VETERANOS DE AYER
“PLANES NUCLEARES SOBRE EL GOLFO”
Como los antecedentes de EEUU en la región demuestran el impulso de una posible crisis nuclear con Irán
Por Dany
Smith
La llamada “guerra del Golfo” de 1991 ha quedado en la historia y
aunque ya pasaron 25 años de aquel episodio, sus consecuencias siguen vigentes
no solo en la región del Medio Oriente sino, sobre la maltrecha salud de los
hombres de las Fuerzas Armadas estadounidenses y de sus aliados que aún
sobreviven con graves dolencias que se extienden a sus hijos, mujeres e incluso
a sus nietos. En aquella ocasión, las causas de las dolencias que afectaron a
todos los efectivos que intervinieron en la llamada “Operación Tormenta del
Desierto” no solo provinieron de la contaminación de los gases del fuego de los
cientos de pozos petroleros ardiendo en todo el emirato de Kuwait que caía en forma de lluvia negra y de las
ojivas cargadas con agentes nerviosos (Tabum y Sarín) lanzados por los iraquíes
en las respuestas al ataque que dio comienzo el 16 de enero de 1991 (v. http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2015/10/veteranos-de-ayer-precedentesnavales-de.html#comment-form ); también habían sido originadas del uso indiscriminado de Uranio
empobrecido en las bombas, municiones de tanques y cabezas de misiles
aire-tierra que lanzaban los cazabombarderos de la aviación norteamericana.
Incluso
habría que recordar que muchas de aquellas armas químicas y biológicas que
usaron los iraquíes, tras el asesoramiento de Henry Kissinger y Cía (v. “Autoencubrimiento de quienes
proveyeron armas a Saddam”. http://www.voltairenet.org/article120599.html ) habían sido vendidas previamente
por el gobierno de Ronald Reagan para que las usaran contra Irán y de ese modo
poder matar con mayor eficacia a las mareas humanas con las que los iraníes
lanzaban sus ofensivas terrestres. Tampoco habría que olvidar que quien gestionó
estas entregas en Bagdad fue Donald Rumsfeld, quien en 2003 sería parte del
gobierno de Bush (h) y artífice de la invasión de Iraq.
Uno
de los resultados del uso de esas armas producidas por las industrias
“Rockefeller”, fue la matanza de kurdos en Halabja en el norte de Iraq, asunto
que fue tratado con mucha discreción por la prensa norteamericana.
Para
cuando se produjo el enfrentamiento entre Iraq y la Coalición Aliada, los iraquíes no dudaron dos veces y tal como
lo afirman documentos de inteligencia del gobierno de Saddam Hussein y
testimonios de ex comandantes de la Guardia republicana, entre sus municiones
contaban alternadamente con proyectiles convencionales y otros armados con
cabezas químicas (proveidas por Washington)
por que se distinguían por el color de sus ojivas.
Donald Rumsfeld y Saddam Hussein |
El
resultado para la humanidad involucrada en esa hecatombe bélica fue pavorosa y
los que parecieron ser los vencedores, pronto se darían cuenta que la guerra
para ellos no solo no había terminado sino que incluso, no tendrían posibilidad
de ganarla. Tal como lo han revelado
algunas fuentes, aquellos soldados, pilotos y marinos que estuvieron en el
teatro de operaciones, además del coctel químico que aspiraron durante su
estancia, volvieron contaminados con
microparticulas de polvo radiactivo, el
cual desde las primeras detonaciones sobre las posiciones iraquíes, por efecto
de las explosiones y del fuego que originaron, se elevaron con el humo a la
atmosfera para tras ser arrastrado por los vientos regulares de la zona para
terminar cayendo desperdigado en un finísimo polvillo radiactivo que además de
envenenar a los pobladores civiles, las aguas y los frutos en el terreno (Cuyos
resultados horrendos podemos ver en Faluya), fue aspirado por todos los
combatientes en operaciones.
Pese
a ello, Washington y el Pentágono se empecinaron por mantener el asunto bajo el
más estricto secreto y solo comenzó a ser conocido con los reclamos de los
veteranos que, además de luchar por la atención médico-social que se les debía
por sus servicios prestado a la nación, reclamaban explicaciones sobre las
misteriosas afecciones que estaban sufriendo ellos mismos y muchos de sus
descendientes.
Fue
por la presión progresiva y sostenida de miles de aquellos veteranos que impulsaron
legalmente sus reclamos durante el gobierno de Bill Clinton, que se abrieron
investigaciones a cargo de departamentos federales de salud y del Pentágono que
encargo a la Corporación RAND, que
realizaran un análisis de las posibles causas de las afecciones masivas que
estaban matando lentamente a los veteranos de aquella campaña militar y que, no
discriminaba entre personal de tierra, embarcados y de la aviación. Sus conclusiones fue aquel críptico
diagnóstico que llamaron “Síndrome del Golfo” sin señalar la presencia elementos
radiactivos en su composición.
Pero
sin importar que las heridas abiertas de aquellas jornadas seguían supurando la
porquería que había nacido de aquella guerra, en 2002 la entrante
administración de George W. Bush hijo,
enmarcado en la Operación de falsa bandera del 9/11, comenzó a preparar lo que
en realidad ya estaba programado desde hacía más de una década en épocas en las
que su padre, George H. Bush era el vice de Ronald Reagan.
Con una innegable
influencia dentro de la CIA, Bush y los sectores neocon que siempre trabajaron
coordinados con los sectores sionistas que marcan la agenda de política
exterior, prepararon la crisis que desembocaría en la guerra de 1991, algo que
ni los mismos norteamericanos actualmente pueden negar.
Para colmo de males, unos
años atrás Washington en un acuerdo con Tel Aviv permitieron el acceso de
ojivas nucleares a Riad como una forma de tratar de equilibrar el avance de la
influencia chiita pro-iraní en la península arábiga.
En
un enjundioso articulo del sitio estadounidense “VeteransToday.com” escrito por
Ian Greenhalgh, se expone los entretelones en los que se enmarco el uso de de
pequeños dispositivos nucleares en Iraq y las consecuencias que aún siguen
pagando –además de la población iraquí- los veteranos de las guerra de
1991 y 2003 (v. http://www.veteranstoday.com/2016/08/21/us-used-small-nuclear-weapons-in-iraq/ ), a manera de advertencia
de posibles planes de usar nuevamente dichas armas pero esta vez contra Irán.
La
campaña bélica del 2003, fue la excusa para desplegar y utilizar los
dispositivos nucleares tácticos contra objetivos estratégicos como forma de
doblegar la dura resistencia que presentaron los defensores de Bagdad.
Había
que ir contra Iraq una vez más y esta vez, el elemento radiactivo sería
utilizado en su potencialidad completa aunque, bajo el más estricto secreto.
Fue así como en 2003 y tras la charada de la supuesta amenaza de un Iraq con
armas de destrucción masiva que incluía la posesión de supuestas armas
nucleares escondidas en “alguna instalación secreta en el desierto”, Washington
arremetió sin piedad sobre la nación árabe, para lo cual y entre algunas de sus
novedosas armas, estuvieron sus misiles
crucero y bombas armadas con cabezas nucleares tácticas.
Mantener
el estricto secreto era vital para La Casa Blanca que sabía que estaban
abriendo un nuevo conflicto sobre la base de meras supercherías, justificadas
en informes falsos elaborados por la CIA y de sus colegas británicos del MI-6. Es seguro que los asesores de entonces le
hubieran dicho al “Mr. President”, que tarde o temprano se enterarían del
engaño así que había que actuar rápido y sin miramientos. El mundo les observaba y debían moverse con
cautela.
Pero
saltando todo el circo diplomático que desplego Washington ante la ONU y los
medios angloestadounidenses, en Iraq los iraquíes serían los protagonistas y
testigos principales de la criminal contradicción estadounidense; los que
alegaban que “las armas de destrucción masiva eran una amenaza para la paz mundial
y la humanidad”, las utilizarían con total escarnio y sin límites sobre las
poblaciones civiles sin medir las consecuencias que causarían sobre propios y
ajenos.
Desde
los primeros bombardeos sobre Bagdad, los norteamericanos no tuvieron la mínima
misericordia y lanzaron con total impunidad bombas termobáricas –que
penetran en el suelo varios metros y producen una especie de terremoto- sobre
zonas céntricas de la capital, pasando por los dispositivos nucleares tácticos que
se comprobó sobre la zona del Aeropuerto “Saddam Hussein” hasta armas secretas como aquel carro de
combate que usando un rayo de pulso electromagnético achicharró a diestra y
siniestra las defensas desplegadas iraquíes en el distrito de Al Makasib al sur
de Bagdad (v. http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/01/veteranos-de-ayer-el-rayo-de-lamuerte.html )
Actualmente
las cosas han cambiado radicalmente y el
mapa geopolítico se está reconfigurando con rapidez. Rusia ha vuelto a la región del Medio oriente
y además de demostrar sus capacidades en Siria, ha trabado excelentes
relaciones con Teherán por lo que, no será fácil para Washington ir
directamente como lo hizo con Iraq o incluso con Libia y machacar sin piedad a
sus poblaciones. Igualmente ello no significa que se abstengan de seguir
buscando la vuelta para golpear; sin dudas que parte de su estrategia para
distraer a Rusia de la región es abriéndole otros focos de conflicto como en
Ucrania o con los despliegues de armas de la OTAN en Rumania y Polonia.
Tal
como lo señala aquel artículo de “VeteransToday”, parece claro que el próximo
paso de Washington será ir contra Irán y como ya usaron armas nucleares contra
Iraq, un gobierno encabezado por una administración neocon con fachada
demócrata encabezada por una presidencia de Hillary Clinton, no dudaran hacerlo abiertamente en esta
oportunidad siempre y cuando construyan una excusa para saltar a Rusia.