viernes, 28 de febrero de 2020




“COSA JUZGABLE”
Si el valor justicia tiene un alcance universal ¿Por qué existen presiones para no procesar los crímenes de guerra y lesa humanidad de Israel contra la población de Palestina?

Por Charles H. Slim
¿Por qué existen causas judiciales que aparentemente no pueden procesarse? La respuesta es, por las presiones que se imprimen. Ello a cuento de la continua presión que existe sobre la Corte Penal Internacional para que no sean procesados los cruentos hechos que se circunscriben en la continua violación a los derechos humanos que viene realizando Israel sobre la población árabe palestina.

Así como la impunidad y la escandalosa corrupción que se ve en la justicia argentina que suele planchar causas en las que se hallan involucrados sujetos influyentes, a nivel global los influyentes sectores del sionismo –politico y financiero- pretenden lograr el mismo objetivo ante estas instancias internacionales. Detener la posible citación de oficiales de las FDI, de las “Shin Bet” y de la “Shabak” e incluso a los altos funcionarios políticos israelíes como el mismo Benjamón Netanyahu  es una de las preocupaciones que más inquieta a Tel Aviv.

Durante las dos últimas décadas Tel Aviv ha venido refinando sus métodos por tratar de borrar la identidad cultural, política y religiosa de Palestina llegando  en su último intento y con el inestimable apoyo de la Casa Blanca, a prefabricar una Solución final palestina, mediante un supuesto acuerdo en el cual ni árabes ni palestinos han participado.  En resumén, se trata de otra estafa histórica y contraria al derecho internacional por la cual Israel pretende justificar sus usurpaciones territoriales a punta de fusil.

La  firma de éste mal llamado “Acuerdo del Siglo” en torno a la situación de Palestina  ha creado una ola de manifestaciones en contra alrededor del mundo en las cuales incluso se han manifestado sectores del judaísmo que rechazan abiertamente las políticas del estado de Israel. Las mismas han sido tan contundentes y variadas que se puede asegurar que dicho acuerdo ha nacido muerto.

Con ese pretendido acuerdo que ya había sido diagramado por el yerno del presidente estadounidense Jared Kushner y respaldado por los representantes de las principales organizaciones sionistas estadounidenses, Washington por intermedio de Trump pretende legitimar las usurpaciones territoriales israelíes y al mismo tiempo, Tel Aviv planea lavarse las manos de cada uno de los  crímenes, como el cometido tan solo hace unos días contra el joven palestino Mohamed Al Naem[1], aplastado y arrastrado por un Bulldoser militar israelí en el límite con la Franja de Gaza. El hecho (como el que le costo la vida a la pacifista estadounidense Rachel Corrie[2]) fue captado en cámara y fotografiado desde varios ángulos dejando en evidencia el grado de criminalidad de las acciones israelíes. A pesar de ello, los medios occidentales fueron renuentes a publicarlo con la importancia del caso.

Nada nuevo para la cruda realidad que viven los palestinos quienes a lo largo de la ocupación han sufrido muchos casos similares a esta aberración criminal.
Torturas israelies

Sin dudas, este hecho se agregará a la extensa lista de causas criminales que han comenzado a procesarse ante la Corte Penal Internacional y que de no ser obstaculizadas por misteriosas interferencias o retrasos interminables,  iran incrementándose con el paso de los años, referentes a miles de crímenes de guerra y lesa humanidad que durante años fueron cometidos y siguen cometiéndose por los agentes israelíes, sus colonos ultraderechistas y grupos de mercenarios que se camuflan como colonos para realizar asesinatos de pobladores palestinos de toda edad y genero.

La base legal que sustenta estos procesamientos criminales además de la preceptiva del Estatuto de Roma[3] se encuentran fundados en las Opiniones Consultivas de la Corte Internacional de Justicia,  de las 17 Resoluciones del Consejo de Seguridad emitidas entre 1948 a 1996 referidas al estatus internacional de Jerusalem;  de las 26 Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (hasta el año 2002) referias a la imperiosa necesidad de aplicar el IV Convenio de Ginebra en favor de Palestina como territorio ocupado; de las  9 Resoluciones sobre la situación de los asentamientos ilegales construidos por el estado de Israel y toda la casuística que se ha venido dando hasta el presente.

El incremento de las brutalidades y las provocaciones contra los palestinos coinciden con la injerencia estadounidense en Siria y en especial desde la declaración ilegitima de Jerusalem como capital de Israel. Esto ha hecho que Netanyahu y toda el ala ultraderechista israelí goce de la impunidad mediática occidental que oculta y/o desinforma sobre los hechos que allí ocurren. Otro factor importante para este avasallamiento es la complicidad de Arabia Saudita.

El blanqueo de las relaciones entre Riad y Tel Aviv, dejo al descubierto una asociación política contranatura que ya venía trabajando en las sombras desde hace varios años. Esto ha servido para que Netanyahu y un amplio sector de los medios occidentales afirmen que Israel cuenta con el apoyo del mundo árabe-islámico para proceder como lo hace. De este modo justifica sus arbitrariedades contra la población árabe palestina.  Sin lugar a dudas, se trata de un argumento falaz. Ni el reino saudita representa al mundo árabe y mucho menos al islámico.

La monarquía saudita liderada por Mohamed Ben Salman está lejos de liderar a los árabes en general, máxime cuando además de estar involucrado en las operaciones de EEUU e Israel por desestabilizar los gobiernos laicos de la región, ha sido el autor intelectual de la desaparición del periodista Yamal Khashogy y el impulsor de la guerra fraticida contra los árabes musulmanes de Yemen en la cual –vale recordar- intervienen mercenarios estadounidenses y elementos israelíes.

La existencia de estrechas relaciones de muchos países árabes (en particular los norafricanos) con Riad, se apoya en meras conveniencias políticas y económicas pero nada más. Para ser más exactos, son los gobiernos y sus elites quienes mantienen estas relaciones privilegiadas. A nivel de la opinión pública de la población árabe en general –sin distinción de credos religiosos- las criticas y los cuestionamientos por lo que esta sucediendo con Palestina son continuas y abrumadoras.

En el mundo islámico, que va más allá de lo árabe, esta mucho más diversificado en el tenor de las opiniones y sus demostraciones de oposición a lo arreglado por Trump y Netanyahu, trascienden las fronteras. En algunos países islámicos no árabes como Pakistán, Irán y Afganistán el sentir de la causa palestina es muy profundo y actualmente el tema es abordado tanto por individuos como por asociaciones que siguen de cerca la problemática. En occidente también existe una importante comunidad islámica que es parte de la UMMA (Comunidad) y la cual expresa sus inquietudes por diversas vías, despertando la atención y reacciones dentro de una importante parte de la intelectualidad occidental.

Una de las reacciones más difundidas en occidente es el movimiento BDS, una iniciativa fundada en 2005 que llama al Boicot, la Desinversión y Sanciones contra las empresas e individuos que comercian y lucran con el estado de Israel y que actualmente los poderosos lobbies sionistas enquistados en los centro de poder occidentales, mediante propuestas legislativas en el Congreso de EEUU y de algunos países de Europa tratan de censurar y anular acusándoles falsamente de ser difusores del odio.
Demoliendo casa palestina en Jerusalem

Otra de estas reacciones es la que se manifestó mediante la publicación por parte de académicos canadienses de una sentencia que expidió hace un tiempo el Tribunal de Crímenes de Guerra de Kuala Lumpur, Malasia en 2013. Este fallo ejemplar fue únicamente publicado en medios del sur de Asia y solamente reproducido para el mundo por el medio ruso RT. Tal vez usted jamás oyó hablar de este país asiático o incluso no sepa donde se ubica en el mapa Malasia y mucho menos la existencia de esta sentencia que condeno al estado de Israel y al primer ministro Benjamín Netanyahu por la comisión de reiterados y extensos crímenes contra la humanidad contra la población palestina.

El tribunal malayo se expidió en el marco del análisis de las incontables pruebas existentes sobre las bestialidades que viene cometiendo el estado de Israel sobre la población árabe-palestina.

Aquel fallo, en su parte medular sentenció: "Desde 1948 y hasta la fecha, el Estado de Israel (en lo sucesivo," el Demandado ") llevó a cabo contra el pueblo palestino una serie de actos, a saber, asesinatos, lesiones corporales graves e infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción física. ... Dicha conducta constituye el delito de genocidio en virtud del derecho internacional, incluida la Convención sobre la prevención y el castigo del genocidio de 1948 ("la Convención sobre genocidio"), en particular el artículo II y se sanciona con arreglo al artículo III de dicha Convención. También constituye el delito de genocidio estipulado en el Artículo 10 de la Carta de la Fundación Kuala Lumpur para criminalizar la guerra". 
judíos que se oponen al sionismo israelí

Como era de esperar, este pronunciamiento fue ignorado por los gobiernos de occidente no solo por la poderosa influencia que moviliza el sionismo a nivel de medios en occidente sino también, por ese prurito decimonónico que aún campea por Latinoamerica y en particular en Argentina que se resume en el dicho que reza “Sino viene de EEUU o Europa, no existe”. 
Tampoco es motivo de análisis en los claustros académicos argentos que siguen sumidos en ideologismos perimidos (discutiendo de derechas  e izquierdas) raleando el abordaje de causas tan complejas como la Palestina. Ello demuestra la obtusa mentalidad académica que aún pervive en el sector intelectual y académico de la sociedad argentina, teñida de preconceptos y prejuicios muy bien manipulados por el intelectualismo sionista local.

Si en aquellos momentos los personeros en Tel Aviv y sus partidarios en Buenos Aires, New York y Washington se echaron a reír ante esta condena del tribunal malayo, hoy no sucede lo mismo. Es más, la candente actualidad y la probada brutalidad con la que se sostiene un estado colonialista como Israel, ha causado profundas grientas dentro del seno de la misma sociedad israelí y del judaísmo como comunidad global. Y es que es una realidad imposible de ocultar que el estado de Israel se viene extendiendo terrotorialmente a la fuerza y a costa de la vida y bienes de los palestinos.

Algunos argumentos tendientes a maquillar esto han sido los referidos al adelanto y los beneficios en la calidad de vida que los emprendimientos edilicios traen para la vida de los árabes palestinos, la urbanización y tendido de servicios en amplias zonas desérticas en las cuales vivían respetando sus costumbres e idiosincrasias.  Pero la realidad, es que esos asentamientos, esos servicios y los parquisamientos de terrenos árabes robados van a parar a manos de colonos que Israel importa desde todas partes del globo (incluyendo Argentina) con la complicidad de empresas y personajes del mundo de las inversiones con bases de operaciones en Buenos Aires, Río de Janeiro y New York.

Viendo todo esto ¿Alguien puede creer que estos crímenes de guerra y lesa humanidad no sean juzgables?


[1] Middleeasteye.net. “Brutalidad sin precedentes': la familia de palestinos destrozados por una excavadora condenan a Israel”, 24 de febrero de 2020. https://www.middleeasteye.net/news/unprecedented-brutality-family-palestinian-mangled-bulldozer-condemn-israel?fbclid=IwAR09bMZsaGzl23qdjl0wA39InbkiEBpm6xSeIC4b0qARLtN9piwQBQuZbIk
[2] CLARIN. “Un bulldozer israelí aplastó a una pacifista”, 17 de Marzo 2003, https://www.clarin.com/ediciones-anteriores/bulldozer-israeli-aplasto-pacifista_0_S1-wXzlAKl.html
[3] Dicho cuerpo normativo prevee la punibilidad de  los crímenes más aberrantes contra los seres humanos y tiene aplicación en el ámbito de la Corte Penal Internacional (CPI) y entro en vigencia el 17 de julio de 1998. http://www.iccnow.org/documents/CICC_PreguntasyRespuestas_CPI_jul2012_SP.pdf

domingo, 23 de febrero de 2020




“ALGUNAS CONCLUSIONES DE LA TORMENTA DEL DESIERTO”
A 29 años del final de la Guerra del Golfo: ¿Qué misión tuvo el grupo de Tareas naval argentino GT 88.0 denominado “Alfil 1” durante las operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto?”

Por Dany Smith

Poco o nada se ha estudiado y mucho menos divulgado en la Argentina sobre los entretelones de una de las campañas bélicas convencionales más cruentas de finales del siglo XX. Nos referimos a la vulgarmente conocida como “Guerra del Golfo” en la cual y pese a los pruritos políticos que aún perviven allí, el país sudamericano fue parte de aquella campaña en las angustiantes jornadas de comienzos de los noventas.

Dejando a un lado la faz meramente política de aquella decisión, veremos cómo y cuál fue el alcance de los servicios prestados por el Grupo de Tareas argentino (T.88.0) dentro de aquella monstruosa organización operacional que en un comienzo comenzaría a desplegarse con la llamada OPERACIÓN ESCUDO DEL DESIERTO dedicada a la vigilancia y contención de una posible ofensiva iraquí sobre los campos petrolíferos de Arabia Saudita y que más tarde desde el 17 de enero de 1991 evolucionaría a una fase netamente ofensiva denominada como OPERACIÓN TORMENTA DEL DESIERTO.

Ante todo debemos dejar en claro que el diseño de ambas operaciones, estuvo bajo la autoría y dirección del Departamento de Defensa de los EEUU desplegadas en el Teatro de Operaciones que abarco todo el golfo bajo la jurisdicción operativa regional del Comando Central de los Estados Unidos CENTCOM[1] y en lo que hizo al ámbito especificio de las operaciones en el mar las mismas estuvieron supeditadas en primera instancia al MARCENT[2]. La aclaración es a los fines de dejar en claro que dicha estructura fue pensada para un propósito netamente ofensivo que comenzó a conformarse a mediados de octubre de 1990 y que estuvo totalmente alejado de una supuesta tarea de pacificación encargada por Naciones Unidas.   

La única participación institucional vinculante de Naciones Unidas fue la emisión por parte del Consejo de Seguridad de una autorización para el uso de la fuerza que dicho sea de paso, revela una vez más la inexistencia de alguna misión de paz.

Uno de los problemas que afrontó Washington por aquel entonces, fue la necesidad (política y estratégica) de que sus fuerzas armadas concretaran una operación militar breve y eficaz en el resultado. Una guerra extendida en el tiempo era inaceptable tanto para La Casa Blanca como para la opinión pública estadounidense que seguía resintiendo el “Sindrome de Vietnam”. A pesar de la potencialidad militar y de los amplios recursos con los que contaban los estadounidenses (el apoyo de la OTAN), varios factores del objetivo encargado y las capacidades militares iraquíes de aquel entonces, hicieron necesario que se conformara una “Coalición” a los fines de –entre otras cuestiones- cubrir amplias áreas de servicio vitales que distraerían a unidades irreemplazables en la ejecución de las operaciones ofensivas.

Para concretar estos planes, se requería de una organización, que para este desafío se preanunciaba como muy compleja. Para ello había que tomar algún modelo de organización e implementarlo a la brevedad para comenzar a estructurar una mega fuerza militar combinada (terrestre, naval y aérea) que revestiría una alta complejidad para su ensamble, mantenimiento y conducción. Como primera fase, había que recopilar información de la situación en el terreno y las necesidades que se debían cubrir por esta mega estructura. Una vez que se contaba con este material había que tomar las decisiones para llevar adelante las operaciones y por último, la implementación fáctica en el terreno de esas decisiones.

La fase informativa es vital dado que a partir de ella se determinaran los modos, las opciones y vías de acción para desarrollar las operaciones militares, un ítem que los estadounidenses en aquellos momentos tenían cubierto dado su previo e íntimo conocimiento sobre las capacidades militares iraquíes, adquirido por su apoyo durante la guerra contra Irán (1980-1988).

De ello se elegirá la opción más conveniente a los fines buscados. Queda claro que las comunicaciones deben ser fluidas y seguras para el éxito de una organización tan compleja como la conformada en aquella oportunidad pero que los EEUU vio compensada con su ventaja tecnológica.  En este sentido y por el tamaño de la fuerza militar que se requería para forzar a los iraquíes a desalojar Kuwait, era evidente que el modelo organizacional no podía ser rigido y dependiente de decisiones de un comando centralizado y bajo un solo liderazgo. Se requería de rapidez en la toma de decisiones sin que ello supusiera falta de evaluación de la situación a resolver. Ello para nada significaba que existía libertad de acción operativa o el abandono a la mera discreción de los comandantes de cada grupo de tareas en el área asignada.

En el caso de las operaciones navales dentro del Teatro de guerra, en las cuales participaron dos unidades navales argentinas (Alfil 1), las decisiones tácticas no podían salirse de un marco predeterminado por las decisiones  previamente impartidas desde los Comandos de cabecera en Riad y Dahram.


En este último sentido, los capitanes del destructor “ARA Almirante Brown” y de la corbeta “ARA Spiro” respectivamente no actuaron por motu proprio ni por ordenes devenidas de un Comando de fuerzas al estilo de las UNPROFOR[3] bajo mandato de Naciones Unidas como simplonamente se suele argumentar desde sectores políticos del Ministerio de Defensa y oficiales de la Armada Argentina sino que debieron ajustrase al marco operativo diseñado por los especialistas de la logística estadounidense. La doctrina prevaleciente en todas unidades navales operando dentro del Golfo Pérsico desde el 17 de enero hasta el 28 de febrero de 1991 fue la de “guerra” en todo el alcance de su acepción. Por tal hecho, ambos altos oficiales fueron debidamente instruidos en las Conferencias realizadas por los comandos navales ARCENT[4] y el NAVCENT[5] a cargo de los militares estadounidenses –no de Naciones Unidas- para que atendiendo a procedimientos ATO y tras la adaptación de sus sistemas de señales y comunicaciones, sus dotaciones operaran de forma conjunta y combinada con otros grupos navales proveyendo servicios aeronavales en una determinada área de las aguas del golfo.

Las tareas encargadas al grupo argentino se hallaban dentro de los planes organizacionales de aquella “Coalición” y que, al igual que las demás fuerzas navales no estadounidenses presentes en el golfo, cubrirían puestos de servicios vitales para el desempeño de las operaciones que propondieron al éxito de la organización toda (Coalición).

De ese modo y en pleno de la fase bélica, mientras algunos grupos navales se centraron en proporcionar apoyo de fuego naval, inteligencia y cobertura electrónica para los aviones que incursionaban sobre Kuwait y el sur de Iraq, otros como el grupo argentino proveyeron apoyo logístico, vigilancia  y custodia a los convoyes  de aprovisionamiento que se dirigían a los puertos sauditas de “Al Jubail” y “Dammam” los cuales por encontrarse dentro del Teatro operativo podían ser blanco de una sorpresiva ofensiva iraquí.

La función del grupo naval argentino fue vital para proveer los medios a las fuerzas de la Coalición necesarios para satisfacer las exigencias de la guerra planificada. Por medio de la prestación de este servicio se determinó cómo y dónde debía concentrase la fuerza de batalla que se desplegaría en tierra bajo la protección esencial de fuerza aérea la cual estaba sometida a su propio comando operacional. Sin éste servicio proveido mayormente por una ruta marítima segura no se habrían podido establecer los centros y bases de abastecimiento logístico más al oeste de “Wadi Al Batin” en Arabia Saudita. Tal como lo enseña el diseñador de la logística para ésta campaña “la logística proporciona la capacidad de poder de combate”[6] dejando en claro, que sin la prestación de este servicio –como una condición sine quanon- no se habrían podido cumplir con los objetivos estratégicos y tácticos trazados en aquella oportunidad.

Pero a pesar del plan presentado, el mismo estuvo bajo constantes observaciones y retoques realizados de parte de los especialistas en logística de cada comando involucrado, quienes asesoraban a sus comandantes quienes a su vez se veían obligados a realizar reuniones de información para ir actualizando a cada uno de los Comandos que operaban en el Teatro.

Visto a la distancia y considerando lo escencial de una gigantesca logística como la quí puesta en marcha, imprescindible  para movilizar a esta mega fuerza militar que se estaba concentrando a más de 500.000 hombres en el territorio saudita, de haber sido los iraquíes más audaces en su iniciativa y aprovechando los recursos con los que contaban (entre ellos los misiles SS-SCUD y sus variantes reformadas), de haber atacado la ruta naval y en particular los puertos de “Al Jubail” y “Dammam” a comienzos de octubre o incluso noviembre, hubieran retrasado críticamente las operaciones de la Coalición aliada creando la incertidumbre entre los aliados y poniendo en jaque los planes políticos de la Casa Blanca. Esto obviamente no ocurrió por una decisión que estuvo sometida a consideración y análisis del rigido Comando militar y político iraquí en Bagdad basado esencialmente en una doctrina netamente soviética.

Por lo pronto hay que remarcar, que todas las naves que desde septiembre de 1990 ingresaron al Golfo Persico, estaban poniéndose en una situación potencial de conflicto dado que (más allá de las resoluciones de Naciones Unidas) la implementación de tareas de bloqueo comercial a los puertos y rutas comerciales iraquíes, la interceptación de naves comerciales en ruta a dicho país y su captura representaban acciones hostiles que podían generar una respuesta legitima y no amistosa por parte de Iraq. Asimismo y visto a la distancia la comprobada determinación de Washington por ir a la guerra contra Iraq, quedo claro que el bloqueo implementado fue parte funcional a la estrategia militar estadounidense, destinada a crear el debilitamiento material y moral en el bando iraquí que buscaba esencialmente una definición rápida que evitara una extensión de la guerra más allá de lo conveniente para La Casa Blanca y el Pentágono.


El gobierno argentino se dio cuenta tarde de aquello y ante la inminencia de las acciones bélicas y sin poder discutir lo planificado, su Congreso debió sancionar una ley para autorizar el legítimo uso de la fuerza por parte de sus tropas[7].

De más estar mencionar que dentro de estas tareas venían ínsitas las  propias correspondientes a cada una de las unidades que componían al grupo. En este sentido el destructor “Almirante Brown” (D-10), por su clase (MEKO-360) y tal como estaba acondicionado, se hallaba preparado junto a la corbeta “Spiro” (P-43) para proporcionar la tarea de protección en todo tiempo contra incursiones de embarcaciones menores (DHOWS comufladas como de pesca)[8] para el sembrado de minas con gran potencia de fuego, o de hombres rana que se movían en botes de goma y de posibles ataques aéreos contra la ruta logística. En este sentido y por último abunda tener que señalar que estos buques debían estar listos para el combate abierto y por ello autorizados de tomar las decisiones necesarias acordes a la situación del momento a fin de proteger los objetivos asignados.  Con todos estos elementos a la vista, concluir que las unidades navales argentinas habrían participado en una “misión de paz” (Peacekeeping o Peacemaking) es pretender alterar la verdad de los hechos de la historia contemporánea.


[1] United States Central Comand creado en 1983 con la intensión de controlar una región vasta comprendida entre Eutopa, África hasta el Indo-Pacifico.
[2] Marine Corps Central Command
[3] Fuerza de Protección de Naciones Unidos que recién se creo en 1992 a instancias de la guerra civil en Bosnia Herzegovina.
[4] Army Central Command
[5] Navy Central Command
[6] Operational-Logistics-and-The-Gulf-War, by Williams G. Pagonis and Miachel D. Krause, Paper n° 13, 1992, The Institute of Land Warfare
[7] La sanción de la ley 23.904 fue realizada el 24 de enero de 1991, unos días después del inicio de las hostilidades. Actualmente rige la ley 25.880 de 2004 que autorizan a las FFAA a desarrollar ciertas actividades fuera del país.  
[8] OP. ALFIL, por CP CERBINO y SA MEDINA. 19 de Noviembre de 2019, https://storymaps.arcgis.com/stories/dbdcd62dbceb417e85f3586fe6914621

jueves, 20 de febrero de 2020



“UNA ENSEÑANZA ESTRATEGICA”
Cómo la dependencia tecnológica y la obsecuencia política de gobiernos débiles y corruptos han generado ventajas estratégicas para algunos y el perjuicio para muchos otros. Argentina: El Peligro de la estupidez perpetua


Por Charles H Slim
Una de las enseñanzas más conocidas y clásicas de la forma de infiltrarse dentro del seno de un pueblo enemigo es sin dudas la leyenda del “Caballo de Troya”. Aquella historia narra la artimaña tramada por los griegos en su guerra contra los troyanos para poder penetrar en la fortaleza de Troya, la cual se ubicaba en el extremo de la peninusla de Anatolia, Turquía. Apelando a la vanidad de sus enemigos y mediante el engaño, los griegos a modo de obsequio fabricaron un gigantesco caballo de madera que simulaba una estatua sólida pero que en realidad, ocultaba en su interior un compartimento que albergaba a un grupo de soldados que una vez dentro de la fortaleza, saldrían silenciosamente y asesinarían a sus enemigos mientras dormían.

En la historia contemporánea hay muchos otros ejemplos similares aunque, con diversos actores y modalidades en su ejecución.

El caso de Argentina es uno de ellos cuando llegada la década de los sesentas y setentas, se vio inmersa en las discontinuidades institucionales que producto de las revueltas políticas internas y la agitación subversiva de inspiración marxista, llevo a continuos golpes de estado. La instauración de los gobiernos militares de esas épocas estuvieron avalados e incluso apoyados por Washington que apelando a su política de Seguridad nacional hemisférica por el “peligro del comunismo” que irradiaba desde la Unión Soviética, autorizó y coordinó programas de seguridad hemisférica de carácter secreto como fue el llamado “Plan Cóndor”.

Hasta no hace mucho, todos suponían que Washington y sus agencias de inteligencia no sabían o no estaban al tanto de las cruentas actividades de los gobiernos militares, los mismos que ellos ayudaron a instaurar y de sus crímenes de lesa humanidad.  Ese era argumento baladí y poco creíble que los medios estadounidenses y los obsecuentes repetidores argentinos blandían hasta no hace mucho y de continuo para que el Departamento de Estado, la CIA y la Casa Blanca no se vieran expuestos al escarnio público.
En realidad los funcionarios norteamericanos siempre estuvieron al tanto y al detalle de lo que sucedía tanto en Argentina como en todo el Cono Sur. Incluso más. La misma CIA participo en diversos grados y formas en los procesos militares llevados adelante tanto en la Argentina como en toda la región.

Por supuesto que no había un agente de la CIA agazapado detrás de las cortinas del despacho presidencial en la Casa Rosada o camuflado con un micrófono entre los matorrales de la Quinta de Olivos; no nada de eso. El estereotipo del “James Bond” que occidente ha vendido en el cine y que tanto maravilla a los intelectuales anglófilos argentinos es una fantasia que nada tiene que ver con el frío despiadado mundo del espionaje. Las artimañas utilizadas por los estadounidenses se basaron más en el aprovechamiento de sujetos inescrupulosos dentro de los estados objetivo (funcionarios sobornables) y los avances tecnológicos que otra cosa. Los supuestos “amigos” y “aliados” estadounidenses podían estar al tanto de cada una de sus comunicaciones secretas y confidenciales del gobierno argentino sin tener que mover un pie de sus oficinas en Langley o incluso de la embajada de EEUU en Buenos Aires. Entonces ¿Cómo lo hacían?

Del mismo modo que el “Caballo de Troya”. Aprovechando la credulidad y la oportunidad que la posición geopolítica les daba en aquella época de guerra fría, los estadounidenses hicieron que los gobernantes argentinos, con la obsecuencia que les caracterizaba –y les sigue caracterizando- y sin poner en dudas aquellas sugerencias, compraran ciertos equipos de comunicaciones cifradas (supuestamente invulnerables) a una firma suiza garantizándoles que con ellas, mantendrían intercambio de datos e información de sus diversas áreas del estado (en especial militar e inteligencia) bajo el más estricto secreto. 

La sugerencia implicaba la adquisición de equipos de encriptación a la desaparecida empresa suiza “Crypto AG” la cual -y obviamente sin que lo supiera Buenos Aires- trabajaba bajo cubierta para la CIA, la BND alemana y posiblemente para el Mossad israelí. Si bien las fuentes estadounidenses plantean una colaboración voluntaria de la inteligencia alemana de pos-guerra, lo real era que la flamante CIA (fundada en 1947) por efecto de la ocupación y limpieza ideológica controlaba totalmente las actividades de aquella.  Las compras de estos equipos criptográficos a la empresa suiza dirigida por Boris Hagelin estaban digitadas y controladas por la “Agencia” y no a la inversa. En el mismo sentido, el acceso de los equipos M-209 y CX-52  a “gobiernos amigos” –entre ellos Argentina-, los mismos eran entregados con instrucciones limitadas y hasta manipuladas para que sirvieran a los propósitos de la CIA.

Las revelaciones surgieron recientemente de investigaciones judiciales que se estaban llevando a cabo en Suiza y que entre algunos de los argumentos planteados por los suizos, estaba el que “ellos no sabían que EEUU había manipulado sus equipos”, un argumento bastante discutible si nos remontamos a la época en que ello ocurrió.

Las principales agencias de inteligencia como la CIA, el MI-6 y el Mossad israelí contaban y siguen contando con acceso irrestricto a las industrias de desarrollo técnico-cientifico (en especial comunicaciones) de cualquier parte del globo que pueda serles útil para sus propósitos. De esa manera, cuando requerían ingresar a una dependencia que tenía puertas con cerraduras especiales fabricadas por una determinada firma y que se promocionaban como “invulnerables”, aquellos contaban con el acceso a sus llaves. O si querían escuchar lo que ocurría o lo que decía un determinado funcionario dentro de un determinado edificio gubernamental de un país enemigo, se las ingeniaban para que algún mueble (mesa, escritorio o sillas) fuese reemplazado mandando a fabricar uno similar con un micrófono de largo alcance y con una batería de larga duración en su interior.

Por aquellas épocas esto era imposible de sospechar y mucho más para los argentinos quienes, confiados y sin la gimnasia en estas acciones arteras, no podían imaginar hasta donde serían traicionados en su buena fe. La obsecuencia y la candidez no tienen lugar en estos temas. En el mundo de la política internacional esto último es un espejismo y la credulidad ciega puede traer consecuencias como las que más tarde pagaría. 

Desde aquellas épocas y pasando por todos los gobiernos militares y civiles hasta 2018, todos ellos sin excepción fueron escuchados ilegal e impunemente por la CIA. Los descargos de la “Agencia” y del Departamento de Estado no se hicieron esperar y pronto se argumento que pese a ello, “funcionarios de la CIA estaban alarmados por los abusos contra los derechos humanos”, un argumento muy poco creíble atendiendo a las implicancias de la agencia con los escuadrones de la muerte, las torturas y desapariciones, prácticas que la agencia siguió realizando a mansalva tal como ser comprobó en Iraq y Afganistán.

Pero las consecuencias de esta traición tuvo ribetes aún más escabrosos. El grado de insidia con la que procedió Washington fue tal que llego a compartir el producido de este espionaje con Gran Bretaña y éste a su vez con sus aliados regionales como Chile. Esto último fue concretado en 1982 en momentos que Argentina llevo adelante la recuperación (No invasión) de las Islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur.

El cúmulo de información traspasado a sus colegas del MI-6 y la inteligencia militar británica es desconocida, pero no quedan dudas de que sirvió (y en mucho) para sacar ventajas estratégicas de los movimientos militares y diplomáticos que Buenos Aires estaba por realizar. De esta manera los británicos siempre estuvieron un paso adelante y es muy posible, que el Foreign Office la misma Primer ministra Thatcher estuviera con un año de sobreaviso sobre los planes inciales de lo que más tarde se conocería como la “Operación Rosario”.  Esto último podría llevar a que muchos de ustedes se pregunten ¿Por qué los británicos no reforzaron la guarnición de las islas? Y las respuestas a la vista de todo esto y de las circunstancias de aquel entonces son claras: La acción argentina era muy provechosa para la alicaída carrera política de Margaret Thatcher y con la ventaja de tener una fuente informativa dentro del seno mismo del estado nacional argentino –sin despreciar a los alcahuetes que trabajaban para la embajada en Buenos Aires- las chances (a pesar de lo comprobado más tarde en el terreno) de perder una guerra eran casi nulas.

Ello deja al descubierto una política opaca y desleal que le costo a la Argentina la vida de muchos de sus ciudadanos y por supuesto –por efecto de la derrota de 1982- un postramiento geopolítico sin fin, producto de su derrumbe socio político interno que se extiende a nuestros días.

Pero ¿Cuál ha sido el alcance real de este espionaje? La respuesta solo puede hallarse en los archivos del Departamento de Estado norteamericano, la NSA y de la CIA en Langley y está claro que el estado argentino no tiene intensión –y mucho menos el poder- de impulsar un pedido oficial de información ante la FOIA para que se liberen todos los archivos acumulados durante décadas por las agencias federales estadounidenses  referidos a la Argentina.

lunes, 17 de febrero de 2020





“ESCALADA SUCIA”
La crisis creada en torno a la “aparición” de esta supuesta pandemia del Coronavirus en China puede tener un origen mucho más identificable que lo que algunos quisieran aceptar ¿Se abrirá alguna investigación seria por parte de la OMS?

Por Charles H. Slim
El repentino brote de una gripe atípica en la provincia china de Wuhan además de haber provenido de un origen artificial, demostró hasta donde se puede llegar la irracionalidad y la perfidia con tal de desbancar a un competidor. El 15 de enero último el representante chino Liu He y el presidente de los EEUU Donald Trump firmaban en la Casa Blanca un acuerdo para frenar la “guerra comercial” en la que ambos estaban enfrascados. Desde lo protocolar, todo maravilloso y muy  auspicioso, un triunfo de la diplomacia pero deberíamos preguntarnos ¿Era suficiente este acuerdo para que EEUU o más bien, su Establishment político y financiero norteamericano pudiera limitar la expansión mundial de la economía china? 

Para muchos no y la conocida falta de escrúpulos de estos sectores del poder que se mueven en el bajo mundo anglosajón no les habría impedido impulsar una acción siniestra que dejara a China en una posición muy desfavorable tras la firma.

La repentina aparición de este virus causo además del complejo problema de salud pública, una catarata de consecuencias que impactan directamente en la economía y las finanzas del gigante asiático. Pese a que la opinión pública mundial pueda llegar a creer que este tipo de enfermedades surgen de la polusion ambiental, de costumbres alimenticias poco frecuentes en oriente  y los bruscos cambios que están sucediendo en el factor climático global, no se pueden pasar por alto los factores oscuros que desde las sombras potencian o incluso crean artificialmente estos vectores infecciosos.

Según reportan los informes sanitarios chinos el primer caso de este tipo de SARS fue detectado el 8 de diciembre de 2019 en un grupo de personas que laboraban en un mercado de mariscos en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei.

Los casos evidenciaban una especie de neumonía agresiva que causo a los pocos días la muerte de los afectados. Incluso varios de los funcionarios médicos y algunos de los trabajadores de la Comisión Nacional de Salud china intervinientes murieron a las semanas por haberse contagiado. Para contener la posible extensión de esta extraña infección, el gobierno ordeno la inmediata cuarentena de toda la población de Wuhan (11 millones de habitantes), la cual fue cercada y aislada por las fuerzas armadas populares. Por estas horas los medios occidentales han creado una oleada de pánico con todo lo relacionado a China y eso ha propiciado un impacto negativo sobre la población china que entre otros aspectos, impacta sobre su comercio internacional.

Los medios masivos de información occidentales han hecho epicentro en difundir una supuesta”infección desconocida”, una “pandemia” nunca vista que podría matar a millones de personas.  Esto al mismo tiempo generó el pánico por parte de sus vecinos quienes tomaron inmediatas medidas de seguridad sanitaria, dejando a China prácticamente aislada del tráfico e intercambio de personas y mercaderías por tierra con socios tan importantes como son Mongolia y Rusia.

El efecto de la inflación mediática occidental que incluso ha creado una oleada de “chinofobia” (temor a los chinos) en todo el hemisferio, parece tener  benefactores directos e inmediatos, desatando fundadas sospechas de que este brote podría haber sido creado deliberadamente. Para ello hay que tener en cuenta las probabilidades para ello. Las armas biológicas son desde hace mucho una temible realidad y no están precisamente en manos de “locos terroristas” como nos han acostumbrado los pasquines de la prensa occidental. Para ir deduciendo quienes son y como pudieron hacerlo, veamos algunos efectos de todo esto.

Las exportaciones de materias primas chinas se han detenido súbitamente y sus productos no pueden ingresar dentro de los países de la UE, de Australia, EEUU y Latinoamerica hasta que no haya perspectivas de una mejora en la situación de salud en China.

Lo mismo está sucediendo con las importaciones de gas natural del Golfo Pérsico a China. Sus más importantes exportadores de este producto Qatar e Indonesia ya no están pudiendo entregar sus cargas en los puertos chinos desatando una catarata de demandas por incumplimientos de contrato invocando en muchos casos “fuerza mayor” (Como el caso de la empresa china China National Offshore Oil Corporation).

Como señalan los medios estadounidenses, la declaración del brote de éste Coronavirus esta produciendo la acumulación de materias primas sin colocar en los mercados chinos lo que ha planchado los precios de materias primas industriales (imprescindibles para la industria China) afectando obviamente a los países exportadores quienes han debido bajar sus precios causando al mismo tiempo, el temor en los fabricantes de productos que ante las perspectivas de saturar sus stocks, retrasan o incluso detienen su cadena de producción.

Ello por consiguiente ha llevado a un impacto negativo sobre los mercados financieros  pronosticando al mismo tiempo la brusca desaceleración de la economía china que por efecto de esto último frenara el crecimiento sostenido que había venido teniendo en los últimos años y al mismo tiempo, abaratara –muy convenientemente- los costos de producción para los EEUU. 

Para Donald Trump y en especial para el Establishment que planifica y ordena la agenda imperial de Washington la situación no puede ser más auspiciosa.

Al mismo tiempo algunos han denunciado que los grandes intereses operando en “Wall Street” estarían inflando los precios como parte de una maniobra para concretar una nueva “estafa Ponzi” que llevaría a una crisis financiera similar a la de 2008. Y si eso no era suficiente, ésta crisis esta siendo aprovechada por Washington para dejar al gobierno chino como ineficiente y poco seguro para enfrentar una catástrofe sanitaria como la que los medios occidentales plantean. Ahora bien, como podrá usted advertir es todo demasiado conveniente para EEUU.
Ojiva con Agentes Biológicos

Esta última conclusión no es azarosa ni ligera. Las evidencias obtenidas en los últimos días así lo indican. Según las investigaciones de los científicos chinos, el SARS que compone esta infección no era una cepa desconocida y mucho menos, corresponde a una mutación salida de una “sopa de murciélago” o de otro pobre animal como publicaron en unos primeros instantes los medios norteamericanos. Cuando existen conexiones con sectores de la política altamente complejos y que pueden traer consecuencias ciertas, es cuando más esfuerzos hay en los medios oficiales por tapar algo. Sin más rodeos, la pandemia que los medios occidentales han estado fabricando para diseminar indiscriminadamente contra China no es otra cosa que un virus previamente conocido y elaborado por la bioingeniería estadounidense.

Se trata del “SARS CoV”, patentado el 25 de abril de 2003 a nombre de  una docena de científicos estadounidenses Center of Desease Control and Prevention, una agencia federal gubernamental dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EEUU, dejando en evidencia que dicho virus además de no ser de origen natural, es una construcción antigua de los laboratorios de guerra biológica estadounidenses los cuales no solo están en situados en territorio de los EEUU sino que muchos de ellos se hayan territorialmente diseminados en al menos seis lugares alrededor del globo.

La revelación además de la fecha, informa cual es la patente de este virus que se halla bajo la denominación US7220852B1, lo que no deja lugar a dudas de que esta cepa, además de preexistir a éste brote y estar almacenada en los depósitos de armas biológicas del gobierno estadounidense, podría –operación negra mediante- haber sido transportada a China y esparcida disimuladamente entre la población de Wuhan en previsión del acuerdo que se estaba por firmar. Obviamente esto es una suposición construida con los fuertes argumentos aquí vistos y basada en los extensos y destructivos precedentes que ha granjeado los EEUU en su inocultable ambición de controlar al mundo o sino ¿Usted que cree?