viernes, 28 de febrero de 2020




“COSA JUZGABLE”
Si el valor justicia tiene un alcance universal ¿Por qué existen presiones para no procesar los crímenes de guerra y lesa humanidad de Israel contra la población de Palestina?

Por Charles H. Slim
¿Por qué existen causas judiciales que aparentemente no pueden procesarse? La respuesta es, por las presiones que se imprimen. Ello a cuento de la continua presión que existe sobre la Corte Penal Internacional para que no sean procesados los cruentos hechos que se circunscriben en la continua violación a los derechos humanos que viene realizando Israel sobre la población árabe palestina.

Así como la impunidad y la escandalosa corrupción que se ve en la justicia argentina que suele planchar causas en las que se hallan involucrados sujetos influyentes, a nivel global los influyentes sectores del sionismo –politico y financiero- pretenden lograr el mismo objetivo ante estas instancias internacionales. Detener la posible citación de oficiales de las FDI, de las “Shin Bet” y de la “Shabak” e incluso a los altos funcionarios políticos israelíes como el mismo Benjamón Netanyahu  es una de las preocupaciones que más inquieta a Tel Aviv.

Durante las dos últimas décadas Tel Aviv ha venido refinando sus métodos por tratar de borrar la identidad cultural, política y religiosa de Palestina llegando  en su último intento y con el inestimable apoyo de la Casa Blanca, a prefabricar una Solución final palestina, mediante un supuesto acuerdo en el cual ni árabes ni palestinos han participado.  En resumén, se trata de otra estafa histórica y contraria al derecho internacional por la cual Israel pretende justificar sus usurpaciones territoriales a punta de fusil.

La  firma de éste mal llamado “Acuerdo del Siglo” en torno a la situación de Palestina  ha creado una ola de manifestaciones en contra alrededor del mundo en las cuales incluso se han manifestado sectores del judaísmo que rechazan abiertamente las políticas del estado de Israel. Las mismas han sido tan contundentes y variadas que se puede asegurar que dicho acuerdo ha nacido muerto.

Con ese pretendido acuerdo que ya había sido diagramado por el yerno del presidente estadounidense Jared Kushner y respaldado por los representantes de las principales organizaciones sionistas estadounidenses, Washington por intermedio de Trump pretende legitimar las usurpaciones territoriales israelíes y al mismo tiempo, Tel Aviv planea lavarse las manos de cada uno de los  crímenes, como el cometido tan solo hace unos días contra el joven palestino Mohamed Al Naem[1], aplastado y arrastrado por un Bulldoser militar israelí en el límite con la Franja de Gaza. El hecho (como el que le costo la vida a la pacifista estadounidense Rachel Corrie[2]) fue captado en cámara y fotografiado desde varios ángulos dejando en evidencia el grado de criminalidad de las acciones israelíes. A pesar de ello, los medios occidentales fueron renuentes a publicarlo con la importancia del caso.

Nada nuevo para la cruda realidad que viven los palestinos quienes a lo largo de la ocupación han sufrido muchos casos similares a esta aberración criminal.
Torturas israelies

Sin dudas, este hecho se agregará a la extensa lista de causas criminales que han comenzado a procesarse ante la Corte Penal Internacional y que de no ser obstaculizadas por misteriosas interferencias o retrasos interminables,  iran incrementándose con el paso de los años, referentes a miles de crímenes de guerra y lesa humanidad que durante años fueron cometidos y siguen cometiéndose por los agentes israelíes, sus colonos ultraderechistas y grupos de mercenarios que se camuflan como colonos para realizar asesinatos de pobladores palestinos de toda edad y genero.

La base legal que sustenta estos procesamientos criminales además de la preceptiva del Estatuto de Roma[3] se encuentran fundados en las Opiniones Consultivas de la Corte Internacional de Justicia,  de las 17 Resoluciones del Consejo de Seguridad emitidas entre 1948 a 1996 referidas al estatus internacional de Jerusalem;  de las 26 Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (hasta el año 2002) referias a la imperiosa necesidad de aplicar el IV Convenio de Ginebra en favor de Palestina como territorio ocupado; de las  9 Resoluciones sobre la situación de los asentamientos ilegales construidos por el estado de Israel y toda la casuística que se ha venido dando hasta el presente.

El incremento de las brutalidades y las provocaciones contra los palestinos coinciden con la injerencia estadounidense en Siria y en especial desde la declaración ilegitima de Jerusalem como capital de Israel. Esto ha hecho que Netanyahu y toda el ala ultraderechista israelí goce de la impunidad mediática occidental que oculta y/o desinforma sobre los hechos que allí ocurren. Otro factor importante para este avasallamiento es la complicidad de Arabia Saudita.

El blanqueo de las relaciones entre Riad y Tel Aviv, dejo al descubierto una asociación política contranatura que ya venía trabajando en las sombras desde hace varios años. Esto ha servido para que Netanyahu y un amplio sector de los medios occidentales afirmen que Israel cuenta con el apoyo del mundo árabe-islámico para proceder como lo hace. De este modo justifica sus arbitrariedades contra la población árabe palestina.  Sin lugar a dudas, se trata de un argumento falaz. Ni el reino saudita representa al mundo árabe y mucho menos al islámico.

La monarquía saudita liderada por Mohamed Ben Salman está lejos de liderar a los árabes en general, máxime cuando además de estar involucrado en las operaciones de EEUU e Israel por desestabilizar los gobiernos laicos de la región, ha sido el autor intelectual de la desaparición del periodista Yamal Khashogy y el impulsor de la guerra fraticida contra los árabes musulmanes de Yemen en la cual –vale recordar- intervienen mercenarios estadounidenses y elementos israelíes.

La existencia de estrechas relaciones de muchos países árabes (en particular los norafricanos) con Riad, se apoya en meras conveniencias políticas y económicas pero nada más. Para ser más exactos, son los gobiernos y sus elites quienes mantienen estas relaciones privilegiadas. A nivel de la opinión pública de la población árabe en general –sin distinción de credos religiosos- las criticas y los cuestionamientos por lo que esta sucediendo con Palestina son continuas y abrumadoras.

En el mundo islámico, que va más allá de lo árabe, esta mucho más diversificado en el tenor de las opiniones y sus demostraciones de oposición a lo arreglado por Trump y Netanyahu, trascienden las fronteras. En algunos países islámicos no árabes como Pakistán, Irán y Afganistán el sentir de la causa palestina es muy profundo y actualmente el tema es abordado tanto por individuos como por asociaciones que siguen de cerca la problemática. En occidente también existe una importante comunidad islámica que es parte de la UMMA (Comunidad) y la cual expresa sus inquietudes por diversas vías, despertando la atención y reacciones dentro de una importante parte de la intelectualidad occidental.

Una de las reacciones más difundidas en occidente es el movimiento BDS, una iniciativa fundada en 2005 que llama al Boicot, la Desinversión y Sanciones contra las empresas e individuos que comercian y lucran con el estado de Israel y que actualmente los poderosos lobbies sionistas enquistados en los centro de poder occidentales, mediante propuestas legislativas en el Congreso de EEUU y de algunos países de Europa tratan de censurar y anular acusándoles falsamente de ser difusores del odio.
Demoliendo casa palestina en Jerusalem

Otra de estas reacciones es la que se manifestó mediante la publicación por parte de académicos canadienses de una sentencia que expidió hace un tiempo el Tribunal de Crímenes de Guerra de Kuala Lumpur, Malasia en 2013. Este fallo ejemplar fue únicamente publicado en medios del sur de Asia y solamente reproducido para el mundo por el medio ruso RT. Tal vez usted jamás oyó hablar de este país asiático o incluso no sepa donde se ubica en el mapa Malasia y mucho menos la existencia de esta sentencia que condeno al estado de Israel y al primer ministro Benjamín Netanyahu por la comisión de reiterados y extensos crímenes contra la humanidad contra la población palestina.

El tribunal malayo se expidió en el marco del análisis de las incontables pruebas existentes sobre las bestialidades que viene cometiendo el estado de Israel sobre la población árabe-palestina.

Aquel fallo, en su parte medular sentenció: "Desde 1948 y hasta la fecha, el Estado de Israel (en lo sucesivo," el Demandado ") llevó a cabo contra el pueblo palestino una serie de actos, a saber, asesinatos, lesiones corporales graves e infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción física. ... Dicha conducta constituye el delito de genocidio en virtud del derecho internacional, incluida la Convención sobre la prevención y el castigo del genocidio de 1948 ("la Convención sobre genocidio"), en particular el artículo II y se sanciona con arreglo al artículo III de dicha Convención. También constituye el delito de genocidio estipulado en el Artículo 10 de la Carta de la Fundación Kuala Lumpur para criminalizar la guerra". 
judíos que se oponen al sionismo israelí

Como era de esperar, este pronunciamiento fue ignorado por los gobiernos de occidente no solo por la poderosa influencia que moviliza el sionismo a nivel de medios en occidente sino también, por ese prurito decimonónico que aún campea por Latinoamerica y en particular en Argentina que se resume en el dicho que reza “Sino viene de EEUU o Europa, no existe”. 
Tampoco es motivo de análisis en los claustros académicos argentos que siguen sumidos en ideologismos perimidos (discutiendo de derechas  e izquierdas) raleando el abordaje de causas tan complejas como la Palestina. Ello demuestra la obtusa mentalidad académica que aún pervive en el sector intelectual y académico de la sociedad argentina, teñida de preconceptos y prejuicios muy bien manipulados por el intelectualismo sionista local.

Si en aquellos momentos los personeros en Tel Aviv y sus partidarios en Buenos Aires, New York y Washington se echaron a reír ante esta condena del tribunal malayo, hoy no sucede lo mismo. Es más, la candente actualidad y la probada brutalidad con la que se sostiene un estado colonialista como Israel, ha causado profundas grientas dentro del seno de la misma sociedad israelí y del judaísmo como comunidad global. Y es que es una realidad imposible de ocultar que el estado de Israel se viene extendiendo terrotorialmente a la fuerza y a costa de la vida y bienes de los palestinos.

Algunos argumentos tendientes a maquillar esto han sido los referidos al adelanto y los beneficios en la calidad de vida que los emprendimientos edilicios traen para la vida de los árabes palestinos, la urbanización y tendido de servicios en amplias zonas desérticas en las cuales vivían respetando sus costumbres e idiosincrasias.  Pero la realidad, es que esos asentamientos, esos servicios y los parquisamientos de terrenos árabes robados van a parar a manos de colonos que Israel importa desde todas partes del globo (incluyendo Argentina) con la complicidad de empresas y personajes del mundo de las inversiones con bases de operaciones en Buenos Aires, Río de Janeiro y New York.

Viendo todo esto ¿Alguien puede creer que estos crímenes de guerra y lesa humanidad no sean juzgables?


[1] Middleeasteye.net. “Brutalidad sin precedentes': la familia de palestinos destrozados por una excavadora condenan a Israel”, 24 de febrero de 2020. https://www.middleeasteye.net/news/unprecedented-brutality-family-palestinian-mangled-bulldozer-condemn-israel?fbclid=IwAR09bMZsaGzl23qdjl0wA39InbkiEBpm6xSeIC4b0qARLtN9piwQBQuZbIk
[2] CLARIN. “Un bulldozer israelí aplastó a una pacifista”, 17 de Marzo 2003, https://www.clarin.com/ediciones-anteriores/bulldozer-israeli-aplasto-pacifista_0_S1-wXzlAKl.html
[3] Dicho cuerpo normativo prevee la punibilidad de  los crímenes más aberrantes contra los seres humanos y tiene aplicación en el ámbito de la Corte Penal Internacional (CPI) y entro en vigencia el 17 de julio de 1998. http://www.iccnow.org/documents/CICC_PreguntasyRespuestas_CPI_jul2012_SP.pdf

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