EN LA MIRA
“LA GUERRA SIN TERMINO”
Cómo fue el inicio, evolución y posible desenlace de la guerra en el Medio Oriente
Por
Charles H. Slim
La mayoría del público que se informa sobre lo que actualmente
ocurre en torno a la llamada “guerra contra el terrorismo” tiene una parcializada
visión de cuál es el origen de todo esto, reduciendo las causas de éste
calvario –especialmente para el mundo islámico- sin fin a partir del 11
de septiembre del 2001 tras los ataques en New York y Washington. Pero esto no
es así. Tal como lo vienen señalando varios investigadores y periodistas
independientes, el lanzamiento de esta campaña bélica ya había sido planificada
desde mediados de la década de los setentas cuando el gigante soviético
comenzaba a mostrar señales de que le quedaban pocos años de existencia.
Por
supuesto que el contexto geopolítico en el que se trazaron aquellos planes para
incursionar en el Medio Oriente y tomar por asalto en centro de Asia, justo en
el patio trasero de la China Popular y de la entonces URSS, hoy ya no existe y
esos planes se han visto claramente modificados pero en lo que hace a los
“colaboradores” en concretarlos materialmente, no parecen haber variado.
Durante aquellos años, la política exterior norteamericana se vio ilustrada por
los cerebros maquiabelicos más productivos para La Casa Blanca y el Pentágono,
abriéndoles las puertas al intervencionismo mediante la creación de nuevos
enemigos y la fabricación de falsos casus bellis.
De
este modo el entonces consejero de seguridad del gobierno norteamericano
Zbigniew Brezinski y el “master mind” de las políticas intervencionistas en
América Latina, el ex Secretario de Estado y Consejero de seguridad Henry
Kissinger, pusieron sus ineludibles talentos para perfeccionar lo que se iría
urdiendo con el paso de la década de los ochentas hasta la llegada de la llamada
“crisis del Golfo” en 1990, cuando de la noche a la mañana, el aliado de
Washington en Bagdad, decidió en apariencias y sin justificaciones agredir al
pequeño emirato de Kuwait. Fue a partir
de aquella crisis, que Washington pulso el reloj del cronómetro para tomar el
tiempo y ver cuánto le tomaría adueñarse de los recursos petrolíferos de la
región y llegar a establecer bases militares para cimentar los primeros pasos
para rodear a una Unión Soviética que se venía abajo y a una China que
permanecía callada pero expectante.
En
el caso de Brezinski, en momentos que cumplía funciones en la administración
demócrata de James Carter, fue el responsable de impulsar y coordinar que la
CIA y agencias de inteligencia aliadas como la saudita y el ISI Pakistaní,
formaran y pusieran en marcha un programa de mercenarios árabes y no árabes que
con financiamiento de petrodólares y asistencia técnica-militar de Washington,
conformarían lo que los archivos de la inteligencia norteamericana llamó “The
Base” en árabe “Al Qaeda”. El objetivo
de aquellos era socavar a los gobiernos izquierdistas dentro del mundo
islámico, especialmente al de Afganistán que tenía una fuerte relación con la
entonces URSS.
De
esa manera la política exterior norteamericana y en especial, la que
involucraba a las operaciones de la CIA en Afganistán para derribar al gobierno
pro-comunista de la URSS, propicio la
creación y multiplicación de centros de adoctrinamiento islamista en Pakistán
que hoy se conocen como Madrazas, algo
de lo cual, el mismo Brezinski no negó e incluso justifico al comprar al
Talibán con la Unión soviética como amenazas entre las que había que elegir(v http://www.globalresearch.ca/al-qaeda-and-the-war-on-terrorism/7718 ).
Según
se ha podido ver, el desarrollo de estas “Brigadas islámicas” contra el poder
ateo comunista fue previo a la invasión soviética a Afganistán en 1979, con lo
cual se puede intuir que si Moscú no realizaba esta movida en ese país
musulmán, los equipos de la CIA con el apoyo de estos grupos mercenarios,
habrían intervenido igual y horadado mediante sabotajes, atentados y asesinatos
al gobierno comunista de Kabul. Así
podemos ver como estas agrupaciones como “Al Qaeda” creadas clandestinamente por
EEUU pasaron de ser grupos operativos para sus intereses exteriores en épocas
de la “guerra fría” en Medio Oriente y
Asia, a ser parte de llamada “Doctrina de Seguridad Nacional” pero que desde
hace quince años, pasaron a ser el objetivo de dicha doctrina.
Fue
con el apoyo de Washington que el Talibán pudo crecer hasta convertirse en la
máquina de combate insurgente más formidable de lo que iba del siglo XX,
logrando nada menos que expulsar a un ejército duro como el soviético y tomar
para 1996 el poder en Kabul. “Al Qaeda” por otra parte, jugaría su papel del
“tercero en las sombras” para ejecutar operaciones de confusión.
¿Qué
quiere significar todo esto? Ello
significa que el problema “Al Qaeda” no solo no salió de la nada sino que peor
aún, fue creado y ha venido siendo sustentado
por EEUU desde hace mucho tiempo variando
tan solo en la cantidad y origen de los miembros que la operan. Sobre la
apariencia de “enemigo” que desde los ataques en Kenia en 1998 viene teniendo
este grupo, solo es eso, una apariencia.
A partir de allí el nombre de Osama Bin Ladem pasaría a ser la clave
para darle entidad mediática al grupo y catapultarlo al estrellato de los
“malos de la película”. Desde ese
entonces las operaciones de “Al Qaeda” pasaron a ser –en apariencias- “independientes”
y comenzaron a recibir el apoyo clandestino no solo de la CIA sino del Mossad
israelí.
Pero
volviendo unos años para atrás, recordemos lo que ocurrió en agosto de 1990,
cuando las FFAA iraquíes lanzaron “sorpresivamente” una invasión sobre el vecino emirato de Kuwait,
porque según la CNN y el resto de los medios estadounidenses “Saddam Hussein estaba loco”. Ni una cosa ni
la otra. Aquel movimiento de Bagdad fue una celada que fue pacientemente urdida
por Washington y puso como cebo, al rico emirato kuwaití que dicho sea de paso,
robaba crudo a los campos petrolíferos iraquíes del sur ¿Pero como el pequeño
emirato se atrevería a robarle a la potencia árabe regional de aquel momento?
Aunque cueste creerlo, fue una maniobra orquestada por el Departamento de
Estado y llevada a cabo por la CIA que mediante falsos trascendidos e informes
dibujados que hicieron creer a los kuwaitíes que ellos eran víctima de malas
intensiones de “Saddam” mientras que al mismo tiempo en Bagdad, azuzaban por
los mismos medios engañosos al gobierno del partido Baath de que los
desagradecidos kuwaitíes le estaba robando crudo con perforaciones inclinadas
en los campos de Rumailah.
matones iraquies de la CIA preparados para degollar a sus propios hermanos |
Iraq
era la puerta para ir metiéndose en la región y por ello se creó esta situación
que culmino en el comienzo de la guerra del Golfo la cual aún perdura. Para
concretar esta campaña no se debe olvidar el fuerte Lobby israelí dentro del
Congreso estadounidense, que por todos los medios –especialmente con
generosas contribuciones- argumentaron con ponencias, informes y tesis
académicas las bondades de atacar a Iraq y desbancarle de su podio de potencia
regional; obviamente para allanar el camino a Israel que –pese a la
cooperación clandestina que recibía de Riad- veía limitada su operatividad
con la amenaza iraquí. Para ello, estos
sectores sionistas junto a los neocon, proporcionaron el impulso a los
intereses del partido Likud que mejor que nade, buscaron la desgracia contra
Iraq. Con la creación de este conflicto y su permanencia con un brutal bloqueo
de trece años, se fueron creando las condiciones socio-político-estratégicas,
ideales para que la agitación y el caos regional fuera más allá del conflicto
con Iraq.
Al
mismo tiempo por 1992 en adelante el MI-6 británico y sus colegas, cooperaban
con los grupos de mercenarios musulmanes que llegaban a los Balcanes con
asesores sauditas, dándoles armas y entrenamiento para más tarde trasladarlos a operar en
Chechenia contra las tropas rusas. Para ese entonces, la red de estos grupos
clandestinos que operaban a la sombra de las decisiones políticas en Londres,
Washington e incluso Tel Aviv se interconectaba entre el norte de África,
Afganistán y zonas caucásicas como Chechenia, Daguestán e Ingushetia. Obviamente, el movimiento de esta red y sus
operaciones –financiadas en parte con delitos como el narcotráfico y el
tráfico de armas- contaban con la anuencia de la inteligencia estadounidense
que tenía para ese entonces la capacidad de monitorear las comunicaciones,
espiar los campos de entrenamiento y controlar el tráfico de armas que
abastecían a estos grupos.
En
1998 “Al Qaeda” hace su aparición estelar realizando dos espectaculares ataques
contra las embajadas de EEUU en Kenia y Tanzania que sirvieron para poner en los medios a la
franquicia, dando la impresión de que aquello se asimilaba una provocación.
Solo dos años después, en el 2000 un extraño ataque ocurrió en Yemen contra el
buque estadounidense “USS Cole” que –pese a no haber sido reivindicado- fue
inmediatamente endilgado a “Osama Bin Ladem” y que curiosamente Israel uso para
advertir al mundo del “peligro del terrorismo islámico”. Como si eso no hubiese
bastado para convencer sobre ese argumento, un año después se produciría lo que
hoy conocemos como el 11/S.
Lo
curioso de todo esto fue, que pese al estrecho control que ejercía el sistema
de vigilancia electrónica que se enlazaba con los satélites espías que barrían
la región, no fueron capaces de antelar lo que podía ocurrir ¿pudieron haber
confundido los movimientos de sus “insurgentes” con los verdaderos elementos de
la resistencia islámica?
Recordemos
que EEUU y sus socios de la OTAN dejaban fluir libremente las rutas que eran
útiles a estos programas de insurgencia que más tarde se insertarían tras la
invasión a Iraq en 2003 como una forma
de estrategia contra-insurgente para contrarestar a la resistencia iraquí. A
partir de ese momento, la ocupación de Iraq se volvió una pesadilla
inimaginable que supero en “suciedad y brutalidad” a los pasados programas de
la CIA y el Pentágono ejecutados en lugares tan distantes como Vietnam y
América Latina. La aparición de una supuesta subsidiaria de “Al Qaeda-Iraq” en
2004 que se presentaba con videos donde cortaban la cabeza a rehenes
extranjeros, volaba mezquitas chiitas y que se rumoreaba que estaba liderada
por un misterioso jordano llamado “Abu
Musab Al Zarqawi”, trajo el intento de
cooptar a la resistencia nacional iraquí que supo ver desde el inicio, que ese
grupo era nada menos que un artilugio de EEUU.
Incluso
la inserción de ese virus “pseudo-yihadista” –que raras veces ataco a los
estadounidenses- tuvo reacciones contraproducentes causando entre otras, el
nacimiento y crecimiento de una rama de la resistencia iraquí de origen chiita
con inspiración en el Hesbollah libanés que golpeo y muy duramente a los
norteamericanos y británicos en el centro sur del país.
Sin
dudas, Iraq representó el campo de ensayo más fructífero para aceitar el uso de
estas agrupaciones “terroristas” que impostando fanatismo sunita, operaban la
agenda de la inteligencia militar ocupante y de las agencias como la CIA y el
Mossad que las usaron para cubrir la finalidad real de sus propias operaciones.
Incluso se supo, como varios de estos grupos que
merodeaban impunemente por Bagdad, eran nada menos “fuerzas especiales”
norteamericanos y británicos que enmascarados como árabes, causaron
indistintamente masacres contra chiitas como contra sunitas.
A
mediados del 2009 una intensa actividad estadounidense en el norte de África
pasaría inadvertida a los medios y para el 2010 veríamos como de la nada, la región era inundada con mercenarios llegados
de todas partes que respaldados por la OTAN, se deshicieron del molesto
gobierno árabe-socialista de Libia.
Desde
el 2012 vemos con pavor como una ola de estos mismos grupos, salidos de la
misma ingeniería occidental (OTAN) tratan impunemente y usando todo tipo de
tácticas destruir a Siria. También desde
junio del 2014, venimos viendo con escandaloso asombro, como aquella pequeña
célula del “Islamic State of Iraq” (ISI) aparecida tras el asesinato de Zarqawi
en 2006 y que tras una intensa persecución del régimen de Bagdad, sobrevivió
oculta merodeando el desierto de Al Anbar durante casi los siete años que
siguieron, se convirtió de la noche a la mañana en un ejército organizado muy
bien armado y entrenado.
Actualmente,
se han caído las máscaras y el misterio que rodeaba a esos grupos ya han
quedado develados.
En realidad nunca hubo misterio sino, encubrimiento. Esos
grupos no son parte de la resistencia árabe-islámica y la prueba de ello, está
en quienes le financian y quienes les arman. Un ejemplo de sus juegos sucios,
fue la masacre de “Al Goutha” que se comprobó fue de autoría de una “tercera
fuerza”. Tal como lo estamos viendo hoy, con los éxitos de la intervención
rusa, los norteamericanos han cometido un error tras otro y han dejado sus
huellas en cada una de sus acciones que curiosamente, no están orientadas a
combatir a los “terroristas”. Esto ha
desatado una psicosis en Washington que amenaza con una posible confrontación
con Rusia y China Popular.