OPINION
“UNDERCOVER”
Que fue lo que realmente sucedió con el submarino argentino ARA San Juan en aquel fatídico noviembre del año 2017 las implicancias de Londres y Santiago de Chile y que es lo que se tapa con la dilación en su búsqueda y hallazgo
Por Sir Charlattam
Creer usted en
lo que muchas películas de ciencia ficción del siglo XX mostrar a la palestra
de situaciones y épocas calientes de la política internacional, adelantaron lo
que termino pasando. Hoy más que nunca los desarrollos tecnológicos de la
ciencia –especialmente militares y de inteligencia- pueden llegar a ser una realidad mucho más
real de lo que usted no se podría imaginar. Eso fue lo que tomo por sorpresa a
los argentinos en aquel fatídico 15 de noviembre de 2017 cuando uno de sus
vetustos submarinos regresaba de hacer maniobras en el sur.
En la tarde de aquella fecha el “ARA San Juan” navegaba con rumbo
sur-norte a velocidad crucero a unos 300 kilómetros de la costa patagónica
llegando a la altura de la Península de Valdes de la provincia del Chubut cuando los sonaristas de abordo detectaron
movimiento inusual al este de su posición, dentro de las aguas jurisdiccionales
argentinas. Al mismo tiempo que el navío argentino se hallaba en operaciones y
se preparaba para enfilar hacia aquellas coordenadas, la armada chilena se
encontraba maniobrando en la zona de Magallanes en conjunto con la Real Armada
británica quienes estaban realizando operaciones conjuntas antisubmarinas.
Para la Armada Argentina esto no era una novedad y las
informaciones de que estaban operando submarinos nucleares británicos en
conjunto con fuerzas navales chilenas en la zona habían quedo corroboradas con
la detección realizada unos meses antes y más precisamente el día 9 de julio de
2017 donde el mismo “ARA San Juan” detecto el movimiento de un submarino clase
“Astute” que tras salir de “HMNB Clyde” se dirigía al sur muy probablemente a
Malvinas o a Georgias. El gobierno ni los medios argentinos replicaron sobre
esto algo que favoreció a lo que estaría por ocurrir.
Pese a lo rudimentario de los elementos de la marina argentina,
habían logrado establecer un cumulo de informes que develaban el incremento de
las operaciones navales británicas en el Atlántico sur con la colaboración de
la Armada chilena. En el edificio de la Armada argentina corría el nerviosismo
por falta de directivas concretas del gobierno para afrontar esta situación que
se vino repitiendo durante todo el gobierno anterior. Mientras el Pentágono y la OTAN e incluso Rusia
monitorean la región desde sus satélites espía en la estratosfera pudiendo
incluso interceptar las comunicaciones de cada artefacto naval, buque o submarino
que surcan la región, los argentinos solo cuentan con inteligencia humana muy
limitada y tecnológica mucho más aún que los deja inermes ante situaciones como
las que se les presento.
¿Pero por qué los británicos estaban operando en forma masiva en el
Atlántico sur por aquellos momentos? No
necesitamos decir que tenemos una base en las islas Falklands y en la Antártida
pero las razones para el crecimiento en el movimiento durante los últimos cinco
años tienen otra explicación. Además ello representa una fuerte inversión del
presupuesto que el parlamento no está dispuesto a conceder. Según me ha
comentado un viejo camarada que sigue teniendo contactos en “White Hall” Admiralty
el gobierno de Theresa May y el Foreign Office han incluido a sus
posesiones de ultramar como temas preponderantes para restablecer la política
imperialista al estilo de la época de oro de la Corona británica de su Graciosa
Majestad. Los tiempos se están poniendo duros y Gran Bretaña ha pasado de ser
aquella “potencia de segunda” de la segunda parte del siglo pasado a la zaga de EEUU a una de “cuarta” carcomida
por los escándalos internos, la corrupción y la ineficiencia burocrática.
Contemporáneamente a esto el Parlamento muy a su pesar había
autorizado pagar por la instalación de un costoso sistema antimisiles provisto
por Tel Aviv para mejorar las capacidades militares de las islas y prevenir
posibles amenazas del continente. Esto aumento el tráfico hacia las islas y
Buenos Aires no podía ignorarlo.
Además en lo que respecta al Atlántico sur la situación no podía
ser más propicia. La región y en especial Argentina están entregadas en bandeja
de plata y todo ello gracias a gobiernos pragmáticos como los de Michel Temer y
Mauricio Macri quiénes han firmado un verdadero pacto con el diablo
traicionando a sus propias soberanías y poniendo bajo los paraguas del Foreign
Office los destinos de sus pueblos. La región es una verdadera mina de oro
para los próximos doscientos años y la economía británica podría sustentarse
con solo la mitad del petróleo y el gas que hay en las islas. Pero esas
riquezas no son para compartir con Argentina e incluso muy seguramente tampoco
con los Kelpers. En realidad nada nuevo para las ambiciones del Foreign
Office pero si para los argentinos que solo hace poco han caído en cuentas
que desde 1990 habían sido vendidos por el entonces gobierno de Carlos Menem
con la firma de los acuerdos de Madrid y varios memorándum secretos que los
reglamentan en aspectos tan detallados como escabrosos.
Pero regresando a aquella terrible tarde del 15 de noviembre, las
condiciones del mar en esa zona era bastante normal para la época y no habían
condiciones atmosféricas extremas como lo han querido decir las mismas
autoridades argentinas, que saben desde el comienzo lo que ocurrió pero callan
la verdad. El capitán del navío argentino ordena el giro a babor para acercarse
al punto donde se había escuchado ruidos anómalos que llamaron la atención de
los sonaristas, pero solo acercamiento prudente ya que, además que no estaban
en misión de ataque, solo contaban con un solo torpedo tipo “Telefunken SST-4” de
fabricación alemana y lo peor de todo algunos de los lanzadores estaban sin
uso.
Es importante no perder el hilo de este episodio ya que no fue una
misión suicida o secreta encargada por Buenos Aires para espiar las actividades
de la Real Flota en torno a las Falklands. El gobierno del presidente Mauricio
Macri no habría aprobado jamás ese tipo de actividades contra los intereses
británicos en el Atlántico sur que al mismo tiempo son los intereses de
Washington al que aquel es subalterno. El
tránsito del “ARA San Juan” era rutinario y había estado siendo seguido por unidades
chilenas y británicas cuando salieron del puerto de Ushuaia, algo que fue
detectado por la tripulación del submarino y comunicado a su Comando central de
Mar Del Plata, pero “esos peculiares
ruidos” llamaron su atención en grado sumo, pero ¿Qué tan peculiares eran esos
ruidos y que los estaba generando para que el capitán de este submarino tomara
la decisión de ir a investigar?
Aquí es donde comienza la ciencia ficción. Al parecer uno de los
submarinos nucleares de la Real Armada que estaban operativos en las aguas del
Atlántico sur, posiblemente el “HMS Ambush” o el “HMS Artful” se hallaba
desarrollando una novedosa prueba encubierta con otra nave estadounidense unas
millas al oeste de la posición del “ARA San Juan” mientras contaban con el
apoyo naval y del sistema de vigilancia aérea “AWACS Cóndor” chileno que guardaba
sus espaldas al oeste, todo esto con el conocimiento y autorización del
entonces Contraalmirante Kurt Hartung y su plana que seguían los
acontecimientos desde Santiago de Chile. Aparentemente este dispositivo
vigilaría furtivamente los movimientos navales argentinos que estaban
presentando en Tierra del Fuego.
Pero según corrigieron mis informantes el avión que se encargo de la
vigilancia furtiva del submarino argentino fue un avión de guerra antisubmarina
chileno “C-295 Persuader” con base en
Punta Arenas del cual los argentinos no se percataron -en parte porque el MI-6 y la inteligencia
militar le dio a Chile detalles de la falta de radares argentinos- y fue el
que señalo la posición. Al mismo tiempo todo
el escenario estaba siendo a su vez monitoreado por la inteligencia satelital
rusa que tomo en tiempo real la situación.
Pero aquí surge otra pregunta ¿Habrán sido los argentinos atraídos
deliberadamente a esas coordenadas para una emboscada de prueba? Y de haber
sido así ¿Qué fue lo que probaron los británicos sobre el submarino argentino?
La respuesta es asombrosa pero real y se refiere al novedoso sistema de armas
electromagnéticas desarrollado por EEUU denominado por la CIA como “AQS-248”
que proyecta un haz de rayo de pulso sobre una embarcación y produce el daño
total de los circuitos eléctricos inutilizándola por completo y obviamente
cortando las comunicaciones. Con esto la tripulación quedaría inerme sin
posibilidad de lanzar llamadas de auxilio ni emitir señales GPS, incluidos sus
teléfonos móviles y terminaría muriendo por asfixia rápidamente por efecto de
los gases de la explosión interna. Allí radicaría el repentino corte de
contacto. Sin poder ni energía el submarino era un blanco estático fácil de
batir. Pero otro efecto de esta arma podría tener implicancias más dañinas ya
que estas microondas podría haber activado la espoleta del torpedo que tenía
abordo y de todas la armas portátiles abordo haciéndolas detonar en su recamara
acelerando la muerte de la tripulación.
Según fuentes de inteligencia propias el submarino “ARA San Juan”
se halla intacto y a tan solo unos 850 brasas de profundidad semi enterrado en
la sedimentación barrosa de la plataforma argentina. El problema para Londres y
para el gobierno subalterno de Buenos Aires (que ha colaborado con la
ocultación de estos hechos) es que esta accesible a rescatistas navales; en
realidad siempre estuvieron al alcance de su rescate. Ello demuestra que hubo
premeditación para no hallarlos. Vivos los marinos argentinos habrían hablado y
de hallarlos hoy, sus cuerpos hablarían y delatarían lo que los ataco. La pregunta final sería ¿Se permitirá su
definitivo hallazgo?