía al mismo tiempo una migraña insoportable en las cabezas de Netanyahu y sus ministros, que ya vienen sufriendo de insomnio por los éxitos del ejército árabe sirio y Hesbollah.

Pero también esto causa consternación entre los partidarios –judíos y no judíos- del sionismo en Argentina, que a un año de la muerte –archisospechosa- del fiscal Alberto Nisman y tras haber logrado derribar el memorando de entendimiento con Irán, sienten la sensación de que achacarle los dos atentados en Buenos Aires y la muerte del fiscal Nisman  a Irán, se volvería una misión imposible. Y esto es simplemente, porque no es lo mismo atacar a alguien que está  aislado internacionalmente (como hicieron con Iraq y Libia), que a un actor que además de haberse soltado las cadenas de unas sanciones  claramente arbitrarias, le da una bofetada a EEUU y se da el lujo de refregarle en la cara sus ganancias sucias a costa de la sangre miles de musulmanes.

Los frentes para tratar de argumentar una agresión contra la república Islámica, no se reducen a propaganda radiada desde los gobiernos y medios en Washington, la UE y Tel Aviv, no también desde el cono sur, la Argentina ha comenzado a ser la caja de resonancia de aquellos intereses que se escudan detrás de las causas judiciales por los atentados y por la muerte del fiscal Nisman. 
The Macri´s way

Está más que claro que el gobierno del señor Mauricio Macri está encaminado a hacer lo que Washington y Tel Aviv le señalen y eso, es un motivo cierto para preocuparse por el simple motivo de que ello, no significa que se investigue con rectitud y apelando a la búsqueda de la verdad, sino que se buscara reactivar la tan nombrada “pista iraní” que dicho sea de paso cabe recordar, fue introducida por un informe falso de la CIA y sus colegas israelíes.  Los años que han pasado desde aquellos hechos, revelaron connivencias impensadas entre funcionarios menemistas, directivos de la Comunidad judía argentina, malos jueces e inescrupulosos abogados que, combinado con una SIDE totalmente filtrada por agencias internacionales como las nombradas entre otras-, que como un mercenario trabajaba para el mejor postor.

Sobre lo mismo, la extraña muerte del fiscal Nisman a comienzos del año pasado ha servido para recrear hipótesis islamofobas que tratan de reavivar los argumentos de la “pista iraní” y sobre la cual, se han escuchado de los personajes más diversos, los argumentos más estrafalarios hasta los más tristemente tendenciosos e ignorantes  -uno de ellos, el que vincula a Irán con Al Qaeda-.

Sin dudas de que los círculos ultraconservadores desde Washington y Tel Aviv agradecen estos motivados intentos de personajes políticos, periodistas e intelectuales argentinos por empujar argumentos contra la república Islámica de Irán, pero ellos –como es una notoria costumbre- prefieren la acción a nivel gubernamental y eso es lo que parece que lograrían con el gobierno de Macri. Sin lugar a dudas, éstas causas truncadas por la corrupción y el encubrimiento merecen ser revisadas pero no manipuladas. Es más, las constantes y variadas maniobras para entorpecer las investigaciones sobre el atentado a la embajada y a la AMIA más bien parecen direccionar a “autores inconvenientes” que a los “foráneos” a quienes con mucha liviandad y facilidad se han venido acusando, pero sin lograr pruebas concretas sobre ello.

Sería una bocanada de aire fresco para la tan sospechada administración de justicia, que traiga luz sobre estos crímenes. Los viejos jueces y abogados que fueron funcionales a ese engranaje de encubrimientos, dádivas, silencios cómplices y parciales son cosa del pasado. Hay un nueva generación que comienza a moverse por éste poder del estado argentino y es la oportunidad para que haga honor a las funciones que invisten en sus respectivos puestos sino también, para que la letra de la Constitución nacional no sea más un papel mojado.  

Para que los argentinos no sean nuevamente estafados y el país no asuma responsabilidades a nombre y cuenta de intereses de potencias como las que sustentan con mucha euforia al actual gobierno, se debe exigir que sea la justicia argentina –sin las intervenciones de la CIA y el Mossad- la que trabaje y devele los móviles para esos dos ataques que sacudieron Buenos Aires y para que también pongan en evidencia los móviles y autores intelectuales de la operación –porque nadie cree que haya sido un suicidio- que terminó con la vida de un funcionario público como Nisman que más allá de las comprobadas e irreverentes actividades que han salido a la luz con las susodichas agencias extranjeras y sus negocios financieros paralelos, era un ciudadano argentino a quien se le quito la vida.


domingo, 17 de enero de 2016

ILM MIDDLE EAST



“NUEVO INTENTO DE INTOXICACIÓN INFORMATIVA EN SIRIA”


Cómo el imparable avance de las fuerzas árabes sirias y de Hesbollah, trata de ser detenido mediante nuevas intoxicaciones informativas pagadas por las monarquías del Golfo.

Por Horace Husseini
La imagen que trata de usarse como  icono de Madaya
no es siria

Desde mediados del 2011, que el gobierno y toda la población siria han venido soportando, junto a una violencia escalar, los más sucios intentos por crear realidades mediáticas totalmente ajenas a la verdad, especialmente orientadas a “satanizar” al gobierno laico del partido “Baas” liderado por el presidente Bashar Al Assad  que para colmo de las inconsecuencias, buscan –desde los postulados sectarios- derrocarlo por su pertenencia a la rama “Alawita” cercana al chiismo.
Ahora estas maniobra se están viendo sobre lo que ocurre en la localidad de Madaya, Siria, que rodeada por los combatientes del Hesbollah ha sitiado a más 600 mercenarios “seudo-yihadistas” que buscan por todos los medios tratar de escapar. Para intentar hacerlo, los mercenarios están siendo asistidos por una ola de informes visuales difundidos por redes sociales que pagados por Arabia Saudita  y Qatar especialmente, tratan de convencer a la opinión pública que el asedio no permite el paso de comida para la población civil que se halla rehén de estas bandas.

De este modo, estos  trabajos de propaganda sucia, tratan de argumentar que hay niños que mueren  de hambre por el sitio de la resistencia chiita libanesa, tratando de inflamar ya su vez sustentar, el supuesto odio sectario que para los gobiernos de occidente enmarca el conflicto. Pero tal como lo han corroborado la cadena “Al Manar” y “Press Tv”, muchos testigos sirios señalan que la comida y la ayuda humanitaria que se entrega en camiones es robada por las banda mercenarias, que luego cobran a precios elevadísimos  sin que les importe la situación de la población.

Pero para los productores de estos embustes, los elementos centrales que deben sobresalir son “Hesbollah chiita” rodea y hambrea a un “pueblo sunita”, agregando fotografías de niños desnutridos y grupos de pobladores apoyando a los mercenarios como defensores. Obviamente, medios estadounidenses y sionistas levantan muy gustosamente esto tratando de darles el alcance masivo.

Tal vez estas maniobras de intoxicación  funcionaron bien en anteriores ocasiones e incluso se logro engañar temporalmente a una buena parte de la opinión mundial,  que con el paso del tiempo comprobaron que era todo falso. Pero actualmente sobre lo que ocurre en Siria, éstos ingenios se los tragan muy pocos incautos y muy seguramente ningún sirio.
combatienes de Hesbollah avanzando en Zabadani

Al tal grado es la desinformación que se opera contra lo que ocurre en Siria, que muy pocos en occidente saben que durante la Navidad pasada, las aldeas cristianas de Sadad  a 80kms de Homs, pudieron celebrar la natividad gracias a la llegada de los combatientes de “Hesbollah” que pese a ser chiitas, protegieron la localidad evitando que los mercenarios que preparaban una ofensiva aprovechando la fecha, fuese cancelada.  Esto sin dudas es muy inconveniente para las editoriales sionistas y partidarios de la agresión contra Siria que buscan distanciar al Islam del cristianismo. 

Las manipulaciones sobre la situación en Madaya, son parte de una antigua política claramente racista, anti-islámica y antihumana que buscan poner de cabeza, las causas del desastre general en la región y del sirio en particular. Tal como dijimos al principio, estos intentos por instalar la versada “lucha sectaria” –término muy usado por la CNN, NBC y FOXNEWS- entre el Chiismo y el Sunismo cae rendida por la evolución de insalvables inconsecuencias vistas en la región comprobadas en la historia cercana.

Pero ¿por qué decimos “inconsecuencias” ? pues, si se observa la dinámica violenta que se creó deliberadamente en Iraq, la raíz sectaria que los medios anglosajones supieron argumentar hasta el hartazgo para justificar la presencia estadounidense en la región, veremos como ese argumento en el actual contexto sirio, simplemente se deshace sin posibilidades de sustentarlo.

Cuando le hicieron la guerra a Iraq, el gobierno estadounidense y los medios corporativos de la unión, no dudaron en anteponer como causas principales para intervenir, la supuesta animosidad y discriminación que había desde el “régimen de Saddam” sobre los “pobres chiitas”, que dicho sea de paso, era un argumento que los mismos chiitas iraquíes –y del mundo- jamás se lo creyeron.  Así, Saddam Hussein y el partido “Baas” –de la misma raíz secular que el sirio- era un régimen que perseguía sanguinariamente a los chiitas y a los kurdos; en síntesis, se trataba de una situación en la que los sunitas se aprovechaban de aquellos por lo que “La Casa Blanca acudiría en su auxilio”.


En la realidad, la sociedad iraquí con el gobierno de Hussein y el partido “Baas”, incluida en todos los estamentos de la vida pública y política, a chiitas, kurdos y cristianos, dejando como algo normal, que las mujeres tuvieran posiciones relevantes en sectores sensibles de la vida académica, científica e incluso política. 

sábado, 16 de enero de 2016


VETERANOS DE AYER


“LAS CAUSAS OCULTAS DE LA GUERRA DEL GOLFO”

Cómo la improvisación y la falta de conocimiento del gobierno menemista puso en riesgo a tropas argentinas en una guerra preconcebida



Por Dany Smith y Charles H. Slim
John Kelly y April Glaspie junto a Saddam Hussein

Hace veinticinco años atrás a las 0300hs del 17 de enero de 1991, se iniciaba la guerra que sería el comienzo de la perpetua crisis en la que Iraq y la región, comenzaron a soportar sin pausa el violento ingreso de EEUU a suelo árabe. Fue el primer paso, para que Washington pudiera justificar la remisión de masivos contingentes militares al Medio Oriente y fijar bases sus militares en lugares impensables apenas un lustro antes. Fue el marco en el cual, la República Argentina se involucró, como un miembro de la “Coalición Aliada”, en las operaciones militares que desataron el choque armado.  Consecuencia de esta guerra, que para muchos fue el inicio de la guerra que hoy sigue consumiendo la región, fue que Washington logro implantar estratégicas bases aéreas en Arabia Saudita y Kuwait, que visto en retrospectiva, resulto algo claramente planificado.

Para entender la magnitud de lo que movilizó a  Iraq para que lanzara aquella invasión sobre el emirato de Kuwait, debemos analizar los trasfondos y los antecedentes de la política existente en la región y más particularmente, entre la república árabe de Iraq y el pequeño emirato de Kuwait.  Con ello vamos a poder entender cuánto  se ignoraba sobre las causas reales del conflicto –especialmente por parte  del entonces gobierno argentino- y qué papel tuvo Washington en que ello sucediera.  

Si nos trasladamos a 1988 en las postrimerías de la guerra entre Iraq-Irán, se podían ver cuales habían sido las consecuencias de ese conflicto y quiénes se habían beneficiado con aquel.  Irán casi al límite de sus fuerzas y bajo los auspicios de la ONU se vio forzado a firmar un cese al fuego incondicional e Iraq se comprometía a respetar el mismo. Igualmente Bagdad no se la llevó de arriba y la situación de las bajas humanas era proporcionalmente similar a la de su vecino. Pero ¿quiénes habían sido los ganadores de este gran matadero? La respuesta estaba del otro lado del golfo, en donde los suntuosos palacios reales de los emires y sultanes pudieron seguir  brillando por el sangriento éxito que el laico y aguerrido Iraq había conseguido contra supuestas y tenebrosas ambiciones revolucionarias iraníes.

Y siguiendo con la ronda de cuestionamientos había que preguntarse ¿de dónde había salido aquella supuesta intensión de Irán por exportar su revolución, que les quitaba el sueño a los ricos y ampulosos emires de la península?

Girando imaginariamente la cabeza, había que mirar hacia el oeste y  más precisamente a Washington, desde donde –y en base a sus indiscutibles informes de inteligencia- se presentaron los argumentos, las supuestas pruebas sobre la “amenaza chiita”  y desde donde se proveyó todo el apoyo posible –en ambas partes- para que la guerra fuera larga, costosa y suficientemente destructiva como para que fuera Iraq quien al final contuviera a Irán. 

Por supuesto que junto a EEUU, Tel Aviv jugo sus cartas para que ambas partes se desgarraran las carnes como dos perros en una pelea encarnizada, cooperando clandestinamente para que no faltasen armas y en cantidades astronómicas para quién estuviera dispuesto a pagarlas. También es necesario señalar, que estos dos actores, en especial EEUU no actuaron  solos o como quizá crea el común de la gente, usando a sus espías de la CIA que se movían en las sombras o tonterías similares.  Como en todas sus operaciones sucias –Black Ops-, Washington obviamente se valió de la CIA pero, ésta a su vez usaba –y sigue usando- a los elementos y grupos lumpen dentro de un estado enemigo para sabotearlo desde dentro.  Mediante estas tácticas, los norteamericanos pudieron manipular al mismo tiempo a todas las partes. Esto mismo hicieron con Iraq y Kuwait, cuando al finalizar aquella guerra,  fueron sembrando en medio de las relaciones de ambas entidades, dudas, sospechas y hasta supuestos apoyos incondicionales para cada una de las posturas. 

Se puede resumir la labor efectuada por Washington como, una simple instigación.

Y ciertamente, la posición del pequeño emirato de Kuwait era más que critica y no estaba en posición de jugar al gato y al ratón con la república árabe vecina que no temía blandir su sable ante la mínima provocación. Ahora bien ¿Por qué el pequeño emirato se atrevería a desafiar a Iraq? Pues, tras el final de la guerra y con la misión cumplida de haber dejado a Irán en la necesidad de recuperarse, Washington cambio sus cartas del juego geopolítico y casi sin pausa, empezó a distanciarse de las necesidades militares de Bagdad e incluso, a cortar los estrechos vínculos que mantenía la CIA con el –mujabarat- IIS iraquí. Eran momentos en que la URSS se derrumbaba y la hipótesis de conflicto pasaba de lo global a lo regional.
Saddam Hussein pese a la mala prensa occidental y todas historias que se fabricaron contra su persona, no era tonto y mucho menos un improvisado. A pesar de que Washington le había tendido la mano y lo festejó en la Casa Blanca como el gran estadista árabe de la región, sabía que en la otra los norteamericanos escondían un puñal. 

Saddam sabía muy bien que Washington era un aliado incondicional de Israel y que esa relación estaba por encima de cualquier estado árabe, incluidos los corruptos y complacientes reinos del golfo con quienes mantenía fabulosos negocios.

El petróleo era solo una de las cuestiones por las que EEUU se interesó en crear la crisis que se produjo por la invasión del 2 de agosto de 1990. Detrás de ello, habían planificaciones que tenían años de antigüedad y que simplemente formaban parte de una secuencia en la que, una vez que usaran a Iraq para destrozar a Irán, empezaría una nueva etapa. Para desarrollarla, EEUU se había preparado muy bien y llevó adelante todos los cálculos militares y de inteligencia que le dieran una ventaja sobre al que ya meses antes de dicha invasión, consideraba un enemigo a destruir.  Incluso, para asustar a los sauditas, Washington proporcionó fotografías satelitales que en realidad no mostraban  la amenaza que los norteamericanos aseguraban.

Todo tipo de medidas y embustes fueron puestos en movimiento para concretar los preparativos de una planificada intervención.

Como parte de estas medidas y en momentos en que supuestamente reinaba la cordialidad entre Washington y Bagdad, el ejército de los EEUU por el mes de junio de 1990, llevaba adelante juegos de guerra con el ejército iraquí que protocolarmente se enmarcaba en “ejercicios de guerra” con los cuales, los norteamericanos recabarían las experiencias de sus colegas iraquíes en el campo de batalla contra Irán.  A cargo de las fuerzas estadounidenses que participaron en las maniobras, estuvo nada más ni nada menos que el general Norman Schwarzkopf, quien apenas unos meses después,  sería quien dirigiría los ataques contra quienes en ese momento estrechaba sus manos. Esto nos informaba dos cuestiones: Primero, los norteamericanos tenían en la región fuerzas militares disponibles para movilizar en forma rápida. Segundo, utilizaron este ejercicio para reunir información sobre las condiciones de las fuerzas iraquíes, de sus propias fuerzas y del comportamiento en el terreno. Este episodio, nunca fue revelado al conocimiento público salvo por publicaciones de investigadores y revisionistas norteamericanos que como el caso de Brian Becker, saco a relucir éste tipo de informaciones que se hallaban sepultados bajo los laberinticos archivos del Pentágono.

Incluso estos ejercicios constan en documentos de la inteligencia militar iraquí de la época y que pese al saqueo en 2003 de sus cuarteles generales del Ministerio de Inteligencia en Bagdad, varios miles pululan por la red en páginas de inteligencia montadas en la llamada “Deep Web”.

Por supuesto y al mismo tiempo, la CIA trataba de hacerse de la mayor información sobre los proyectos armamentísticos más ambiciosos de Bagdad y de ser posible cancelarlos (Caso del Complejo SAAD 16), algo que en la mayoría de los casos no sería muy difícil dado que en ellos participaban empresas y corporaciones europeas que además de cooperar con la agencia, proporcionarían todos los detalles de sus proyectos. 

Entre tanto, desde el mes de enero de 1990, informes norteamericanos sobre actividades kuwaitíes inusuales en los campos petroleros de Al Rumaila, comenzaban a llamar la atención a Saddam Hussein quien tras corroborar con informes de su propio mujabarat que investigaron a lo largo de las tuberías que bordeaban la arenosa frontera con Kuwait, detectaron que los ricos vecinos se estaban robando el crudo iraquí de los campos del sur mediante ingeniosas perforaciones inclinadas que incluían incluso, empalmes adheridos a las tuberías iraquíes que discretamente camuflados y bajo la arena, iban hacía Kuwait.

Para Saddam Hussein y en cierto sentido para los propios iraquíes, lo que estaba haciendo el rico emirato era una grave afrenta que demostraba el desagradecimiento y la mala fe del reino, luego de que durante una década habían sacrificado a la juventud iraquí, para que los emires, sus familias y sus ricos ciudadanos kuwaitíes pudieran apoyar sus cabezas en sus mullidas almohadas y dormir plácidamente  por las noches mientras los misiles y los ataques aéreos nocturnos los debían soportar ellos.  Además, estaba claro que Riad estaba al tanto de estas maniobras y fue por ello que Hussein en el mes de mayo de 1990 en la 

Cumbre de la Liga Árabe y frente a los representantes sauditas y kuwaities, se despacho acusando a Kuwait de librar una guerra económica contra Iraq  y que si no se detenía en sus propósitos, “Iraq respondería  con contundencia”.

A todo ello había que agregar, que Kuwait y Arabia Saudita se estaban haciendo los desentendidos por las pérdidas cuantiosas asumidas por Iraq y que en ese sentido, reclamaba las compensaciones de guerra correspondientes. De esta manera, con estas deudas pendientes, los informes de la CIA que le soplaban en el oído a Saddam de que los kuwaitíes le habían venido robando crudo y la confirmación de su inteligencia de que eso era cierto, comenzó a irritar la paciencia del gobierno iraquí. Pero había fuertes sospechas de que las perforaciones ilegales de los kuwaitíes, estaban autorizadas por la Casa real Al Sabah quienes a su vez fueron instigados por los mismos estadounidenses que, mediante informes de inteligencia claramente artificiosos,  le advertían de que Saddam Hussein tenía malas intensiones contra u reino, pero que no debían preocuparse porque ellos –los norteamericanos- lo controlaban.  

Quedaba claro que Washington estaba usando su famoso doble rasero por el cual, instigaría a que Iraq creyera que estaba amparado por  el “Tío Sam”, sacrificando en esta mentira a su propia embajadora April Glaspie a quien, tras la reunión del 25 de Julio de 1990 con Saddam Hussein y que por efecto de la misma desemboco en los hechos del 2 de agosto. Tras esto  la administración Bush, acorralada por cuestionamientos,  sin vueltas le echo las culpas a la funcionaria  por una supuesta mala interpretación de su misión.
April Glaspie interrogada en el Congreso

Washington utilizo a su embajadora como “cabeza de turco” y le  encomendó que le asegurara al mismo Saddam Hussein, que ellos no se entrometerían si decidían realizar alguna acción contra Kuwait. 

Puntualmente, Glaspie llevaba instrucciones claras de que “Iraq podía capturar el norte de Kuwait” sin que ello causara consecuencia alguna.

Incluso otros funcionarios estadounidenses, dieron señales falsas que le daban luz verde a Bagdad para avanzar sobre Kuwait. Fue el caso de la vocero del Departamento de Estado Margaret Tutweiler y del subsecretario para Asuntos del Cercano Oriente John  Kelly quienes a finales del mes de Julio de 1990, aseguraron que “EEUU no tenía ningún compromiso en defender Kuwait…y que no tenía la intensión de defender Kuwait si era atacado por Iraq”. Aunque esto fue de conocimiento en los círculos periodísticos anglosajones y que causó el abrupto fin de la carrera de Glaspie, no se dejó que estos detalles se propagaran más allá de EEUU y Gran Bretaña.

Por lo pronto, tanto George W. Bush como su vice, sabiendo lo que ocurría esperaban que los acontecimientos se desataran de un momento a otro.

Al mismo tiempo y en los organismos gubernamentales argentinos –que se estaban reorganizando con el nuevo gobierno-, estos entretelones geopolíticos  no solo eran desconocidos sino que, incluso ni se tenía idea de dónde estaba Iraq en el mapa. Esta ignorancia imperdonable –proveniente en parte, a un egocentrismo pro-europeo-, estaba en los altos puestos de la cancillería que identificaba al mundo árabe, con los estereotipos que le llegaban de EEUU y Europa. Iniciativas propias por detenerse a estudiar la situación de la región y sus conflictos por aquella época eran inexistentes y sólo en base a los que los norteamericanos le informaban, el gobierno argentino lo tomaba como certero.  Es más en momentos en que la comitiva argentina visitaba Washington, pese a ser sorprendidos por la noticia de la “invasión a Kuwait”, no hubo relatores que recopilaran las informaciones controvertidas que corrían por los medios sobre la veracidad de aquel hecho.

Pero continuando con los entretelones de la crisis, había que recordar que Kuwait y Bagdad se mantenían firmes en sus posiciones, pese a que a las claras y por una notable superioridad militar,  los kuwaitíes tenían todas las de perder. Muchos comenzaron a sospechar, que Washington extraoficialmente, respaldaba la posición de los Al Sabah y al mismo tiempo en Bagdad mediante contactos similares, los norteamericanos le daba garantías a Saddam de que no moverían un dedo si decidía apurar a sus ingratos vecinos.  Washington simplemente les decía a ambos lo que querían escuchar.

Tan involucrado estaba Washington en lo que estaba por suceder, que informes de la CIA sobre lo que sucedía en las conversaciones entre representantes iraquíes y kuwaitíes realizadas el 9 de julio de 1990 en Jeddah, crearon la preocupación de que pudieran llegar a un acuerdo frustrando los planes que estaban rodando.

Al mismo tiempo llegaban a manos del Rey Hussein de Jordania, informes de la CIA de que “Saddam se estaba moviendo hacia la frontera saudita”. Similares FAX fueron enviados a los sauditas que tras realizar reconocimientos aéreos en la frontera, no reportaron nada.

Cuando se concreto la incursión iraquí, La Casa Blanca se rasgo las vestiduras haciendo como si no supiera nada de todo lo antecedentemente expuesto, pero allí no terminarían los engaños. Cuando la comisión argentina visitaba EEUU, al mismo tiempo en el golfo tropas aerotransportadas de la Brigada 82º estadounidenses se estaban embarcando para llegar rápidamente a Arabia Saudita.  Para el 8 de agosto, las tropas estadounidenses se hallaban despegadas en la península arábiga y unas cincuenta aeronaves de combate aguardaban a bordo de un portaaviones frente a las costas de Arabia Saudita. Hoy día, los expertos militares consideran que esta movilización fue demasiado rápida para que hubiera sido ordenada sorpresivamente.


Como conclusión de todo esto, sin dudas que la instigación  norteamericana fue central para la crisis del 2 de agosto. Como vimos, los precedentes políticos, las mentiras y la manipulación a doble banda, fueron elementos preponderantes que se llevaron las carreras de funcionarios estadounidenses, pero lo peor de todo, de miles de vidas por efecto de una guerra que estaba claramente preconcebida desde Washington.