EN DEBATE
“REFUGIADO SIRIOS”
Quién y cómo se creó el problema de los millones de refugiados que pronto tendrán acogida en la Argentina
Por
Pepe Beru
Tras el anuncio de Macri que recibirá a más de tres mil refugiados
sirios que buscan un lugar donde resguardarse y poder rehacer sus vidas, ha
despertado apoyos y criticas por igual, resucitando las viejas antinomias
racistas y arabofobas a las cuales adhieren sectores recalcitrantes de las
derechas conservadoras alineadas con los racistas del sionismo local que siguen
descaradamente las directivas políticas de Tel Aviv.
Ante
todo hay que felicitar al gobierno argentino por tomar esta determinación pero
también debemos señalar que podría haber dobles intensiones en quienes le han
dado luz verde para que ello pueda concretarse. ¿Pero quiénes le dan permiso a
La Casa Rosada para tomar esta importante decisión política?
Obviamente que
dicha venia viene de Washington y es por eso que hay que tener mucha precaución
por lo que podría venir enmascarado entre miles de civiles sirios
inocentes. Lamentablemente en Europa, la
crisis de los refugiados sirvió para que células de la franquicia
pseudo-yihadista “ISIS” pudieran –con la complicidad de agencias de
inteligencia- colarse para llevar adelante algunos de los más sangrientos
ataques en Francia. Sin dudas, que “ISIS” es una amenaza que se oculta detrás
de una red de engaños y disfraces que como se ha venido viendo, les facilita la
CIA y sus colegas como el MI-6, DGSE y el Mossad israelí.
Es
por ello, que el presidente Macri debería
ser más prudente y rodearse de especialistas y asesores en inteligencia
y temas del Medio Oriente que no estén contaminados con los intereses norteamericanos
e israelíes, algo que a la vista de sus preferencias ideológicas y de cómo se
manejan las cosas se ve muy difícil de esperar en la Argentina.
Por
principio de cuentas hay que dejar en claro porque se ha desatado este que
algunos caraduras que se nominan como especialistas en temas internacionales
como un “fenómeno”, que solo trata de ocultar a los verdaderos responsables de
la forzada migración de poblaciones árabes enteras que buscan beneficiar
intereses que se hallan fuera del Medio Oriente. Es necesario señalar este tópico en
particular, para no caer en la engañosa predica que se trató instalar con
aquella pantomima mediática, que impulsada por el sionista francés Bernard
Henri Levi y que se denomino como “Primavera árabe”, trato de crear la creencia
de que los árabes y en especial los musulmanes querían la “democracia al estilo
norteamericano”.
Sobre
la base del bombardeo mediático de basura desinformativa que va desde los
noticieros hasta las producciones de Hollywood,
los sectores neocon y sus incondicionales aliados sionistas vinieron
promoviendo sin descanso desde mediados de la década de los noventas, una
política de mayor intervención de los EEUU en el Medio Oriente buscando con
frenética ansiedad y mediante las presiones de los lobbies
judío-estadounidenses como AIPAC y el WJC para que el entonces gobierno de Bill
Clinton se decidiera por encarar una invasión contra Iraq, algo que terminaría
concretando la administración de George W. Bush en 2003.
Esto
nos revela que la supuesta casa de la representación política del pueblo
norteamericano –el Congreso- solo es, una caja de resonancia de los
sectores influyentes relacionados con las finanzas y la política con claras
orientaciones a una política “pro”, pero no a favor de la “Unión” sino,
pro-Israel, pasando a ser un mandato superior a los propios intereses de la
política estrictamente norteamericana.
Por supuesto que esto no es algo novedoso en la política norteamericana
pero si podemos ver su origen en la implantación del estado de Israel en 1948,
cuando a partir de ese momento, los EEUU y Gran Bretaña se comprometieron a
sostener a como fuese, la subsistencia de un ente a costa de territorio
árabe-palestino. A pesar de las
apariencias, este proceso que se ha venido impulsando con una ampulosa propaganda
mediática, televisiva (con series y documentales) y del cine, no ha pasado sin
causar consecuencias contraproducentes dentro del mismo seno del poder político
estadounidense.
tropas israelies desalojando a los árabes del Golán |
Pero
¿qué es lo que queremos referir con esto? Simplemente, que a pesar de la tan
ilustrada y maquillada existencia de aquel estado político en suelo palestino,
ha ido desgastando y hasta fisurando la integridad del tejido político
norteamericano que a su vez, se ha ido
permeando hasta los oscuros sótanos de las agencias de inteligencia federales y
militares, que con diversas visiones sobre sus objetivos para “América”, hoy quedan expuestas con notorias
desinteligencias cuando chocan mortalmente en el territorio sirio. Incluso
varios analistas, han dejado entrever como la esquizofrénica política de Barack
Obama es más bien, el resultado de una lucha interna dentro del estado profundo
de la Unión, una dimensión del poder que
se halla fuera del alcance de cualquier mandatario de turno.
Todo
esto es muy anterior a Obama, incluso al orate de George W. Bush, quien no debe
olvidarse que el 12 de diciembre del 2003 firmó la declaración de guerra contra
Siria denominada Syrian Accountability Act que además de estar respaldada por aquellos
sectores de presión dentro del Congreso, buscaba las hostilidades, utilizando
una excusa que se trataría de montar
desde el Iraq recientemente invadido. Pero contrario a las expectativas de los
cerebros de dicha invasión y la complejidad del escenario iraquí, obligaron a
retrasar sine die el comienzo de esa guerra contra Damasco de la cual Israel
tomaría su parte.
A la
vista de estas pruebas, no hay motivos para rodeos y solo hay que llamar las
cosas por su nombre. EEUU ha sido una nación agresora y ha orquestado crímenes
colectivos para satisfacer la agenda de un sector recalcitrante de las entrañas
del poder en Washington y de sus aliados en Tel Aviv. Parte de esos crímenes es la obligada
diáspora e millones de árabes iraquíes, libios y hoy sirios para que abandonen
sus hogares y a sus familias por el simple hecho de que la aviación
estadounidense y la de sus socios británicos, no tuvieron y actualmente no tienen,
misericordia y menos aún contemplaciones en demoler barrios enteros si en ellos hay quienes le
resisten.
Estas
tácticas horribles no son más que la expresión en grandes dimensiones de lo que
las “Fuerzas de Defensa de Israel” le hicieron a las poblaciones palestinas y
que tuvieron su punto culmine en el años 2014 contra la Franja de Gaza.
El
terror imprimido por estas bestialidades, solo es una cara del programa que
EEUU y sus aliados encubiertos, llevaron a cabo especialmente en Iraq. Antes de
que llegaran los norteamericanos y británicos, no existían grupos radicales
como “Al Qaeda” o células islamistas con especial orientación Wahabi. Lejos de
cualquier sectarismo, Bagdad y el resto de las ciudades iraquíes compartía el
variopinto mosaico de comunidades sunitas, chiitas, cristianos y coptos que
vivían en barrios mixtos. Pero tras la llegada de los invasores, comienzan los
secuestros, violaciones, asesinatos y desapariciones que se trataran de
endilgar a la floreciente resistencia que daba sus primeros pasos.
Precisamente
Iraq sufrió una de las migraciones poblacionales más brutales de comienzo de
siglo sin que ello fuera tema de atención para los organismos internacionales o
al menos, no de masiva difusión. Las
organizaciones como “Human Right Watch”
y “Amnesty” son dos grandes fraudes que distraen la atención de estos
crímenes con la publicación de informes de las fechorías de pequeños y pobres
dictadores africanos. ¿Meterse con
Israel, Washington o Londres? Jamás! Incluso si se busca en la lista de países
donde se cometen atrocidades contra los derechos humanos “Israel” no aparece en
la lista y por supuesto, tampoco EEUU y Gran Bretaña.
El
llamado “fenómeno” de las migraciones no son el producto de catástrofes
naturales o de guerras civiles como lo pintan los medios; son el operar
sistemático y previamente planificado de las fuerzas occidentales que con sus
diversas tácticas, buscan limpiar grandes extensiones de territorios que
pasaran a las manos de intereses completamente ajenos a sus nativos. En Palestina comenzó el ensayo y
perfeccionamiento de estas tácticas de desalojo masivo. En Iraq tras trece años
de angustiante asedio y con la invasión del 2003, aquellas tácticas se llevaron
adelante con mayor detalle y claro, indescriptible brutalidad. Con el operar de
aquellos grupos de hombres enmascarados que colocaban alternadamente bombas en
mezquitas sunitas y chiitas, disparaban a mansalva contra civiles o
secuestraban a funcionarios para torturarles y asesinarlos, sembraron la
desconfianza entre chiitas y sunitas aunque, los líderes de ambas comunidades
sabían que todo eso era parte de una estrategia sucia que ensayaban los
invasores.
soldados estadounidenses contra niños iraquies |
Igualmente
y en algún punto esa estrategia logro que aquellos barrios que antes convivían
sin problemas, se vieran separados por bardas de cemento, filosos alambrados de
púas y altos murallones montables que casualmente, esperaban en los buques de
transporte logístico en el Golfo Pérsico antes de la invasión. Todo fue planificado al detalle. Colocaron un
gobierno títere de criminales que pertenecían a tribus chiitas más interesadas
en el poder que en el bien común del país, con una larga historia de sectarismo
y sedientos de venganza contra los partidarios del anterior gobierno. Con el apoyo oficial de Washington le daban
una palmada al “aliado” en Bagdad mientras la CIA y sus colegas del Mossad que
operan en las sombras, se encargaban de recordarle que mediante esos costosos
atentados en medio de la capital, podían desangrar al pueblo si no mantenían la
línea trazada.
Con
esta estrategia de terror, se forzó a la migración de amplias franjas de
población sunita bagdadí hacia el noroeste del país, que a la represión
ejercida por las tropas invasoras y sus colaboradores de la mafia “Dawa”, se
vieron en constante agresión de algunos de sus vecinos chiitas que les culpaban
de los ataques que misteriosamente ocurrían en sitios públicos de las barriadas
chiitas de la capital. A ello, se agregaba los asesinatos de intelectuales y
científicos sunitas que impartían sus
cátedras en las Universidades de Bagdad y del resto del país que
retroalimentaba la saña y desconfianza de éstos por sus conciudadanos chiitas.
Curiosamente
un sector blanco de estos ataques fue la comunidad palestina que tenía décadas
de vivir en el país árabe y que tras la invasión, no faltaron los asesinatos,
arrestos y desapariciones de varios líderes comunitarios supuestamente
ejecutadas por facciones “pro-iraníes”.
Lo más leve que le ocurrió a esta comunidad con la llegada de los
estadounidenses y la instauración de ese gobierno “títere” fue la revocación de
sus permisos de estancia y la persecución, algo que muchos no dudan –y en
especial los palestinos- en sindicar como cerebros detrás de estas
agresiones, a Tel Aviv.
No
solo los bombardeos de aviones y Drones han sido las causas de crear estas olas de refugiados
que los países europeos hipócritamente consideran como una amenaza a sus
soberanías, sino también la creación de estas atmosferas de caos utilizando
tácticas de terror, usando el viejo truco de los disfraces y la mano de obra de
criminales a sueldo del mundo árabe para simular ese argumento de la “guerra
sectaria”.
En
Siria estos siniestros planes han tratado de recrearse pero, la intervención
rusa ha evitado una situación similar y hoy podemos ver cómo y pese a los
intentos de ocultamiento mediático, se logran eliminar con eficacia a esos
agentes del Mossad, CIA y sus colegas árabes sauditas que desde las sombras,
son quienes dirigen las operaciones de los que aún la Casa Blanca trata de
presentar como “rebeldes”. Con esto se
puede asegurar que no habría “ISIS” , “Al Nusra” y ese centenar de bandas de
mercenarios sin contemplar estos elementos foráneos. Tal como lo señalan
algunos investigadores, éstos no son más que una de las armas en el arsenal del
Pentágono y que incluso, ellos mismos ni sepan que están siendo usados.
De
este modo, no debe prejuzgarse y señalar alegremente que esas miles de familias
huyen por “tiranos sanguinarios”, “guerras civiles” o el fantasma del “Estado
Islámico”; ellos son víctimas de una gran manipulación que algún día deberá ser
procesada en algún tribunal imparcial donde no influya el dinero y el poder
político de estos actores.
Es
por ello, que la llegada de refugiados sirios a la Argentina no representa
ninguna contrariedad como dijo algún
periodista hijo de otro gran obsecuente histórico; ellos no representan ningún
inconveniente ante las necesidades que nuestro país tiene. Es preferible que
los vastos territorios que posee la Patagonia Argentina sean el sitio de
albergue para estas familias árabes, que materia de un negociado para que
algunos sectores autoproclamados como “elegidos”,
se hagan con ellas por el simple de hecho de que tienen el dinero para taparles
la boca a políticos, periodistas y miserable que vendan su alma por unas cuantas
monedas.
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