“COSA JUZGABLE”
Si el valor
justicia tiene un alcance universal ¿Por qué existen presiones para no procesar
los crímenes de guerra y lesa humanidad de Israel contra la población de
Palestina?
Por Charles H. Slim
¿Por qué existen causas judiciales que aparentemente no
pueden procesarse? La respuesta es, por las presiones que se imprimen. Ello a
cuento de la continua presión que existe sobre la Corte Penal Internacional para
que no sean procesados los cruentos hechos que se circunscriben en la continua violación
a los derechos humanos que viene realizando Israel sobre la población árabe
palestina.
Así como la impunidad y la escandalosa corrupción
que se ve en la justicia argentina que suele planchar causas en las que se
hallan involucrados sujetos influyentes, a nivel global los influyentes
sectores del sionismo –politico y
financiero- pretenden lograr el mismo objetivo ante estas instancias
internacionales. Detener la posible citación de oficiales de las FDI, de las
“Shin Bet” y de la “Shabak” e incluso a los altos funcionarios políticos
israelíes como el mismo Benjamón Netanyahu es una de las preocupaciones que más inquieta
a Tel Aviv.
Durante las dos últimas décadas Tel Aviv ha venido
refinando sus métodos por tratar de borrar la identidad cultural, política y
religiosa de Palestina llegando en su
último intento y con el inestimable apoyo de la Casa Blanca, a prefabricar una Solución final palestina, mediante un
supuesto acuerdo en el cual ni árabes ni palestinos han participado. En resumén, se trata de otra estafa histórica y
contraria al derecho internacional por la cual Israel pretende justificar sus
usurpaciones territoriales a punta de fusil.
La firma de
éste mal llamado “Acuerdo del Siglo” en torno a la situación de Palestina ha creado una ola de manifestaciones en contra
alrededor del mundo en las cuales incluso se han manifestado sectores del
judaísmo que rechazan abiertamente las políticas del estado de Israel. Las
mismas han sido tan contundentes y variadas que se puede asegurar que dicho acuerdo
ha nacido muerto.
Con ese pretendido acuerdo que ya había sido
diagramado por el yerno del presidente estadounidense Jared Kushner y respaldado
por los representantes de las principales organizaciones sionistas
estadounidenses, Washington por intermedio de Trump pretende legitimar las
usurpaciones territoriales israelíes y al mismo tiempo, Tel Aviv planea lavarse
las manos de cada uno de los crímenes,
como el cometido tan solo hace unos días contra el joven palestino Mohamed Al
Naem[1],
aplastado y arrastrado por un Bulldoser militar israelí en el límite con la
Franja de Gaza. El hecho (como el que le costo la vida a la pacifista
estadounidense Rachel Corrie[2])
fue captado en cámara y fotografiado desde varios ángulos dejando en evidencia
el grado de criminalidad de las acciones israelíes. A pesar de ello, los
medios occidentales fueron renuentes a publicarlo con la importancia del caso.
Nada nuevo para la cruda realidad que viven los
palestinos quienes a lo largo de la ocupación han sufrido muchos casos
similares a esta aberración criminal.
Torturas israelies |
Sin dudas, este hecho se agregará a la extensa lista
de causas criminales que han comenzado a procesarse ante la Corte Penal
Internacional y que de no ser obstaculizadas por misteriosas interferencias o
retrasos interminables, iran
incrementándose con el paso de los años, referentes a miles de crímenes de
guerra y lesa humanidad que durante años fueron cometidos y siguen cometiéndose
por los agentes israelíes, sus colonos ultraderechistas y grupos de mercenarios
que se camuflan como colonos para realizar asesinatos de pobladores palestinos
de toda edad y genero.
La base legal que sustenta estos procesamientos criminales
además de la preceptiva del Estatuto de Roma[3] se
encuentran fundados en las Opiniones Consultivas de la Corte Internacional de
Justicia, de las 17 Resoluciones del
Consejo de Seguridad emitidas entre 1948 a 1996 referidas al estatus
internacional de Jerusalem; de las 26
Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (hasta el año 2002)
referias a la imperiosa necesidad de aplicar el IV Convenio de Ginebra en favor
de Palestina como territorio ocupado; de las 9 Resoluciones sobre la situación de los
asentamientos ilegales construidos por el estado de Israel y toda la casuística
que se ha venido dando hasta el presente.
El incremento de las brutalidades y las
provocaciones contra los palestinos coinciden con la injerencia estadounidense
en Siria y en especial desde la declaración ilegitima de Jerusalem como capital
de Israel. Esto ha hecho que Netanyahu y toda el ala ultraderechista israelí
goce de la impunidad mediática occidental que oculta y/o desinforma sobre los
hechos que allí ocurren. Otro factor importante para este avasallamiento es la
complicidad de Arabia Saudita.
El blanqueo de las relaciones entre Riad y Tel Aviv,
dejo al descubierto una asociación política contranatura que ya venía
trabajando en las sombras desde hace varios años. Esto ha servido para que
Netanyahu y un amplio sector de los medios occidentales afirmen que Israel
cuenta con el apoyo del mundo árabe-islámico para proceder como lo hace. De
este modo justifica sus arbitrariedades contra la población árabe palestina. Sin lugar a dudas, se trata de un argumento
falaz. Ni el reino saudita representa al mundo árabe y mucho menos al islámico.
La monarquía saudita liderada por Mohamed Ben Salman
está lejos de liderar a los árabes en general, máxime cuando además de estar
involucrado en las operaciones de EEUU e Israel por desestabilizar los
gobiernos laicos de la región, ha sido el autor intelectual de la desaparición
del periodista Yamal Khashogy y el impulsor de la guerra fraticida contra los
árabes musulmanes de Yemen en la cual –vale
recordar- intervienen mercenarios estadounidenses y elementos israelíes.
La existencia de estrechas relaciones de muchos
países árabes (en particular los norafricanos) con Riad, se apoya en meras conveniencias
políticas y económicas pero nada más. Para ser más exactos, son los gobiernos y
sus elites quienes mantienen estas relaciones privilegiadas. A nivel de la
opinión pública de la población árabe en general –sin distinción de credos religiosos- las criticas y los
cuestionamientos por lo que esta sucediendo con Palestina son continuas y abrumadoras.
En el mundo islámico, que va más allá de lo árabe,
esta mucho más diversificado en el tenor de las opiniones y sus demostraciones
de oposición a lo arreglado por Trump y Netanyahu, trascienden las fronteras.
En algunos países islámicos no árabes como Pakistán, Irán y Afganistán el
sentir de la causa palestina es muy profundo y actualmente el tema es abordado
tanto por individuos como por asociaciones que siguen de cerca la problemática.
En occidente también existe una importante comunidad islámica que es parte de
la UMMA (Comunidad) y la cual expresa sus inquietudes por diversas vías,
despertando la atención y reacciones dentro de una importante parte de la
intelectualidad occidental.
Una de las reacciones más difundidas en occidente es
el movimiento BDS, una iniciativa fundada en 2005 que llama al Boicot, la
Desinversión y Sanciones contra las empresas e individuos que comercian y lucran
con el estado de Israel y que actualmente los poderosos lobbies sionistas enquistados
en los centro de poder occidentales, mediante propuestas legislativas en el
Congreso de EEUU y de algunos países de Europa tratan de censurar y anular
acusándoles falsamente de ser difusores del odio.
Demoliendo casa palestina en Jerusalem |
Otra de estas reacciones es la que se manifestó
mediante la publicación por parte de académicos canadienses de una sentencia
que expidió hace un tiempo el Tribunal de Crímenes de Guerra de Kuala Lumpur,
Malasia en 2013. Este fallo ejemplar fue únicamente publicado en medios del sur
de Asia y solamente reproducido para el mundo por el medio ruso RT. Tal vez
usted jamás oyó hablar de este país asiático o incluso no sepa donde se ubica
en el mapa Malasia y mucho menos la existencia de esta sentencia que condeno al
estado de Israel y al primer ministro Benjamín Netanyahu por la comisión de
reiterados y extensos crímenes contra la humanidad contra la población
palestina.
El tribunal malayo se expidió en el marco del
análisis de las incontables pruebas existentes sobre las bestialidades que
viene cometiendo el estado de Israel sobre la población árabe-palestina.
Aquel fallo, en su parte medular sentenció: "Desde 1948 y hasta la fecha, el Estado
de Israel (en lo sucesivo," el Demandado ") llevó a cabo contra el
pueblo palestino una serie de actos, a saber, asesinatos, lesiones corporales
graves e infligir deliberadamente condiciones de vida calculadas para provocar
la destrucción física. ... Dicha conducta constituye el delito de genocidio en
virtud del derecho internacional, incluida la Convención sobre la prevención y
el castigo del genocidio de 1948 ("la Convención sobre genocidio"),
en particular el artículo II y se sanciona con arreglo al artículo III de dicha
Convención. También constituye el delito de genocidio estipulado en el Artículo
10 de la Carta de la Fundación Kuala Lumpur para criminalizar la guerra".
judíos que se oponen al sionismo israelí |
Como era de esperar, este pronunciamiento fue
ignorado por los gobiernos de occidente no solo por la poderosa influencia que
moviliza el sionismo a nivel de medios en occidente sino también, por ese
prurito decimonónico que aún campea por Latinoamerica y en particular en
Argentina que se resume en el dicho que reza “Sino viene de EEUU o Europa, no existe”.
Tampoco es motivo de análisis en los claustros académicos argentos que siguen sumidos
en ideologismos perimidos (discutiendo de derechas e izquierdas) raleando el abordaje de causas
tan complejas como la Palestina. Ello demuestra la obtusa mentalidad académica
que aún pervive en el sector intelectual y académico de la sociedad argentina,
teñida de preconceptos y prejuicios muy bien manipulados por el intelectualismo
sionista local.
Si en aquellos momentos los personeros en Tel Aviv y
sus partidarios en Buenos Aires, New York y Washington se echaron a reír ante
esta condena del tribunal malayo, hoy no sucede lo mismo. Es más, la candente
actualidad y la probada brutalidad con la que se sostiene un estado colonialista
como Israel, ha causado profundas grientas dentro del seno de la misma sociedad
israelí y del judaísmo como comunidad global. Y es que es una realidad
imposible de ocultar que el estado de Israel se viene extendiendo
terrotorialmente a la fuerza y a costa de la vida y bienes de los palestinos.
Algunos argumentos tendientes a maquillar esto han
sido los referidos al adelanto y los beneficios en la calidad de vida que los
emprendimientos edilicios traen para la vida de los árabes palestinos, la
urbanización y tendido de servicios en amplias zonas desérticas en las cuales
vivían respetando sus costumbres e idiosincrasias. Pero la realidad, es que esos asentamientos,
esos servicios y los parquisamientos de terrenos árabes robados van a parar a manos
de colonos que Israel importa desde todas partes del globo (incluyendo
Argentina) con la complicidad de empresas y personajes del mundo de las
inversiones con bases de operaciones en Buenos Aires, Río de Janeiro y New
York.
Viendo todo esto ¿Alguien puede creer que estos crímenes
de guerra y lesa humanidad no sean juzgables?
[1]
Middleeasteye.net. “Brutalidad sin precedentes': la familia de palestinos
destrozados por una excavadora condenan a Israel”, 24 de febrero de 2020. https://www.middleeasteye.net/news/unprecedented-brutality-family-palestinian-mangled-bulldozer-condemn-israel?fbclid=IwAR09bMZsaGzl23qdjl0wA39InbkiEBpm6xSeIC4b0qARLtN9piwQBQuZbIk
[2]
CLARIN. “Un bulldozer israelí aplastó a una pacifista”, 17 de Marzo 2003, https://www.clarin.com/ediciones-anteriores/bulldozer-israeli-aplasto-pacifista_0_S1-wXzlAKl.html
[3]
Dicho cuerpo normativo prevee la punibilidad de
los crímenes más aberrantes contra los seres humanos y tiene aplicación
en el ámbito de la Corte Penal Internacional (CPI) y entro en vigencia el 17 de
julio de 1998. http://www.iccnow.org/documents/CICC_PreguntasyRespuestas_CPI_jul2012_SP.pdf
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